![Indignación El interior secreto: Indignación](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3fchYUl1LzgBItawzxnhC3f2xhvR9u_acr4kEGQj40cJ_aM8fBskc_JBiFGdn39kPe777ENQTQpzfdydkxwI8CYKymU57nNA4K_Ex7eRqu1BdauMbJhKu_Sz2K7oVLS89DevY_jVbYbQ/s1600/indignacion.jpg)
De la indecisión a la rabia. Del asombro a la indignación.
En estas dos semanas, aproximadamente, mi ánimo ha pasado por todos los sentimientos negativos posibles.
La gran mayoría sabéis que desde el principio este blog es público, que existe para todos pero no para mi familia a excepción de mi hija y Javi.
Motivos sólo hay uno, mi madre. La conozco lo suficiente como para saber que iba a cargar sobre ella el peso de la responsabilidad y la culpa de lo que ocurrió en mi infancia y en absoluto lo es. El único culpable está muerto y bien enterrado.
Llevo cargando con la depresión más de cinco años y con los malos recuerdos más o menos lo mismo. Durante este tiempo he aprendido que no soy culpable sino víctima, y esto es algo que me he repetido hasta la saciedad. He sido capaz de escribir sobre ello, con vergüenza al principio y con cierta naturalidad después. Pero ahora ya puedo hablar sobre mi pasado sin que me tiemble la voz ni romper a llorar.
Ha sido una explosión de sinceridad conmigo misma que me ha ayudado ha asumirlo, que no ha entenderlo ni perdonar.
Últimamente una idea iba tomando forma y sentido ¿Por qué no? Si lo enfocaba bien y encontraba las palabras adecuadas podría hacer participe de mi "secreto" a la persona más importante en mi vida, mi madre, tan imprescindible como mi hija y mi niño.
Y necesitaba hacerlo para que entendiera el porqué de mi antigua yo y conociera a la persona que estoy buscando y, poco a poco, construyendo sobre la que, creo, es la mejor base: el amor, la valentía, la constancia, el coraje y la educación que de ella he aprendido.
Habíamos quedado para que me acompañara a hacer unas gestiones y decidí que ese era el ¿mejor? momento.
Llegado el día tenía tanto miedo que me temblaba todo y el corazón iba a mil por minuto. Hubo mucha inseguridad e indecisión, pero en uno de mis impulsos empecé el dialogo y el relato de aquello que me ha marcado de por vida, los abusos sexuales que sufrí de los cinco a los seis o siete años (más o menos) por parte de aquel ser al que llamaba ¡abuelo! y que, por desgracia, era su padre.
Y estalló una bomba que mi interior se negaba a escuchar:
Ella también pasó por lo mismo ¡su propio padre! pero jamás se le pasó por la cabeza que pudiera ocurrir conmigo. Nos dejaba al cuidado de "los abuelos" y nunca pensó que mi abuela nos dejara a solas con él.
El resto de la conversación os la podéis imaginar, así es que no me voy a extender contándola.
Al llegar a casa no dejaba de darle vueltas a nuestra conversación. Los mal nacidos, degenerados, escoria, y (os dejo añadir los adjetivos que se os ocurran) no se convierten en ello de un día para otro, no, nacen así. Nunca se me ocurrió pensar en que pudiera haber alguien más antes que yo, y muchísimo menos que ese alguien fuera mi madre ¡mierda de vida la que le ha tocado!
De la incredulidad y el asombro pasé a la tristeza y las lágrimas, después a pensar que todo era un mal sueño, más tarde a la rabia, la indignación, el asco, las entrañas revueltas hasta tal punto que no se ni como explicarlo, a la necesidad de ir a su tumba escupir sobre ella y patearla hasta romperla, borrar su nombre y poner "Aquí yace un pedófilo, un mierda que no merece ni siquiera ser enterrado"
Me temo que, desgraciadamente, no hemos sido las únicas.
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