Cada vez estoy más convencida de que tuve otra vida anterior y fui sirena. El agua es mi elemento natural, en el que me encuentro a gusto, disfruto, juego y del que me cuesta salir.
Suena el despertador y a tientas busco el botón que hará que vuelva a sonar en un rato, me acurruco en la almohada y me agarro a las sabanas como si fuera un salvavidas ¡Me cuesta tanto dormir! De nuevo el despertador me llama y yo insisto con el botoncito, solo un rato más. Cuando por fin consigo dormirme es casi la hora de levantarme por eso apuro hasta el último momento.
Me levanto sin despertarme y abro la ventana, esa primera bocanada de aire limpio y nuevo consigue recordarme que estoy viva.
Me preparo mi primer café del día, cuando levanto la taza el aroma empieza a despertar mis sentidos. Necesito este rato diario de tranquilidad, no hay prisa ya correré luego, pero ahora estos minutos son míos y necesito su calma.
Vuelvo a la habitación cierro la ventana hago la cama preparo la ropa y me encamino al que es uno de lo mejores momentos del día, abro la ducha y ahora si, ahora me despierto.
Apoyo mis manos en la pared y dejo que el agua corra por mi espalda, abriendo cara poro, limpiando cada pena, levanto la cara para recibir su tibieza y dejo que me arranque lo malo vivido.
Mientras siento como el agua corre por mi cuerpo me imagino en mi Mar. Estoy nadando, buceando, jugando con las olas, chapoteando, me tumbo boca arriba y disfruto de su silencio. También puedo estar en un río, un lago, incluso una piscina, todo vale mientras sea agua y pueda sumergirme.
Salgo de la ducha, me visto y salgo a la calle. Ahora toca correr, trabajar, lo normal. Cuando vuelvo a casa, mis perros me saludan como si les hubiera abandonado, sobre todo Patxi, me regaña como diciéndome ¿Donde has ido sin mi? Tras los saludos y lametones sólo me apetece una cosa, un baño.
Abro el grifo de la bañera y empiezo a prepararlo todo, música adecuada, alguna vela y las sales. Cuando me sumerjo en el agua cierro los ojos y vuelvo a soñar con mares, ríos, lagos y piscinas. Los sonidos del mar me acompañan. Cuando por fin salgo el agua esta helada, pero no me importa, he tenido otro momento sirena y ha merecido la pena.
Me siento renovada, es el poder del agua.
Suena el despertador y a tientas busco el botón que hará que vuelva a sonar en un rato, me acurruco en la almohada y me agarro a las sabanas como si fuera un salvavidas ¡Me cuesta tanto dormir! De nuevo el despertador me llama y yo insisto con el botoncito, solo un rato más. Cuando por fin consigo dormirme es casi la hora de levantarme por eso apuro hasta el último momento.
Me levanto sin despertarme y abro la ventana, esa primera bocanada de aire limpio y nuevo consigue recordarme que estoy viva.
Me preparo mi primer café del día, cuando levanto la taza el aroma empieza a despertar mis sentidos. Necesito este rato diario de tranquilidad, no hay prisa ya correré luego, pero ahora estos minutos son míos y necesito su calma.
Vuelvo a la habitación cierro la ventana hago la cama preparo la ropa y me encamino al que es uno de lo mejores momentos del día, abro la ducha y ahora si, ahora me despierto.
Apoyo mis manos en la pared y dejo que el agua corra por mi espalda, abriendo cara poro, limpiando cada pena, levanto la cara para recibir su tibieza y dejo que me arranque lo malo vivido.
Mientras siento como el agua corre por mi cuerpo me imagino en mi Mar. Estoy nadando, buceando, jugando con las olas, chapoteando, me tumbo boca arriba y disfruto de su silencio. También puedo estar en un río, un lago, incluso una piscina, todo vale mientras sea agua y pueda sumergirme.
Salgo de la ducha, me visto y salgo a la calle. Ahora toca correr, trabajar, lo normal. Cuando vuelvo a casa, mis perros me saludan como si les hubiera abandonado, sobre todo Patxi, me regaña como diciéndome ¿Donde has ido sin mi? Tras los saludos y lametones sólo me apetece una cosa, un baño.
Abro el grifo de la bañera y empiezo a prepararlo todo, música adecuada, alguna vela y las sales. Cuando me sumerjo en el agua cierro los ojos y vuelvo a soñar con mares, ríos, lagos y piscinas. Los sonidos del mar me acompañan. Cuando por fin salgo el agua esta helada, pero no me importa, he tenido otro momento sirena y ha merecido la pena.
Me siento renovada, es el poder del agua.