¡Por fin!

Si, ya está ¡Por fin me han dado el alta! Ya era hora, así es que el lunes me incorporo a mi puesto de trabajo.
Este último mes se me ha hecho larguísimo, porque yo pedía el alta y mi doctora decía que no, a la semana siguiente más de lo mismo, hasta que por fin, ayer ¡Lo conseguí!

Estar en casa por obligación es un verdadero suplicio para mi. Una cosa es cuando lo haces por gusto, porque estás de vacaciones o los días libres que tratas de aprovechar al máximo, pero cuando te ata una baja médica que además incluye reposo ¡No hay quien lo aguante!

El lunes volveré a la rutina horaria del despertador, salir de casa con un destino, llegar cansada, ...
Pero no me importa, es más ¡Lo necesito! Mi cabeza empezaba a dar demasiadas vueltas y a retomar viejos y malos hábitos. La depresión sigue conmigo y peligraba la mejoría que he conseguido con tanto esfuerzo y eso no me lo puedo permitir.

¿Qué si me apetece? ¡Uf! Sinceramente no mucho, para que nos vamos a engañar, pero es lo que hay y valoro mucho mi salud mental, así es que ¡Adelante!
Por lo menos en vez de pensar en cosas que no debo, lo haré sobre mis tareas laborales sean o no importantes.

¿No dicen que el trabajo es salud? Pues eso es lo que necesito ¡Salud mental! Que al final me veía hablando con las paredes porque hasta mis perros están aburridos de mi.

Mis complicados horarios a partir del lunes quizás no me dejen escribir tanto como quisiera pero pienso imponerme esa obligación además de, por supuesto, visitaros y leeros como hasta ahora y si algún día falto a mi deber me lo perdonareis ¿Verdad?

De momento el lunes os contaré sin falta mi vuelta a la realidad ¡Tendré que desahogarme! y con quien mejor que con vosotros.

Pues nada, el lunes ¡A levantar el país! Que buena falta hace.