Se dice "De Madrid al cielo y desde allí un agujerito para verlo" y que verdad es.
Si, soy madrileña ¡y a mucha honra!
Madrid es la ciudad que me vio nacer, en la que crecí y sufrí la adolescencia, en la que me enamoré, desenamoré y me volví a enamorar, la que puso a Javi en mi destino, en la que han nacido mi hija y mi niño, en la que he aprendido a vivir a base de experiencias buenas y malas, la que guarda mis recuerdos, la ciudad que me ha dado todo lo que de verdad importa.
Madrid es la ciudad en la que todos son bienvenidos y a todos acoge.
Histórica y cosmopolita, moderna y tradicional, cívica e incívica, tranquila e insoportablemente ruidosa, rica y miserable, rebosante de cultura e incultos, ... Todo tiene cabida en esta enorme y hermosa ciudad llena de contradicciones como todas las grandes ciudades.
Mis primeros recuerdos discurren por el barrio de El Retiro en el que mi hermano y yo, perfectamente uniformados y cartera en mano, andábamos por sus calles camino del colegio o de vuelta a casa. Los paseos hasta el Parque de El Retiro y las tardes que pasamos allí, con suerte a la vuelta parábamos en la emblemática librería-papelería Pirulo y disfrutábamos de todo lo que allí tenían, aun hoy cuando entro en alguna papelería el olor me sigue transportando hasta aquellos días.
Los domingos por la mañana en que nuestra madre nos daba 15 pesetas y corríamos a la churrería a por 5 pts. de churros y 10 pts. de porras ¡50 centimos cada churro y 1 pts cada porra! Siguen siendo las mejores de Madrid.
Retiro sigue siendo mi barrio aunque lleve años fuera de él pero de vez en cuando me acerco sólo por el placer de volver a sentir todo lo que allí viví.
Nací en el barrio de Chamberí y muchos años después la casualidad y el trabajo me llevaron de nuevo allí, justo enfrente de la iglesia en la que me bautizaron, y descubrí otro Madrid también lleno de encanto y tradición.
A partir de ese momento me propuse conocer a fondo mi ciudad, quería saber como y porqué Madrid me tenia tan enganchada. Y encontré tantos motivos que terminé enamorada de ella por completo.
Hace tiempo en una reunión alguien nos dijo que ésta es una ciudad "sin pasado histórico importante, sólo es la capital de España" (lit.). Un individuo inculto, soberbio y con sonrisa de "ahí dejo eso".
La sonrisa se la congelamos con un par de cosillas "sin importancia".
Una anécdota que lamentablemente no lo es tanto.
¿Sabíais que a los madrileños nos llaman
Gatos? para conocer el motivo nos remontaremos al siglo XI.
En el año 1085 las tropas del rey Alfonso VI se acercaron a Madrid, ciudad musulmana amurallada, en silencio para no llamar la atención y con ánimos de conquista.
Un soldado, utilizando tan solo una daga, comenzó a escalar la pared con una agilidad sorprendente.
Una vez arriba quitó la bandera árabe y puso la cristiana.
Gracias a él las tropas españolas pudieron reconquistar la ciudad.
Al soldado que escaló la muralla le empezaron a apodar “Gato", y posteriormente a su familia también.
Hay que ser madrileño de tercera generación para ser Gato/a, y aunque me siento gata de la cabeza a los pies me falla la rama materna, porque mi padre era un madrileño castizo y postinero.
Pero yo que soy más chula que un ocho, fui a casarme con otro madrileño que se enorgullece al decir "Soy del foro".
Y no, Madrid no tiene playa ¿Y qué? Tenemos pantanos, Sierras y Ríos donde la naturaleza luce su belleza y recursos con unos remansos magníficos para bañarse, y ¡Anda que tardamos mucho en llegar a la costa que queramos!
Madrid es mucho más merece la pena conocerlo.
Me he tomado la licencia de ilustrar este post con una foto de la Cibeles, podía haber escogido otra muchísimo mejor y más bonita, pero esta madrileña orgullosa de serlo, es además madridista y que mejor imagen que la Diosa a la que dedicamos nuestros triunfos y con la que celebramos cada uno de ellos ¡No lo he podido evitar!