Leyendo, hace tiempo, un post de mi querida amiga
De interés sobre escribir sonrisas me acordé de algo que tenia olvidado en algún rincón de mi memoria, algo que significó mucho en su momento y que de repente perdió su significado.
Una de las mejores cosas de mi querido y anterior trabajo era compartir, conocer gente no solo por el nombre, descubrir facetas inesperadas, escuchar, aprender y a cambio recibir ... sonrisas, el mejor de los agradecimientos.
Finalizando la celebración de una de nuestras muchas actividades, un compañero muy querido nos sorprendió con un regalo al director y a mi.
Esperé a que el director abriera el suyo, era un retrato de él a carboncillo y lo agradeció emocionado.
Ahora me tocaba a mi, y al abrirlo me encontré también con mi retrato a carboncillo, pero este era especial, por detrás llevaba una dedicatoria:
- ¡Gracias por tu sonrisa!
No supe que decir a parte de un emocionado ¡gracias! acompañado de los besos y abrazos propios de mi yo de entonces. No podía dejar de mirarlo ¡era yo! ¡era mi sonrisa! y era lo suficientemente importante para que alguien quisiera retratarla y regalármela.
El cuadro esta en mi mesita de noche y hacia mucho que no lo miraba y mucho más que no lo miraba como hoy, satisfecha y orgullosa.
La gente que lo ha visto ha dado todo tipo de opiniones, - no pareces tu, - que bonito, ... y siempre me dio igual lo que pensaran, lo importante para mi es lo que representa, lo que mi compañero quería plasmar y eso lo hace la mejor obra de arte.
Le he sacado una foto tanto a la sonrisa como a la dedicatoria y es la que veis aquí, esta es mi sonrisa vista con el corazón.
Había olvidado lo importante que es sonreír, pero sonreír a los demás, es como hacer un regalo. Si queremos sonrisas tenemos que pintarlas nosotros primero en nuestro rostro. No podemos exigirlas pero si agradecerlas sonriendo también.
- ¡Gracias por tu sonrisa!