Si pensamos en la palabra normalidad o buscamos su significado en cualquier diccionario, llegaremos a la misma conclusión: Rutina, habitual, sin diferencia, ...
¿Y si lo que queremos es normalidad ante una situación anormal?
Nuestro idioma, tan rico en voces, también lo es en acepciones. Utilizamos palabras a las que adjudicamos uno de sus significados ignorando los demás.
Es cierto que de esa otra normalidad nos acordamos en casos extremos:
- X País empieza a volver a la normalidad tras el terremoto que ...
- X Ciudad vuelve poco a poco a la normalidad tras la inundación que ...
Y no tan extremos:
- Las elecciones en X están transcurriendo con normalidad ...
- La operación salida transcurre con normalidad ...
Esto es lo normal, como casi siempre, como casi con todas las palabras que pasan al olvido cuando dejan de ser necesarias y, resulta, que siempre son necesarias. Así la normalidad vuelve a ser lo que siempre fue, lo normal.
Seguro que si reflexionamos nos encontraremos con alguna de esas situaciones, amistad, familia o relación de cualquier tipo, que pasan por un momento complicado o, simplemente, ni están.
Sin embargo queremos recuperarlas porque son realmente importantes.
Malentendidos, peores momentos, palabras desafortunadas, ... una suma de errores que, en definitiva, da como resultado el paso del tiempo y una conclusión: lo de menos es que ocurrió o quien cometió el error.
Reconciliación, perdón, olvido, ... son un ejemplo de las palabras con las que definiríamos nuestro intento por reparar lo deteriorado, es decir, queremos volver a la normalidad una situación anormal.
Por supuesto también están esas de 'cuanto más lejos mejor'.
Creo que nunca he sido normal ni me apetece serlo. Si, es verdad que hace años caí en una profunda depresión, pero nunca he dejado de valorar lo verdaderamente importante.
La Vida es sorprendente, las sonrisas existen, sólo hay que buscarlas. Cada día aprendo algo nuevo, cuando alcanzo una meta quiero llegar a la siguiente. Mi hija, mi niño, mis amigos, ... me aportan confianza, etc.
Independientemente de lo anterior, hay situaciones anormales que quisiera vuelvan a la normalidad.
Sólo llamo a la oportunidad para recuperar la normalidad.
¿Y si lo que queremos es normalidad ante una situación anormal?
Nuestro idioma, tan rico en voces, también lo es en acepciones. Utilizamos palabras a las que adjudicamos uno de sus significados ignorando los demás.
Es cierto que de esa otra normalidad nos acordamos en casos extremos:
- X País empieza a volver a la normalidad tras el terremoto que ...
- X Ciudad vuelve poco a poco a la normalidad tras la inundación que ...
Y no tan extremos:
- Las elecciones en X están transcurriendo con normalidad ...
- La operación salida transcurre con normalidad ...
Esto es lo normal, como casi siempre, como casi con todas las palabras que pasan al olvido cuando dejan de ser necesarias y, resulta, que siempre son necesarias. Así la normalidad vuelve a ser lo que siempre fue, lo normal.
Seguro que si reflexionamos nos encontraremos con alguna de esas situaciones, amistad, familia o relación de cualquier tipo, que pasan por un momento complicado o, simplemente, ni están.
Sin embargo queremos recuperarlas porque son realmente importantes.
Malentendidos, peores momentos, palabras desafortunadas, ... una suma de errores que, en definitiva, da como resultado el paso del tiempo y una conclusión: lo de menos es que ocurrió o quien cometió el error.
Reconciliación, perdón, olvido, ... son un ejemplo de las palabras con las que definiríamos nuestro intento por reparar lo deteriorado, es decir, queremos volver a la normalidad una situación anormal.
Por supuesto también están esas de 'cuanto más lejos mejor'.
Creo que nunca he sido normal ni me apetece serlo. Si, es verdad que hace años caí en una profunda depresión, pero nunca he dejado de valorar lo verdaderamente importante.
La Vida es sorprendente, las sonrisas existen, sólo hay que buscarlas. Cada día aprendo algo nuevo, cuando alcanzo una meta quiero llegar a la siguiente. Mi hija, mi niño, mis amigos, ... me aportan confianza, etc.
Independientemente de lo anterior, hay situaciones anormales que quisiera vuelvan a la normalidad.
Sólo llamo a la oportunidad para recuperar la normalidad.