Si, un loro, una cotorra, como queráis llamarlo, lo asumo, pero es que no es nada nuevo ¡Lo he sido siempre!
Además ya hablaba muy clarito con apenas un año y desde entonces me he callado poco ¡Pero si hablo hasta con mis perros!
Siendo pequeña, cuando iba con mis tíos en el coche el comentario era siempre el mismo:
- Esta niña ¿no se calla nunca? Es que me está poniendo un dolor de cabeza que para que.
Pero me querían y se aguantaban, en cuanto había ocasión volvían a llevarme en coche.
Mi lengua va por libre, la discreción y el recato no van con ella ¿Para que? Ella tiene que soltarlo y lo suelta, no se lo va a guardar ¡Imposible!
Todo esto viene por que hace unas semanas conocí personalmente a tres amigas con las que mantengo contacto a través de twitter y, evidentemente, se quedaron alucinadas con lo que soy capaz de hablar.
Conmigo no valen turnos lo que, por otra parte, es una falta de educación por mi parte, pero me doy cuenta cuando ya me he despedido.
Y me hago el firme propósito de que no va a volver a ocurrir, pero nada, en la siguiente reunión hago exactamente lo mismo, no dejo meter baza a nadie.
¡Por cierto! Mi hija ha heredado de mi tan estupenda "costumbre." Era tal el parloteo que la decíamos:
- María hija, apágate un rato.
¡Como si fuera una radio! Se reía pero la duraba bien poco el "apagado."
Por mi parte, he decidido ponerme una cremallera en la boca y cerrarla cuando esté con alguien.
¡Espero que funcione!
Porque me ha costado lo mío ponérmela.
Como castigo a mi misma, este es le avatar que utilizo en twitter cuando alguien descubre mi "virtud" oculta, que ya empiezan a ser unos cuantos.
Lo del sombrero de Speedy González, lo dejo para otra ocasión, pero tiene su por qué.
Además ya hablaba muy clarito con apenas un año y desde entonces me he callado poco ¡Pero si hablo hasta con mis perros!
Siendo pequeña, cuando iba con mis tíos en el coche el comentario era siempre el mismo:
- Esta niña ¿no se calla nunca? Es que me está poniendo un dolor de cabeza que para que.
Pero me querían y se aguantaban, en cuanto había ocasión volvían a llevarme en coche.
Mi lengua va por libre, la discreción y el recato no van con ella ¿Para que? Ella tiene que soltarlo y lo suelta, no se lo va a guardar ¡Imposible!
Todo esto viene por que hace unas semanas conocí personalmente a tres amigas con las que mantengo contacto a través de twitter y, evidentemente, se quedaron alucinadas con lo que soy capaz de hablar.
Conmigo no valen turnos lo que, por otra parte, es una falta de educación por mi parte, pero me doy cuenta cuando ya me he despedido.
Y me hago el firme propósito de que no va a volver a ocurrir, pero nada, en la siguiente reunión hago exactamente lo mismo, no dejo meter baza a nadie.
¡Por cierto! Mi hija ha heredado de mi tan estupenda "costumbre." Era tal el parloteo que la decíamos:
- María hija, apágate un rato.
¡Como si fuera una radio! Se reía pero la duraba bien poco el "apagado."
Por mi parte, he decidido ponerme una cremallera en la boca y cerrarla cuando esté con alguien.
¡Espero que funcione!
Porque me ha costado lo mío ponérmela.
Como castigo a mi misma, este es le avatar que utilizo en twitter cuando alguien descubre mi "virtud" oculta, que ya empiezan a ser unos cuantos.
Lo del sombrero de Speedy González, lo dejo para otra ocasión, pero tiene su por qué.