Mi padre era un gran amante de la fotografía. Aparte de poseer unas cámaras fantásticas, como por ejemplo una Leica que aun conservamos, tenia un completo equipo de revelado en casa.
Era un hombre pegado a una cámara y sus mejores modelos éramos nosotros, su mujer y sus hijos.
Mi primera foto es en el hospital nada más me dejaron en la habitación y, desde ese momento hasta su fallecimiento, hay cuatro años completos de mi vida en papel fotográfico. Porque, aparte de hacerlas y revelarlas él mismo, hacia copias para toda la familia, así de orgulloso estaba de sus retoños. De mi en concreto, llegó a confeccionar unas carpetilla de esas con cerillas, que llevaba como ilustración mi carita de bebé para celebrar mi nacimiento y las regalo a diestro y siniestro, en vez de puros que era lo que se estilaba entonces, él regaló la cara de su niñita. Sólo queda una y la tengo yo guardada como oro en paño y ¡ni se toca!
También era aficionado a las diapositivas, éstas ya en color y reveladas en casas especializadas. Hay una autentica colección de la Rosaleda del Retiro y la del Parque del Oeste que aun conservan los colores vivos, flores hermosas y primaverales dignas de exposición.
Conforme íbamos creciendo quiso inculcarnos su pasión y nos regaló una cámara de fotos a cada uno.
La que veis en la foto soy yo con 3 años haciendo una foto a mi padre a la vez que él me la hacia a mi. Lo que tengo en las manos es mi primera cámara de fotos de verdad ¿a que no lo parece? pues si, es así de pequeña y hace fotos de verdad.
La he hecho una foto con su funda de cuero y todo, colocándola encima de mi mac portátil para que os hagáis una idea de su tamaño, aunque viéndola en la manitas de una niña de tres años supongo que ya os lo habréis imaginado.
La cámara está perfecta, es una Kiku16 model II, pero ya no hay carretes para ella y la funda ha perdido su cinta de colgar, era tan finita que no hace mucho se rompió ¡pero la tengo guardada! La de mi hermano es un pelín más grande, pero no mucho más, lo suficiente para que las diferenciáramos y no nos peleáramos.
Si, heredé su pasión por la fotografía, no a su nivel, pero me gusta y, dicen, que no tengo mal ojo para tirar buenas fotos. Ahora tengo una Pentax digital que me trajeron los reyes hace 2 ó 3 años y estoy encantada con ella ¡la llevo a todos sitios! prefiero hacer las fotos con la cámara que tener que hacerlas con el móvil, no por que salgan mejor o peor, simplemente porque para hacer fotos están las cámaras fotográficas y el teléfono está para otras cosas, soy así de rara ¡no lo puedo evitar!
Schevi me acaba de descubrir la historia de estas mini cámaras, la encontrareis en su genial post "Cuando fui espía" en el blog La isla Tuerta, solo tenéis que pinchar aquí para verlo.
Era un hombre pegado a una cámara y sus mejores modelos éramos nosotros, su mujer y sus hijos.
Mi primera foto es en el hospital nada más me dejaron en la habitación y, desde ese momento hasta su fallecimiento, hay cuatro años completos de mi vida en papel fotográfico. Porque, aparte de hacerlas y revelarlas él mismo, hacia copias para toda la familia, así de orgulloso estaba de sus retoños. De mi en concreto, llegó a confeccionar unas carpetilla de esas con cerillas, que llevaba como ilustración mi carita de bebé para celebrar mi nacimiento y las regalo a diestro y siniestro, en vez de puros que era lo que se estilaba entonces, él regaló la cara de su niñita. Sólo queda una y la tengo yo guardada como oro en paño y ¡ni se toca!
También era aficionado a las diapositivas, éstas ya en color y reveladas en casas especializadas. Hay una autentica colección de la Rosaleda del Retiro y la del Parque del Oeste que aun conservan los colores vivos, flores hermosas y primaverales dignas de exposición.
Conforme íbamos creciendo quiso inculcarnos su pasión y nos regaló una cámara de fotos a cada uno.
La que veis en la foto soy yo con 3 años haciendo una foto a mi padre a la vez que él me la hacia a mi. Lo que tengo en las manos es mi primera cámara de fotos de verdad ¿a que no lo parece? pues si, es así de pequeña y hace fotos de verdad.
La he hecho una foto con su funda de cuero y todo, colocándola encima de mi mac portátil para que os hagáis una idea de su tamaño, aunque viéndola en la manitas de una niña de tres años supongo que ya os lo habréis imaginado.
La cámara está perfecta, es una Kiku16 model II, pero ya no hay carretes para ella y la funda ha perdido su cinta de colgar, era tan finita que no hace mucho se rompió ¡pero la tengo guardada! La de mi hermano es un pelín más grande, pero no mucho más, lo suficiente para que las diferenciáramos y no nos peleáramos.
Si, heredé su pasión por la fotografía, no a su nivel, pero me gusta y, dicen, que no tengo mal ojo para tirar buenas fotos. Ahora tengo una Pentax digital que me trajeron los reyes hace 2 ó 3 años y estoy encantada con ella ¡la llevo a todos sitios! prefiero hacer las fotos con la cámara que tener que hacerlas con el móvil, no por que salgan mejor o peor, simplemente porque para hacer fotos están las cámaras fotográficas y el teléfono está para otras cosas, soy así de rara ¡no lo puedo evitar!
Schevi me acaba de descubrir la historia de estas mini cámaras, la encontrareis en su genial post "Cuando fui espía" en el blog La isla Tuerta, solo tenéis que pinchar aquí para verlo.