El pasado jueves 17 de junio ya sabéis que tuve que irme por unos días, vamos a ver que es lo que pasó.
Ya tenia programada una intervención quirúrgica que se iba a realizar en breve. Esperando la llamada para confirmar la fecha de ingreso no había preparado nada, ya sabéis, como mujer que soy y que me encanta serlo yo tenia que llevar mis cositas, el neceser completo lleno de potingues y aromas agradables, camisones monísimos, zapatillas adecuadas, ropa intima perfecta, y, por supuesto, todo el cuerpo preparado y suave como el culito de un bebé, es decir, sin un pelillo de más. Pero como las leyes del tal Murphy existen, nada salió como yo esperaba.
Como tenia muchos dolores Javi me llevó a urgencias para que me pusieran un calmante intravenoso como otras veces, pero ese día no había nada que me calmara y decidieron ingresarme, así, de prisa y corriendo ¡Y yo sin nada preparado! Me plantaron el camisón antilujuria de los hospitales, de esos abiertos por detrás, una zapatillas de celulosa con las que me escurría cuando intentaba andar y me regalaron un neceser con lo "imprescindible" y ¡Hala! a la habitación. En cuanto llegó mi madre, Javi ya tenia la lista de todo lo que me tenia que traer ¡Urgente! y se fue para casa a prepararlo. ¡Pobre! lo intentó, pero es hombre y tras un par de viajes más con sus correspondientes llamadas de teléfono para confirmar que lo que llevaba era lo correcto conseguí, más o menos, tener mis cosas conmigo.
Al día siguiente me ponen en ayunas porque me operan por la tarde ¡Bien! Al rato de recibir la noticia aparecen los cirujanos para decirme que ya no me operan porque mi historia no aparece y como tengo todas las pruebas hechas van a esperar a que aparezca ¡Mal! además me aclaran que los dolores que "yo digo que tengo" no se reflejan en las pruebas que me han realizado desde que ingresé ¿...? Pero ¿Para que está la familia? para montar follones y eso es lo que hizo la mía, poner cuantas reclamaciones les dejaron en Atención al Paciente.
El sábado de nuevo me vuelven a poner en ayunas, parece ser que ahora si me operaban ¡Vamos a ver si es verdad! Y si, por la tarde me prepararon y entré en el quirófano, no sin antes haber perdido el sentido debido al dolor inmenso.
Cuando despierto en la sala de reanimación, el cirujano me informa que me han quitado un mioma gigante de 15 cm y un tumor de 22 cm que se había enrollado dos vueltas en el ovario derecho y lo había torsionado, de ahí que tuviera esos dolores insoportables. Por si algún hombre no entiende de que hablamos se lo explico encantada, imagínate que te cogen un testículo te lo retuercen y lo enrollan con un bicho enorme ¿Duele? Pues eso.
Tras dos días en reanimación me llevan de nuevo a la habitación ¡Pero en otra planta! ¿Por qué? Porque tengo que estar en la planta de ginecología ¡Pero yo quiero volver a la que estaba! Ya, pero es que esa planta es para embarazos patológicos ¿Y que? yo he parido dos aliens enormes, jiji jaja, pero me dio lo mismo, menos mal que las enfermeras son tan encantadoras en una planta como en otra.
Según llegué:
- ¿Me puedo levantar ya?
- Aun no, a lo mejor esta tarde y acompañada.
- ¿Y comer? (llevaba 72 horas en ayunas)
- Tampoco.
- ¿Y beber?
- Poco a poco.
¡Menos mal! me moría de sed.
Hasta que no conseguí levantarme no paré, ya no tenia dolores y mi siguiente misión era ¡Irme a mi casa!
Al día siguiente necesitaba ducharme ¡Y tampoco me dejaron hacerlo sola! Grrr.
Dos días más a base de manzanilla para desayunar, comer y cenar y ¡Por fin! apareció en mi bandeja un filete de pollo a la plancha.
Cada visita del medico recibía la misma pregunta ¿Me voy ya a casa?
Y por fin el jueves me contestaron ¡Si! ¡SIII!
Y aquí estoy, estupenda, con una cicatriz más pero sin dolores ¡Ya pasó todo! Ahora sólo queda hacer reposo y que la herida cierre bien, un mes más o menos me han dicho.
Lo que sigo sin entender es con lo pequeña que soy, 1'54 cm, ¿Por qué me han salido esas cosas tan enormes, inútiles y fastidiosas, pero sobre todo tan grandes?
Desde aquí quiero agradecer a las enfermeras y personal sanitario de las plantas 9, 10 y de la Unidad de Reanimación del Hospital Universitario La Paz, su cariño, atención y profesionalidad.
Ya tenia programada una intervención quirúrgica que se iba a realizar en breve. Esperando la llamada para confirmar la fecha de ingreso no había preparado nada, ya sabéis, como mujer que soy y que me encanta serlo yo tenia que llevar mis cositas, el neceser completo lleno de potingues y aromas agradables, camisones monísimos, zapatillas adecuadas, ropa intima perfecta, y, por supuesto, todo el cuerpo preparado y suave como el culito de un bebé, es decir, sin un pelillo de más. Pero como las leyes del tal Murphy existen, nada salió como yo esperaba.
Como tenia muchos dolores Javi me llevó a urgencias para que me pusieran un calmante intravenoso como otras veces, pero ese día no había nada que me calmara y decidieron ingresarme, así, de prisa y corriendo ¡Y yo sin nada preparado! Me plantaron el camisón antilujuria de los hospitales, de esos abiertos por detrás, una zapatillas de celulosa con las que me escurría cuando intentaba andar y me regalaron un neceser con lo "imprescindible" y ¡Hala! a la habitación. En cuanto llegó mi madre, Javi ya tenia la lista de todo lo que me tenia que traer ¡Urgente! y se fue para casa a prepararlo. ¡Pobre! lo intentó, pero es hombre y tras un par de viajes más con sus correspondientes llamadas de teléfono para confirmar que lo que llevaba era lo correcto conseguí, más o menos, tener mis cosas conmigo.
Al día siguiente me ponen en ayunas porque me operan por la tarde ¡Bien! Al rato de recibir la noticia aparecen los cirujanos para decirme que ya no me operan porque mi historia no aparece y como tengo todas las pruebas hechas van a esperar a que aparezca ¡Mal! además me aclaran que los dolores que "yo digo que tengo" no se reflejan en las pruebas que me han realizado desde que ingresé ¿...? Pero ¿Para que está la familia? para montar follones y eso es lo que hizo la mía, poner cuantas reclamaciones les dejaron en Atención al Paciente.
El sábado de nuevo me vuelven a poner en ayunas, parece ser que ahora si me operaban ¡Vamos a ver si es verdad! Y si, por la tarde me prepararon y entré en el quirófano, no sin antes haber perdido el sentido debido al dolor inmenso.
Cuando despierto en la sala de reanimación, el cirujano me informa que me han quitado un mioma gigante de 15 cm y un tumor de 22 cm que se había enrollado dos vueltas en el ovario derecho y lo había torsionado, de ahí que tuviera esos dolores insoportables. Por si algún hombre no entiende de que hablamos se lo explico encantada, imagínate que te cogen un testículo te lo retuercen y lo enrollan con un bicho enorme ¿Duele? Pues eso.
Tras dos días en reanimación me llevan de nuevo a la habitación ¡Pero en otra planta! ¿Por qué? Porque tengo que estar en la planta de ginecología ¡Pero yo quiero volver a la que estaba! Ya, pero es que esa planta es para embarazos patológicos ¿Y que? yo he parido dos aliens enormes, jiji jaja, pero me dio lo mismo, menos mal que las enfermeras son tan encantadoras en una planta como en otra.
Según llegué:
- ¿Me puedo levantar ya?
- Aun no, a lo mejor esta tarde y acompañada.
- ¿Y comer? (llevaba 72 horas en ayunas)
- Tampoco.
- ¿Y beber?
- Poco a poco.
¡Menos mal! me moría de sed.
Hasta que no conseguí levantarme no paré, ya no tenia dolores y mi siguiente misión era ¡Irme a mi casa!
Al día siguiente necesitaba ducharme ¡Y tampoco me dejaron hacerlo sola! Grrr.
Dos días más a base de manzanilla para desayunar, comer y cenar y ¡Por fin! apareció en mi bandeja un filete de pollo a la plancha.
Cada visita del medico recibía la misma pregunta ¿Me voy ya a casa?
Y por fin el jueves me contestaron ¡Si! ¡SIII!
Y aquí estoy, estupenda, con una cicatriz más pero sin dolores ¡Ya pasó todo! Ahora sólo queda hacer reposo y que la herida cierre bien, un mes más o menos me han dicho.
Lo que sigo sin entender es con lo pequeña que soy, 1'54 cm, ¿Por qué me han salido esas cosas tan enormes, inútiles y fastidiosas, pero sobre todo tan grandes?
Desde aquí quiero agradecer a las enfermeras y personal sanitario de las plantas 9, 10 y de la Unidad de Reanimación del Hospital Universitario La Paz, su cariño, atención y profesionalidad.