Siempre me gustó cantar y lo hacía todo el día, lo que fuera, daba igual, yo cantaba y cantaba, además tengo buen oído y aprendo rápido. Por supuesto tenia mis artistas preferidos y, de estos, elegía aquellos que se adecuaban a mi tono y manera de canturrear.
Aprendí a tocar la guitarra de oído e incluso compuse alguna que otra canción que aun guardo en algún rincón.
El año que empecé COU sólo tenia clase por la mañana, así es que mi madre y yo estuvimos hablando y, aunque ese año me examinaba de selectividad, pensamos que podía aprovechar las tardes para hacer algún curso de secretariado o similar. Al final nos decantamos por una academia en la que impartían cursos de informática, algo que parecía tener futuro, era el año 1980.
Y empecé las clases. Por supuesto no había PC's y las clases eran pura teoría, sistemas binarios, tarjetas perforadas, disquetes, lenguajes Cobol y Basic, etc. El curso estaba enfocado a la formación de empleados cuyas empresas estaban implantando las diversas innovaciones informáticas, y allí estaba yo, a punto de cumplir 18 años y rodeada de compañeros con aspiraciones diferentes a las mías. Pero enseguida me acogieron como la niña (para variar) y al finalizar la clase me esperaban, me invitaban a un refresco y me llevaban a casa ¿Podía pedir más?
Poco a poco se fueron haciendo grupos y a mi me acogieron dos chicos y una chica con los que, al ser más jóvenes, tenia mayor afinidad. El grupo derivó en amistad, tanta, que iban a mi casa, conocían a mi madre y me iba con ellos de fin de semana a la sierra o donde surgiera ¡estaba encantada! Fue en una de esas escapadas donde me oyeron cantar y se quedaron cautivados, según ellos, con mi voz y decidieron que había que hacer algo, yo por supuesto no sabia nada.
Un sábado por la tarde que habíamos decidido quedarnos en Madrid, me llevaron a un Pub que uno de ellos conocía y en el que actuaba un grupo de músicos amigos suyos. Yo andaba embelesada con la Bossa Nova que estaban interpretando cuando, de repente, de aquel micrófono salió mi nombre ¿ehhh? Si, me invitaban a salir al escenario para cantar, y yo con la inconsciencia propia de la edad salí.
¡Y les gusté! tanto que me propusieron unirme a ellos los fines de semana y, por supuesto, acepté.
El grupo estaba compuesto por tres amigos con diferentes licenciaturas, doctorados y profesiones pero unidos por la música. Se reunían los sábados y domingos en el pub para disfrutar de su hobby, la música. No había dinero por actuar pero el dueño nos invitaba a las consumiciones ¡Y a mi que me importaba el dinero! Iba a cantar en un escenario y ante un público.
Mi madre ya estaba al tanto del plan, mis amigos se lo habían contado para que supiera que el local era de confianza y el grupo conocido.
Y así pasaron dos años en los que deseaba que llegara el fin de semana para volver a cantar.
Pero llegó el trabajo, la responsabilidad, la maternidad, ... y no pude compatibilizar todo.
Hoy ya no existe el pub y no sé que habrá sido del grupo, nuestros caminos se separaron, pero aquellos dos años ¡Que dos años! no los olvidare nunca y aquellos amigos los llevo en el corazón como un tesoro.
Aprendí a tocar la guitarra de oído e incluso compuse alguna que otra canción que aun guardo en algún rincón.
El año que empecé COU sólo tenia clase por la mañana, así es que mi madre y yo estuvimos hablando y, aunque ese año me examinaba de selectividad, pensamos que podía aprovechar las tardes para hacer algún curso de secretariado o similar. Al final nos decantamos por una academia en la que impartían cursos de informática, algo que parecía tener futuro, era el año 1980.
Y empecé las clases. Por supuesto no había PC's y las clases eran pura teoría, sistemas binarios, tarjetas perforadas, disquetes, lenguajes Cobol y Basic, etc. El curso estaba enfocado a la formación de empleados cuyas empresas estaban implantando las diversas innovaciones informáticas, y allí estaba yo, a punto de cumplir 18 años y rodeada de compañeros con aspiraciones diferentes a las mías. Pero enseguida me acogieron como la niña (para variar) y al finalizar la clase me esperaban, me invitaban a un refresco y me llevaban a casa ¿Podía pedir más?
Poco a poco se fueron haciendo grupos y a mi me acogieron dos chicos y una chica con los que, al ser más jóvenes, tenia mayor afinidad. El grupo derivó en amistad, tanta, que iban a mi casa, conocían a mi madre y me iba con ellos de fin de semana a la sierra o donde surgiera ¡estaba encantada! Fue en una de esas escapadas donde me oyeron cantar y se quedaron cautivados, según ellos, con mi voz y decidieron que había que hacer algo, yo por supuesto no sabia nada.
Un sábado por la tarde que habíamos decidido quedarnos en Madrid, me llevaron a un Pub que uno de ellos conocía y en el que actuaba un grupo de músicos amigos suyos. Yo andaba embelesada con la Bossa Nova que estaban interpretando cuando, de repente, de aquel micrófono salió mi nombre ¿ehhh? Si, me invitaban a salir al escenario para cantar, y yo con la inconsciencia propia de la edad salí.
¡Y les gusté! tanto que me propusieron unirme a ellos los fines de semana y, por supuesto, acepté.
El grupo estaba compuesto por tres amigos con diferentes licenciaturas, doctorados y profesiones pero unidos por la música. Se reunían los sábados y domingos en el pub para disfrutar de su hobby, la música. No había dinero por actuar pero el dueño nos invitaba a las consumiciones ¡Y a mi que me importaba el dinero! Iba a cantar en un escenario y ante un público.
Mi madre ya estaba al tanto del plan, mis amigos se lo habían contado para que supiera que el local era de confianza y el grupo conocido.
Y así pasaron dos años en los que deseaba que llegara el fin de semana para volver a cantar.
Pero llegó el trabajo, la responsabilidad, la maternidad, ... y no pude compatibilizar todo.
Hoy ya no existe el pub y no sé que habrá sido del grupo, nuestros caminos se separaron, pero aquellos dos años ¡Que dos años! no los olvidare nunca y aquellos amigos los llevo en el corazón como un tesoro.