¡Por fin se acabó! Tras las fiestas y la ilusión de los Reyes Magos queda atrás un año para olvidar, para mi por supuesto, que cada uno lo habrá vivido y contará a su manera.
Evidentemente no todo ha sido malo y será eso lo que intentaré recordar, lo demás lo borraré para que no quede ninguna señal. De todo se aprende, eso dicen, pero yo sigo sin entender muy bien que se puede aprender del dolor, yo por lo menos soy incapaz de hacerlo. Hay malos momentos o experiencias que si nos sirven para comprobar nuestra capacidad o para descubrir facetas que ignorábamos tener, el resto es totalmente prescindible e innecesario. De esas sobre las que aprendemos es de las que hoy quiero hablar, mis primeras decepciones en la red que, además, coincidieron en el tiempo.
La primera era previsible, la vi venir pero mantuve la esperanza de que solo fuera un simple malentendido. Pero no lo fue y me di de bruces con la realidad 2.0, entonces decidí, simplemente, prescindir de ella, no la necesito.
Como sabéis casi todos, este blog nació por casualidad y de la necesidad escribir y compartir emociones. Todo lo que hay aquí es real, la alegría, la tristeza, la ansiedad, la desesperación, la euforia, el humor, los recuerdos, el amor, ... Todo, absolutamente todo, es cierto y no está en venta. Esta humilde página soy yo y no la cambio por nada, ni por popularidad en la blogoesfera, ni por votos ni por referentes en la red, el día que me proponga algo de todo esto sencillamente abriré otro blog totalmente diferente, pero éste seguirá siendo lo que es, mi diario y página personal. Nunca busqué nada pero me encontré con vuestro apoyo, cariño y palabras, esto es lo más gratificante y no tiene precio. Saber que estáis ahí, que entrareis, leeréis lo que siento y aportareis vuestra opinión es lo más grande que me he encontrado en el casi año y medio que tiene de vida este blog. Eso es lo que me gusta y necesito, lo demás, lo que implica la red no me hace falta.
Mentiría si dijera que no me gusta que me lean, claro que me gusta, y que cada día aparezcan caras nuevas también, pero no a costa de cambiar lo que aquí escribo porque sería engañar sobre lo que siento y ya no sería yo y este interior secreto dejaría de ser mi blog.
La segunda no la vi llegar, me pilló totalmente desprevenida, por sorpresa y, una vez más, abusaron de mi buena fe y me utilizaron. Me impliqué y puse toda mi ilusión en un proyecto que resultó ser una treta puramente comercial para captar posibles clientes. No he sido la única y eso es lo que más me duele, ver como personas a las que quiero también han sufrido el mismo engaño. Trabajaron duramente, se ilusionaron y creyeron en el proyecto tanto como yo, dejaron de lado sus respectivos blogs para crear algo genial que les llevó muchas horas y se dedicaron a ello en cuerpo y alma, ... Y cuando ya estaba todo en marcha, la realidad salió a la luz. ¿Y ahora que? Ahora nada, el daño ya está hecho y solo queda asumirlo, ya veremos.
Todavía hay quien nos preguntó ¿Qué esperabais? y ante el fiasco y la dura decisión del cierre nos advirtió que la blogosfera no perdona.
Mi respuesta sigue siendo la misma, nunca he esperado ni pretendido nada y que la blogosfera perdone o no me da exactamente igual, porque lo que a mi realmente me importa son las personas que nos siguieron y apoyaron, no la red, y es a esas personas a las que hemos fallado sin saberlo ni pretenderlo. Todo lo demás es simple justificación y en ese juego no entro.
De ambas experiencias he aprendido que al final la red es como la vida, la única diferencia es que las puñaladas por la espalda te las dan virtualmente y sin mirarte a la cara. En cualquier caso las dos formas son totalmente rastreras.
Pero ha llegado un nuevo año, y como los nacimientos significa esperanza y nuevas perspectivas. Y aquí estoy, decidida a que este año sea diferente. Atrás queda la ausencia de color para dar paso a la luz y yo, por si acaso, no cierro los ojos no vaya a ser que me pierda algo.
Ya el año pasado los Reyes dejaron un regalo para vosotros y este no iba a ser diferente. Como a casi todos os gustan las margaritas, este año pedí un jarrón para que pudierais poner el ramo y flotando alrededor mis deseos para todos. La imagen es vuestra, diseñada con todo mi cariño para que os la llevéis y la pongáis (o no) donde queráis.
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