Apenas tengo recuerdos de vestir un maillot, leotardos y calzarme unas bailarinas.
Ni siquiera llegué a ponerme el clásico tutú ni las zapatillas de ballet.
Era muy pequeña y las clases las daban en el colegio, pero duraron poco. Aun así siempre he sentido pasión por la danza contemporánea y el ballet clásico.
No me viene de familia y este país, reconozcámoslo, tampoco tiene una gran cultura en ninguna de estas disciplinas, a pesar de tener grandes figuras que, por supuesto, han triunfado a nivel internacional e incluso han llegado a ser primeros bailarines en las mejores compañías y reconocidos fuera de España.
Quizás me aficionara a través de la música, siempre me gustó esa asignatura, fui buena alumna y tengo buen oído. Se tocar la flauta y la guitarra española, aprendí solfeo y canto y sé leer una partitura.
Pero cuando las clases empezaron a incluir teoría, historia de la música y la vida y obra de los grandes compositores, ahí fue cuando realmente la música se volvió una afición. Además, el colegio planificó una serie de visitas matutinas los sábados al Teatro María Guerrero, en las que disfrutábamos de amenos conciertos que nos iniciaban en el maravilloso mundo de la música clásica.
En aquella época, 1977-78, mi madre me llevó al cine a ver la película “Paso decisivo” (The turning point), interpretada por Anne Bancroft y Shirley MacLaine y … ¡Mijaíl Baryshnikov!
Hasta ese momento ignoraba por completo quien era aquel hombre capaz de hacer aquellas piruetas increíbles ¿Cómo se podía llegar a bailar así? Era, y es, maravilloso verle interpretar la música con su cuerpo. Por su papel en esta película estuvo nominado al Oscar como mejor actor secundario.
A partir de ese momento Misha se convirtió en mi ídolo y devoré toda información que, sobre él, llegaba a mis manos.
En 1985 estrenó “Noches blancas” (The white nights) en la que era protagonista junto a Gregory Hines e Isabella Rossellini.
En 1987 también participó en la película Dancers. Y en televisión tuvo un papel relevante en la última temporada de Sexo en la ciudad.
Tiene un premio Tony por su participación en la obra teatral de Broadway "Metamorfosis" de Frank Kafka.
Hasta hace tres años no he tenido la oportunidad de verlo bailar en vivo y en directo. Vino a Madrid con un espectáculo de su Fundación y mi hija consiguió entradas, en el gallinero, pero las consiguió. Con casi 60 años es impresionante lo que da en cada actuación. E imaginaros lo que supuso para mi estar allí y poder disfrutarlo ¡Increíble!
Ni siquiera llegué a ponerme el clásico tutú ni las zapatillas de ballet.
Era muy pequeña y las clases las daban en el colegio, pero duraron poco. Aun así siempre he sentido pasión por la danza contemporánea y el ballet clásico.
No me viene de familia y este país, reconozcámoslo, tampoco tiene una gran cultura en ninguna de estas disciplinas, a pesar de tener grandes figuras que, por supuesto, han triunfado a nivel internacional e incluso han llegado a ser primeros bailarines en las mejores compañías y reconocidos fuera de España.
Quizás me aficionara a través de la música, siempre me gustó esa asignatura, fui buena alumna y tengo buen oído. Se tocar la flauta y la guitarra española, aprendí solfeo y canto y sé leer una partitura.
Pero cuando las clases empezaron a incluir teoría, historia de la música y la vida y obra de los grandes compositores, ahí fue cuando realmente la música se volvió una afición. Además, el colegio planificó una serie de visitas matutinas los sábados al Teatro María Guerrero, en las que disfrutábamos de amenos conciertos que nos iniciaban en el maravilloso mundo de la música clásica.
En aquella época, 1977-78, mi madre me llevó al cine a ver la película “Paso decisivo” (The turning point), interpretada por Anne Bancroft y Shirley MacLaine y … ¡Mijaíl Baryshnikov!
Hasta ese momento ignoraba por completo quien era aquel hombre capaz de hacer aquellas piruetas increíbles ¿Cómo se podía llegar a bailar así? Era, y es, maravilloso verle interpretar la música con su cuerpo. Por su papel en esta película estuvo nominado al Oscar como mejor actor secundario.
A partir de ese momento Misha se convirtió en mi ídolo y devoré toda información que, sobre él, llegaba a mis manos.
En 1985 estrenó “Noches blancas” (The white nights) en la que era protagonista junto a Gregory Hines e Isabella Rossellini.
En 1987 también participó en la película Dancers. Y en televisión tuvo un papel relevante en la última temporada de Sexo en la ciudad.
Tiene un premio Tony por su participación en la obra teatral de Broadway "Metamorfosis" de Frank Kafka.
Hasta hace tres años no he tenido la oportunidad de verlo bailar en vivo y en directo. Vino a Madrid con un espectáculo de su Fundación y mi hija consiguió entradas, en el gallinero, pero las consiguió. Con casi 60 años es impresionante lo que da en cada actuación. E imaginaros lo que supuso para mi estar allí y poder disfrutarlo ¡Increíble!
Breve biografía: Mijaíl Nikoláyevich Baryshnikov es un bailarín, coreógrafo y actor estadounidense de origen soviético. A menudo se le reconoce como el mejor bailarín de ballet del mundo. El crítico Clive Barnes una vez le llamó «el bailarín más perfecto que jamás he visto». Baryshnikov es un bailarín único por varias razones. Es de baja estatura, por lo que tuvo que trabajar arduamente para combatir su falta adecuación para determinados papeles. Su forma de bailar es reconocida como de «libro de texto» por su brillante técnica, separación emocional y uso de «bravura», que se define como un estilo masculino y atrevido.
Nació en Riga en 1948 en la República Socialista Soviética de Letonia (Unión Soviética).
Asistió a las clases de Aleksandr Pushkin, quien anteriormente había enseñado a Rudolf Nuréyev. Pushkin fue «como un padre» para él. Al completar sus estudios, se unió al Ballet Kírov en Leningrado. Hizo su debut profesional como solista en Giselle. Después de tan solo dos años como profesional, se le ofreció su primer papel principal en Gorianka de Oleg Vinograd, papel coreografiado específicamente para Baríshnikov.
Después de conocer al coreógrafo francés Roland Petit en Leningrado, este lo invitó a participar en una gira por Canadá. En 1974, durante esta gira, el bailarín pidió asilo político en Toronto. Más tarde se trasladaría a los Estados Unidos donde fue bailarín principal con el American Ballet Theatre.La década de los 90 aportó grandes cambios para el bailarín, que no sólo continuó su actividad en producciones cinematográficas (Company Business, con Gene Hackman) El cambio más importante en su vida profesional se registró tras la decisión de abandonar el ballet, cambiándolo por la danza moderna al fundar White Oak Dance Project, una compañía de giras que fundó junto con Mark Morris y de la que fue director artístico. En 2004 abrió su Centro de las Artes en Nueva York.
Fuentes: Wikipedia, Mipunto.com, Mikhail Baryshnikov.
Escena de la película "Noches blancas"
Próximamente: Víctor Ullate, Julio Bocca, Nacho Duato, Hernan Piquin, Sara Baras, Rafael Amargo, Los Vivancos, y algunos más.