No sabía cuando, ni tampoco por que, únicamente que de repente se vio buscando aquellos ojos y que según pasaba el tiempo esa búsqueda se convertía en atracción y, ésta, en amor. Hacía lo posible por encontrase con aquellos ojos, pero para ella era tan sólo un amor platónico, se convencía a si misma de que lo que ella sentía no era ni podía ser reciproco, pero disfrutaba en silencio de aquel sentimiento con el que estaba reviviendo sensaciones olvidadas. Era un sueño, tan sólo era un sueño para ella.
Él si sabía cuando, pero tampoco el porque, únicamente que de repente se vio buscando aquella mirada y que según pasaba el tiempo esa búsqueda se convirtió en atracción. Hacía lo posible por encontrase con aquella mirada. Disfrutaba en silencio de aquel sentimiento con el que estaba reviviendo sensaciones olvidadas que no encajaban en su personalidad ni en su vida. Era un sueño, tan sólo era un sueño para él.
Aquellas miradas se volvieron cada vez más descaradas por ambas partes, pero los dos tenían responsabilidades familiares y se fue pasando el tiempo sin que ninguno dijera nada, pero sintiendo cada vez más la cercanía.
El descaro de sus miradas era cada vez más evidente y, poco a poco, se fueron dejando llevar.
Hasta que él no pudo más y le contó lo que sentía. Ella no daba crédito a lo que estaba escuchando, eran las palabras con las que llevaba tanto tiempo soñando, sentía una mezcla de sorpresa, incredulidad y vértigo, pero no pudo callar y le confesó lo que durante tanto tiempo había llevado en silencio.
Ella tuvo claro desde el principio cual era la situación y la asumía, disfrutaría de él mientras aquella relación durara lo que tuviera que durar. Sabía que le quería, no le cabía ninguna duda, pero también que era la parte prescindible en la vida de él.
Hubo momentos inolvidables, palabras de las que se graban en el corazón, horas que los dos contaban para volverse a encontrar. Sólo eso, tan sólo conversaciones, juegos de palabras y confesiones. No hubo más, no tenían prisa, querían asegurarse de que no era tan sólo un sueño. Ella estaba segura de que no lo era, pero él empezó a dudar, a sentirse culpable y algo empezó a fallar.
Ella sabía que el adiós llegaría en cualquier momento, había empezado a conocerle y estaba segura de que antes o después él daría por finalizada aquella relación que apenas había empezado.
Y el adiós llego disfrazado de un hasta luego. Él tenía tantas dudas, sentía tanta culpabilidad que necesitaba darse un tiempo. Y ese tiempo se convirtió en un trato consigo mismo en el que ella no entraba, todo lo contrarío, quería que desapareciera de su vida y así lo hizo.
No hubo más miradas, aquellos ojos no volvieron a encontrarse y ella empezó a sentir un inmenso vacío, le seguía queriendo pero deseaba con todas sus fuerzas que él fuera feliz. Lo que nunca esperó era que aquel adiós se convirtiera en cruel y empezaron las dudas sobre si lo que él le había dicho de forma tan especial había sido real, si lo había sentido de verdad.
Nunca lo supo, el silencio fue lo único que escuchó. Le dolía en el corazón pero siguió esperando una palabra, quizás algún día ...
FIN