21 septiembre 2011

Dos grandes del humor en mi recuerdo

Dos grandes del humor en mi recuerdo

Hoy toca reír.

Entre mis recuerdos infantiles y juveniles están dos de los grandes del humor, para mi los mejores, Tip (José Luis Sánchez Sanchez Polak) y Coll (José Luis Coll), ambos lamentablemente fallecidos.
Todos los que ayer y hoy se dedican al humor, siempre han reconocido la influencia que estos dos genios han tenido en sus respectivas trayectorias.

Y es que era inevitable que el humor de Tip y Coll pasara inadvertido. El absurdo hecho humor, su imagen, (siempre llevaban el mismo vestuario), y la seriedad de Coll, que jamás reía en una actuación, eran su seña de identidad como pareja humorística que duró desde 1967 hasta 1995.
Numerosos premios avalan esta trayectoria ya mítica.

Esta que vais a ver es uno de sus "diálogos" más famosos. Espero que lo disfrutéis tanto como yo ¡A reír!


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19 septiembre 2011

El cuadro sin marco

El interior secreto: El cuadro sin marco
En este cuadro que es mi vida sobran demasiadas cosas, y faltan otras muchas.

Un hermoso y sencillo marco para poder ponerlo en esa pared que conforma mi existencia, para poder recordar, sentir y olvidar.

No es una locura, quizás ciertos recuerdos pesen más y necesito aferrarme a ellos. Quizás de los que necesito olvidar me quedaría con más de uno.

Palabras, las que escribiste para mi. Fantasías que no se cumplieron. Ilusiones que se frustraron. Caricias y besos que soñamos. Roces que quisimos y no dimos. El cuerpo a cuerpo que la distancia impidió. Deseos que existieron.
Necesidad de ti y yo insuficiente.
La noche, la Luna, la Mar, las huellas en la arena, las horas que parecían minutos.

Te perdiste mi esencia, la que te di y la que estaba dispuesta a darte, la mirada, la sonrisa, la magia, la esencia de sentir, de volar hasta el infinito sólo con el deseo, el amor y la locura, crear nuestro mundo y vivirlo hasta la extenuación, la ternura y el cariño ilimitado, la desvergüenza y el descaro de pedir, ofrecer y dar.

Dejaste ir la esencia de mi amor. 

Pero aquí sigo, esperando un regreso que no sé si ocurrirá, queriendo volver a oír tu voz y leer de nuevo tus palabras. Que se cumplan los sueños y se hagan realidad las ilusiones.

Nada es imposible ¿O si? ...


Poquito a poco renazco, despacio, no hay prisa y no puedo permitirme el lujo de fastidiarlo todo. Me  ha costado un poco pensar, escribir esta entrada y publicarla. Empiezo a ganar batallas ahora toca ganar la guerra a esta tristeza que persiste.
Sigo buscándome por eso escribiré cuando realmente crea que puedo, creo que será antes de lo esperado pero tengo que ser yo de nuevo.

¡Gracias por seguir ahí!
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15 septiembre 2011

Caricias, ternura

El interior secreto: Caricias, ternura

Mírame, acércate, sólo quiero que sientas la ternura de mis caricias por si precisaras consuelo.
Estoy aquí ¿lo sabes? preparada para ti por si algún día me necesitaras. En mis ojos verás la realidad de lo que siento, no los cerraré, te miraran de frente, no mienten, mi mirada es siempre para ti.

¿Qué necesitas? ¿Qué buscas? ¿Qué quieres? ¿Qué sueñas? ¿Qué sientes? Sigo aquí y no me iré.
Cumpliré tus deseos, los inconfesables, los más íntimos, los que forman parte de tus ilusiones.
¿Quieres más? te lo daré. Soy completamente tuya, pídeme y te concederé.

No somos sueños, dejamos de ser ilusiones y nos convertimos en certeza.

Mírame a los ojos, te hablan ¿entiendes lo que dicen? Ven y te lo explicaré.


Esta entrada es nueva, necesitaba escribirla. Son sentimientos que forman parte de mi. He dudado mucho antes de publicarla, esto no es un regreso, digamos que es como una prueba que necesito pasar para espantar la tristeza y poder volver lo antes posible. Empiezo a ganar batallas pero tengo que ganar la guerra sin que haya bajas en la contienda.
Aun no me he encontrado pero estoy buscándome como si estuviera jugando al escondite.  Creo que volveré antes de lo esperado pero tengo que ser yo de nuevo.

¡Gracias por seguir ahí!

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12 septiembre 2011

Mi Nancy y una cicatriz

El interior secreto: Mi Nancy y una cicatriz

El año en que la Nancy vino al Mundo los Reyes Magos me trajeron una preciosa pelirroja, nada que ver con la escuálida Barbie que tanto éxito tuvo poco después.
Nancy tenia unas curvas proporcionadas, sus ojos pestañeaban, me podía pasar horas peinándola y cambiándola el vestuario. Su carita redonda tenia mofletes y era muy decente ¡Tenia braguitas! algo que no se puede decir de la descarada Barbie.
Nancy estuvo muchos años conmigo, tantos que también se convirtió en compañera de mi hija.

No recuerdo exactamente cuantos años tenia, nueve o diez aproximadamente, cuando mi apéndice decidió inflamarse y causarme problemas por lo que tuve que pasar por el quirófano.
Con la inocencia propia de la edad, yo me lo tomé como una aventura ¡Me iban a operar! lo que dejaría una cicatriz de la que luego podría presumir ante mis amigas.

Mi madre y el médico acordaron la fecha y la hora de mi intervención sin que yo pudiera decir nada. El día elegido fue el viernes en el que nos daban las vacaciones de Semana Santa y la hora, las seis de la tarde.

¿Como podía mi madre hacerme esto? Si estábamos de vacaciones ¿Quien iba a venir ha verme a parte de la familia? Pero es que además, mi madre decidió que fuera por la tarde porque por la mañana tenía un examen de matemáticas ¿Qué me fueran a operar de apendicitis no era una excusa perfecta para librarme del examen? Pues no.

Y llegó el día, allí estaba yo, haciendo un examen de matemáticas para luego irme al hospital. De lo único que me libré fue de llevar el uniforme, pero a cambio mi madre me puso uno de aquellos jerseys de lana que picaban como demonios.
No estaba nerviosa, siempre fui valiente en ese sentido, no me asustaban los médicos, quizás porque siempre tuve la suerte de dar con los encantadores, aunque nunca tuve claro si era porque querían ligar con mi madre, un viuda joven y guapísima, o porque yo era una niña muy despierta y simpática, el caso es que me trataban siempre a cuerpo de princesa.
Mi madre vino a buscarme al colegio para llevarme al hospital, y yo que quería el papel de heroína me tocó el de invisible por que mis compañeras se iban de vacaciones y era lo que importaba.

Con un hambre de mil demonios propio de la edad, no podía comer nada porque me operaban por la tarde, nos fuimos hacia el hospital, pero antes mi mami me llevó a una cafetería para ver como engullía un bocadillo con una pinta estupenda ¿Pero es que no veía como se me caía la baba mientras ella no dejaba de dar mordiscos al apetitoso bocata? Ahora cuando lo recordamos no partimos de risa, pero maldita la gracia que me hizo entonces.
Cuando mi madre acabo de comer, yo ya tenia la boca seca y entramos en el hospital para mi ingreso.
Ya en la habitación, vino a verme el anestesista, ¡Dios, que guapo era! ¡Y que joven! ¡Y que encantador! Y yo pasándomelo estupendamente, era pequeña pero no tonta.

La operación fue corta y sencilla y enseguida estaba de nuevo en la habitación. En cuanto me desperté pedí ¡Comer! Pero tampoco me dejaron, tenía que esperar al día siguiente, pero vamos a ver ¿Estoy aquí por la operación o para que me matéis de hambre?
Las enfermeras del hospital eran religiosas y yo les parecía tan graciosa y les daba tanta pena mi carita de hambre, que pensaron que si en vez de agua me daban Coca Cola, a lo mejor me quitaba un poco el hambre. ¡Bien por ellas! Recién operada y la herida en carne viva no se les ocurrió que la Coca Cola me podía producir gases ¡Que es lo que ocurrió! Sólo os digo que a día de hoy bebo Coca Cola de año en año.

Al día siguiente ¡Por fin pude comer! Levantarme y pasear por la planta. Rápidamente las enfermeras decidieron que era una estupenda compañía y me llevaban por todo el hospital presumiendo de niña.
Y por ahí andaba yo cuando mi querido anestesista se pasó a verme con un ramo de flores, cuando llegué a la habitación y me lo dijo mi madre ¡No me lo podía creer!

A los tres días de la operación me mandaron para casa. Yo estaba como si no me hubieran hecho nada, sólo me tiraba un poco si hacia algún esfuerzo, pero era una niña, y además pelín brutita, de vez en cuando mi reciente herida me recordaba que estaba allí, pero rápido se me olvidaba.

Y llegó el día de volver al cole, ¡Y lo hice el mismo lunes que se acababan las vacaciones! No hubo, ¿Como estás? ni ¿A ver la cicatriz? ni ¿Y no te dolió? Nada de nada, de lo único que me libré fue de las clases de gimnasia, pero por poco tiempo.

Aquello merecía una venganza ¿Y quien lo pagó? Pues la pobre Nancy.
Mi hermano y yo organizamos un improvisado quirófano y operamos a la pobre Nancy de apendicitis. La operación fue todo un éxito, que para eso nos apellidamos Cirujano, y sólo le quedó una cicatriz de por vida, como a mí, con sus puntos y todo.

Cuando mi hija le quitaba los trajes a la pobre Nancy y yo le veía la cicatriz, recordaba todo lo que habíamos pasado juntas ¡Incluso teníamos la misma cicatriz! ¿No es eso ser una buena amiga?


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10 septiembre 2011

¡Esto es un atraco!

¡Esto es un atraco!

Si hay alguien siempre dispuesta a ayudar, acompañar, decidir, aconsejar, escuchar, coger el toro por los cuernos, etc., esa es mi madre.

Para que os hagáis una idea un día vimos desde la terraza como salía humo de una ventana del bloque de enfrente, incluso vimos las llamas, y mi madre se dio cuenta de que el incendio era en casa de una de sus amigas. Ni corta ni perezosa salió corriendo de casa, bajo los cinco pisos corriendo y al llegar al portal del incendio los bomberos la pararon, pero ella se enfrentó a ellos ¡Porque quería subir a toda costa a casa de su amiga para comprobar que estaba bien! Mi hermano y yo detrás de ella sujetándola e intentando hacerla entender que era una inconsciente y que dejara a los bomberos hacer su trabajo.
Fue solo un susto y no le paso nada a nadie. Cuando mi madre se tranquilizo y se dio cuenta de lo que había estado a punto de hacer ¡Le entró la risa! Ella es así, y nos dijo:
- Menos mal que me habéis parado ¿En que estaría pensando? Si no tengo ni idea de que hacer en estos casos ...

A su hermana mediana, mi madrina, sin embargo, todo le da "repelús" y "asco", más o menos.
Cuando operaron a su hija la mayor de apendicitis fue un poema, había que limpiarle la herida, curarla, ... y ella no era capaz ¡Pero ahí estaba mi madre! Mi pobre prima era una cría y aguantaba como una jabata.

Llegó el día en que le iban a quitar los puntos y, por supuesto, fue mi madre con ellos porque mis tíos no pensaban entrar.
Como la niña se había portado tan bien, quisieron darle un capricho y fueron a merendar a una hamburguesería, no recuerdo si un M o un B, pero eso es lo de menos.
El caso es que al llegar a la puerta del establecimiento mis tíos se quedaron de piedra y no se movieron de allí. Mi madre, corriendo más que andando porque siempre va como si llevara prisa aunque sea para dar un paseo, con la niña de la mano y su habitual despiste continuo hasta la caja para pedir.

Como la señorita no le hacía caso mi madre la encaró.
- ¿Piensa usted atendernos? Porque ya llevamos un rato esperando.

La señorita miraba a mi madre entre incrédula y aterrorizada y haciendo acopio de valor se dirigió a ella.
- Señora ¡es que nos están atracando!

Mi madre se volvió para buscar a su hermana y su cuñado, por supuesto no los vio (aclaración, es miope) Pero si vio a los atracadores y sólo se le ocurrió tirar de la niña hacia una columna y esconderse tras ella.
Cuando los atracadores huyeron se desató la histeria, mis tíos corrieron a por mi madre y su hija, mi madre ejerció de hermana mayor soltando por la boca todo lo que se le ocurría ...

¿Y mi prima? Para ella había sido una aventura que contar a sus hermanas y amigos.

Este ha sido un episodio más de los muchos que quedan por contar sobre mi madre ¡Responsabilidad y despiste a partes iguales!

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Esta entrada la vuelvo a publicar para que veáis hasta que punto mi madre es genial, responsable y despistada a partes iguales. Mi madre es muy especial y esto ha dado lugar a multitud de anécdotas como, por ejemplo, esta.

La tristeza y yo seguimos encadenados, por el momento, no vuelvo, lo siento. Necesito paz, tranquilidad y encontrarme a mi misma, además recuperar mis recuerdos agradables siguen siendo mi mejor terapia. La historia es totalmente real, como todas, todo lo que escribo en este mi querido blog es mi autentica vida, sin excesos ni ocultar nada, no tendría sentido porque ese es uno de los motivo por el que lo abrí, otro es compartir todo con vosotros. Os dije que el último post que "republique" sería  el último, pero releyendo cada entrada, prefiero que el humor que reina en mi familia, me haga sonreír con cada anécdota. No se cuando podré volver pero cuando lo haga seré yo, la que conocéis tras dos años juntos, no dejo de trabajar en ello.

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07 septiembre 2011

Responsabilidad materna

Responsabilidad materna
Allá por 1973 mi madre me llevó por vez primera al dentista, tenia diez años.
¿La causa? Un diente que a todas luces estaba de más ¡lo teníamos clarísimo! pero, ya se sabe lo que ocurre en esto casos, tu tienes una opinión muy clara peeeeero el doctor experto en la materia tiene la suya propia. Según él, el diente no sobraba, estaba donde no debía.

A partir de ese día me esperaban casi cuatro años de visitas periódicas a su consulta ¡a las ocho de la mañana! Si si habéis leído bien, mi madre acordó esa hora de visita para que yo no perdiera clase ni ella tiempo en el trabajo ¿alguien me preguntó? ¡por supuesto que no! Vamos a ver ¡mamá eres funcionaria! Nada no hubo manera, allí estábamos cada día a las ocho de la mañana.

Empecé mi tratamiento de ortodoncia, algo que hoy casi todo el mundo conoce e incluso se lo hace por estética simplemente, y ese no era mi caso, pero entonces era casi desconocido, es más, mi dentista hizo la tesis doctoral con mi boca ¡más majo él ...! Me colocaron los brackets pero, claro, los de entonces no tenían nada que ver con los de ahora, los míos eran un anillo completo puesto en cada diente, es decir, ¿os acordáis de aquella película de James Bond en la que uno de los malos tenia los dientes de hierro? ¡esa era yo! Pero mi habitual optimismo continuaba y no me afectaba en lo más mínimo, eso si, en la fotos sólo sonreía. Los días de consulta tenían algo bueno, antes de entrar a clase mi madre y yo desayunábamos tranquilamente un café con las mejores porras de todo Madrid en una cafetería cercana al colegio.
El resultado de aquellos madrugones los podeis comprobar en la foto que acompaña este texto.

Así fue pasando el tiempo, y llegó el 20 de noviembre de 1975 ¿y donde estábamos nosotras a las ocho de la mañana? ¡exacto! en el dentista y por supuesto sin enterarnos de nada, porque mi madre a esas horas nunca ponía la radio del coche y el dentista se acababa de levantar, que para eso tenía la consulta en su casa y lo de dormir se lo podía permitir. Así es que salimos de la consulta, nos dirigimos a nuestra cafetería, pedimos el desayuno de siempre, ...... y el camarero nos miraba entre alucinado e incrédulo porque, claro, yo iba con el habitual uniforme escolar, hasta que el pobre no pudo más y le soltó a mi madre.

- Perdone que le pregunte ¿usted no se ha enterado verdad?
- ¿Enterarme de que?
- Pues de que ¡Franco ha muerto!

Si la imagen fuera un dibujo animado los ojos de mi madre hubieran salido de las órbitas unas cuantas veces a modo de muelle.

- ¿Qué?
- Pues eso, que ha muerto Franco. ¡Pero si no hablan de otra cosa en la radio!
- Ya ... bueno ... es que ... la radio del coche ... no funciona (¡mentira!).
- Se han declarado tres días de luto oficial, así es que la niña no tiene colegio. (no tengo claro si fueron tres días o una semana).

Sólo dos personas en el Mundo no se habían enterado de la noticia del día, del año, de la década, de nuestra historia ¡mi madre y yo!

¡¡¡Bieeeeeeeeeeen!!! En aquel momento me alegraba por lo de no tener que ir al colegio, poco después celebraría la muerte del dictador plenamente consciente de lo que aquello significaba. Así es que me fui para casa tan tranquila y tan contenta mientras que mi madre se iba al Ministerio a ver que pasaba.

Esa es mi madre ¡la responsabilidad en persona!

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Esta entrada la retomo por un motivo, la vida sigue. Mi madre se convirtió en padre y madre sin que le diera tiempo a pensarlo, pero ella es especial: Muy despistada (lo mío es hereditario), presumida, tanto que jamás revela su edad, muy femenina, miope aunque no lo reconozca, tímida, lo que lo hace parecer seria, y muy introvertida a causa, creo yo, de su difícil vida. Pero todo esto ha dado lugar a multitud de anécdotas y esta es una de ellas.

Sigo con mi tristeza a cuestas, de momento, no puedo volver. Necesito recuperar mis recuerdos agradables como la mi mejor de mis terapias. La historia es real, es mi vida, como todo lo que escribo en este mi querido blog. Creo que este será el último post que "republique" prefiero esperar y que el próximo sea nuevo. No puedo ponerle tiempo a mi regreso pero no dejo de trabajar en ello.
¡Gracias!

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