A lo largo de mi vida he conocido a muchas personas. Unas forman parte de mi mundo, otras estuvieron pero tomaron caminos diferentes y de otras simplemente no queda ni el nombre.
Cuando aun era una niña, recuerdo la importancia de las amigas, esas con las jugaba en el recreo o en las tardes de buen tiempo en El Retiro.
- ¡Mama!, mi amiga Marta me ha dicho que ...
- ¡Mama!, Marta no me ajunta ...
- ¡Mama!, María no quiere jugar conmigo ...
Mi colegio era femenino (os hablo de mediados de los sesenta y primeros de los setenta) y nosotras encantadas porque los niños sólo estorbaban.
Yo me quedaba a comer así que el grupo de amigas lo formábamos las que estábamos más tiempo juntas. Eramos inseparables.
En todos los grupos siempre hay un líder y nosotras también la teníamos. Era la que decidía a que jugábamos y cuando y la seguíamos a pies juntillas. También era la que lo sabia todo, la que nos descubría los misterios de la vida.
Ella fue la que nos informó con cara de mayor y de "pobrecitas de lo que se van ha enterar" que los Reyes Magos no existían, que eran los padres.
- ¡Mamaaaaaaaaaaa! Susana dice que los Reyes Magos no existen.
Y mi pobre madre con cara de pena por la inocencia perdida me confirmo la triste noticia, pero recurrió a "que ya era mayor" para que no se lo contara a mi hermano porque aun era pequeño (sólo le llevo un año). Y con este pacto consiguió mi silencio.
De la misma manera nos enteramos de que ¡tampoco existía el Ratoncito Pérez!
- ¡Mamaaaaaaaaa! Susana dice ...
Y mi madre la misma cara de pena y cierto aire de "a Susana la voy a matar."
- ¿Sabéis? a los niños no los trae la cigüeña, salen de la tripa de las mamás.
- ¡Hala! ¿si? ¿y como se meten ahí?
- No se meten tonta, están siempre ahí pero son muy pequeñitos. Cuando los papás le dan un beso en la boca a las mamás empiezan a crecer y cuando son grandes el medico los saca.
- ¡Mamaaaaaaaaaaaaa! que Susana dice que los niños ...
A estas alturas mi madre estaba dispuesta a cargarse a Susana.
Y mientras mis amigas espiaban a sus padres para ver si iban a tener algún hermanito, yo estaba tan tranquila porque mi mamá no tenia a mi papá para darle besos.
Y seguíamos creciendo entre juegos y confidencias. De repente un día en clase de gimnasia nos dimos cuenta de que una compañera llevaba sujetador y fuimos corriendo a ver que la pasaba. No le pasaba nada malo, como es lógico, simplemente su cuerpo estaba cambiando.
- ¿Y a nosotras también nos van a crecer las tetas?
- Pues claro ¿o no ves que todas las mujeres las tienen?
Pues no, nunca había pensado en mí como mujer ¡era una niña!
- ¡Mamaaaaaaaaaaaaaaa! ...
Pero no solo tuvimos que empezar a llevar sujetador (los de entonces picaban como demonios que no existía la lycra), sino que empezaron a salirnos pelos donde no pensábamos que pudieran salir y nos mirábamos las unas a las otras para descubrir si había más cosas que nos tenían que cambiar.
- ¡Mamaaaaaaa! ...
- No te preocupes hija, que con la cera te los quito y ni se nota.
- ¿Qué cera? ¿esa que calientas en ese cacharro pringoso?
- Si, pero no te preocupes que no te vas a enterar.
- ¿Como que no me voy a enterar si me vas a poner encima una cosa que quema y luego me vas a dar un tirón? Además ¿Para que salen estos pelos si luego hay que quitarlos cada dos por tres porque siguen creciendo?
- Cariño es que te estas haciendo mujer.
- ¡Pues yo no quiero ser mujer!
Y Susana nos seguía "educando" en los misterios de la vida, porque los cambios no habían terminado, quedaba el premio gordo. En aquellos tiempos había temas que en casa no se hablaban, pero que nos importaba a nosotras ¡si teníamos a Susana!
Gracias a ella nos enteramos que llegado el momento una vez al mes sangrábamos durante tres o cuatro días y que ¡encima dolía! Ante tanta cantidad de información no deseada yo me callaba, pensando que a mi eso no me iba a pasar.
- ¡MAMAAAAAAAA!
- ¿Qué te ha pasado? (llegó corriendo y con los ojos desorbitados porque mi grito se había oído en todo Madrid).
- ¡Ay hija que susto me has dado! contestó mientras yo le enseñaba la prueba de mi "cambio."
- No pasa nada cariño, ¡ya eres mujer! sólo eso. Mira te tienes que poner una compresa así ... Y ahora tienes que tener cuidado con los chicos, no dejes que te toquen porque a partir de ahora vas a llamar la atención y tienes que ser decente que así los chicos te valoraran más.
¿Como que ya era mujer y que sólo era eso? ¿Y que tienen que ver los chicos en esto? Que no, que estaba sangrando y ¿Qué era eso de que ahora me tenia que poner esos "pañales"? Porque eran unos tubos de gasa rellenos de un montón de capas de algodón que abultaban más que una cajetilla de tabaco y por supuesto no tenían adhesivo, ni alas, ni celulosa ultra absorbente, ni venían en discretos envoltorios, ni se sabia lo que era la palabra "extraplana."
- Pero mamá Susana dice que hay unas cosas que se llaman tampones ...
- ¡Mira estoy de Susana hasta el moño! y de tampones nada, que eso no puede ser bueno.
Pero ¿Como que no? ¡Si son el mejor invento después de la lavadora!
Y las hormonas empezaron de repente a tener vida propia, empezamos a sentir cosas que no conocíamos, pero ahí estaba Susana para explicarnos todo.
Ella fue la primera que se besó con un chico y por supuesto nos dio todo tipo de detalles, porque nosotras queríamos estar preparadas y saber que teníamos que hacer cuando llegara el momento.
- ¿Qué te metió la lengua en la boca? ¡Que asco!
- Que no da asco, que ya veréis como os gusta.
- Eso lo dirás tú, a mi no me mete la lengua en la boca nadie.
Y apareció el primer amor, ese que es el único, el hombre de mi vida, mi Romeo. Y llegó el primer beso y a éste le sucedieron otros. Como también hubo otros amores, tan dramáticos como corresponde a esa edad.
Acabamos el colegio y cada una siguió su camino, pero me acuerdo de todas ellas, de sus nombres y apellidos, de sus caras ... Todas aportaron su trocito a mi vida y me gusta pensar que ellas también me recuerdan con el mismo cariño.Cuando aun era una niña, recuerdo la importancia de las amigas, esas con las jugaba en el recreo o en las tardes de buen tiempo en El Retiro.
- ¡Mama!, mi amiga Marta me ha dicho que ...
- ¡Mama!, Marta no me ajunta ...
- ¡Mama!, María no quiere jugar conmigo ...
Mi colegio era femenino (os hablo de mediados de los sesenta y primeros de los setenta) y nosotras encantadas porque los niños sólo estorbaban.
Yo me quedaba a comer así que el grupo de amigas lo formábamos las que estábamos más tiempo juntas. Eramos inseparables.
En todos los grupos siempre hay un líder y nosotras también la teníamos. Era la que decidía a que jugábamos y cuando y la seguíamos a pies juntillas. También era la que lo sabia todo, la que nos descubría los misterios de la vida.
Ella fue la que nos informó con cara de mayor y de "pobrecitas de lo que se van ha enterar" que los Reyes Magos no existían, que eran los padres.
- ¡Mamaaaaaaaaaaa! Susana dice que los Reyes Magos no existen.
Y mi pobre madre con cara de pena por la inocencia perdida me confirmo la triste noticia, pero recurrió a "que ya era mayor" para que no se lo contara a mi hermano porque aun era pequeño (sólo le llevo un año). Y con este pacto consiguió mi silencio.
De la misma manera nos enteramos de que ¡tampoco existía el Ratoncito Pérez!
- ¡Mamaaaaaaaaa! Susana dice ...
Y mi madre la misma cara de pena y cierto aire de "a Susana la voy a matar."
- ¿Sabéis? a los niños no los trae la cigüeña, salen de la tripa de las mamás.
- ¡Hala! ¿si? ¿y como se meten ahí?
- No se meten tonta, están siempre ahí pero son muy pequeñitos. Cuando los papás le dan un beso en la boca a las mamás empiezan a crecer y cuando son grandes el medico los saca.
- ¡Mamaaaaaaaaaaaaa! que Susana dice que los niños ...
A estas alturas mi madre estaba dispuesta a cargarse a Susana.
Y mientras mis amigas espiaban a sus padres para ver si iban a tener algún hermanito, yo estaba tan tranquila porque mi mamá no tenia a mi papá para darle besos.
Y seguíamos creciendo entre juegos y confidencias. De repente un día en clase de gimnasia nos dimos cuenta de que una compañera llevaba sujetador y fuimos corriendo a ver que la pasaba. No le pasaba nada malo, como es lógico, simplemente su cuerpo estaba cambiando.
- ¿Y a nosotras también nos van a crecer las tetas?
- Pues claro ¿o no ves que todas las mujeres las tienen?
Pues no, nunca había pensado en mí como mujer ¡era una niña!
- ¡Mamaaaaaaaaaaaaaaa! ...
Pero no solo tuvimos que empezar a llevar sujetador (los de entonces picaban como demonios que no existía la lycra), sino que empezaron a salirnos pelos donde no pensábamos que pudieran salir y nos mirábamos las unas a las otras para descubrir si había más cosas que nos tenían que cambiar.
- ¡Mamaaaaaaa! ...
- No te preocupes hija, que con la cera te los quito y ni se nota.
- ¿Qué cera? ¿esa que calientas en ese cacharro pringoso?
- Si, pero no te preocupes que no te vas a enterar.
- ¿Como que no me voy a enterar si me vas a poner encima una cosa que quema y luego me vas a dar un tirón? Además ¿Para que salen estos pelos si luego hay que quitarlos cada dos por tres porque siguen creciendo?
- Cariño es que te estas haciendo mujer.
- ¡Pues yo no quiero ser mujer!
Y Susana nos seguía "educando" en los misterios de la vida, porque los cambios no habían terminado, quedaba el premio gordo. En aquellos tiempos había temas que en casa no se hablaban, pero que nos importaba a nosotras ¡si teníamos a Susana!
Gracias a ella nos enteramos que llegado el momento una vez al mes sangrábamos durante tres o cuatro días y que ¡encima dolía! Ante tanta cantidad de información no deseada yo me callaba, pensando que a mi eso no me iba a pasar.
- ¡MAMAAAAAAAA!
- ¿Qué te ha pasado? (llegó corriendo y con los ojos desorbitados porque mi grito se había oído en todo Madrid).
- ¡Ay hija que susto me has dado! contestó mientras yo le enseñaba la prueba de mi "cambio."
- No pasa nada cariño, ¡ya eres mujer! sólo eso. Mira te tienes que poner una compresa así ... Y ahora tienes que tener cuidado con los chicos, no dejes que te toquen porque a partir de ahora vas a llamar la atención y tienes que ser decente que así los chicos te valoraran más.
¿Como que ya era mujer y que sólo era eso? ¿Y que tienen que ver los chicos en esto? Que no, que estaba sangrando y ¿Qué era eso de que ahora me tenia que poner esos "pañales"? Porque eran unos tubos de gasa rellenos de un montón de capas de algodón que abultaban más que una cajetilla de tabaco y por supuesto no tenían adhesivo, ni alas, ni celulosa ultra absorbente, ni venían en discretos envoltorios, ni se sabia lo que era la palabra "extraplana."
- Pero mamá Susana dice que hay unas cosas que se llaman tampones ...
- ¡Mira estoy de Susana hasta el moño! y de tampones nada, que eso no puede ser bueno.
Pero ¿Como que no? ¡Si son el mejor invento después de la lavadora!
Y las hormonas empezaron de repente a tener vida propia, empezamos a sentir cosas que no conocíamos, pero ahí estaba Susana para explicarnos todo.
Ella fue la primera que se besó con un chico y por supuesto nos dio todo tipo de detalles, porque nosotras queríamos estar preparadas y saber que teníamos que hacer cuando llegara el momento.
- ¿Qué te metió la lengua en la boca? ¡Que asco!
- Que no da asco, que ya veréis como os gusta.
- Eso lo dirás tú, a mi no me mete la lengua en la boca nadie.
Y apareció el primer amor, ese que es el único, el hombre de mi vida, mi Romeo. Y llegó el primer beso y a éste le sucedieron otros. Como también hubo otros amores, tan dramáticos como corresponde a esa edad.
A Susana Barral
lo recuerdo, creo que es uno de tus post más entrañables ( por lo menos a mí me resultó así)
ResponderEliminarme ha gustado aún más que antes
a veces una relectura es imprescindibles ( y hoy me vino muy bien leerlo, es uno de esos días...)
beso grande
Hola Vir. Si, ya nos conocíamos entonces ¡como pasa el tiempo! Y que contenta estoy de habernos encontrado. Gracias mi niña ;)
ResponderEliminarUn beso enorme
Me acuerdo, pero cuando se relee con el tiempo se le encuentras detalles que quizá en una lectura se pierden..
ResponderEliminarUn gusto inmenso leerte siempre..
Un abrazo
Saludos fraternos..
Los recuerdos de la infancia son de los más bellos, porque las amistades realmente son, se dan, te juntas y ya. Me has hecho recordar muchas cosas. Un fuerte abrazo mi niña
ResponderEliminarHola Adolfo. Si, suele pasar. Al releerlo hubiera cambiado alguna cosa, pero he pensado ¿por que?. Gracias mi querido poeta ;)
ResponderEliminarUn beso enorme
Hola R.C. Es verdad, no hay malicia ni perjuicios. Gracias mi niña ;)
ResponderEliminarUn beso enorme
Ay laMar! Me hiciste recordar taaantas cosas jajajaja. Esos cambios vividos y a veces deseando mejor ser hombre que mujer :P
ResponderEliminarUn beso enorme! Saludos!
hola mi niña como todo lo tuyo genial!!!!a ver si nos encontramos estoy deseosa de hablar contigo TQM.besosssssssssssss
ResponderEliminarHola Gladys. Es que son duros ¿verdad? con lo aqusto que estábamos XD. Gracias mi niña ;)
ResponderEliminarUn beso enorme
Hola Fiaris. ¡Que alegría! Por fin. Me alegro que te haya gustado pero mucho más verte de nuevo. Gracias mi niña ;)
ResponderEliminarUn beso enorme
Me arrancaste una sonrisa, esa inocencia que vamos perdiendo con los años, no? Jajaj, me imagino la cara de tu mamá cuando le ibas con un Susana me dijo que....
ResponderEliminarCuánta ternura en estas líneas!!!
Me gustó mucho!!!
Cariños!!
A ver cuando te pasas por mi blog!
Dios no se si reir o llorar...que contaste mi vida en unas lineas...que asco la niña que rompia toda tu ingenuidad jajajaja
ResponderEliminarMe has hecho recordar la primera vez que mi vecina me hizo la cera aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah yo vivia en una calle en el numero 7, creo que se enteraron en el número 70 de los chillidos que dí en su terraza jajajjaa
Que buen post...divertido y real
Un beso
Hola Princesa. Me alegro por esa sonrisa. Ainsssss! si, lo siento, de hoy no pasa. Gracias guapa ;)
ResponderEliminarun beso enorme
Hola Azul. No lo dudes mi niña ¡reír! es mejor y más sano jejejejeje. Gracias preciosa ;)
ResponderEliminarUn beso enorme
Muy bueno, el revivir los recuerdos de nuestra infancia nos alinean con el deseo del Peter Pan al que hiciste referencia en la entrada anterior.
ResponderEliminarUn gran saludo.
Gracias por el regalo, la música y tus palabras, y ese lindo retrato de Susanita, entiendo a tu madre, a mi me tocó odiar al simpático Tintín, no dejó titere con cabeza y mi pobre peque lloraba por la noche.
ResponderEliminarUn beso
Hola Adrián. Me alegro que te guste. Gracias guapo ;)
ResponderEliminarUn beso enorme
Hola Pilar. Jejejeje, Susana era genial, una de mis mejores amigas. Gracias guapa ;)
ResponderEliminarUn beso enorme
Creo que todos hemos tenido una 'susana' en nuestras vidas, ahora nos reimos al recordarla/o, pero entonces era el origen de todas nuestras angustias. Estoy temiendo el momento en que mi hijo empiece a darme noticias de su 'susana' particular je je
ResponderEliminarbesotes
Hola Canoso. Pues preparate por que aparecerá jejejeje. Susana fue muy especial para mi. Gracias guapo ;)
ResponderEliminarUn beso enorme
Que relato tan bonito, sobretodo considerando que de una u otra forma todas hemos vivido cosas tan parecidas.
ResponderEliminarHola Pao. Bienvenida y gracias por tus palabras.
ResponderEliminarUn beso enorme