Un día de 1983
He soñado que daba a luz una niña. Todo salía bien. Un bebé sano y con el pelo negro. Yo estaba feliz.
Días después el mismo año
He soñado que estaba embarazada. Me he visto con un pichi y ropa de embarazada.
Días después el mismo año
He soñado que me quedaba embarazada. Me he visto ilusionada y feliz.
Un año después descubría que estaba embarazada. No lo buscábamos, yo tenia 21 años y mi compañero 22, ambos trabajábamos y llevábamos cuatro años juntos pero no nos habíamos planteado aun el futuro, simplemente éramos jóvenes.
La noticia en un principio nos ilusionó pero tras hablar con sus padres y mi madre las cosas cambiaron.
A pesar del disgusto inicial de mi madre, me presto todo su apoyo en fuera cual fuera la decisión que tomara y en su cabeza, mucho más rápida que la mía, se inicio todo un proceso de normalización y una lista de proyectos a realizar antes del nacimiento.
Con mis suegros todo fue diferente. Se negaron en rotundo ha colaborar en nada, querían desentenderse y lo hicieron. Mi marido es hijo único y la única referencia familiar hasta entonces eran sus padres. El hecho de ser hijo único no le proporcionó nada de lo que se supone tienen los que se crían solos. No hubo cariño, ni siquiera afecto, le obligaron a dejar los estudios y empezar a trabajar para recuperar el dinero que habían invertido en él, en su educación, por eso el que yo me hubiera quedado embarazada suponía que ellos deberían renunciar a ese dinero que exigían y no estaban dispuestos ha hacerlo. Ella se encargo de ir sembrando todo tipo de dudas en mi marido y lo hacia día a día, en cuanto a mi, me llamó todos los días durante cinco meses para decirme que su hijo no se iba a casar conmigo, que se limitaría a reconocer a mi hija y nada más, y yo que ya estaba más que quemada le decía todo lo que pensaba de ella y le informaba que maldita la falta que le hacia a mi hija los apellidos de ellos y que ni mucho menos pensaba casarme con su hijo solo por estar embarazada.
Un día le pregunte que pensaba de todo lo que estaba pasando y si estaba convencido de que me quería ... y se quedo callado, en ese mismo momento me despedí de él y le desee buena suerte. No podía estar con alguien que dudaba. Fue duro, muy duro, de repente la persona en la que yo confiaba y a la que amaba me había decepcionado, todos los estereotipos del amor se me habían caído.
Cuatro meses después me llamó, quería hablar conmigo y no pude negarme. Estaba destrozado, sus padres habían minado poco a poco su autoestima pero se dio cuenta de lo que me quería y venia dispuesto a suplicar perdón y hacer todo lo que fuera para que estuviéramos juntos, no quería saber nada de sus padres, y nos dimos otra oportunidad. Su familia es la mía y no tiene relación alguna con sus padres, ni siquiera asistieron al bautizo de su nieta estando invitados. Hemos sobrevivido sin ellos.
A lo largo de los años ha habido momentos intensos, sublimes, memorables, también hemos sufrido crisis y muchas e incluso algún conato de separación pero seguimos juntos y el amor sigue ahí, donde tiene que estar.
No estábamos preparados para ser padres, pero hemos tratado de hacerlo lo mejor que sabíamos. Nuestra hija fue nuestro mejor regalo. Nos habremos equivocado muchas veces, seguro, pero la queremos más que a nadie y eso no admite duda. Hemos crecido y madurado casi a la vez que ella, pero si algo teníamos claro era que nunca pudiera dudar del amor que la tenemos, que siempre tuviera claro que estábamos ahí para lo bueno y lo malo y que podía contar con nosotros para todo.
He soñado que daba a luz una niña. Todo salía bien. Un bebé sano y con el pelo negro. Yo estaba feliz.
Días después el mismo año
He soñado que estaba embarazada. Me he visto con un pichi y ropa de embarazada.
Días después el mismo año
He soñado que me quedaba embarazada. Me he visto ilusionada y feliz.
Un año después descubría que estaba embarazada. No lo buscábamos, yo tenia 21 años y mi compañero 22, ambos trabajábamos y llevábamos cuatro años juntos pero no nos habíamos planteado aun el futuro, simplemente éramos jóvenes.
La noticia en un principio nos ilusionó pero tras hablar con sus padres y mi madre las cosas cambiaron.
A pesar del disgusto inicial de mi madre, me presto todo su apoyo en fuera cual fuera la decisión que tomara y en su cabeza, mucho más rápida que la mía, se inicio todo un proceso de normalización y una lista de proyectos a realizar antes del nacimiento.
Con mis suegros todo fue diferente. Se negaron en rotundo ha colaborar en nada, querían desentenderse y lo hicieron. Mi marido es hijo único y la única referencia familiar hasta entonces eran sus padres. El hecho de ser hijo único no le proporcionó nada de lo que se supone tienen los que se crían solos. No hubo cariño, ni siquiera afecto, le obligaron a dejar los estudios y empezar a trabajar para recuperar el dinero que habían invertido en él, en su educación, por eso el que yo me hubiera quedado embarazada suponía que ellos deberían renunciar a ese dinero que exigían y no estaban dispuestos ha hacerlo. Ella se encargo de ir sembrando todo tipo de dudas en mi marido y lo hacia día a día, en cuanto a mi, me llamó todos los días durante cinco meses para decirme que su hijo no se iba a casar conmigo, que se limitaría a reconocer a mi hija y nada más, y yo que ya estaba más que quemada le decía todo lo que pensaba de ella y le informaba que maldita la falta que le hacia a mi hija los apellidos de ellos y que ni mucho menos pensaba casarme con su hijo solo por estar embarazada.
Un día le pregunte que pensaba de todo lo que estaba pasando y si estaba convencido de que me quería ... y se quedo callado, en ese mismo momento me despedí de él y le desee buena suerte. No podía estar con alguien que dudaba. Fue duro, muy duro, de repente la persona en la que yo confiaba y a la que amaba me había decepcionado, todos los estereotipos del amor se me habían caído.
Cuatro meses después me llamó, quería hablar conmigo y no pude negarme. Estaba destrozado, sus padres habían minado poco a poco su autoestima pero se dio cuenta de lo que me quería y venia dispuesto a suplicar perdón y hacer todo lo que fuera para que estuviéramos juntos, no quería saber nada de sus padres, y nos dimos otra oportunidad. Su familia es la mía y no tiene relación alguna con sus padres, ni siquiera asistieron al bautizo de su nieta estando invitados. Hemos sobrevivido sin ellos.
A lo largo de los años ha habido momentos intensos, sublimes, memorables, también hemos sufrido crisis y muchas e incluso algún conato de separación pero seguimos juntos y el amor sigue ahí, donde tiene que estar.
No estábamos preparados para ser padres, pero hemos tratado de hacerlo lo mejor que sabíamos. Nuestra hija fue nuestro mejor regalo. Nos habremos equivocado muchas veces, seguro, pero la queremos más que a nadie y eso no admite duda. Hemos crecido y madurado casi a la vez que ella, pero si algo teníamos claro era que nunca pudiera dudar del amor que la tenemos, que siempre tuviera claro que estábamos ahí para lo bueno y lo malo y que podía contar con nosotros para todo.
Ainsss... esta si que es una verdadera historia de amor.
ResponderEliminarBuff... con el pañuelillo al lado estoy.
Los padres de hijos únicos no siempre se desviven por su descendencia con mimos y arrumacos sino que, si sólo han tenido un hijo, es porque no les gustan demasiado los niños y no repiten.
ResponderEliminarEse fue mi caso de hija única, al menos por parte de madre.
Un besazo laMar.
Me ha gustado la historia, suerte para la peqieña
Hola Anita! Jejeje, si, con su drama y su final feliz.
ResponderEliminarLa verdad es que está muy resumida, da para muchos post, pero bueno, poco a poco iré ampliando los detalles.
Un abrazo enorme
Hola Quieretemucho! pensé que mi suegra era la única madre desnaturalizada pero ya veo que no.
La niña ya es madre, mi niño precioso me lo ha dado ella.
Un abrazo enorme
durísima tu historia pero así y todo cuánto bueno se puede sacar de ella:
ResponderEliminaramor
supervivencia
algún perdón
independencia
te aseguro que no es poco
beso muy grande
me encanta esto de ir conociendo poco a poco tu historia
LaMar eso es vivir, cometer errores subsarnarlos, perdonar, pasar malos momentos, dejar y volver y seguir ,y por los ojos de tu hija que estos días colocastes además debe ser bellisima, entonces valio la pena, era necesario para que los dos entendieran,lo mejor hoy contándolo y haciendonos parte de tu vida
ResponderEliminarUn besazo amiga del alma
No se me da la impresión que no tomo el comentario ahora vere si es que estas durmiendo supongo que si , del otro lado las 5:30 aqui la 1:30 ya vere cuando te levantes y revises un beso
ResponderEliminarHola Vir! Ha sido muy duro para mi marido, para mi porque le he visto pasarlo muy mal y para mi hija que no tenia culpa de nada, pero ¿sabes? se han perdido una parte preciosa de la vida, ver crecer a su nieta y ahora conocer a su bisnieto, han renunciado al amor de un hijo maravilloso y se han quedado solos. En el fondo me dan pena.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Hola Bichita! salieron los dos mi niña. Por nuestra hija todo merece la pena. Echando la vista atrás me he dado cuenta que los malos momentos pasan, antes o después pero pasan, simplemente parecen eternos y los buenos son siempre muy cortos.
ResponderEliminarUn abrazo enorme
Hola, LaMar.
ResponderEliminarHe vivido tu historia como si en parte fuese mía. Y no te digo más.
Besos.
Hola Onminayas! Se que no es una historia única. Las hay peores, mejores, distintas, en esta aparece una mujer que nada tiene que ver con tu poema sobre las madres y un hijo que merecía algo mejor. Hay muchos capítulos que escribir de esta historia y lo haré para que desaparezca la culpabilidad en el corazón de mi marido, él nunca lo reconocerá pero yo veo su dolor.
ResponderEliminarUn abrazo enorme
Me encanto tu relato. Mi madre siempre dice, que los bebes no se piden, llegan, te sorprenden cuando menos los esperas, que ellos mandan, ellos deciden cuando vienen y cuando se van y a partir del momento en que hay un bebe en camino el es el jefe y no se puede ir en contra de eso. Me alegro que al menos hayas tenido el apoyo de tu madre.
ResponderEliminarBesos para vos y para tu hija :)
Es preciosa tu historia de amor. Sueños convertidos en realidad. Abrazos
ResponderEliminarHola Inti! Sabia tu madre, pero siempre tienes el poder de decidir continuar o no. Mi madre me puso todas las opciones en la mesa incluido el aborto y fui yo la que decidí que quería tenerla. Hoy en día nuestra hija nos ha hecho abuelos de un niño precioso que mañana cumple nueve meses.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Hola Ligia! Bonita y dramática como tienen que ser las historias de amor ¿no? reúne todos los ingredientes.
Un abrazo enorme