25 enero 2012

¡Y yo con estos pelos!

El interior secreto: ¡Y yo con estos pelos!

"Pour être belle il faut souffrir" Está frase formaba parte de una pared decorada al estilo Alfons Mucha que había en la peluquería a la que iba mi madre, y lo de "il faut suffrir" juro que es cierto.

Cuando era pequeña, ¡de edad! que ya veo a más de uno riéndose, mi madre era la que se encargaba de que mi abundante, muy muy abundante, melena estuviera perfecta. Pero para ello tenía su propio estilo, nada de acondicionador, según ella estropeaban el pelo y ademas lo dejaba sin brillo, y para desenredar el peine era lo mejor.
Yo ya había aprendido que llorar y gritar no servia de nada, así es que sólo me quedaba apretar muy fuerte los ojos y los dientes mientras agarraba la silla con las manos como si me fuera la vida en ello.

Veamos el proceso.
Abundante agua y enérgico "masaje" para enjabonarlo, primeros nudos. Lo frotaba como si quisiera quitar una mancha rebelde de una camisa, más nudos. Aclarado y segundo enjabonado de la misma manera, mi pelo era ya un nido de enredos. Y llegaba secarlo con la toalla, aquella melena era definitivamente una autentica maraña. Procedía al desenredado ¡con su querido peine! y ahí comenzaba mi suplicio. Mechón a mechón iba deshaciendo cada nudo y os puedo asegurar que se hacía eterno. Aparecía el secador ¡aquello no acababa nunca! para dejar mi melena perfectamente lisa, pero claro, cuando yo creía que había terminado ¡aparecía de nuevo el peine!

Si esta tortura coincidía con un viernes me dejaba llevar el pelo suelto todo el fin de semana, por supuesto con su correspondiente desenredado por la noche y a la mañana siguiente. Pero ¡Llegaba el lunes y había colegio! entonces tenía que llevar el pelo recogido.
Cada día era un peinado diferente, una coleta o dos, trenzas o lo que se le ocurriera. La coleta tenía que estar perfectamente tirante para que no se deshiciera en los habituales juegos infantiles de los recreos, y tirante estaba, que me hacía un "lifting facial" sin necesitarlo a mi tierna edad.
Como no había gomas que sujetaran bien mi pelo, las normales se caían enseguida, mi madre encontró unas que eran abiertas y un ganchito en cada extremo cuya función era enlazarse entre si, pero mi madre las estiraba al máximo y cada ganchito iba sujeto a un mechón de mi pelo con lo que su afán de que mi coleta no se deshiciera se hizo realidad.
Cuando llegaba a casa y me liberaba de aquel castigo siempre teníamos la misma "discusión" que, por supuesto, ganaba ella.

- Mamá ¡me duele el pelo!
- El pelo no duele hija.
- Pues a mi me duele.
- Vale, pues ya se te pasará.

Con el tiempo me enteré que, efectivamente, el pelo no duele, pero a mi aquel "dolor" me duraba hasta el día siguiente, en el que mi madre tenía ya pensada la tortura que me infligiría esa mañana y que duraría hasta la tarde.

Cuando ya me "independicé" de aquellos cuidados capilares ¿Adivináis que fue lo primero que hice? ¡Exacto! Comprarme un acondicionador y un cepillo ante la estupefacta mirada de mi madre.

Seguro que ahora entendéis el por qué de mi felicidad cuando decidía cortarme el pelo.

14 comentarios :

  1. Hola Chary,¡como me ha recordado mi infancia! ¡Exacto! Pero con algo más, las que montaba la buena señora con mi pelo al volver de la playa...ni te cuento!
    Yo también me independicé a muy temprana edad, con disgusto de ella, pero descansó mi pelo.

    Besos Corazón ;)

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    1. Jajajaja, creo que más de una hemos pasado por lo mismo. Gracias mi niña ;)
      Besos enormes

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  2. Pobriña, te imagino y...a parte de las risas...que guapa te llevaba mamá, y tú quejándote. Recuerdo el dolor de "pelo" con las coletas tan tirantes que casi no podías cerrar los ojos ;)

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    1. ¡Todas hemos sido víctimas! jajajaja. Yo me sentía como una chinita. Gracias mi niña ;)
      Besos enormes

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  3. uuuufffffffffffff!!!!como dolían los pelos con aquellas ridículas trenzas y coletas por eso ahora hago y desde hace mas de 40 años hago lo que se me antoja con mi pelo.besotes linda TQM.

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    1. Cuando me independicé de mi "peluquera" es lo que hice, pero mi madre iba de disgusto en disgusto jajajaja. Gracias mi niña ;) TQM
      Besos enormes

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  4. Soy un chico y además de otras diferencias yo siempre he tenido la constumbre de llevarlo muy corto, pero tanto mi mujer como mi hija, me encanta pasarme un buen rato cepillándoles su pelo después de lavarlo, aunque ahora con los modernos acondicionadores creo que tienen menos enredos, pero una vez quitados queda tan brillante...
    UN saludo.

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    1. ¡Que gran invento el de los acondicionadores! Desde hace tiempo lo llevo corto cortísimo y encantada de la vida ¡que comodidad! Gracias mi niño ;)
      Besos enormes

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  5. Uff, pobrecilla, no me puedo imaginar lo mucho que debía dolerte, a mí como mucho me hacían una coleta o me dejaban llevar el pelo suelto. Y quizás por eso siempre he conservado la melena después. Si tuviera recuerdos tan dolorosos, seguro que lo llevaría por los hombros, como mucho.
    Ay, eso de que para presumir hay que sufrir ha hecho mucho daño como lema...

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    1. A mi la frasecita no se me olvida desde luego. Yo ni por los hombros, cortito, entre otras muchas cosas por ni levantarme dos horas antes para arreglármelo. Gracias mi niña ;)
      Besos enormes

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  6. Pero si tu mami lo hacía con todo el cariño...
    Esta vez mi opinión personal poco o nada cuenta. Yo le declaré al guerra al pelo cuando vi como se suicidaba lanzándose desde mi cabeza.

    Un beso mi niña.

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    1. De eso no tengo dudas ¡pero hay cariños que jooooooo! jajaja. En serio, me llevaba siempre como un pincel.
      Mira que me extraña que se quisiera suicidar y se tirara de esa linda cabecita, yo creo que querían ver mundo jejejeje ;)
      Besazos enormes mi querido Gladiador

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  7. Me ha encantado volver a escuchar la cancion de Mecano, me has producido una sonrisa, hay canciones que te traen un sonrisa, y esta es una de ellas.
    Bravo mi pirata.

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    1. A mi también me gusta y, quizás, sea la menos conocida de Mecano ¡y ya es difícil!
      Besos enormes ;))

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