Mostrando entradas con la etiqueta Anécdotas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Anécdotas. Mostrar todas las entradas

04 junio 2014

Un coche diferente

El 600 de la familia

No me preguntéis la matricula de mi coche porque no me la sé, pero ni del que tengo ahora ni la de los anteriores y por supuesto la del coche de mi chico no tengo ni idea. Pero la matricula del primer coche que tuvo mi madre y nos acompaño durante muchos años si la recuerdo y no creo que la olvide.

Cuando tenia once años nos mudamos de casa. Hasta ese momento vivíamos al ladito de El Retiro, pero el piso era de alquiler por eso mi madre decidió meterse en una hipoteca y tener una casa que fuera suya el día de mañana.
Y lo logró, a día de hoy es SU casa y lo ha conseguido ella sola sin ayuda de nadie.

Pero nos fuimos a vivir a uno de los barrios que el Instituto Nacional de la Vivienda (INV) construía en aquel momento.
Ahora es un barrio relativamente céntrico y con excelentes comunicaciones, pero entonces ... ¡parecía que nos habíamos mudado a kilómetros de Madrid! Acostumbrados a ir andando a todos los sitios ahora de repente dependíamos del único autobús que llegaba hasta allí.
Pero mi madre lo tenía todo previsto, ya tenía carnet de conducir, había aprobado ¡a la primera! y ahora sólo faltaba comprar un coche.
El elegido fue un precioso, simpático y utilísimo Seat 600 de color amarillo canario.

Con él hicimos un montón de viajes y siempre se portó genial, nunca se estropeó ni falló, nada de nada, incluso en los inviernos más duros y con intensas nevadas aquel coche arrancaba a la primera mientras que los dueños de auténticos cochazos nos miraban entre alucinados y desesperados cuando nosotros iniciábamos la marcha y ellos se quedaban tirados, claro que en la cara de mi madre y en la mía se dibujaba una sonrisilla de satisfacción que nos duraba todo el día. Tenéis que entender que hablamos de los setenta, mujer al volante y sin problemas ¡no era fácil!

Los domingos llevábamos a mi hermano a la Estación de Autobuses para su vuelta al colegio (era un internado pero venia los fines de semana a casa). Cuando nos despedíamos y regresábamos a casa ya era de noche y, durante un tiempo, según íbamos por el Pº de la Castellana se pinchaba alguna rueda y teníamos que parar.
Era salir mi madre del coche y frenar en seco varios voluntarios dispuestos a auxiliar a tan bella dama (ya os he comentado en alguna ocasión que mi madre ha sido y es preciosa de ahí tanto interés en ayudarla). Por supuesto cambiaban la rueda pinchada y se llevaban un 'muchísimas gracias' de recuerdo porque mi madre se metía en el coche rápidamente roja como un tomate y se despedía con una gran sonrisa. No hace falta que os diga que no ha cambiado una rueda en su vida.

Una mañana mientras íbamos al dentista, un Renault 7 blanco tenía tanta prisa que se salto la doble linea continua para adelantar en plena c/ Padre Damián obligando a mi madre a dar un volantazo con tan mala suerte que pisamos una placa de hielo y el coche empezó a patinar hasta que terminamos en el carril contrario empotrados contra un Dodge militar que esperaba a un alto mando. Las dos salimos despedidas por la misma puerta, la del piloto. No nos pasó nada grave, únicamente mi madre se rompió el menisco de una rodilla, pero para lo que podía haber pasado eso no fue nada.
El chofer militar no daba crédito a como había quedado el Dodge, sólo decía ¿y como digo yo en el taller que esto lo ha hecho un 600? El pobre, que se portó genial y fue el primero que nos ayudó, sólo quería aligerar la tensión e intentar calmar el susto (histeria) de las dos.
¿El del Renault 7? salió huyendo el muy cobarde.

El caso es que a nuestro querido coche tuvieron que quitarle todo el morro y como no encontraron ninguno del color original hubo que pintarlo entero y ¿qué color decidió mi madre? ¡ROJO! pero no el rojo Seat 600, no, ¡rojo rojo! Era el único 600 de ese color en todo Madrid, y eso resultó de mucha ayuda las dos veces que nos lo robaron porque la policía lo encontró el mismo día que nos lo quitaron.
También un invierno alguien lo abría y dormía en él, pero cuando nosotras llegábamos ya no estaba y nunca faltó nada del coche.

A pesar del color que lo hacia claramente visible y reconocible, el despiste de mi madre conseguía 'perderlo', ya podía ser el parking más pequeño del mundo, mi madre nunca lo encontraba.

- Nos han robado el coche
- Mamá ¿otra vez? piensa bien, intenta acordarte donde lo dejaste
- Que no, que nos lo han robado ¿como no voy a saber donde lo he aparcado hija?

Y según pronunciaba esta frase el coche aparecía y las dos nos reíamos.

¿Se puede querer a un coche? yo creo que si.

Seguir leyendo »

24 mayo 2014

¡Nos vamos!


En Junio de 1968 mi tía y madrina se casó, y lo hacia con el que ha sido y es mi segundo padre.
La boda transcurrió como tenía que ser, bien, con mi hermano y yo vestidos para la ocasión y encargados de llevar las arras y los anillos, él todo de blanco con pantalones cortos, yo con vestido cortísimo y gorro tipo capota tan de moda entonces.
Tras la ceremonia y posterior celebración iniciaron la luna de miel camino de Asturias, su destino para disfrutar de aquellos días.

El recién estrenado esposo aunque había nacido en Madrid se consideraba y sentía asturiano, de hecho a día de hoy mantiene ese acento tan peculiar de la tierra y con el que hablaban sus padres y demás familia.
El alojamiento elegido no podía ser otro que un antiguo caserón familiar.

Y llegó la noche.
De repente en plena madrugada él se levanta y agarra a su mujer al grito de:
- Vámonos que aquí no nos quieren.
Ella sin comprender nada sólo acertó a preguntar
- ¿Qué dices? ¿Pero adonde vamos a ir a estas horas?
Pero era tal la fuerza y el convencimiento de él, que salieron corriendo del caserón en plena noche y totalmente desnudos.
Tras un rato corriendo a través de aquellos valles como si fueran Adán y Eva, ella completamente aterrada seguía gritandole e intentando que entrara en razón ... hasta que por fin ¡le despertó!
Si, mi tío es sonámbulo, un pequeño detalle 'sin importancia' que olvidó comentar a la que ya era su mujer, pero a partir de aquel momento ella si lo recordó cada día y empezó su pequeña venganza.

Él era un alto ejecutivo lo que le obligaba a realizar viajes de varios días con cierta frecuencia, aquí era donde ella fraguaba su desquite.
Se dedicaba a cambiar todos los muebles de sitio con la excusa de aprovechar el espacio y darle un aire nuevo a la decoración, y lo hacía ella solita, sin ayuda para mover los muebles ni nada, a lo bruto. Cuando él llegaba a casa se encontraba con los cambios y le gustaban, hasta que llegaba la noche y se levantaba sonámbulo. Se despertaba a base de los golpes que se daba con los muebles que no estaban en su sitio habitual.
- ¡Me cago en ...!
Ella medio dormida
- ¿Qué pasa? ¿Te has hecho algo?
- No, no.
Y ella se daba la media vuelta para ocultar la media sonrisilla.

La venganza continuó e incluso una noche él apareció durmiendo en el suelo y con la cabeza metida dentro de la mesilla de noche

Claro, que las venganzas te pueden explotar de repente en la cara y así ocurrió, tres de sus cuatro hijas también ¡son sonámbulas!
Las cuatro dormían en la misma habitación, las dos mayores en una litera y las dos pequeñas en otra.
Y esto es lo que ocurría una noche cualquiera:
- Una se sienta en la cama y empieza a contar en voz alta, uno, dos, tres, ....
- Otra se levanta a comprobar que la puerta de entrada a la casa esta cerrada y lo hace varias veces.
- Otra se levanta y discute con quien sea en voz alta en un dialogo perfectamente comprensible.
- La que no es sonámbula duerme tanto y tan bien que se cae de la cama y no se entera ¡y sigue durmiendo plácidamente en el suelo!

Las cuatro viven ya fuera de casa con sus respectivas parejas ¿les habrán contado su secreto?
Tengo que preguntárselo.

Seguir leyendo »

23 octubre 2013

¡No sabia si llorar o reír!

El Interior Secreto: ¡No sabia si llorar o reír!

Mi tía y madrina, la hermana mediana de mi madre, se vino a vivir con nosotros nada más fallecer mi padre.
Como vivíamos muy cerca del Parque El Retiro en Madrid, casi todas las tardes nos llevaba allí, bien a jugar en los columpios o a visitar la antigua Casa de Fieras que era el zoo de entonces.
Hoy los animales están en el Zoo de La Casa de Campo, no es el lugar perfecto pero bastante mejor acondicionado que el recinto de El Retiro, y digo que no es perfecto porque creo que donde mejor están es en su hábitat natural, pero eso es otra historia.

Como iba diciendo, la Casa de Fieras era una cita habitual para nosotros, nos encantaba ver a los graciosos y escandalosos monos, los fieros leones, las jirafas de cuello estirado, ...
Mi hermano tenia entonces cuatro años y yo cinco. Aquella tarde nos vistieron de punta en blanco para la visita a nuestros amigos los animales.
No recuerdo que llevaba yo pero la imagen de mi hermano la tengo grabada, un conjunto en color crudo de aquellos que tenían los pantalones cortísimos e iban abotonados a la camisa.

Tras el paseo mi tía decidió que era la hora de merendar y nos sentamos en un banco frente a los gorilas dispuestos a comernos los bocadillos que había preparado.
Y en esas estábamos cuando me di cuenta que uno de los gorilas nos miraba fijamente.
De repente le entró el apretón, evacuó, hizo sus necesidades... ¡QUE SE CAGÓ VAMOS! puso la mano, y cuando acabó apuntó, disparó, y ... ¡directo a mi hermanito!

Allí estaba el pobre, lleno de mierda (perdón pero es la verdad) de la cabeza a los pies, llorando a todo llorar ¡y con un olor ...!
Mi tía, que es bastante asquerosíta para estas cosas, no se le ocurrió otra cosa mejor que llevarnos a casa ¡sin intentar limpiar ni un poquito al pobre niño!
Bueno, intentarlo lo intento, más o menos, por llamarlo de alguna manera, un pañuelo... una fuente..., en fin, poco. El caso es que fuimos pooor todo El Retiro y las sucesivas calles, paseando la mierda y el olor hasta que por fin llegamos a casa y mi madre nos abrió la puerta. Cogió a su niño y lo metió directamente a la bañera mientras ... ¡se partía de risa! ¿...?

Imaginad la escena, mi hermano llorando, mi madre sin parar de reír, mi tía acordándose de todo el árbol genealógico del gorila y haciendo todo tipo de aspavientos, y yo tan alucinada ¡que no sabia si llorar o reír!

Aun hoy nos da por contar historias de aquellos años y cuando recordamos esta lloramos de risa, ¡pero a carcajada limpia! claro que no es para menos, porque lo reconozco, fue de tebeo, pero a mi hermano no le hace ninguna gracia ¡pobre!



El Interior Secreto: ¡No sabia si llorar o reír!



Seguir leyendo »

24 julio 2013

Una más de las mías

Una más de las mías

No, que no he roto nada, no he liado ningún follón y no he causado ningún desastre si es eso lo que pensáis, no me extrañaría que lo hicierais sabiendo que soy una autentica calamidad, pero no, esta vez la historia-tontería afecta sólo a una persona, a mi.

Ya conocéis mi pasión por el agua, lo de que es mi medio natural por aquello que en otra vida fui sirena.

Mis días comienzan con una larga ducha, desayunos, paseo a mis perros y, ahora ¡Piscina! mañana y tarde. Después, según me pida el cuerpo, hay dos opciones muy relajantes: ducha larguísima o baño que puede ser de sales o espuma.
Lo de relajarme depende mucho de Patxi, mi viejito gruñón que ladra al menor ruido. En esos momentos más que relax mi mente pasa por: ¡Lo mato! ¡le arranco la lengua! mejor ¡las cuerdas vocales! no ¡le mato! ¡le arranco la lengua! ... 
Pero decidí cerrar las puertas del pasillo y la habitación y, de momento, parece que funciona.

El lunes elegí un baño de espuma, y mientras se llenaba la bañera preparé toda mi parafernalia, las velas, música marina, etc.
Que bien se estaba por dios, tanto ¡Que me quedé dormida!
Me despertó un ladrido de Patxi, menos mal. Las velas se habían consumido, no veía nada, y el agua estaba fría ¡Adiós relax!
Tanteando encontré el interruptor de la luz ... y volvió la realidad, recoger todo mientras renegaba del amor a mis bebés (perros), y es que, a pesar de la oscuridad y el agua fría, estaba dormida como un angelito.
Teniendo en cuenta que el tal Morfeo pasa de mi últimamente, algo que no es nuevo, el sueñecito, aunque fuera en remojo, estuvo La Mar (jejeje) de bien.

Pero esta no es la primera vez que me pasa, lo confieso, es la segunda.
La anterior ocurrió un día en el que tenía una importante reunión por la tarde, y como estaba de los nervios ¿Qué mejor que un relajante baño matutino? Pues fue relajante si, porque me quedé profundamente dormida, y al despertarme ¡Ni relax ni nada de nada! Un ataque de ansiedad en toda regla, ... más o menos. Menos mal que pude 'normalizarme' antes de la reunión.

Mis rituales baños no pienso dejarlos, eso está clarísimo, lo que estoy intentando decidir es ¿Y si los cambio de hora? Los preparo, me sumerjo en ellos por la noche y duermo de un tirón.
Así por lo menos la que pasa de Morfeo soy yo y encima me río de él ¿No?


Seguir leyendo »

17 septiembre 2012

Y hablando del cole


La vuelta al cole me ha recordado pequeños detalles, que no parecen importantes, pero que ahora en la distancia me resultan entrañables.

Aquel niño tan bueno que no quería entrar si no iba de mi mano, y que se despedía llorando de mi madre o mi tía dejándolas acongojadas, se convertía en "otro" nada más salir al recreo.

Pero claro, eso sólo lo sabía yo, una mocosa que no convencía a nadie por mucho que insistiera en que mi hermanito, con aquella carita tan dulce y tan apegado a mami, tías y abuela era un verdadero trasto, esa definición era sólo privilegio mío.

Si os fijáis en la foto, no soy la única que tiene las piernas llenas de cardenales. Por si alguno piensa que es un defecto de la foto, no, no lo es, los moretones son reales, aunque se vean en gris.

Que digo yo que eso era una prueba, pues no, es que los demás niños le pegaban ¿Será posible? Alguna peleilla tuvo, como todos los niños, pero sin ninguna importancia. Con sus amigos se arrastraba por el suelo, era un súper héroe, jugaba a algo que pretendía ser fútbol, nos incordiaba, etc.

El lamentable estado en el que llegaba a casa era otra prueba más. El color de sus piernas, manos, muñecas y cara, era algo indefinido e indescriptible. Hasta el punto de que mi madre antes de meterle en el baño le tenía que poner en "remojo"
En la casa donde vivíamos entonces había, además del baño completo, un aseo con lavadero de aquellos que servían para restregar la ropa, y allí metía mi madre a mi hermano, iba a por el jabón Lagarto y con un estropajo empezaba la "limpieza" para quitar aquella mugre acumulada por mi hermano en un solo día.
Quedaba limpito limpito, preparado para un baño en condiciones. Él, que es casi pelirrojo, se parecía ya a mi hermano ¡Menos mal! Porque había días que no sabía si el que nos llevábamos a casa era Luismi u otro.

Lo del baby era una más de las pruebas. Menos mal que mi madre, como casi todas, es una mujer prevenida y para mi hermano tenia dos. La única manera de quitarle la porquería era hervirlos en una cacerola enorme.
Las lavadoras aun eran muy caras entonces, pero mi madre no tardo en comprar una, ¡Harta estaba de lavar la "ropita" de sus niños!

Pero que quede claro, el que se manchaba era mi hermano, que yo he sido siempre "muy buena y muy limpia"


Seguir leyendo »

05 septiembre 2012

Cuando no es posible ¡Es imposible!

Cuando no es posible ¡Es imposible!


Evidentemente sólo se me puede ocurrir a mi "aprovechar" una de mis noches de insomnio y dedicarla al beneficioso deporte del zapping. 
¿Música, lectura, escritura, ...? Que aburrimiento ¡Ja! ¿Qué se me pasaría a mi aquel día por eso que llevo sobre los hombros y llamo alegremente cabeza? Está clarísimo, mi locura o tontería llegó a su punto álgido y ahora estoy pagando las consecuencias.

Vamos por partes. 
Es Septiembre, vuelta al cole, vuelta al trabajo, subida del IVA y de nuevo ¡Colecciones y cursos en fascículos!
Resulta que entre brujas, brujos, adivinadores, adivinadoras y juegos varios que te prometen que vas a ganar como mínimo el cielo hay publicidad ¡La de los fascículos!

Y este año me he liado la manta a la cabeza y me he dicho ¡Ánimo que tú puedes!

Un breve resumen de un día "normal"

- Repaso a la casa mientras me doy aire con uno de esos abanicos de la colección "grandes diseñadores"
- A la cocina, comida y cena. Sigo abanicándome y además me pongo con el curso de repostería fácil.
- Con el abanico y los moldes de repostería continuo la maqueta del barco pirata La Perla Negra.
- Mientras me abanico relleno los moldes con una pasta que he seguido al pie de la letra en el fascículo de repostería fácil. Voy pegando las piezas del barco pirata y busco la aguja de ganchillo con el correspondiente curso.
- Abanico, moldes, maqueta, ganchillo y el ordenador que voy ya retrasada.
- Abanico, moldes, maqueta, ganchillo, ordenador ¡El cachorro que aun no le he sacado a la calle! 

Y ahora ¿Como lo hago? Me llevo al perro y todo lo demás o sólo lo demás o sólo al perro ¡Que follón!

Pero también he visto otra colección de ...


Seguir leyendo »

14 agosto 2012

Y de nuevo ¡la lié!

Y de nuevo ¡la lié!

Pues si ¡la he liado pero bien! ¿Os extraña? Ya sabia yo que no.
En fin, este es el resumen de los hechos acaecidos en estos tres últimos días.

Por mi cumple me regalaron una tablet y un smartphone. Ya "tecnologizada" me puse a investigar a  ratitos y a mi manera.
Traducción: Como soy tan listísima todo tenía que ser compatible para que desde cualquiera de los artilugios pudiera hacer lo que yo quisiera, peeero ¡Es imposible! y ¿Qué ocurrió? lo que era previsible ¡Todo hizo plof!

La tablet está aparcada de momento y el smartphone solucionado, pero ese era el menor de mis problemas, quedaba el premio gordo ¡El portátil! Tengo ordenador pero aun está a medias porque es nuevo, así es que sigo con el portátil.
¿Qué le pasó? Muy sencillo, mis neuronas se desconectaron y no estaban cuando las necesité. Lo de siempre vamos.
Pero como manejo Mac al dedillo (exageración muy exagerada) en minutos ya funcionaba perfectamente, pero cuando entré en internet ¡El blog había desaparecido!

Cara blanca, boca desencajada y ojos desorbitados, menos mal que encontré el interruptor y ¡Bombilla encendida! No pasa nada, para eso hago copias de seguridad del blog y de la plantilla todas las semanas. Menos mal, a por ellas.
¡Ja! La plantilla se había descargado llena de errores y no valía pa'na.

Invocando a los dioses de la tecnología abrí la copia del blog ¡Siii, allí estaba! y parecía que todo estaba bien, y digo parecía porque al faltar la plantilla estaba totalmente desconfigurado y salía cada cosa por su lado sin orden ni concierto, el trabajo de mi querido profe Fabriciano ¡Se fue al carajo!
¡Hala! a colocarlo todo de nuevo.
Más o menos he conseguido solucionar algo, pero queda muchísimo.

Los blogs de Oloblogger y Vagabundia me los sé de memoria de tanto como los he repasado, siempre han sido mis salvavidas blogueril, pero tengo que recurrir a ellos (siempre y cuando puedan) si o si para que repasen errores y me den soluciones si las hay. Sé que pensaran ¡Aquí está otra vez la pesada! pues esta pesada les necesita urgentemente.

Pero el domingo apareció mi niño y me olvidé de todo hasta que se fue. Que manera tiene de ponerme las pilas, veo esa sonrisa pícara y ya está.
Babero abueril: Es que es tan guapo y está tan grande y habla tanto y se ríe como un loco de tantas cosquillas que tiene y es tan bueno y tan travieso y ...

¡Ainssssss! Sigamos con la historia.
Y este ha sido, tristemente, el motivo de mi ausencia en vuestros blogs. A partir de hoy vuelvo a la normalidad (la mía ya sabéis) ... o eso espero.


Seguir leyendo »

18 julio 2012

Mi gen alocado

Mi gen alocado

Aquel día en el que quise pagar con tarjeta y estaba caducada ¡Qué vergüenza! Mi madre y yo acabábamos de salir de una consulta con el neurólogo para ver el resultado de unas pruebas que me hicieron, sin importancia ninguna, y era el que yo ya sabía ¡Estoy estupenda!
Pero de repente me asalto una duda que ya me rondaba la cabeza desde hace tiempo ¿Entonces esta locura mía de donde viene? Llámese locura, loca de remate, cabeza loca, ... lo que vosotros consideréis oportuno.
Porque genético no es, aunque el gen Naranjo unido al Cirujano haga de las suyas. Así es que decidí investigar.

Cuando mis padres se casaron (1962) las novias tenían que ir de blanco, vírgenes, castas y puras hasta el altar. De aquellas yo calculo que se atenían a las normas sociales un ¿Taitantos por ciento? Vamos, que no me creo que todas llegaran al altar como establecía la madre Iglesia.
De la Luna de Miel muchas venían ya embarazadas y, vete tú a saber porque, en muchos casos los niños nacían prematuros.

Mis padres me "crearon" en la Luna de Miel ¡Pero no fui prematura! Con esto no quiero decir que mi madre fuera al altar como marcaban los cánones, ni lo sé ni importa ni se lo voy a preguntar.
Lo que no sé es si fue premeditado o no el que yo viniera al Mundo.

A mi madre siempre le digo que conmigo hicieron una prueba para ver que es lo que salía, y como fui un bebe rollizo y hermoso, debieron plantearse que para el segundo aplicarían a la "receta" más dosis de entusiasmo. Y llegó mi hermano, más rollizo y hermoso que yo, creció más que yo y sin indicios ninguno de ser un cabra loca.
Ella se queda muda, ni afirma ni niega nada, y para eso hay un dicho "Quien calla otorga"

Ya tenía la respuesta para mi persistente duda ¡Fue un fallo en el proceso de fabricación! No tengo duda. Mi gen alocado se les escapó o apareció sin que se le llamara.

Teniendo resuelto el problema ya me quedé más o menos conforme ¿O no?

¿Alguien en sus cabales puede pensar que es una sirena? Pues yo si.
¿Alguien puede provocar tantos desastres y tener el despiste como principio en la Vida? Yo si.
¿Alguien puede hacer esto con su imagen y reconocer dos de sus personalidades? 

Mi gen alocado

Estas son una mínima parte de las pruebas que confirman mi deficiente fabricación, porque hay muchísimas más.

Mi gen alocado
Mi gen alocado

Envejecer y rejuvenecer dependiendo del momento es también otra de mis "habilidades"

En fin, que sí, que soy el resultado de un lamentable

¡Fallo en el proceso de fabricación!

Seguir leyendo »

25 junio 2012

Me río de mi

Me río de mi

Uno de los cursos a los que me mandó mi ex-jefe consistía en buscar y aprovechar nuestras facultades en el mundo laboral. Cada día teníamos que explicar o exponer ante los demás que es lo que nos daba vergüenza, recuerdos agradables o no, etc.
El único beneficio que me proporciono dicho curso es hablar en publico con toda naturalidad, beneficio que le vino estupendamente al ex-jefe porque me utilizaba, en el buen sentido, para todo evento presentación exposición o lo que surgiera.
¿Conclusión? ¡Me encanta hablar en público y un micrófono más que a un tonto un lápiz!

Pero a lo que íbamos. Una de las premisas del curso era que cuando te levantas por la mañana te mires al espejo y digas "Que estupenda estoy"
Yo lo he intentado varias veces y por mucho que me empeñe no le encuentro utilidad ninguna.

Mi pelo demuestra que ha perdido claramente su batalla con la almohada. No tengo ojos, apenas dos lineas que parecen más un pintarrajo. El color de la cara es indefinido y la boca ... ¿Pero tenemos eso?
Así es que lo de "estupenda" tendría que buscarlo debajo de una uña o en la planta del pie, pero como estoy recién levantada no tengo ganas de hacerlo.

Si, me río claramente de mi misma y eso es lo que mantiene mi cabeza sobre los hombros, bueno, a veces.
Incluso en los peores momentos, esos bajones sin paracaídas en los que cuando llego al fondo el golpe me deja en "estado muy grave pero se recuperará" como diría un médico o más bien como me dicen los médicos de visita "obligada"
Esos días en que las lágrimas pueden producir una inundación pero la consecuencia es una nariz color tomate maduro que se cae a trozos más el inevitable uso de kilos y kilos de kleenex, aun no entiendo como no me hacen miembro de honor o algo así.

Pero de repente voy a por un vaso de agua que se bebe el suelo, pongo a calentar algo ¡estoy convencida de ello! y espero y espero y me digo "que raro" hasta que compruebo que no he encendido el maldito botón de la vitro.
Se apaga el móvil y "eso es imposible porque lo cargué ayer" intento encenderlo, lo desmonto no vaya a ser que la tarjeta sim o la batería no estén bien colocadas ... y nada, está claro que lo tengo que poner a cargar y ¡Se me enciende una lucecita! que me grita ¡¡¡Ayer no cargaste nada!!! Bueno, pues será eso. "Voy a poner a cargar el portátil que me da la sensación que le pasa lo mismo"
"Vaya por dios, se ha ido el Sol" y otra vez la lucecita ¡¡¡Quieres hacer el favor de subir los toldos YA!!! "Uys, es verdad, que los bajé esta mañana"
"Javi se ha estropeado mi despertador y me he levantado tarde" Lo mira "A lo mejor si enciendes la alarma es posible que funcione" Ahhh, vale, no me di cuenta.
Me pongo a fregar los cacharros del desayuno ¿Y la taza? lucecita ¡La has tirado a la basura! "¿Como la voy a tirar a la basura? Estoy tonta pero no para tanto" Pero por si acaso voy a mirar ... y allí está ¿Por qué? Ni idea.

Quedo con mi madre ¡Vaya dos que nos juntamos! Entramos en una tienda y nos volvemos locas, bueno vale soy yo la que enloquece volviendo loco también al vendedor. Llega la hora de pagar y empieza el habitual y absurdo dialogo de "Pago yo. De eso nada, pago yo" que siempre zanjo inmediatamente con un "No la haga ni caso que está mayor" y le doy la tarjeta. Discúlpeme pero la tarjeta sale rechazada y lo he intentado dos veces "¡Imposible! En el banco hay dinero, inténtelo una vez más que yo creo que la maquinita está estropeada" Pues sigue saliendo rechazada, a todo esto mi madre partida de la risa y yo sin verle la gracia, "Déme la tarjeta" La miro y ... ¡Está caducada y no llevo suficiente dinero! Bien ¿Y ahora qué? ¿Me escondo debajo del mostrador? ¿Salgo corriendo y dejo allí a mi madre y todo lo demás? Pero me contuve mientras mi querida madre, que ya no podía con la risa, dio su bendita tarjeta ¡que no estaba caducada! Y empecé a reírme.
Mi madre es capaz por si sola de montar algún espectáculo y yo lo hago sin ayuda ninguna pero ¿Las dos juntas o con sus hermanas? Más vale echarse a temblar e ir vestida con el mejor humor y paciencia.
Mientras íbamos hacia del aparcamiento la risa de mi madre continuaba y la mía también ¿Es que no somos capaces de pasar desapercibidas aunque sólo sea un día?

Cada día es una "aventura" nueva y no soy capaz de alterarme por ello, sé que soy así con depresión o sin ella y lo acepté hace mucho tiempo ¿Solución? Seguir riéndome inevitablemente de mi misma aunque esté recluida en mi habitación voluntariamente o hecha un ovillo en el sofá o sin querer hablar con nadie.
No es que suelte carcajadas como una loca, pero es una risa sana que me recuerda quien soy e intenta ponerme en mi sitio.

Pues nada, voy a ver si soy capaz de no liar alguna. Si la lío me reiré y lo haré también si no lío alguna de las mías.

Pues eso ¡A REÍRME DE MI MISMA!

Seguir leyendo »

03 junio 2012

La ley de la gravedad

La ley de la gravedad

Tenía dos lunares estratégicos.

Uno estaba colocado en el cuello justo debajo del mentón, era de esos que sirven de comentario ligón de barra tipo:
- Mmm, como me gusta tu cuello y ese lunar que está diciendo bésame.

Yo para vérmelo tenía que levantar la cara ante el espejo.
El otro estaba situado en pleno escote. Era sexy y no lo escondía.
Reconozcámoslo, las miradas de ellos van ahí directamente (vale, las de casi todos, perdón), así que también recibía sus respectivos comentarios.

Como habréis observado estoy hablando en pasado ¿Por qué? ¡Porque la inflexible Ley de la gravedad nos llega a tod@s! Y si, los lunares siguen estando ¡pero se han movido!

Cuando me miro al espejo el lunar del cuello lo veo perfectamente sin tener que levantar la cabeza ¿Se ha caído? ¡no! Ha iniciado su camino hacia el suelo ¿no dice eso la famosa Ley? Y si llevo escote el otro ¡no está! y cuando lo encuentro casi ha llegado al ombligo ¿Me desabrocho entera la blusa para que se vea? porque está claro que con el escote es imposible.

Hablando del ombligo, el mío era tan mono ... justo en el centro de la tripilla casi plana ... ¡y ahora parece un donuts!

Y ¿a qué viene todo esto? Veréis, un día vi algo que aunque ya había oído hablar de ello no había tenido la ocasión de apreciar in situ: ¡¡¡las bragas que moldean, levantan y reducen el culo!!!
Son tamaño abuela (no yo, que soy abuela pero estupenda ... más o menos) ¡Enooormes! nada sexys, con ellas nada de pantalones de cintura baja y top cortos porque con el tamaño que tienen es imposible.

Así que me puse a imaginar una escena habitual.
Chica conoce chico, chico liga con la chica y si todo va bien la cosa termina en casa de él o de ella o en un coche o en un descampado ¡qué más da! donde sea, y ahí empieza el show.

Ella que se quita la blusa o camiseta y luce un estupendo sujetador monísimo y sexy que le ha costado una pasta y que levanta y junta las tetas para lucir un canalillo increíble, claro que cuando se lo quita esas que estaban tan bien colocadas recuperan su espacio original, es decir, hacia abajo y una apuntando a Valencia y la otra a Badajoz (por ejemplo). Bien, primer ¡ahhh! de él.
Seguimos. Ahora ella se quita el pantalón y aparecen esas enormes bragas antilujuria (segundo ¡ahhh!) que cuando se las quita hace que se desparrame todo lo que sujetaban (tercer ¡ahhh!).
Y ahí está, la dura (o blanda) realidad de ella y él que ¡por fin! se da cuenta de que nada es lo que parece.

Claro que ellos también tienen sus cosillas que lo del calcetín es de risa y lamentable, pero es que nosotras nos fijamos en otras cosas ¿o no?

Todo esto me recuerda a la Edad Media ¿os imagináis?

- Espera que me quito la armadura y voy a por la llave del cinturón de castidad.
- Tranquilo, mientras me voy quitando las enaguas, la sobrefalda, me desabrocho el corsé, me deshago de los pololos ...



Seguir leyendo »

15 mayo 2012

Vamos ¡A confesar!

El interior secreto: Vamos ¡A confesar!

Ayer por la mañana y después de dar de desayunar al suelo, por enésima vez, una taza de café con su buena ración de cereales, que digo yo que es más fácil pedirlo que no hacer que se lo tire, me vino a la memoria cierta confesión sobre algunos de mis tropiezos y algún que otro desastre sin importancia.
El caso es que os reísteis de lo lindo con todos ellos. Vale está bien, reconozco que yo también me reí con ganas.

Pero vamos a lo que vamos, salvo algún alma caritativa que sí confesó sentirse identificad@ con mis pequeñas "virtudes" el resto no comentó ni un solo "fallo"cometido y ¿Sabéis lo que pienso? Pues ¡Que no me lo creo! Algún traspié habréis tenido seguro.

Se me ha ocurrido que, como hay confianza, es el momento oportuno de hablar de ello, así es que como bien dice el titulo toca dar un paso al frente y ¡A confesar!

Estoy intrigada, os escucho.


Seguir leyendo »

07 marzo 2012

¿Enloquecida? No, sólo ¡Alterada!

El interior secreto: ¿Enloquecida? No, sólo ¡Alterada!

Creo que el título lo dice todo, y las imágenes son más que descriptivas.

Veréis, seguro que habéis notado que publico con menos asiduidad y que, incluso, algunos de los post ya fueron publicados anteriormente. No me pasa nada, así es que tranquilos y gracias a los que os habéis preocupado vía mail.

Os resumo, con tanta ley nueva y la SGAE persiguiendo, Blogger ya ha cerrado temporalmente y hecho desaparecer más de un blog. Éste, en principio, no reúne "las condiciones" ni es tan importante como para que eso suceda.
La música son enlaces directos con YouTube, no hay una sola descarga, y las fotos que utilizo son de libre descarga, de galerías cuyos artistas permiten su utilización o, ante la duda, he solicitado autorización para usarlas. La gran mayoría están retocadas por mí, he quitado o añadido elementos, he cambiado colores o he unido varías para que se adaptarán a lo que el texto requería, y nunca he recibido ni una sola queja o requerimiento para su retirada, pero por si acaso he empezado a tomar medidas que tenía en mente y llevando a cabo decisiones que he ido posponiendo.

De momento estoy revisando todo el blog, arreglando enlaces y poniendo fotos en aquellos que, vete tú a saber porque, han desparecido en la inmensidad de la red.

El motivo es muy simple, voy a comprar el dominio y, así, este interior secreto será mío ¡Que ilusión! Mi tesoooro, jajaja.
De momento continuaré en Blogger pero desaparecerá el blogspot.com, una situación que, espero, no durará mucho.

El paso siguiente es hacer la migración a WordPress. Esto me llevara más tiempo, es una plataforma desconocida para mi y tengo que controlarla bien. Cuando empiece con ello os avisaré, seguro que meteré más de una vez la pata, ya me conocéis, pero así sabréis que "la loca" anda trabajando.

Estos cambios no os afectarán en absoluto ni tendréis que cambiar nada, vuestras caritas seguirán acompañándome y, esta, vuestra casa seguirá siendo nuestro punto de reunión.

Como veréis me he metido de lleno en un verdadero follón, pero estoy convencida de que será para bien.

Este es el motivo por el que ando bastante ocupada, ¿Enloquecida? Siiii, y muy ¡Alterada! Pero tranquilos, si oís mis gritos será tan solo porque he estampado el ordenador contra la pared o alguna locura similar, pero, caaalma, será momentáneo.


Seguir leyendo »

25 enero 2012

¡Y yo con estos pelos!

El interior secreto: ¡Y yo con estos pelos!

"Pour être belle il faut souffrir" Está frase formaba parte de una pared decorada al estilo Alfons Mucha que había en la peluquería a la que iba mi madre, y lo de "il faut suffrir" juro que es cierto.

Cuando era pequeña, ¡de edad! que ya veo a más de uno riéndose, mi madre era la que se encargaba de que mi abundante, muy muy abundante, melena estuviera perfecta. Pero para ello tenía su propio estilo, nada de acondicionador, según ella estropeaban el pelo y ademas lo dejaba sin brillo, y para desenredar el peine era lo mejor.
Yo ya había aprendido que llorar y gritar no servia de nada, así es que sólo me quedaba apretar muy fuerte los ojos y los dientes mientras agarraba la silla con las manos como si me fuera la vida en ello.

Veamos el proceso.
Abundante agua y enérgico "masaje" para enjabonarlo, primeros nudos. Lo frotaba como si quisiera quitar una mancha rebelde de una camisa, más nudos. Aclarado y segundo enjabonado de la misma manera, mi pelo era ya un nido de enredos. Y llegaba secarlo con la toalla, aquella melena era definitivamente una autentica maraña. Procedía al desenredado ¡con su querido peine! y ahí comenzaba mi suplicio. Mechón a mechón iba deshaciendo cada nudo y os puedo asegurar que se hacía eterno. Aparecía el secador ¡aquello no acababa nunca! para dejar mi melena perfectamente lisa, pero claro, cuando yo creía que había terminado ¡aparecía de nuevo el peine!

Si esta tortura coincidía con un viernes me dejaba llevar el pelo suelto todo el fin de semana, por supuesto con su correspondiente desenredado por la noche y a la mañana siguiente. Pero ¡Llegaba el lunes y había colegio! entonces tenía que llevar el pelo recogido.
Cada día era un peinado diferente, una coleta o dos, trenzas o lo que se le ocurriera. La coleta tenía que estar perfectamente tirante para que no se deshiciera en los habituales juegos infantiles de los recreos, y tirante estaba, que me hacía un "lifting facial" sin necesitarlo a mi tierna edad.
Como no había gomas que sujetaran bien mi pelo, las normales se caían enseguida, mi madre encontró unas que eran abiertas y un ganchito en cada extremo cuya función era enlazarse entre si, pero mi madre las estiraba al máximo y cada ganchito iba sujeto a un mechón de mi pelo con lo que su afán de que mi coleta no se deshiciera se hizo realidad.
Cuando llegaba a casa y me liberaba de aquel castigo siempre teníamos la misma "discusión" que, por supuesto, ganaba ella.

- Mamá ¡me duele el pelo!
- El pelo no duele hija.
- Pues a mi me duele.
- Vale, pues ya se te pasará.

Con el tiempo me enteré que, efectivamente, el pelo no duele, pero a mi aquel "dolor" me duraba hasta el día siguiente, en el que mi madre tenía ya pensada la tortura que me infligiría esa mañana y que duraría hasta la tarde.

Cuando ya me "independicé" de aquellos cuidados capilares ¿Adivináis que fue lo primero que hice? ¡Exacto! Comprarme un acondicionador y un cepillo ante la estupefacta mirada de mi madre.

Seguro que ahora entendéis el por qué de mi felicidad cuando decidía cortarme el pelo.
Seguir leyendo »

12 septiembre 2011

Mi Nancy y una cicatriz

El interior secreto: Mi Nancy y una cicatriz

El año en que la Nancy vino al Mundo los Reyes Magos me trajeron una preciosa pelirroja, nada que ver con la escuálida Barbie que tanto éxito tuvo poco después.
Nancy tenia unas curvas proporcionadas, sus ojos pestañeaban, me podía pasar horas peinándola y cambiándola el vestuario. Su carita redonda tenia mofletes y era muy decente ¡Tenia braguitas! algo que no se puede decir de la descarada Barbie.
Nancy estuvo muchos años conmigo, tantos que también se convirtió en compañera de mi hija.

No recuerdo exactamente cuantos años tenia, nueve o diez aproximadamente, cuando mi apéndice decidió inflamarse y causarme problemas por lo que tuve que pasar por el quirófano.
Con la inocencia propia de la edad, yo me lo tomé como una aventura ¡Me iban a operar! lo que dejaría una cicatriz de la que luego podría presumir ante mis amigas.

Mi madre y el médico acordaron la fecha y la hora de mi intervención sin que yo pudiera decir nada. El día elegido fue el viernes en el que nos daban las vacaciones de Semana Santa y la hora, las seis de la tarde.

¿Como podía mi madre hacerme esto? Si estábamos de vacaciones ¿Quien iba a venir ha verme a parte de la familia? Pero es que además, mi madre decidió que fuera por la tarde porque por la mañana tenía un examen de matemáticas ¿Qué me fueran a operar de apendicitis no era una excusa perfecta para librarme del examen? Pues no.

Y llegó el día, allí estaba yo, haciendo un examen de matemáticas para luego irme al hospital. De lo único que me libré fue de llevar el uniforme, pero a cambio mi madre me puso uno de aquellos jerseys de lana que picaban como demonios.
No estaba nerviosa, siempre fui valiente en ese sentido, no me asustaban los médicos, quizás porque siempre tuve la suerte de dar con los encantadores, aunque nunca tuve claro si era porque querían ligar con mi madre, un viuda joven y guapísima, o porque yo era una niña muy despierta y simpática, el caso es que me trataban siempre a cuerpo de princesa.
Mi madre vino a buscarme al colegio para llevarme al hospital, y yo que quería el papel de heroína me tocó el de invisible por que mis compañeras se iban de vacaciones y era lo que importaba.

Con un hambre de mil demonios propio de la edad, no podía comer nada porque me operaban por la tarde, nos fuimos hacia el hospital, pero antes mi mami me llevó a una cafetería para ver como engullía un bocadillo con una pinta estupenda ¿Pero es que no veía como se me caía la baba mientras ella no dejaba de dar mordiscos al apetitoso bocata? Ahora cuando lo recordamos no partimos de risa, pero maldita la gracia que me hizo entonces.
Cuando mi madre acabo de comer, yo ya tenia la boca seca y entramos en el hospital para mi ingreso.
Ya en la habitación, vino a verme el anestesista, ¡Dios, que guapo era! ¡Y que joven! ¡Y que encantador! Y yo pasándomelo estupendamente, era pequeña pero no tonta.

La operación fue corta y sencilla y enseguida estaba de nuevo en la habitación. En cuanto me desperté pedí ¡Comer! Pero tampoco me dejaron, tenía que esperar al día siguiente, pero vamos a ver ¿Estoy aquí por la operación o para que me matéis de hambre?
Las enfermeras del hospital eran religiosas y yo les parecía tan graciosa y les daba tanta pena mi carita de hambre, que pensaron que si en vez de agua me daban Coca Cola, a lo mejor me quitaba un poco el hambre. ¡Bien por ellas! Recién operada y la herida en carne viva no se les ocurrió que la Coca Cola me podía producir gases ¡Que es lo que ocurrió! Sólo os digo que a día de hoy bebo Coca Cola de año en año.

Al día siguiente ¡Por fin pude comer! Levantarme y pasear por la planta. Rápidamente las enfermeras decidieron que era una estupenda compañía y me llevaban por todo el hospital presumiendo de niña.
Y por ahí andaba yo cuando mi querido anestesista se pasó a verme con un ramo de flores, cuando llegué a la habitación y me lo dijo mi madre ¡No me lo podía creer!

A los tres días de la operación me mandaron para casa. Yo estaba como si no me hubieran hecho nada, sólo me tiraba un poco si hacia algún esfuerzo, pero era una niña, y además pelín brutita, de vez en cuando mi reciente herida me recordaba que estaba allí, pero rápido se me olvidaba.

Y llegó el día de volver al cole, ¡Y lo hice el mismo lunes que se acababan las vacaciones! No hubo, ¿Como estás? ni ¿A ver la cicatriz? ni ¿Y no te dolió? Nada de nada, de lo único que me libré fue de las clases de gimnasia, pero por poco tiempo.

Aquello merecía una venganza ¿Y quien lo pagó? Pues la pobre Nancy.
Mi hermano y yo organizamos un improvisado quirófano y operamos a la pobre Nancy de apendicitis. La operación fue todo un éxito, que para eso nos apellidamos Cirujano, y sólo le quedó una cicatriz de por vida, como a mí, con sus puntos y todo.

Cuando mi hija le quitaba los trajes a la pobre Nancy y yo le veía la cicatriz, recordaba todo lo que habíamos pasado juntas ¡Incluso teníamos la misma cicatriz! ¿No es eso ser una buena amiga?


Seguir leyendo »

10 septiembre 2011

¡Esto es un atraco!

¡Esto es un atraco!

Si hay alguien siempre dispuesta a ayudar, acompañar, decidir, aconsejar, escuchar, coger el toro por los cuernos, etc., esa es mi madre.

Para que os hagáis una idea un día vimos desde la terraza como salía humo de una ventana del bloque de enfrente, incluso vimos las llamas, y mi madre se dio cuenta de que el incendio era en casa de una de sus amigas. Ni corta ni perezosa salió corriendo de casa, bajo los cinco pisos corriendo y al llegar al portal del incendio los bomberos la pararon, pero ella se enfrentó a ellos ¡Porque quería subir a toda costa a casa de su amiga para comprobar que estaba bien! Mi hermano y yo detrás de ella sujetándola e intentando hacerla entender que era una inconsciente y que dejara a los bomberos hacer su trabajo.
Fue solo un susto y no le paso nada a nadie. Cuando mi madre se tranquilizo y se dio cuenta de lo que había estado a punto de hacer ¡Le entró la risa! Ella es así, y nos dijo:
- Menos mal que me habéis parado ¿En que estaría pensando? Si no tengo ni idea de que hacer en estos casos ...

A su hermana mediana, mi madrina, sin embargo, todo le da "repelús" y "asco", más o menos.
Cuando operaron a su hija la mayor de apendicitis fue un poema, había que limpiarle la herida, curarla, ... y ella no era capaz ¡Pero ahí estaba mi madre! Mi pobre prima era una cría y aguantaba como una jabata.

Llegó el día en que le iban a quitar los puntos y, por supuesto, fue mi madre con ellos porque mis tíos no pensaban entrar.
Como la niña se había portado tan bien, quisieron darle un capricho y fueron a merendar a una hamburguesería, no recuerdo si un M o un B, pero eso es lo de menos.
El caso es que al llegar a la puerta del establecimiento mis tíos se quedaron de piedra y no se movieron de allí. Mi madre, corriendo más que andando porque siempre va como si llevara prisa aunque sea para dar un paseo, con la niña de la mano y su habitual despiste continuo hasta la caja para pedir.

Como la señorita no le hacía caso mi madre la encaró.
- ¿Piensa usted atendernos? Porque ya llevamos un rato esperando.

La señorita miraba a mi madre entre incrédula y aterrorizada y haciendo acopio de valor se dirigió a ella.
- Señora ¡es que nos están atracando!

Mi madre se volvió para buscar a su hermana y su cuñado, por supuesto no los vio (aclaración, es miope) Pero si vio a los atracadores y sólo se le ocurrió tirar de la niña hacia una columna y esconderse tras ella.
Cuando los atracadores huyeron se desató la histeria, mis tíos corrieron a por mi madre y su hija, mi madre ejerció de hermana mayor soltando por la boca todo lo que se le ocurría ...

¿Y mi prima? Para ella había sido una aventura que contar a sus hermanas y amigos.

Este ha sido un episodio más de los muchos que quedan por contar sobre mi madre ¡Responsabilidad y despiste a partes iguales!

________________________________________


Esta entrada la vuelvo a publicar para que veáis hasta que punto mi madre es genial, responsable y despistada a partes iguales. Mi madre es muy especial y esto ha dado lugar a multitud de anécdotas como, por ejemplo, esta.

La tristeza y yo seguimos encadenados, por el momento, no vuelvo, lo siento. Necesito paz, tranquilidad y encontrarme a mi misma, además recuperar mis recuerdos agradables siguen siendo mi mejor terapia. La historia es totalmente real, como todas, todo lo que escribo en este mi querido blog es mi autentica vida, sin excesos ni ocultar nada, no tendría sentido porque ese es uno de los motivo por el que lo abrí, otro es compartir todo con vosotros. Os dije que el último post que "republique" sería  el último, pero releyendo cada entrada, prefiero que el humor que reina en mi familia, me haga sonreír con cada anécdota. No se cuando podré volver pero cuando lo haga seré yo, la que conocéis tras dos años juntos, no dejo de trabajar en ello.

Seguir leyendo »

07 septiembre 2011

Responsabilidad materna

Responsabilidad materna
Allá por 1973 mi madre me llevó por vez primera al dentista, tenia diez años.
¿La causa? Un diente que a todas luces estaba de más ¡lo teníamos clarísimo! pero, ya se sabe lo que ocurre en esto casos, tu tienes una opinión muy clara peeeeero el doctor experto en la materia tiene la suya propia. Según él, el diente no sobraba, estaba donde no debía.

A partir de ese día me esperaban casi cuatro años de visitas periódicas a su consulta ¡a las ocho de la mañana! Si si habéis leído bien, mi madre acordó esa hora de visita para que yo no perdiera clase ni ella tiempo en el trabajo ¿alguien me preguntó? ¡por supuesto que no! Vamos a ver ¡mamá eres funcionaria! Nada no hubo manera, allí estábamos cada día a las ocho de la mañana.

Empecé mi tratamiento de ortodoncia, algo que hoy casi todo el mundo conoce e incluso se lo hace por estética simplemente, y ese no era mi caso, pero entonces era casi desconocido, es más, mi dentista hizo la tesis doctoral con mi boca ¡más majo él ...! Me colocaron los brackets pero, claro, los de entonces no tenían nada que ver con los de ahora, los míos eran un anillo completo puesto en cada diente, es decir, ¿os acordáis de aquella película de James Bond en la que uno de los malos tenia los dientes de hierro? ¡esa era yo! Pero mi habitual optimismo continuaba y no me afectaba en lo más mínimo, eso si, en la fotos sólo sonreía. Los días de consulta tenían algo bueno, antes de entrar a clase mi madre y yo desayunábamos tranquilamente un café con las mejores porras de todo Madrid en una cafetería cercana al colegio.
El resultado de aquellos madrugones los podeis comprobar en la foto que acompaña este texto.

Así fue pasando el tiempo, y llegó el 20 de noviembre de 1975 ¿y donde estábamos nosotras a las ocho de la mañana? ¡exacto! en el dentista y por supuesto sin enterarnos de nada, porque mi madre a esas horas nunca ponía la radio del coche y el dentista se acababa de levantar, que para eso tenía la consulta en su casa y lo de dormir se lo podía permitir. Así es que salimos de la consulta, nos dirigimos a nuestra cafetería, pedimos el desayuno de siempre, ...... y el camarero nos miraba entre alucinado e incrédulo porque, claro, yo iba con el habitual uniforme escolar, hasta que el pobre no pudo más y le soltó a mi madre.

- Perdone que le pregunte ¿usted no se ha enterado verdad?
- ¿Enterarme de que?
- Pues de que ¡Franco ha muerto!

Si la imagen fuera un dibujo animado los ojos de mi madre hubieran salido de las órbitas unas cuantas veces a modo de muelle.

- ¿Qué?
- Pues eso, que ha muerto Franco. ¡Pero si no hablan de otra cosa en la radio!
- Ya ... bueno ... es que ... la radio del coche ... no funciona (¡mentira!).
- Se han declarado tres días de luto oficial, así es que la niña no tiene colegio. (no tengo claro si fueron tres días o una semana).

Sólo dos personas en el Mundo no se habían enterado de la noticia del día, del año, de la década, de nuestra historia ¡mi madre y yo!

¡¡¡Bieeeeeeeeeeen!!! En aquel momento me alegraba por lo de no tener que ir al colegio, poco después celebraría la muerte del dictador plenamente consciente de lo que aquello significaba. Así es que me fui para casa tan tranquila y tan contenta mientras que mi madre se iba al Ministerio a ver que pasaba.

Esa es mi madre ¡la responsabilidad en persona!

                                     ___________________________________________


Esta entrada la retomo por un motivo, la vida sigue. Mi madre se convirtió en padre y madre sin que le diera tiempo a pensarlo, pero ella es especial: Muy despistada (lo mío es hereditario), presumida, tanto que jamás revela su edad, muy femenina, miope aunque no lo reconozca, tímida, lo que lo hace parecer seria, y muy introvertida a causa, creo yo, de su difícil vida. Pero todo esto ha dado lugar a multitud de anécdotas y esta es una de ellas.

Sigo con mi tristeza a cuestas, de momento, no puedo volver. Necesito recuperar mis recuerdos agradables como la mi mejor de mis terapias. La historia es real, es mi vida, como todo lo que escribo en este mi querido blog. Creo que este será el último post que "republique" prefiero esperar y que el próximo sea nuevo. No puedo ponerle tiempo a mi regreso pero no dejo de trabajar en ello.
¡Gracias!

Seguir leyendo »

10 mayo 2011

De mis desastres y calamidades, que no es para tanto.

El Interior Secreto: De mis desastres y calamidades, que no es para tanto.

Vamos a reirnos un poco, pero esta vez conmigo como protagonista. Lo de reír porque me hace mucha falta pero muuucha, y a otros cuantos que sé también. Pero esta vez reiros conmigo, ¡No de mi! ¿Vale?

Aparte de mis "virtudes" estos son algunos, pero sólo algunos de mis "defectillos" ¡Bah!, nada importante y en los que seguro más de uno se verá reflejado. Pues ¡Vamos a ello!

Circula una leyenda sobre mi que debo aclarar. Dicen que soy un desastre, una calamidad, total ¡Por un par de caídas de nada y algún que otro accidente sin importancia!
En casa (ahora y antes de casarme) cuando se oye un ruido que signifique algo roto la reacción es ¡Charyyy! ¿Se puede saber que has roto ahora? Claro ¡como ya tengo la fama!

Cuando subo andando las escaleras raro es que no tropiece y acabe subiendo a gatas ¡Pero no ocurre siempre!

Estando en mi anterior trabajo, un día bajé a tomar un café con una amiga que vino a verme, y mi compañera me pidió que le subiera uno. Era un local de dos plantas y la oficina estaba arriba. Cuando me despedí de mi amiga pedí el café para llevar, y cuando estaba a punto de llegar, en el penúltimo escalón tropecé y el café acabó en la pared, en el suelo y en toda yo ¿Y que comentario se oyó? ¡Se ha matado! ¡Chary se ha matado! acompañado de las risas correspondientes que se multiplicaron cuando vieron mi lamentable estado ¡Pero solo ocurrió esa vez! Como aquella en la que ¡Sin querer! tiré una pantalla de ordenador al suelo ¡Encima que no se rompió!
Un día decidí quería subir a esquiar, bueno para aprender, y mi jefe casi me lo prohibe.
- No Chary, no.
- Pero ¿Por qué? No lo entiendo.
- ¿Qué no lo entiendes? ¿Tengo que explicartelo? ¡Porque eres capaz de romperte la cabeza o cualquier otra cosa!
- ... (Sin argumentos que me dejó y sin la posibilidad de rebatirle)

Mi chico me tiene prohibido fregar los platos ¿Qué por qué? Dice que sale carísimo comprar vajilla y cristalería cada dos por tres, así es que no me deja ni acercarme a todo aquello que se pueda romper. Si, reconozco que alguna vez he roto algún vaso o algún plato ¿Y qué? ¡no es para tanto!

Un día que llovía a cántaros, hace ya tiempo, mi chico vino a buscarme al trabajo y se encontró con una de mis compañeras de entonces con la que quedábamos de vez en cuando para tomar algo. Cuando llegué al bar en el que habitualmente me esperaba decidimos que llevábamos a mi compi a casa. Él nos dijo que salía primero para abrir el coche y que luego saliéramos nosotras y así lo hicimos ... sólo que yo me escurrí y acabé debajo del coche.
- Pero ¿Y Chary?
- No sé, hemos salido a la vez.
Cuando salieron del coche y me vieron allí sentada en el suelo y toda embarrada ¡Les dio un ataque de risa! ¡A los dos!
- Pero ¿Os importaría ayudarme?

Si, es verdad, me han tenido que escayolar alguna vez ¿Y que? ¡No es para echarse las manos a la cabeza! Sólo tengo cierta querencia por el suelo.
Bueno, vale, ¡Si! también está lo de patinar en el hielo sin patines, quemarme siempre con la plancha, cerrar la puerta del coche con mi mano dentro, clavarme un gancho en el ojo, intentar abrir un coche que no es el mío, perder casi siempre el ticket del parking, abrir la nevera para coger el café que he metido en el microondas, ir a comprar y jurar que me han robado el monedero y encontrarlo en casa, buscar las gafas de sol cuando las llevo puestas, coger el autobús o el metro en dirección contraría a la quiero ir,  coger el autobús que me lleva a Madrid y acabar en cualquier otro sitio, hablar sin parar y que me llamen cotorra ... pero ¿es que nadie más tiene accidentes o despistes?

Así es que esta es la verdad sobre mi leyenda ¿A que es algo exagerada? Si es que ya se sabe, matas un perro y ya te llaman mataperros. 


Seguir leyendo »

02 marzo 2011

Misterios del motor

Misterios del motor

En el año 1998 me tocó estar la última quincena de agosto en Portugal por motivo laborales, debido a la Exposición Universal que se celebraba en Lisboa. He de decir que estaba encantada con la idea porque no tenía que estar sola, se vinieron conmigo Javi y nuestra hija. Además Portugal me traía muy buenos recuerdos ya que el viaje de fin de estudios transcurrió por aquellas maravillosas tierras.

El trabajo era "agotador", sólo requería de mi presencia unas pocas horas y no todos los días, así es que nos permitió hacer turismo y pude conocer mucho de lo que me quedó pendiente hacía ya algunos años. Pero a Javi se le acabaron las vacaciones y sólo se quedó una semana, me quedé con el coche para tener más libertad de movimiento y él se marcho en tren. Pero enseguida llegó una amiga y de nuevo las visitas turísticas.

Uno se los sitios imprescindibles y que hay que conocer es el Palacio da Pena en Sintra. Está en lo alto de un monte y el acceso es una estrecha carretera de una única dirección.

Misterios del motor

Llegamos a la entrada, encontramos un sitio para aparcar y ... ¡El coche se paró!, No, no se caló ¡Se paró! Ni siquiera hacía intento de arrancar.
He de reconocer que a pesar de conducir bien, y no lo digo yo, los secretos del motor nunca los he descifrado, tampoco he puesto demasiado empeño, es cierto, pero ¿Para qué? Si a Javi le encanta mancharse de grasa y tenerlo siempre a punto.

Y allí estaba yo, con mi amiga que no sabe conducir y mi hija de 13 años.
No pasa nada me dije, para convencerme más que nada. Abrí el capó y miré como si supiera que es lo que estaba viendo. Saqué la caja de herramientas que Javi había provisto con todo lo "necesario" y volví a mirar el motor. A parte de pensar que estaba asquerosamente sucio, no encontré el motivo por el que aquella maquina del diablo había decidido amargarme el día. Cualquiera que me viera quedaría convencido de que sabía perfectamente lo que hacía ¡Error! ¡No tenía ni idea y sólo quería pedir socorro!
¿Y qué hace una mujer "inteligente y lista" como yo en esos momentos? ¡Pues llamar a Javi! No al seguro, ni a una grúa, no, a Javi que estaba a cientos de kilómetros pero que es capaz de hacer "milagros."
- ¿Diga?
- Hola cariño, soy yo.
- Hola ¿como estáis? ¿Lo pasáis bien?
- Si, ... mira, ..., verás ... ¡Que el coche se ha parado y no arranca!
- ¡Uf! ¿Y qué quieres que haga yo cariño? Estoy en Madrid.
- Ya lo sé ¡Pero dime que hago!

Sucesivas preguntas y respuestas para ver si adivinaba que le podía ocurrir al desagradecido del coche.
- Bueno, vamos a ver si es esto, mira los bornes de la batería.<
- ¿Qué mire qué?
- Cariño, que si sabes lo que es una batería.
- Si, eso si, pero lo otro que has dicho ¡ni idea!
- Son las conexiones, tú mira la batería y verás que hay una especie de pinzas que la sujetan.
- ¡Siii! aquí están.
- ¿Están blancas? ¿Como si estuvieran sulfatadas?
- Bueno, si, algo así.
- Intenta limpiarlos y aprietalos bien.
- ¡Voy!
- Vale, y luego intentas arrancar el coche.
- ...
- ¡Arranca! ¡Cariño ha arrancado!
- Menos mal.
- Bueno que nos vamos corriendo al alojamiento no sea que vuelva a pararse.
- Muy bien. Luego me llamas para saber que habéis llegado bien.
- De acuerdo. Besos.

Evidentemente mi amiga se quedó sin ver el Palacio, pero yo estaba deseando llegar a nuestro destino cuanto antes.

Lo debí de hacer muy bien porque el coche no volvió a fallar, es más, en el viaje de regreso a Madrid se portó genial. Debió pensar que con una trastada había sido suficiente para mis nervios. Ahora, eso si, no se me ha olvidado lo que es un ¡Borne! y no creo que se me olvide nunca.


Seguir leyendo »

17 enero 2011

De documentos e identidades

De documentos e identidades
Tras leer las Leyendas urbanas (parte VI) que Milhaud nos desvela en el blog 'Recuerdos de Pandora' y lo que cuenta sobre los números del DNI, no tengo más remedio que contar lo que pasó con el mío.

No recuerdo exactamente la edad que tenía cuando decidí que ya era hora de tener mi DNI, pero si me acuerdo donde realicé los tramites para obtenerlo, en la comisaría del barrio de Retiro, estaba al lado de mi colegio y era la que conocía.
De las dos primeras ocasiones en que lo renové, la primera fue por extravío y la segunda porque tocaba, pero al llegar la tercera y sentarme delante de la funcionaria de turno, comenzó el momento surrealista. Era el año 1982 en la comisaría de la C/ Sta. Engracia y se había puesto en marcha el nuevo modelo de DNI, lo sé porque hacía muy poco que me había sacado el carné de conducir (esto da para otra historia pero después de leer en el blog 'Contando Cuentos' a Marita y sus Peripecias de una conductora despistada lo mío es pecata minuta, jejeje).

- Buenos días ¿me deja el carné?
- Buenos días, aquí tiene.
- (Tras teclear varias veces) Este número no existe.
- ¿Perdón? ¿Como qué no existe?
- Pues eso, que no hay ningún DNI con este número.
- Vamos a ver, lo tiene usted en la mano y ¡ESE! es mi DNI.
- Ya, pero se debió cometer un error en algún momento, bien al emitirlo o al renovarlo.
- ESE es el número que tengo de siempre, desde mi primer DNI y con él estoy dada de alta en todos los organismos oficiales, vamos, que existo en Hacienda, en la Seguridad Social, en el banco, el carné de conducir se ha emitido con el mismo número y la empresa para la que trabajo paga religiosamente los impuestos con él, tengo las nóminas para demostrarlo.
- No, si no lo dudo, pero ya tenemos informatizados todo los datos y por eso hemos descubierto el error.
- ¿...? (Momento desesperación? ¿Y ahora qué hago?
- Pues yo le emito el DNI con el número correcto y usted tendrá que realizar las gestiones oportunas en los organismos correspondientes para modificarlo.
- ¿Me lo está diciendo en serio? ¿Tengo que cambiarlo TODO?
- No hay otra solución.
- Vamos a ver, si el error es suyo deberían ser ustedes quienes enviaran una notificación al respecto.
- Eso no es posible.
- (Desesperación llegando a estado mala leche) ¿Como qué no? Para ustedes es mucho más sencillo.
- No, lo siento, ya le digo que no es posible.

Entendí que no iba a conseguir nada así es que intenté asimilar los días iba a perder yendo de un sitio a otro para "regularizar" mi situación, y todo ¡por una sola cifra que alguien se había comido! espero que se le indigestara. Al final en un día conseguí solucionarlo todo ¡menos mal! porque ese día tuve que pedir permiso en el trabajo y no quería tener que pedir más.

Pero un día recibí una carta del Mº del Interior en la que me informaban que la DGT (Dirección General de Tráfico) había recibido la notificación del error en el número de mi DNI y que habían procedido a emitir un nuevo carné de conducir con el número correcto que ya podía recoger en sus oficinas. ¡Mierda! Se me había olvidado ir a tráfico. Doble cuidadosamente la carta y la guardé en la cartera para intentar acercarme lo antes posible ... y allí se quedó, eso si, cada vez que cambiaba de cartera, la carta no se me olvidaba.

Y un día de los que llevaba a mi hija al colegio me dejé todo en casa, entraba tarde a trabajar así es que tras dejarla volvía a mi casa. Reconozco que como ni siquiera tenía que salir del coche ni me preocupé en arreglarme, es decir, llevaba unos pantalones vaqueros de esos que ya tienen la forma y son como una segunda piel, un jersey grande y agradable de los que nos ponemos para estar cómodos en casa, los botos camperos y un guardapolvos largo de color negro, es decir, no pensaba ver a nadie y mejor que nadie me viera.
Llegamos al colegio, le di un beso a mi hija y comencé la maniobra para dar la vuelta y no tener que bajar toda la calle, pero me deslumbró el sol y, de repente escuche y sentí un golpe.

Cuando salí del coche para ver que había pasado, pedir mil disculpas y empezar con los papeles de rigor, me encontré con que el coche contra el que había "frenado" ¡era oficial! y el que venía hacía mi no era el conductor ¡era un escolta! y yo empecé a sentir que me iba haciendo muuuy pequeñita y aquel hombre cada vez más grande.

- Disculpeme, el sol me ha deslumbrado y no he reaccionado a tiempo.
- No se preocupe. No  es más que un arañazo.
- (¡Uf! menos mal) Voy a por los papeles del seguro.
- No, no hace falta, simplemente me deja su carné y anoto los datos.
- (Socooorro) Bueno, verá, es que me he dejado todo en casa, sé que tendría que haber vuelto a por la cartera, pero llegábamos tarde al colegio ...
- Bueno, pues deme su nombre y apellidos, el número de su carné y un teléfono.
- (Y yo cada vez me sentía más y más pequeña) Si, mire mi nombre es Mª del Rosario ....., el teléfono es .... ¿Y qué número le doy el del DNI o el del carné de conducir?
- Da igual, es el mismo.
- (Por favor que me trague la tierra ¡ya!) Ejem ..., no ..., verá ..., es que cuando fui a renovar ....

Y le conté las aventuras y desventuras de mi DNI. Aquel hombre me miraba de arriba a abajo ¡con las pintas que llevaba! y, según yo iba hablando, su ceño cada vez se fruncía más. Yo no sabía si salir corriendo, si reírme, si llorar, ... ya me veía esposada y de camino a la cárcel. Pero aquel escolta debió pensar que era imposible que me hubiera inventado tal historia, el caso es que simplemente se despidió de mi diciendo "tenga cuidado ahora de camino a su casa" y se dio la vuelta. No sé lo que tardé en meterme en el coche, arrancar y salir corriendo, pero os aseguro que muy poco, y cuando llegue a mi casa me preparé una tila y me senté porque aun me temblaba todo el cuerpo.

Desde entonces, no salgo de casa sin revisar bien el bolso y asegurarme de que voy perfectamente documentada ¡por si acaso!


Seguir leyendo »

25 octubre 2010

Historia de una puerta

Historia de una puerta
En tantos años trabajando en la misma empresa he tenido la oportunidad de pasar por varios centros y departamentos. En ese sentido reconozco que soy muy afortunada.

Necesito estar constantemente aprendiendo y en cuanto me aburría a causa de la rutina o porque el puesto no daba para más, me presentaba en RR. HH. y tras el repetido ¿Otra vez? Y una sonrisa cómplice con la que me mostraba su apoyo, llegaba un nuevo cambio.

Uno de los departamentos en los que he estado durante algún tiempo ha sido la centralita.
En ella aprendí casi todo sobre la empresa para la que trabajo, el organigrama, quien es quien, etc. y todo esto me ha servido de mucho a lo largo de estos años, aunque reconozco que lo de estar entre cuatro paredes no es lo mío.

Hace unos años me tocó estar en una centralita en la que mi cometido era ponerla en marcha y enseñar a dos compañeras que no habían estado nunca en este puesto.

Estábamos en un sótano, junto al Servicio Médico y la Dirección. La planta se había quedado anticuada y necesitaba una buena remodelación, tanta, que las obras empezaron inmediatamente. De repente un día desaparecieron todos y nos quedamos solas entre aquellas cuatro paredes que eran simples paneles de contrachapado. Y empezaron a llegar las maquinas y los trabajadores que se iban a ocupar de las obras.
¿Os imagináis lo que es intentar atender una llamada mientras está funcionando un martillo hidráulico, la soldadora, la sierra eléctrica o la recogida de escombros? ¡Es imposible! Creo que nos dejábamos llevar por la mera intuición.
Era verano, no había aire pero si un montón de polvo más la humedad del cemento ¡Genial! ¿No? Yo llegaba a casa y lo primero que hacía era meterme en la ducha para quitarme toda aquella suciedad. Menos mal que los trabajadores de la obra nos trataban lo mejor que podían los pobres.
- ¿Como vais? ¿Necesitáis agua?
Porque ¡Claro! hasta sin agua nos quedamos.

Aquella remodelación iba avanzando, ya había suelo, paredes, techos, luz, ... Pero todo fuera de nuestras cuatro paredes. Hasta que un día, en el que estaba yo sola porque mis compañeras entraban más tarde, tiraron los cuatro paneles y empezaron a poner ladrillos. ¡Bien! esto se acerca al final, o eso pensaba yo.
En un momento en el que pude observar como iban avanzando aquellas paredes ¡Me di cuenta de que no había puerta!

Historia de una puerta
Con el albañil:
- ¡Eh! Para un momento ¿Donde va la puerta?
- Pues .... No lo sé ...
- ¿Como que no lo sabes? ¡Tiene que haber una puerta!
- Tienes razón ... Llama al jefe de la obra y lo vemos.
- ¡Ahora mismo! ¡Y tú no pongas ni un ladrillo más!

Con el jefe de la obra:
- ¿Qué? ¡Estarás contenta! ¿No? Hoy mismo dejamos terminadas las paredes y estaréis mucho más cómodas.
- ¿Contenta? ¡Haz el favor de mirar bien! ¿No notas nada raro?
- Pues ... no ... ¿Qué es lo que tengo que ver?
- ¡Que no hay puerta! ¿Como se supone que vamos a salir?
- ... ¿? ... Ehhhh ... ¿? ¡Voy a llamar a la arquitecto y a traer los planos!
- ¡Eso! Trae los planos, llámala y ¡Qué venga!

Con la arquitecto:
- Hola
- ¡Hola!
- Pues, efectivamente ha habido un error.
- ¡Vamos a ver! ¿Como qué un error? ¿Me quieres decir qué el que no haya una puerta prevista en una habitación es ... sólo un error?
- Todos nos equivocamos ...
- ¡Por supuesto! Pero si no me doy cuenta de ese ERROR ¡Me enterráis viva!
- ¡Hombre! No exageres.
- ¿Qué no exagere? ... Mira, vamos a dejarlo ¿Donde va la puerta?
- Pues ... la verdad es que no se donde ponerla ...
- ¿Qué no sabes donde queee? ¡Que tú eres la arquitecta!
- Ya, ya lo sé ... ¿Donde crees que deberíamos ponerla?

A partir de aquí la conversación desvarió completamente. Evidentemente se colocó la puerta, además, en el sitio lógico para ponerla.

Un año después estaba en otra centralita con el mismo cometido y de nuevo ¡Con obras previstas! Sólo pude decir ¡¡¡SOCORRO!!!

A mi querida Mabel, con la que comparto estos y otros recuerdos


Seguir leyendo »