Cuando empecé a introducir cambios en mi alrededor creció un ansia increíble por el color. Necesitaba ver alegría y los colores adecuados la atraen.
No me volví loca claro, pero algunos pequeños cambios en paredes, cortinas, objetos, etc. hacen que al abrir la puerta fluya una energía positiva (no quiero ser cursi pero no sé explicarlo de otra manera).
Al levantarme por la mañana la habitación no es tan monótona y cuando me siento en el salón, que es donde habitualmente estamos, lo que me rodea resulta acogedor.
Aquí tengo que hacer una observación porque además de la decoración, en el salón hay dos acuarios y un canario.
El canario me lo regaló mi marido la primera vez que estuve con depresión y canta como un loco. Reconozco que nunca quise pájaros en casa porque son algo guarros, pero admito que me animó un montón y ahora hablo con él todos los días.
Los acuarios son de esta depresión y también regalo de mi marido. Lo que empezó con una pequeña pecera se ha convertido en un acuario de más de doscientos litros con diferentes especies de agua caliente y otro de cuarenta y tantos con una rana albina. Requieren tiempo y cuidados, tiempo que no paso pensando. Siempre había oído que los peces relajan y ahora lo confirmo.
Y ya que hablo de mis inquilinos no puedo olvidarme de mis dos perros que se han convertido en mi sombra. No puedo dar un paso sin que me sigan, sobre todo el pequeño, un maltés inteligente e intuitivo que capta increíblemente mi estado de animo y hace lo que sea para obtener mi atención.
Si mi depresión continua y mi marido sigue haciendome regalos mi casa se convertirá en un zoo.
Bueno, el caso es que he empezado hablando de colores y termino contando mi relación con los animales.
Por cierto, si os gustan los animales y la literatura os recomiendo leer a Gerald Durrell, naturalista y escritor británico, 1925-1995. Empezad con "Mi familia y otros animales" y "Bichos y demás parientes" son autobiográficos y muy divertidos.
Ya me contareis que os parecen. Creo que por hoy he divagado bastante.
No me volví loca claro, pero algunos pequeños cambios en paredes, cortinas, objetos, etc. hacen que al abrir la puerta fluya una energía positiva (no quiero ser cursi pero no sé explicarlo de otra manera).
Al levantarme por la mañana la habitación no es tan monótona y cuando me siento en el salón, que es donde habitualmente estamos, lo que me rodea resulta acogedor.
Aquí tengo que hacer una observación porque además de la decoración, en el salón hay dos acuarios y un canario.
El canario me lo regaló mi marido la primera vez que estuve con depresión y canta como un loco. Reconozco que nunca quise pájaros en casa porque son algo guarros, pero admito que me animó un montón y ahora hablo con él todos los días.
Los acuarios son de esta depresión y también regalo de mi marido. Lo que empezó con una pequeña pecera se ha convertido en un acuario de más de doscientos litros con diferentes especies de agua caliente y otro de cuarenta y tantos con una rana albina. Requieren tiempo y cuidados, tiempo que no paso pensando. Siempre había oído que los peces relajan y ahora lo confirmo.
Y ya que hablo de mis inquilinos no puedo olvidarme de mis dos perros que se han convertido en mi sombra. No puedo dar un paso sin que me sigan, sobre todo el pequeño, un maltés inteligente e intuitivo que capta increíblemente mi estado de animo y hace lo que sea para obtener mi atención.
Si mi depresión continua y mi marido sigue haciendome regalos mi casa se convertirá en un zoo.
Bueno, el caso es que he empezado hablando de colores y termino contando mi relación con los animales.
Por cierto, si os gustan los animales y la literatura os recomiendo leer a Gerald Durrell, naturalista y escritor británico, 1925-1995. Empezad con "Mi familia y otros animales" y "Bichos y demás parientes" son autobiográficos y muy divertidos.
Ya me contareis que os parecen. Creo que por hoy he divagado bastante.
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