Cruzarme con tu mirada
y reaccionar mi cuerpo
es tan sólo uno.
Enciendes la corriente
que acelera mi sangre,
y al acercarme, mi corazón
aún más deprisa late.
Cojo tus manos para 
que rodeen mi cintura,
y mientras, las mías
como una caricia,
acercan tu boca amada.
Son besos suaves, ligeros,
como si fuera la vez primera.
Cuanto más se reconocen
nuestros labios más húmedos
se vuelven los besos, como
si un tesoro escondido 
nuestras bocas buscaran.
Y ya tus manos no están
en mi cintura ni las mías
acarician tu rostro.
Ahora tienen vida
y se dejan llevar por el ritmo
acelerado de nuestros latidos.
Nuestras manos van reconociendo
nuestros cuerpos en cada caricia,
paso a paso, poro a poro,
sin prisa, tan sólo existe
el placer del contacto,
mirarnos y encontrarnos
en ese instante único
del amor y el deseo
más intenso.
Un momento en el que
tan sólo hablan las miradas.
Tu y yo desnudos, abrazados,
y mirarnos sólo por placer.
Mirarnos sólo por la dicha
de hacerlo, sin nada más.
Tan sólo mirarnos.
y reaccionar mi cuerpo
es tan sólo uno.
Enciendes la corriente
que acelera mi sangre,
y al acercarme, mi corazón
aún más deprisa late.
Cojo tus manos para 
que rodeen mi cintura,
y mientras, las mías
como una caricia,
acercan tu boca amada.
Son besos suaves, ligeros,
como si fuera la vez primera.
Cuanto más se reconocen
nuestros labios más húmedos
se vuelven los besos, como
si un tesoro escondido 
nuestras bocas buscaran.
Y ya tus manos no están
en mi cintura ni las mías
acarician tu rostro.
Ahora tienen vida
y se dejan llevar por el ritmo
acelerado de nuestros latidos.
Nuestras manos van reconociendo
nuestros cuerpos en cada caricia,
paso a paso, poro a poro,
sin prisa, tan sólo existe
el placer del contacto,
mirarnos y encontrarnos
en ese instante único
del amor y el deseo
más intenso.
Un momento en el que
tan sólo hablan las miradas.
Tu y yo desnudos, abrazados,
y mirarnos sólo por placer.
Mirarnos sólo por la dicha
de hacerlo, sin nada más.
Tan sólo mirarnos.