11 agosto 2009

Felicidad

Felicidad

- Palmas palmitas ...
Mi niño se ríe y yo aprovecho para darle una cucharadita de papilla porque está empezando a probar alimentos e ir dejando su querido bibi.

- Cinco lobitos ...
Otra cucharadita. Hay que ir despacio, son nuevas texturas y nuevos sabores. Sigue riendo.

- El corro de la patata ...
Le gusta que le cante, se ríe a carcajadas y así jugando va comiendo sin darse cuenta.

- Mira cariño un avión ¡brrrrrrrr!
Y él mira la cuchara y abre la boquita.

- ¡Que bien! mi niño se va ha hacer muy grande.
Sigue riendo.

- El patio de mi casa ...
Casi hemos terminado.

- La gallina turuleta ...
Se me acaba el repertorio de canciones infantiles, pero no importa, volvemos a empezar, a él le gusta.

- Mira cariño, es la última.
Sigue riendo y hemos terminado con la papilla.

Levanta sus bracitos para que le coja y no puedo resistirme, así aprovecho y le lavo la carita, con tanta risa tiene papilla hasta en sus enormes pestañas.
- Ufff! mi amor, creo que también voy a cambiarte el pañal.

Pero cambiarle ya no es tan fácil, porque se revuelve y se mueve por toda la cama y se ríe cuando le cojo.
Le coloco para ponerle el pañal limpio y otra vez se da la vuelta y empieza a arrastrase por la cama. Para él es un juego y a mi me encanta verle reír.

Por fin ya está limpito, le cojo en brazos y le abrazo ¡huele también!, me vuelvo loca dandole besos y el se ríe y hace ruidos para acompañarme en mi locura.

Tiene sueño y le acuesto en su cuna. Se duerme enseguida y yo me quedo mirandole, no hay nada mejor en el mundo.

Parece mentira que una escena como esta, tan simple y habitual en cualquier parte del mundo, pueda dar tanta felicidad.

El domingo y el lunes mi niño estuvo en casa y ejercí de abuela, el lunes además le tuve solo para mi. No me importa parecer egoísta. Estos pequeños ratitos alimentan mi corazón.

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10 agosto 2009

Ayer y Hoy

Ayer y Hoy

No veo,
no oigo,
no siento.

Sólo negro,
sólo silencio,
sólo soledad.

Un abismo eterno,
un vacío atronador,
un llanto infinito.

No soy.
No puedo.

No estoy.
No quiero. 
laMar, Madrid, Junio 2008


Entre las muchas cosas que escribí en un cuaderno que quería ser diario, estaban estas palabras con las que intentaba explicarme a mi misma cual era mi estado de animo.

Leídas ahora, con la distancia como amiga y el tiempo como aliado, me doy cuenta de lo que ha significado abrir este blog.
En otra ocasión ya os conté la diferencia que había supuesto para mí empezar a publicar lo que sentía, por que escribir ya llevaba tiempo haciendolo y la prueba es esta, no puedo encontrar un ejemplo mejor.

Las cosas que hacen daño hay que sacarlas afuera por que si no acaban enquistandose.
Mi cuaderno era eso, mío, solo yo escribía y solo yo lo leía, no había criticas ni apoyos, solo una enorme espiral de escritos negros y lecturas oscuras.

Hoy, ahora, también hay malos momentos pero hay luz al final, como un faro que me guía para no encallar a pesar de las tormentas, asegurandome que los malos tiempos son pasajeros y que el Sol sale para todos.

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08 agosto 2009

Quiero regalarte un sueño

El Interior Secreto: Quiero regalarte un sueño


Quiero regalarte un sueño.

Un cielo azul con nubes blancas
que dibujan formas para jugar.
Un inmenso jardín que huele a primavera
repleto de flores y colores.

Un paseo hasta el final del Arco Iris
donde nos espera el duende con su olla
llena de ilusiones.
Una habitación sin paredes donde escuchar
la mar y sentir el aire.
Una emisora de radio que sólo emite
risas y buenas noticias.

Amigos de verdad, a prueba de silencios
y ausencias injustificadas.
Abrazos sinceros y sin pedirlos.
Miradas de frente sin nada que ocultar.
Los labios que buscas y los besos que añoras.

¿Sabes? Quiero regalarte un sueño. 

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06 agosto 2009

Recuerdo cuando era niña

El Interior Secreto: Recuerdo cuando era niña

A lo largo de mi vida he conocido a muchas personas. Unas forman parte de mi mundo, otras estuvieron pero tomaron caminos diferentes y de otras simplemente no queda ni el nombre.

Cuando aun era una niña, recuerdo la importancia de las amigas, esas con las jugaba en el recreo o en las tardes de buen tiempo en El Retiro.

- ¡Mama!, mi amiga Marta me ha dicho que ...
- ¡Mama!, Marta no me ajunta ...
- ¡Mama!, María no quiere jugar conmigo ...

Mi colegio era femenino (os hablo de mediados de los sesenta y primeros de los setenta) y nosotras encantadas porque los niños solo estorbaban.
Yo me que daba a comer así es que el grupo de amigas lo formábamos las que estábamos más tiempo juntas. Eramos inseparables.

En todos los grupos siempre hay un líder y nosotras también la teníamos. Era la que decidía a que jugábamos y cuando y la seguíamos a pies juntillas. También era la que lo sabia todo, la que nos descubría los misterios de la vida.
Ella fue la que nos informó, con cara de mayor y de "pobrecitas de lo que se van ha enterar", de que los Reyes Magos no existían, que eran los padres.

- ¡Mamaaaaaaaaaaa! Susana dice que los Reyes Magos no existen.

Y mi pobre madre con cara de pena por la inocencia perdida, me confirmo la triste noticia, pero recurrió a "que ya era mayor" para que no se lo contara a mi hermano porque aun era pequeño (sólo le llevo un año). Y con este pacto consiguió mi silencio.

De la misma manera nos enteramos de que ¡tampoco existía el Ratoncito Pérez!

- ¡Mamaaaaaaaaa! Susana dice ...

Y mi madre la misma cara de pena y cierto aire de "a Susana la voy a matar"

- ¿Sabéis? a los niños no los trae la cigüeña, salen de la tripa de las mamás.
- ¡Hala! ¿si? ¿y como se meten ahí?
- No se meten tonta, están siempre ahí pero son muy pequeñitos. Cuando los papás le dan un beso en la boca a las mamás empiezan a crecer y cuando son grandes el medico los saca.

- ¡Mamaaaaaaaaaaaaa! que Susana dice que los niños ...

A estas alturas mi madre estaba dispuesta a cargarse a Susana.
Y mientras mis amigas espiaban a sus padres para ver si iban a tener algún hermanito, yo estaba tan tranquila porque mi mamá no tenia a mi papá para darle besos.

Y seguíamos creciendo entre juegos y confidencias. De repente un día en clase de gimnasia, nos dimos cuenta de que una compañera llevaba sujetador, y fuimos corriendo a ver que la pasaba. No le pasaba nada malo, como es lógico, simplemente su cuerpo estaba cambiando.

- ¿Y a nosotras también nos van a crecer las tetas?
- Pues claro ¿o no ves que todas las mujeres las tienen?

Pues no, nunca había pensado en mí como mujer ¡era una niña!

- ¡Mamaaaaaaaaaaaaaaa! ...

Pero no solo tuvimos que empezar a llevar sujetador (los de entonces picaban como demonios que no existía la lycra), si no que empezaron a salirnos pelos donde no pensábamos que pudieran salir y nos mirábamos las unas a las otras para descubrir si había más cosas que nos tenían que cambiar.

- ¡Mamaaaaaaa! ...
- No te preocupes hija, que con la cera te los quito y ni se nota.
- ¿Qué cera? ¿esa que calientas en ese cacharro pringoso?
- Si, pero no te preocupes, que no te vas a enterar.
- ¿Como que no me voy a enterar si me vas a poner encima una cosa que quema y luego me vas a dar un tirón? Además ¿Para que salen estos pelos si luego hay que quitarlos cada dos por tres porque siguen creciendo?
- Cariño es que te estas haciendo mujer.
- ¡Pues yo no quiero ser mujer!

Y Susana nos seguía "educando" en los misterios de la vida, porque los cambios no habían terminado, quedaba el premio gordo. En aquellos tiempos había temas que en casa no se hablaban, pero que nos importaba a nosotras ¡si teníamos a Susana!
Gracias a ella nos enteramos que, llegado el momento, una vez al mes sangrábamos durante tres o cuatro días y que ¡encima dolía! Ante tanta cantidad de información no deseada yo me callaba, pensando que a mi eso no me iba a pasar.

- ¡MAMAAAAAAAA!
- ¿Qué te ha pasado? (llegó corriendo y con los ojos desorbitados porque mi grito se había oído en todo Madrid).
- ¡Ay hija que susto me has dado! contestó mientras yo le enseñaba la prueba de mi "cambio"
- No pasa nada cariño, ¡ya eres mujer! sólo eso. Mira te tienes que poner una compresa así ... Y ahora tienes que tener cuidado con los chicos, no dejes que te toquen, porque a partir de ahora vas a llamar la atención y tienes que ser decente que así los chicos te valoraran más.

¿Como que ya era mujer y que sólo era eso? ¿Y que tienen que ver los chicos en esto? Que no, que estaba sangrando y ¿Qué era eso de que ahora me tenia que poner esos "pañales"?, Porque eran unos tubos de gasa rellenos de un montón de capas de algodón que abultaban más que una cajetilla de tabaco y por supuesto no tenían adhesivo, ni alas, ni celulosa ultra absorbente, ni venían en discretos envoltorios, ni se sabia lo que era la palabra "extraplana"

- Pero mamá Susana dice que hay unas cosas que se llaman tampones ...
- ¡Mira estoy de Susana hasta el moño! y de tampones nada, que eso no puede ser bueno.

Pero ¿Como que no? ¡Si son el mejor invento después de la lavadora!

Y las hormonas empezaron de repente a tener vida propia, empezamos a sentir cosas que no conocíamos pero ahí estaba Susana para explicarnoslo todo. Ella fue la primera que se besó con un chico y, por supuesto, nos dio todo tipo de detalles, porque nosotras queríamos estar preparadas y saber que teníamos que hacer cuando llegara el momento.

- ¿Qué te metió la lengua en la boca? ¡Que asco!
- Que no da asco, que ya veréis como os gusta.
- Eso lo dirás tú, a mi no me mete la lengua en la boca nadie.

Y apareció el primer amor, ese que es el único, el hombre de mi vida, mi Romeo. Y llegó el primer beso y a éste le sucedieron otros. Como también hubo otros amores, tan dramáticos como corresponde a esa edad.

Acabamos el colegio y cada una siguió su camino, pero me acuerdo de todas ellas, de sus nombres y apellidos, de sus caras ... Todas aportaron su trocito a mi vida y me gusta pensar que ellas también me recuerdan con el mismo cariño.


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Mis manos

Mis manos

Aquí están mis manos vacías para que las llenes.
Aquí tienes mis manos para mecerte en tus sueños.
Aquí te ofrezco mis manos para acariciar tus penas.

Estas son mis manos, las que te buscan en tu ausencia
las que necesitan de las tuyas para no perderse.
Estas son mis manos, las que ocultan mi rostro
para no mostrar mi llanto.
Estas son mis manos, abiertas para recibir
abiertas para dar.

Aquí están mis manos llenas de amor,
de ternura, de ilusión, de caricias, de pasión,
de locura, de sensatez, de palabras,
de silencios, de ansiedad, de serenidad.

Aquí están mis manos, tómalas.

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05 agosto 2009

Alma

Alma

Siempre me he preguntado qué es el Alma, porque es una palabra que forma parte de nuestro vocabulario y la utilizamos frecuentemente para expresar sentimientos y emociones, pero no la vemos ni podemos tocarla.

Cuando decimos "Me duele el alma" ¿Es más qué si doliera el corazón?
O cuando expresamos "Te quiero con el alma" ¿Se quiere más qué con el corazón?

Yo sé donde tengo mi corazón, le oigo, le siento latir cuando me pongo la mano en el pecho y noto como se acelera con las emociones, pero no sé donde buscar mi Alma.

Mi cabeza dirige las ordenes que mi cuerpo está obligado a cumplir, como respirar para no ahogarme, parpadear para que mis ojos no se sequen, andar para no pararme o hablar para no callarme, pero no sé que es lo que ordena mi Alma.

Tener al Alma limpia o sucia ¿Significa qué te importa lo qué te rodea y te identificas con el amor o el dolor de los demás? ¿O qué colaboras en el fracaso y ahondas en su dolor?

¿Puede ser el Alma la esencia principal qué forman en conjunto la cabeza y el corazón?

Yo sólo puedo imaginarla por lo que es, como una ilusión y como tal le doy la forma y el color que el momento requiera.

Es el Alma una prueba de fe por lo que no es racional ni consciente pero alimenta nuestra fuerza interior.

El Alma es la suma de nuestras virtudes y defectos, la balanza que los equilibra.

El Alma somos cada uno de nosotros, es nuestra identidad.


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