Es una tarde de cielo azul, despejado y luminoso. Calor, mucho calor, lo habitual en verano.
Cierras los ojos y te sumerges en el agua refrescante que imaginas pero los abres de nuevo para unirte a la informal y relajada reunión.
Risas, conversación animada y buena compañía hacen que te sientas realmente cómodo.
Descubres que, de reojo unos y descaradamente otros, admiran la suave y delicada piel, apenas cubierta por un ligero vestido, de quien se sienta a tu lado.
Y sonríes, sólo tú tienes el privilegio de poder acariciarla.
Cierras los ojos y te sumerges en el agua refrescante que imaginas pero los abres de nuevo para unirte a la informal y relajada reunión.
Risas, conversación animada y buena compañía hacen que te sientas realmente cómodo.
Descubres que, de reojo unos y descaradamente otros, admiran la suave y delicada piel, apenas cubierta por un ligero vestido, de quien se sienta a tu lado.
Y sonríes, sólo tú tienes el privilegio de poder acariciarla.