30 enero 2012

De como una búsqueda dio con un gran hallazgo

De como una búsqueda dio con un gran hallazgo


Creo que fue en la "preadolescencia", esa época en la que tienes un montón de preguntas y en vez de encontrar respuestas te das de bruces con más preguntas cuando empecé a necesitar conocer a mi padre, no físicamente sino conocer a la persona que fue.

Yo tenia cuatro años cuando él murió y a pesar de ser tan pequeña aun tengo recuerdos claros de su presencia, los guardo dentro de mi como un tesoro, es lo único que tengo. Pero llegó ese momento en el que ansiaba saber como era, como pensaba, ... y mi madre solo me contaba lo que ya sabia, un hombre enamorado de su mujer, trabajador, guapo, elegante, buen amigo y excelente padre, con un amor incondicional por nosotros. Aun le dolía haberle perdido tan joven, haberse quedado sola con la responsabilidad de una familia, por eso no insistí más y comenzó mi búsqueda.

Las estanterías de mi casa estaban repletas de libros que le habían pertenecido y pensé que si los leía daría con alguna respuesta, por lo menos sabría cuales eran sus gustos literarios y eso ya era mucho, formaba parte de su personalidad.

He de reconocer que en aquella época me limitaba a leer estrictamente lo que me obligaban en el colegio, así que tenía que organizarme, tener tiempo para estudiar, leer por obligación y leer por devoción.

Los primeros libros de la estantería que me llamaron la atención eran unos encuadernados en piel roja de la editorial Aguilar, cogí uno de ellos y empecé a examinarlo. Ya había utilizado uno de mis sentidos: la vista, ahora le tocaba el turno al tacto. Esa sensación de tener en las manos algo delicado, antiguo, maleable, me invadió totalmente, me gustaba tocarlo y pensar que mi padre también lo había hecho. Al abrirlo descubrí esas páginas de papel tan fino, como el que se utiliza en las Biblias, y lo olí, como me gusto ese olor, todavía hoy sigo oliendo los libros aunque sean nuevos.
Hasta ese momento la experiencia era fantástica, me sentía genial, estaba compartiendo algo con él, con mi padre, era una sensación única. Y empecé a leer.

Los primeros que escogí pertenecían a una colección de novela policiaca y de suspense, Georges Simenon, Sir Arthur Conan Doyle y Agatha Christie. Y continúe con todos los demás, hasta que se acabaron, entonces ya era una adicta a los libros, leer es para mi una necesidad, es mi hobby, una manera de escapar.

Se lo debo a mi padre, porqué aun sin estar conmigo me enseño a valorar la literatura, a disfrutar leyendo.
Un gran hallazgo.

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27 enero 2012

Anochecer iluminado

El interior secreto: Anochecer iluminado

Llegó el anochecer iluminado por infinitas estrellas.
Busco en ellas la luz que quiero y la promesa
de segundos eternos y noches interminables.

La luna me provoca soñar, pero no te sueño.
Cada estrella un pensamiento, pero no te pienso.
La noche me habla de esperas, pero no te espero.

Y no te sueño, y no te pienso, y no te espero,
porque estás aquí, porque te siento, porque te tengo.

Con la noche surge la seducción,
la luna nos concede el mutuo deseo,
las estrellas se vuelven caricias
y nuestros cuerpos sienten la excitación
en cada roce, en cada abrazo, en cada beso. 

Si las estrellas prometen segundos eternos y noches interminables,
disfrutemos la promesa, pongamos nuevas estrellas en el firmamento.


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25 enero 2012

¡Y yo con estos pelos!

El interior secreto: ¡Y yo con estos pelos!

"Pour être belle il faut souffrir" Está frase formaba parte de una pared decorada al estilo Alfons Mucha que había en la peluquería a la que iba mi madre, y lo de "il faut suffrir" juro que es cierto.

Cuando era pequeña, ¡de edad! que ya veo a más de uno riéndose, mi madre era la que se encargaba de que mi abundante, muy muy abundante, melena estuviera perfecta. Pero para ello tenía su propio estilo, nada de acondicionador, según ella estropeaban el pelo y ademas lo dejaba sin brillo, y para desenredar el peine era lo mejor.
Yo ya había aprendido que llorar y gritar no servia de nada, así es que sólo me quedaba apretar muy fuerte los ojos y los dientes mientras agarraba la silla con las manos como si me fuera la vida en ello.

Veamos el proceso.
Abundante agua y enérgico "masaje" para enjabonarlo, primeros nudos. Lo frotaba como si quisiera quitar una mancha rebelde de una camisa, más nudos. Aclarado y segundo enjabonado de la misma manera, mi pelo era ya un nido de enredos. Y llegaba secarlo con la toalla, aquella melena era definitivamente una autentica maraña. Procedía al desenredado ¡con su querido peine! y ahí comenzaba mi suplicio. Mechón a mechón iba deshaciendo cada nudo y os puedo asegurar que se hacía eterno. Aparecía el secador ¡aquello no acababa nunca! para dejar mi melena perfectamente lisa, pero claro, cuando yo creía que había terminado ¡aparecía de nuevo el peine!

Si esta tortura coincidía con un viernes me dejaba llevar el pelo suelto todo el fin de semana, por supuesto con su correspondiente desenredado por la noche y a la mañana siguiente. Pero ¡Llegaba el lunes y había colegio! entonces tenía que llevar el pelo recogido.
Cada día era un peinado diferente, una coleta o dos, trenzas o lo que se le ocurriera. La coleta tenía que estar perfectamente tirante para que no se deshiciera en los habituales juegos infantiles de los recreos, y tirante estaba, que me hacía un "lifting facial" sin necesitarlo a mi tierna edad.
Como no había gomas que sujetaran bien mi pelo, las normales se caían enseguida, mi madre encontró unas que eran abiertas y un ganchito en cada extremo cuya función era enlazarse entre si, pero mi madre las estiraba al máximo y cada ganchito iba sujeto a un mechón de mi pelo con lo que su afán de que mi coleta no se deshiciera se hizo realidad.
Cuando llegaba a casa y me liberaba de aquel castigo siempre teníamos la misma "discusión" que, por supuesto, ganaba ella.

- Mamá ¡me duele el pelo!
- El pelo no duele hija.
- Pues a mi me duele.
- Vale, pues ya se te pasará.

Con el tiempo me enteré que, efectivamente, el pelo no duele, pero a mi aquel "dolor" me duraba hasta el día siguiente, en el que mi madre tenía ya pensada la tortura que me infligiría esa mañana y que duraría hasta la tarde.

Cuando ya me "independicé" de aquellos cuidados capilares ¿Adivináis que fue lo primero que hice? ¡Exacto! Comprarme un acondicionador y un cepillo ante la estupefacta mirada de mi madre.

Seguro que ahora entendéis el por qué de mi felicidad cuando decidía cortarme el pelo.
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20 enero 2012

Déjame ser tu lienzo

El interior secreto: Déjame ser tu lienzo

Dejaré mi cuerpo desnudo para ser tu lienzo y mis formas tu inspiración.

Que traces en él cuantos bocetos desees hasta que aparezca aquel que en tus sueños se manifiesta.
Soy una tela en blanco en la que puedes pintar cada caricia y alcanzar el matiz codiciado en cada color.

Añade la luminosidad de los besos y el pigmento de la pasión.
Que sean tus sentidos quienes guíen los pinceles y los sentimientos descubran la belleza.

Sólo me moveré cuando así lo desees y adaptaré mi silueta a la imagen que quieres obtener.
Quiero ser ese cuadro que no dejes de mirar y encuentres en él lo que siempre anhelaste plasmar.

Y cuando necesites volver a pintar me despojaré de lo prohibido, te ofreceré mi desnudez y de nuevo seré de ti.


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14 enero 2012

Piezas

El interior secreto: Piezas

Piezas diferentes que se unen,
desiguales y coinciden,
incompatibles y se acoplan,
dispares y conectan.

Piezas de mi cuerpo
que buscan en tus formas
aquellas que sé, encajan en las mías.

Piezas que responden a tu piel,
al callado suspiro,
al infinito beso,
al ávido abrazo,
la insaciable caricia,
la cadencia de cada movimiento,
al delirio del éxtasis
que erigirá un puzzle perfecto. 
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12 enero 2012

La mayor pequeña y el menor enorme

El interior secreto: La mayor pequeña y el menor enorme


Os presento a mi hermano que además de trabajar juega en el equipo "Camioneros de Coslada" de fútbol americano, en el puesto de "center".

Es el primero en la foto, el que lleva el nº 66 y cara de "Vamos a por ellos ¡Seguidme!"

A los doce meses y dieciocho días justos de que yo naciera llegó mi hermano. Casi cinco kilos y la cabeza con forma de pepino el pobre, pero a las pocas horas ya la tenia redonda.

El médico que atendió a mi madre cuando yo nací tenía clarísimo que era una cesárea desde que la vio por primera vez.
No hubo espera, llegó el momento y entró a quirófano directamente.

Con mi hermano fue diferente. Era otro médico y su idea fue intentar un parto natural.
Ya en el hospital, con muchos dolores, estaba claro que de nuevo sería una cesárea. Mi padre nerviosísimo durante la espera, y mi abuela llamándole asesino por el rápido embarazo de su hija tras mi nacimiento.
En el quirófano vieron que la anterior operación aun no había terminado de cerrar ¡si no le dio tiempo! por lo que tuvieron que hacerle una "liposuccion", le recortaron lo que no había cerrado y la dejaron una sola cicatriz.

Ni siquiera me dio tiempo a tener celos, de repente en casa había un muñeco grande que lloraba y mucho, tanto que una noche mi padre estaba tan desesperado que metió la cuna en la despensa, pero ya en la cama se arrepintió y fue a por el. El motivo de tanto llanto era que el pobre no podía hacer pis y en cuanto se solucionó mi hermano dejó de llorar.

Aquel "muñeco" empezó a crecer y crecer hasta que, con apenas un año, mediamos lo mismo.
Yo siempre le he dicho a mi madre que cuando decidieron que era el momento de ir a por un hijo, hicieron una prueba y ver como salía, como yo fui un bebé grande y bien hermoso, decidieron emplearse a fondo con el segundo, y así salió mi hermano, dispuesto a crecer lo que fuera necesario.

Era el primer niño después de no se cuantas féminas y desde el primer momento se convirtió en el ojito derecho de todos, incluida yo. Bueno, de todos no, que mi padre tenía pasión conmigo.
La abuela le consentía todo, incluso que se comiera un kilo de plátanos de una vez como hizo un día. Mi madrina era su amor, decía que cuando fuera mayor se casaría con ella.

- ¿Y que hacemos con el tío?
- Nada.
- Pero es que está casado con la tía.
- No importa.

Esto le duró unos cuantos años, que nació mi prima y el seguía en sus trece.

Al colegio no entraba si no iba de mi mano. "Chady Chady" me llamaba llorando si no le esperaba para darle la mano.

El interior secreto: La mayor pequeña y el menor enorme
Mientras yo me quedé en mi 1'54, él siguió creciendo hasta casi el 1'80, como veréis una diferencia considerable, además parece un armario de tres puertas.

Es el padrino de mi hija por la que siente debilidad al igual que ella por él. Con mi niño, que le llama Mimi, se le cae la baba (a mi más).

Tras practicar varios deportes, a los 44 años descubrió que su complexión era idónea para jugar al fútbol americano.
Tenía varios amigos que estaban en el equipo "Camioneros de Coslada" y le animaron a que probará y, sin dudarlo, se unió a ellos.



"Camioneros de Coslada se ha proclamado Campeones de Flag de la Comunidad de Madrid"
"... El ataque de Capitals conectó un buen "drive" que permitió su única anotación del partido, aunque la Defensa de Camioneros no bajó los brazos y anuló la conversión del punto extra. Las veloces recepciones de “J” y Zazo, ahora en Ataque, y la seguridad de sus "centers" Pedro Ortiz y Luismi Cirujano ayudaron a aumentar la distancia en el resultado dejando el marcador en un 49-6 final ..."

Extracto de la crónica del partido "Madrid Capitals-Camioneros de Coslada"
Por Paul Cienfuegos (24-05-2010).
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