Que si, que soy una bruja.
Pero no de esas que preparan pociones o van echando maldiciones o amenazan con poner dos velas negras.
Soy de las que sueltan por la boca toda clase de reptiles y, además, de los horrorosos. Eso si, sólo en ocasiones puntuales, por ejemplo cuando mi gen Naranjo explota o, como hace algo más de un año que me sentí demasiado herida al recibir un trato injusto.
Dura un segundo, bueno algo más, pero enseguida recupero la serenidad, el ánimo, la insensatez y la inocencia que vuelven a ser l@s de siempre.
El afectad@ se lleva el susto de su vida (no es para tanto) y piensa ¿Quien es ésta loca que no la conozco?
Pues si, la loca de los exabruptos soy yo.
Tengo que reconocerlo, no soy un hada que va con su varita mágica concediendo deseos ni una bruja buena que soluciona dramas.
Soy humana e imperfecta y como tal tengo mis defectos que son muchos.
A nadie le gusta ser tratado injustamente y yo no escarmiento.
Rumores lanzados, hace tiempo en el trabajo, por lenguas viperinas que no tenían otra cosa mejor que hacer, o el acoso laboral de los últimos años acabaron con mi autoestima que andaba ya entre un "me voy o me quedo"
Ha sido duro y mucho. Saber que no soy la única ni la última no es consuelo, como tampoco lo es estar segura de que si no hubiera sido conmigo sería otra la damnificada. Hay muchas, más de las que pensamos y la solución sería una denuncia a tiempo, pero ...
Cuando la injusticia la cometió alguien a quien quiero ¡Uf! Empezó a crecerme la nariz, me salieron verrugas, las manos se volvieron huesos y aparecieron el sombrero y la escoba ¡Era una bruja! y mi boca en forma de teclado actuó ella solita.
En un vano intento de hacerl@ comprender que estaba siendo dolorosamente injust@ actué de la forma menos adecuada.
Había motivos más que suficientes para sentir que estaba siendo atropellada y tenía razón, pero la perdí en mi explosión brujeril. Y es que cuando se defiende la verdad con agrias palabras ésta se distorsiona.
Doy la cara porque no me avergüenzo (bueno vale, un poquito si) aun sabiendo que cometí un error. Siempre he pensado que el tiempo pone a cada uno en su sitio y yo no esperé. Que le voy a hacer, soy impulsiva. Otro defecto que debo suavizar ¿O no? A veces esos impulsos me han venido bien, pero que muy bien.
Y como dije hace unos días tengo valentía para arriesgar, amistad que ofrecer, cariño, confianza y ternura.
La sonrisa sincera sigue conmigo y no se la niego a nadie, el corazón abierto y la ilusión en su sitio.
Sigo quedándome con los buenos recuerdos, los alegres y felices.
¿Soy de verdad tan bruja o fue sólo un momento desafortunado?
¡SOY UNA BRUUUUUUJA!
¿Os he asustado?
¿No?
Pues vaya
bruja que soy.
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