Sinceramente pensé que estos días de desconexión me iban ayudar a reflexionar. Necesitaba aclarar cosas importantes para mi y mi futuro antes de volver a escribir. Si, ya sé que el futuro es relativo y lo forjamos nosotros mismos, que lo importante es el presente y cada segundo que vivimos. Pero de vez en cuando nos ilusionamos, quizás demasiado, con que el presente que vivimos tenga un futuro con las mismas ilusiones.
Llegué a pensar incluso, que mi depresión empezaba a formar parte de mi pasado.
Pero un día desperté como si de repente todo hubiera sido un sueño con un final de pesadilla. Volví a la realidad, no sé si cruel o no, pero allí estaba de nuevo ese yo que aun desconozco. Me di cuenta de que las mascaras no sirven porque los ojos hablan y los gestos expresan.
La neurona depre, como yo la llamo, ha conseguido una alianza con las demás y han empezado una guerra que, de momento, ganan cada una de las batallas.
Mi medico de cabecera se cansó de la escasa atención de mi psiquiatra y decidió pedir el cambio con mi aprobación. Ahora estoy encantada en ese sentido, habla mucho conmigo y me hace sentir como si pasara dos consultas en una, psicóloga y psiquiatra. Voy todos los meses, revisó la medicación, y pidió una analítica para ver si había influido en mi organismo tantos años tomando lo mismo. El resultado fue que si, que tenía demasiados niveles alterados, resumiendo, me toca pasar por el taller de reparaciones con visita al neurólogo y al endocrino. Hay síntomas que no se corresponden con la depresión, que se ha convertido en crónica, y hay que averiguar porque han aparecido. Todo esto independientemente de que ha descubierto durante nuestras charlas que también tengo agorafobia, pero me dice que todo es normal y previsible en una enfermedad como esta, vamos que ¡No me falta de nada!
Por eso necesitaba reflexionar, porque había recuperado la ilusión y no quería perderla de nuevo. Tenía que averiguar si lo que sentía era definitivo o no.
La ilusión se mantiene porque quiero con el alma ese futuro que soñé, y no me resigno a perderlo, lo necesito de corazón, porque es lo que ha conseguido que volviera a sentirme viva y quiero volver a sentirme así. Una ilusión que duraba ya casi un año y se reflejaba en lo que escribía y en como lo hacía.
Pero un día se declaró la guerra de mis neuronas y caí como hace tiempo que no lo hacía. Volvió la enorme tristeza, la ansiedad descontrolada, el llanto interminable y las acciones desordenadas.
Estoy de nuevo a oscuras en un pozo sin fondo del que no encuentro la salida. Vuelvo a encerrarme en mi misma, la poca autoestima que había recuperado ha vuelto a desaparecer, al igual que la seguridad en mi misma. Dudo de todo porque no le encuentro sentido a nada. A veces me puede la rabia y otras el dolor.
Me falta algo y es insustituible, quiero y necesito pensar que lo recuperaré.
Por el momento no escribiré tan a menudo, no quiero volver a llenar este blog de tristeza, ya ha habido suficiente en los inicios. Tengo que recomponerme y encontrar nuevas historias y recuerdos para contaros y que podáis disfrutar de su lectura. Mis ojos de la cabecera permanceran cerrados mientras no vea algo de luz. Mi actual realidad no me gusta y no quiero verla.
No es ni un adiós ni un hasta luego, no podría prescindir de ninguno de vosotros por todo lo que me aportáis y que nunca os agradeceré lo suficiente. Es un simple hasta mañana, sólo eso, por que amenazo con volver (necesito reírme de mi misma de vez en cuando, aunque últimamente no lo hago mucho).
Llegué a pensar incluso, que mi depresión empezaba a formar parte de mi pasado.
Pero un día desperté como si de repente todo hubiera sido un sueño con un final de pesadilla. Volví a la realidad, no sé si cruel o no, pero allí estaba de nuevo ese yo que aun desconozco. Me di cuenta de que las mascaras no sirven porque los ojos hablan y los gestos expresan.
La neurona depre, como yo la llamo, ha conseguido una alianza con las demás y han empezado una guerra que, de momento, ganan cada una de las batallas.
Mi medico de cabecera se cansó de la escasa atención de mi psiquiatra y decidió pedir el cambio con mi aprobación. Ahora estoy encantada en ese sentido, habla mucho conmigo y me hace sentir como si pasara dos consultas en una, psicóloga y psiquiatra. Voy todos los meses, revisó la medicación, y pidió una analítica para ver si había influido en mi organismo tantos años tomando lo mismo. El resultado fue que si, que tenía demasiados niveles alterados, resumiendo, me toca pasar por el taller de reparaciones con visita al neurólogo y al endocrino. Hay síntomas que no se corresponden con la depresión, que se ha convertido en crónica, y hay que averiguar porque han aparecido. Todo esto independientemente de que ha descubierto durante nuestras charlas que también tengo agorafobia, pero me dice que todo es normal y previsible en una enfermedad como esta, vamos que ¡No me falta de nada!
Por eso necesitaba reflexionar, porque había recuperado la ilusión y no quería perderla de nuevo. Tenía que averiguar si lo que sentía era definitivo o no.
La ilusión se mantiene porque quiero con el alma ese futuro que soñé, y no me resigno a perderlo, lo necesito de corazón, porque es lo que ha conseguido que volviera a sentirme viva y quiero volver a sentirme así. Una ilusión que duraba ya casi un año y se reflejaba en lo que escribía y en como lo hacía.
Pero un día se declaró la guerra de mis neuronas y caí como hace tiempo que no lo hacía. Volvió la enorme tristeza, la ansiedad descontrolada, el llanto interminable y las acciones desordenadas.
Estoy de nuevo a oscuras en un pozo sin fondo del que no encuentro la salida. Vuelvo a encerrarme en mi misma, la poca autoestima que había recuperado ha vuelto a desaparecer, al igual que la seguridad en mi misma. Dudo de todo porque no le encuentro sentido a nada. A veces me puede la rabia y otras el dolor.
Me falta algo y es insustituible, quiero y necesito pensar que lo recuperaré.
Por el momento no escribiré tan a menudo, no quiero volver a llenar este blog de tristeza, ya ha habido suficiente en los inicios. Tengo que recomponerme y encontrar nuevas historias y recuerdos para contaros y que podáis disfrutar de su lectura. Mis ojos de la cabecera permanceran cerrados mientras no vea algo de luz. Mi actual realidad no me gusta y no quiero verla.
No es ni un adiós ni un hasta luego, no podría prescindir de ninguno de vosotros por todo lo que me aportáis y que nunca os agradeceré lo suficiente. Es un simple hasta mañana, sólo eso, por que amenazo con volver (necesito reírme de mi misma de vez en cuando, aunque últimamente no lo hago mucho).
Trataré de leeros cada día porque eso me ayuda y mucho, pero disculpadme si no dejo comentarios.
¡GRACIAS A TODOS! Y HASTA MAÑANA