Hola papá.
Hoy es tu cumpleaños y éste es otro año más que no podemos celebrarlo juntos.
La verdad es que mi memoria no guarda recuerdo alguno de haberlo celebrado contigo. Sin embargo no olvido tú presencia en los cumpleaños de mi hermano y míos.
¡Hace tanto tiempo ya y era tan niña! Pero no me resigno a olvidarte, aunque hayan pasado ya más de cuarenta años que te fuiste.
Día a día sigo hablando contigo, necesito hacerlo, es como agarrarme al último salvavidas, y sé que tú me escuchas, que estás aquí a mi lado, mirándome mientras te hablo, llorando si yo lo hago y riendo conmigo compartiendo alegrías.
Pero perdí tu olor, ese que quedaba impregnado en tus abrazos cuando mi rostro se aferraba a tu pecho. Y perdí tu tacto, el de tus besos en mi cara, el de tu mano y mi mano. Apenas recuerdo tu querida voz, la que me llamaba princesa y henchía mi corazón.
Te perdí en la infancia, te necesité en mi juventud, te lloré cuando fui madre y te presenté a tu nieta y lo volví a hacer cuando nació nuestro niño, tu primer bisnieto, que ilumina todo con su sonrisa y es la imagen de la felicidad. ¿Te has dado cuenta que ha heredado la misma pasión por los coches que Javi?
¡Se hace tan duro necesitarte tanto!
Vuelvo a ver tus fotos una y otra vez en un vano intento de recuperar algún otro recuerdo.
¿Sabes que tu hijo es igual que tú? Si, ya sé que lo sabes, pero solo se parece físicamente, le falta tu calidez, la ternura de tu mirada, el orgullo de amar y saberse amado.
Vuelvo a ver tus tus ojos siguiendo a mamá, enamorado y feliz de tenerla a tu lado. Cada mirada dedicada a nosotros, tus hijos, de padre orgulloso y feliz de serlo.
Mi hija, tu nieta, ¿No es preciosa? Es afortunada de tener un padre que la quiere hasta dolerle, tanto como tú nos quisiste y sin embargo desaprovecha, inconscientemente, los momentos a su lado sin valorar el amor incondicional que su padre le tiene, olvidando que cada uno de esos momentos es irrepetible, que pasan y no vuelven.
Te fuiste obligado, no querías dejarnos, pero algo más fuerte, injusto y cruel, te arrebató de nuestro lado. Pero burlaste al destino y te quedaste, tu alma se convirtió en mi querido y amado ángel.
No puedo verte pero si sentirte, continuas aquí y no dejaré que te vayas.
Te quiero.
Felicidades papá.
(La preciosidad de la foto que preside esta entrada es mi madre. A la derecha, ella, mi hermano y yo)
Esta entrada es un error garrafal producto de la debilidad que siento por mi padre. Esta fecha es el triste aniversario de su fallecimiento. Su cumpleaños es el 5 de Diciembre.
Hoy es tu cumpleaños y éste es otro año más que no podemos celebrarlo juntos.
La verdad es que mi memoria no guarda recuerdo alguno de haberlo celebrado contigo. Sin embargo no olvido tú presencia en los cumpleaños de mi hermano y míos.
¡Hace tanto tiempo ya y era tan niña! Pero no me resigno a olvidarte, aunque hayan pasado ya más de cuarenta años que te fuiste.
Día a día sigo hablando contigo, necesito hacerlo, es como agarrarme al último salvavidas, y sé que tú me escuchas, que estás aquí a mi lado, mirándome mientras te hablo, llorando si yo lo hago y riendo conmigo compartiendo alegrías.
Pero perdí tu olor, ese que quedaba impregnado en tus abrazos cuando mi rostro se aferraba a tu pecho. Y perdí tu tacto, el de tus besos en mi cara, el de tu mano y mi mano. Apenas recuerdo tu querida voz, la que me llamaba princesa y henchía mi corazón.
Te perdí en la infancia, te necesité en mi juventud, te lloré cuando fui madre y te presenté a tu nieta y lo volví a hacer cuando nació nuestro niño, tu primer bisnieto, que ilumina todo con su sonrisa y es la imagen de la felicidad. ¿Te has dado cuenta que ha heredado la misma pasión por los coches que Javi?
¡Se hace tan duro necesitarte tanto!
Vuelvo a ver tus fotos una y otra vez en un vano intento de recuperar algún otro recuerdo.
¿Sabes que tu hijo es igual que tú? Si, ya sé que lo sabes, pero solo se parece físicamente, le falta tu calidez, la ternura de tu mirada, el orgullo de amar y saberse amado.
Vuelvo a ver tus tus ojos siguiendo a mamá, enamorado y feliz de tenerla a tu lado. Cada mirada dedicada a nosotros, tus hijos, de padre orgulloso y feliz de serlo.
Mi hija, tu nieta, ¿No es preciosa? Es afortunada de tener un padre que la quiere hasta dolerle, tanto como tú nos quisiste y sin embargo desaprovecha, inconscientemente, los momentos a su lado sin valorar el amor incondicional que su padre le tiene, olvidando que cada uno de esos momentos es irrepetible, que pasan y no vuelven.
Te fuiste obligado, no querías dejarnos, pero algo más fuerte, injusto y cruel, te arrebató de nuestro lado. Pero burlaste al destino y te quedaste, tu alma se convirtió en mi querido y amado ángel.
No puedo verte pero si sentirte, continuas aquí y no dejaré que te vayas.
Te quiero.
Felicidades papá.
(La preciosidad de la foto que preside esta entrada es mi madre. A la derecha, ella, mi hermano y yo)
Esta entrada es un error garrafal producto de la debilidad que siento por mi padre. Esta fecha es el triste aniversario de su fallecimiento. Su cumpleaños es el 5 de Diciembre.