Hay días que amanecen y parecen simplemente un día más. Días en los que me levanto, preparo el café y me siento a desayunar sin sentir nada especial, sin nada concreto en mi cabeza y afronto mi rutina sin protestar. Una rutina que es nueva para mi y con la que convivo desde hace más de año y medio. Una rutina que no me gusta pero acepto.
Pero los segundos pasan a ser minutos y estos horas, hay evolución en la marcha inexorable del tiempo.
Y es esta evolución la que de repente decide romper la rutina y plantea preguntas o propone planes a corto plazo.
Ayer mi neurona depre decidió hacerse fuerte aprovechando el cansancio del insomnio, pero sus compañeras y yo nos hemos organizado en un frente común para plantarle cara.
Ayer fue día de decisiones sorpresa, de realizar actos sin pensar para no arrepentirme y no dar marcha atrás.
Ayer afronté mis miedos y decidí sacar de nuevo al aire mis demonios, y no me arrepiento porque cada vez son más débiles y eso les hace vulnerables, es la señal de que voy venciendo batallas, es la señal de que puedo ganar la guerra.
Sé que aun habrá días en los que me esconderé, que la tristeza tiene aun mucho que decir, que volveré a caer por que mis fuerzas fallen.
Sé que aun tengo mucho que llorar. Pero hoy en el espejo se insinuaba una sonrisa conocida, una vieja amiga que echaba de menos, era mi sonrisa, la que hasta hace poco era mi compañera inseparable, la que se convirtió en mi imagen.
Ayer no fue simplemente un día más.
Pero los segundos pasan a ser minutos y estos horas, hay evolución en la marcha inexorable del tiempo.
Y es esta evolución la que de repente decide romper la rutina y plantea preguntas o propone planes a corto plazo.
Ayer mi neurona depre decidió hacerse fuerte aprovechando el cansancio del insomnio, pero sus compañeras y yo nos hemos organizado en un frente común para plantarle cara.
Ayer fue día de decisiones sorpresa, de realizar actos sin pensar para no arrepentirme y no dar marcha atrás.
Ayer afronté mis miedos y decidí sacar de nuevo al aire mis demonios, y no me arrepiento porque cada vez son más débiles y eso les hace vulnerables, es la señal de que voy venciendo batallas, es la señal de que puedo ganar la guerra.
Sé que aun habrá días en los que me esconderé, que la tristeza tiene aun mucho que decir, que volveré a caer por que mis fuerzas fallen.
Sé que aun tengo mucho que llorar. Pero hoy en el espejo se insinuaba una sonrisa conocida, una vieja amiga que echaba de menos, era mi sonrisa, la que hasta hace poco era mi compañera inseparable, la que se convirtió en mi imagen.
Ayer no fue simplemente un día más.