Decisiones

Hay decisiones que debemos tomar pero a veces las vamos posponiendo en el tiempo como si éste fuera el que debiera tomarlas.

No son decisiones excesivamente duras aunque de una manera u otra afectarán inevitablemente a nuestro futuro.

Tomé hace unos días una decisión sabiendo que antes o después llegaría el momento de hacerlo.
Y es que tenía fecha de caducidad por más que yo quisiera retrasarla.

¿Complicada? Bueno, según se mire. Creí que sería así pero han luchado porque no lo sea, todo lo contrarío. 

¿Triste? ¡Si! pero por el resultado en sí que, por supuesto, era el que yo esperaba. Quizás esa ha sido una de las razones que me hizo demorarla.

¿Irrevocable? No hay vuelta atrás, pero tengo mucho guardado y lo agradezco de corazón.
¿Traumática? En absoluto, nada que ver con esa sensación errónea que se adelantó a lo que ocurriría.

Pensándolo bien me he dado cuenta que, en el fondo, ha desaparecido una presión que me ahogaba y eso es de lo que se trata, ir liberándome de todas aquellas que me sobran aunque vaya poco a poco.

Empiezo una nueva etapa en mi vida y eso no es malo, aunque aun siga en proceso de asimilación pero por nostalgia más que otra cosa.
Estoy bien y no pensé que me encontraría con ánimo para planificar mi futuro, bueno, esa parte del mañana que se puede planear.

Sólo miro hacia delante y si aparece el miedo le asustaré.

Definitivamente hay una parte de mi vida que cambia a partir de ahora ¡Bienvenida sea!