29 julio 2009

Declaración

Declaración

A lo largo de mi vida he escuchado, como la gran mayoría, las típicas frases a las que, bien por educación o por no generar un debate innecesario, simplemente no contesto.
Pues hoy tengo la necesidad de contestar alguna de ellas como si fuera una declaración de principios.

- Anda que vaya suerte que tienes con tu marido, ¡Como te ayuda en casa!
¿Perdón? Si tengo mucha suerte de estar con él, pero de que me ayuda ¡Nada! Colabora de la misma manera que lo hago yo.
Salimos y entramos en casa a la misma hora, entre los dos pagamos la hipoteca y los gastos, todo sale del mismo bolsillo: el de los dos. Y si la casa es de los dos ambos tenemos los mismos derechos y las mismas obligaciones, nadie ayuda a nadie en las engorrosas tares de la casa.

- Pobrecita, es que no tiene padre.
A esta frase si que contestaba desde bien pequeña.
¡Si tengo padre! además reconocido y llevo sus apellidos, lo que pasa es que murió antes de tiempo.

- ¡Que lastima! ¿Estás bien? o ¿Has visto?
No llevo nada bien la compasión, nunca la entendí. Si hay algo o alguien que realmente te da pena intenta ayudar, frases como esta no dan de comer, ni salvan vidas ni ayudan.
Es como esos católicos confesos de misa dominical que después de comulgar, a la salida, sólo les falta patear a los que piden limosna.

- Fulanita es esto o tiene lo otro.
No soporto que se etiquete a las personas, es la manera más fácil de no profundizar y no querer conocer al afectado/a. Si, por ejemplo, te catalogan como "mala leche" hagas lo que hagas dará como resultado - ¡Hija como te pones!, aunque no te hayas puesto de ninguna manera, pero llevas colgando una etiqueta y los demás se agarran a ella. Han evitado intentar averiguar como eres en realidad.

- Le han dado el puesto porque es el ojito derecho de ...
Más de lo mismo. ¿No podemos pensar que le han dado el puesto porque realmente se lo merece?
Pues si encima es mujer ni os cuento, pasa de ser el ojito derecho a estar relacionada íntimamente con el responsable del ascenso.

Se que la rumorología y el cotilleo forman parte de nuestra historia y cultura, pero son costumbres maliciosas y dañinas.
¡Ah! pero ¿Y cuando descubres que los rumores y cotilleos se refieren a ti? Entonces pones el grito en el cielo y tachas de mentiras lo que se habla de ti.
¿Y lo que tú has contado obre los demás? Ah, eso, ¡Y yo que sé!

Y no hablemos del deporte nacional: la envidia.
Mejor lo dejamos para otro post.

7 comentarios :

  1. Vivimos justificando lo injustificable y rotulando a todo el mundo.
    Vemos la paja en el ojo ajeno pero nunca la viga en el propio...es un clásico.
    Tus post son cada día mejores.TE FELICITO!!!!!
    Espero el de la envidia

    Beso grande

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  2. me Me parece maravillosa tú sinceridad, me hace recordar una frase que he escuchado cuando un dendo a punta a alguien mira que los otros apuntan hacia tí.
    Me gusta tú blog y te acompañare
    Un beso desde Venezuela

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  3. Muy buenas tus reflexiones. El cotilleo y la falsedad están a la orden del día en nuestro entorno. Abrazos

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  4. Tienes toda la razón, LaMar... Muchas son frases hechas que utilizamos casi sin pensar, en nuestras conversaciones cotidianas. No creo que se digan con malicia, sino como ya te he dicho, sin reflexionarlas. Otras quizás son parte de esa envidia sana o malsana que como humanos a veces nos precede. No sé, pero me gusta pensar que la gente no termina siendo tan malvada como a veces parece. Al menos me gusta pensarlo.

    Sólo que tú, sabiamente, has sabido exprimirlas todas y sacar un buen vaso de zumo.

    Besos.

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  5. Hola bichita23. Bienvenida, será un placer contar contigo y gracias por tu comentario. Un abrazo.

    Hola Ligia! Eso es, tu lo has dicho, la falsedad es lo que predomina. Gracias por tu comentario. Un abrazo enorme.

    Hola Onminayas! Tienes razón y quiero creer que la mayoría las utilizan sin pensar, ¡ojala!, pero antes de hablar ¿pensamos que lo que vamos a decir tiene consecuencias o simplemente lo soltamos sin importarnos a quien afecta?
    Eres un autentico Sol entre tanto nubarrón. Gracias. Un abrazo enorme

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  6. Olé... vaya reflexiones!!! y eso que ayer estabas tristona... pues te da una energía que ni me imagino un post tuyo cuando no estés de bajoncillo!!!
    Yo no soporto tampoco el que se compadezcan de una, ni la autocompasión (aunque a veces es esto se cae sin darse uno cuenta...), ni la envidia... pero lo que soporto menos aún es la prepotencia.

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  7. Hola Anita! Acabo de estar en tu blog leyendo tu corta aventura. Con mi post no pretendo juzgar a nadie, solo trato de contar como soy yo. ¡Ay! sabia yo que se me olvidaba algo ¡la prepotencia! tampoco la soporto. Gracias, y de nuevo bienvenida. Un abrazo enorme

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