Nací una madrugada del verano de 1963 en Madrid. Fui un bebe grande y hermoso. Crecí hasta llegar a 1 m. y 54 cm. ... y ahí me quedé.
Mi actitud y mi imagen unidas a la estatura hicieron de mi la eterna "pequeña", incluso hoy a mis 46 añitos hay quien todavía me sigue llamando así.
Soy la peque o la pequeña y me encanta porque quien me llama así lo hace con cariño y los que intentan hacerlo en tono de broma o desprecio salen escaldados, que ya me encargo yo de crecer en esos momentos.
La primera persona que recuerdo que me llamara así fue mi jefe de RR. HH. y hasta el día de su jubilación siguió llamándome igual, y lo hace aun hoy porque sigo teniendo una relación muy especial con él, siempre hubo un cariño inmenso por parte de los dos y yo sume el enorme respeto que día a día se iba ganando. Es de esas personas a las que admiras te digan lo que te digan los demás.
Poco a poco se fueron incorporando más personas al club de llamarme pequeña y yo las sigo queriendo por hacerlo.
Me he sentido protegida por ellos, protegida como una niña, porque hay abrazos y palabras de cariño y yo que soy muy mimosa me dejo abrazar y querer.
Todo esto me ha producido algún que otro quebradero de cabeza porque siempre hay gente dispuesta a ver siempre el lado negativo y además invierten su tiempo en difundir rumores ¡si fuera verdad solo una mínima parte lo que han dicho de mi estaríais ante la mayor fulana de toda la historia!
Al principio me afectaba pero un día mi marido, entonces novio, me dijo "¿tu tienes la conciencia tranquila? ¡pues anda y que les den a todos! que tu no tienes que dejar de ser como eres por el que dirán" y, oye, mano de santo, que ese día dormí como un bebé.
Por eso no me gustan los cotilleos sin sentido, ni los juicios sin oportunidad de apelación, ni las etiquetas que se marcan a fuego y no desaparecen, ni los calificativos adjudicados sin conocimiento, ni el hablar por hablar de los demás sin darles la oportunidad de estar presentes y defenderse.
Se que peco de ingenua ¿y que? me gusta más el mundo visto desde mi perspectiva, el real es cruel.
Así es que, si, soy pequeña, e ingenua, soñadora, cariñosa, muy mimosa, leal, fiel, amiga de mis amigos, me identifico con el dolor de los míos y lo siento en las entrañas, no entiendo las injusticias y lucho contra las que puedo, defensora de oficio en pleitos pobres, devota de la creencia de que todo el mundo es bueno mientras no me demuestre lo contrario, guardo los secretos en la caja fuerte y olvido la contraseña, actúo con los demás como me gustaría que lo hicieran conmigo...
Esta soy yo, así de simple, así de fácil.
Mi actitud y mi imagen unidas a la estatura hicieron de mi la eterna "pequeña", incluso hoy a mis 46 añitos hay quien todavía me sigue llamando así.
Soy la peque o la pequeña y me encanta porque quien me llama así lo hace con cariño y los que intentan hacerlo en tono de broma o desprecio salen escaldados, que ya me encargo yo de crecer en esos momentos.
La primera persona que recuerdo que me llamara así fue mi jefe de RR. HH. y hasta el día de su jubilación siguió llamándome igual, y lo hace aun hoy porque sigo teniendo una relación muy especial con él, siempre hubo un cariño inmenso por parte de los dos y yo sume el enorme respeto que día a día se iba ganando. Es de esas personas a las que admiras te digan lo que te digan los demás.
Poco a poco se fueron incorporando más personas al club de llamarme pequeña y yo las sigo queriendo por hacerlo.
Me he sentido protegida por ellos, protegida como una niña, porque hay abrazos y palabras de cariño y yo que soy muy mimosa me dejo abrazar y querer.
Todo esto me ha producido algún que otro quebradero de cabeza porque siempre hay gente dispuesta a ver siempre el lado negativo y además invierten su tiempo en difundir rumores ¡si fuera verdad solo una mínima parte lo que han dicho de mi estaríais ante la mayor fulana de toda la historia!
Al principio me afectaba pero un día mi marido, entonces novio, me dijo "¿tu tienes la conciencia tranquila? ¡pues anda y que les den a todos! que tu no tienes que dejar de ser como eres por el que dirán" y, oye, mano de santo, que ese día dormí como un bebé.
Por eso no me gustan los cotilleos sin sentido, ni los juicios sin oportunidad de apelación, ni las etiquetas que se marcan a fuego y no desaparecen, ni los calificativos adjudicados sin conocimiento, ni el hablar por hablar de los demás sin darles la oportunidad de estar presentes y defenderse.
Se que peco de ingenua ¿y que? me gusta más el mundo visto desde mi perspectiva, el real es cruel.
Así es que, si, soy pequeña, e ingenua, soñadora, cariñosa, muy mimosa, leal, fiel, amiga de mis amigos, me identifico con el dolor de los míos y lo siento en las entrañas, no entiendo las injusticias y lucho contra las que puedo, defensora de oficio en pleitos pobres, devota de la creencia de que todo el mundo es bueno mientras no me demuestre lo contrario, guardo los secretos en la caja fuerte y olvido la contraseña, actúo con los demás como me gustaría que lo hicieran conmigo...
Esta soy yo, así de simple, así de fácil.