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31 agosto 2010

Una Vespa ... y yo

Una Vespa ... y yo

A los 16 años la revolución de hormonas nos mete en cada follón ... Aunque hay cierta dosis de vergüenza y pudor, hay también mucho de descaro y "valentía".

A esa edad no conocía aun a Javi y salía con un chico apasionado de las motos. Su medio de transporte habitual era una Vespa azul pero en casa tenia otras dos o tres de campo.
Aquella moto me causo más de un disgusto, pero a los 16 años ¡Que importaba! Tener un novio con moto que siempre venia a buscarme donde estuviera y me llevaba de vuelta a casa era genial ¡Y no presumía yo nada de aquello!

El primer disgusto fue a causa de una preciosa falda larga de aquellas tipo indio que se llevaban entonces, se enganchó en el motor y quedó para tirarla. Acababa de comprármela mi madre, yo me empeñe en estrenarla y cuando llegué a casa la bronca fue estupenda.

De aquel chico guardo muy buenos recuerdos, era cariñoso y muy atento pero estaba empeñado en que aprendiera a montar en moto, algo que nunca me había planteado y ni siquiera sabía si me apetecía, pero tanto insistió que al final accedí.

Llegó el día y fuimos a un descampado en el que poder practicar sin "peligro", por supuesto no teníamos casco, en aquellos años aun no era obligatorio.
Ahí estaba yo, sentada en la moto, las manos en el manillar y escuchando atentamente las instrucciones sobre el freno, el embrague, el acelerador y las marchas.

- ¿Lo has entendido? 
- Si (¿Si?)
- ¿Te atreves a intentarlo? 
- Por supuesto
- Pues venga. 

Embrague ¿O era primero el acelerador? ¿Y el freno cual era? ¡No me dio ni tiempo! La Vespa se quedó clavada en la arena y yo salí volando por encima de ella.
Pero no fue eso lo peor ¡No!
Lo peor fue que para evitar hacerme daño en las manos ¡las quité y aterricé en el suelo con la barbilla! Mucho mejor ¡Donde va a parar!
¿Qué por qué hice eso? ¡Y yo que sé! Ya sabéis que soy un caso, que le voy a hacer.

La verdad es que no me pasó nada, sólo una pequeña herida en la barbilla que ha dejado una pequeña cicatriz que apenas se ve y que me recuerda hasta donde se puede llegar en la inconsciencia juvenil. Bueno, también me hace sonreír, para que os voy a engañar, que aquellos años tuvieron muchas cosas buenas y me gusta revivirlas.



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31 julio 2010

Volver hay que volver

Volver hay que volver

Para los que vuelven ¡Bienvenidos! y para los que se van ¡A disfrutarlas!

Pero volver hay que volver y para hacerlo más llevadero ¿Qué os parece si nos reímos un rato? Es muy sano y además, hacía mucho que no ponía un monólogo. ¡Va por vosotros!




¡Ya tengo mi entrada para 365! ¡Uf! Que pensé que me quedaba sin ella y yo no podía perderme tan magno evento blogueril ¿qué cual? Pues el estreno de 365 precisamente hoy día 31 de Julio en Rayajos en el aire, el blog de todo un artista como es mi querido Chema. ¡No os lo perdáis! ¡Gracias Chema!


Volver hay que volver


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14 julio 2010

Mirándome el ombligo

Mirándome el ombligo
Desde que llegué a casa tras la exterminación de los aliens no he dejado de mirarme el ombligo.
No, no es que me haya vuelto egoísta y sólo piense en mi, no. Es que la herida va desde el ombligo hasta el pubis y como me la tengo que limpiar por la mañana y por la noche, pues eso, que no dejo de mirarme el ombligo. Con lo monísimo que lo tenia y ahora ¡Me lo han cambiado! No sé si con el tiempo volverá a ser el mismo, porque todavía está todo muy reciente, pero de momento me lo miro y no lo reconozco.

A los dos días de estar en casa me tuvieron que quitar las grapas por que me daban alergia y se quedó una parte de la herida abierta justo debajo del ombligo que es la que me estoy curando ¿Qué como ocurrió? Muy fácil ¡Se me olvido decir que soy alérgica a todos los metales menos al oro y al acero! ¡Yo que sabía que me iban a grapar en vez de coser!, a mi me preguntaron si era alérgica a algún medicamento y contesté que no, pero ni acordarme de los metales. En fin, una que es de piel muy delicada y fina y uno más de mis despistes.
Como la herida no terminaba de convencer a la enfermera me mandaron de nuevo a urgencias para que me la vieran ¡Que no, que está todo bien! Vale.
Al día siguiente, como seguía sin estar convencida me mandaron al cirujano, ¡Que no, que está todo bien! pero por las noches cuanto te limpies la herida la echas azúcar ¿Perdón? Que si, que te pongas azúcar y ya verás como cicatriza rápido. Como yo aquello no lo había oído en la vida y me sonaba a chufla, me fui a mi enfermera y me dijo ¡que si! y si era de caña y sin refinar mejor.
Me teníais que ver por las noches, yo allí en la ducha y poniéndole azúcar a la herida ¡me reía yo sola! ¿O no es para reírse?

El caso es que hoy he ido a por los resultados de patología ¡Y estoy sanísima! No hay nada malo, los dos aliens resultaron ser miomas benignos, pesados, incordios, muy dolorosos y molestos ¡Pero benignos! Uno de ellos pesaba ya más de un kilo y en total me han quitado cuatro kilos de un tirón, ¡Que me han hecho una liposucción vamos! En cuanto pase el post-operatorio y cada cosa se coloque en su sitio ¡Voy a estar estupenda!
¡Ah! y que de azúcar nada, ni yodo tampoco, sólo agua, jabón y secar la herida muy bien, y que ya no tengo que volver por el hospital ¡Biennn!
¡Uff! Ya pasó todo ¡menos mal! Ahora a tener paciencia y recuperarme del todo.

¡Gracias a todos de nuevo! Sois geniales.



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27 junio 2010

Misión: exterminar a los aliens

Exterminar a los aliens

El pasado jueves 17 de junio ya sabéis que tuve que irme por unos días, vamos a ver que es lo que pasó.

Ya tenia programada una intervención quirúrgica que se iba a realizar en breve.  Esperando la llamada para confirmar la fecha de ingreso no había preparado nada, ya sabéis, como mujer que soy y que me encanta serlo yo tenia que llevar mis cositas, el neceser completo lleno de potingues y aromas agradables, camisones monísimos, zapatillas adecuadas, ropa intima perfecta, y, por supuesto, todo el cuerpo preparado y suave como el culito de un bebé, es decir, sin un pelillo de más. Pero como las leyes del tal Murphy existen, nada salió como yo esperaba.

Como tenia muchos dolores Javi me llevó a urgencias para que me pusieran un calmante intravenoso como otras veces, pero ese día no había nada que me calmara y decidieron ingresarme, así, de prisa y corriendo ¡Y yo sin nada preparado! Me plantaron el camisón antilujuria de los hospitales, de esos abiertos por detrás, una zapatillas de celulosa con las que me escurría cuando intentaba andar y me regalaron un neceser con lo "imprescindible" y ¡Hala! a la habitación. En cuanto llegó mi madre, Javi ya tenia la lista de todo lo que me tenia que traer ¡Urgente! y se fue para casa a prepararlo. ¡Pobre! lo intentó, pero es hombre y tras un par de viajes más con sus correspondientes llamadas de teléfono para confirmar que lo que llevaba era lo correcto conseguí, más o menos, tener mis cosas conmigo.

Al día siguiente me ponen en ayunas porque me operan por la tarde ¡Bien! Al rato de recibir la noticia aparecen los cirujanos para decirme que ya no me operan porque mi historia no aparece y como tengo todas las pruebas hechas van a esperar a que aparezca ¡Mal! además me aclaran que los dolores que "yo digo que tengo" no se reflejan en las pruebas que me han realizado desde que ingresé ¿...? Pero ¿Para que está la familia? para montar follones y eso es lo que hizo la mía, poner cuantas reclamaciones les dejaron en Atención al Paciente.

El sábado de nuevo me vuelven a poner en ayunas, parece ser que ahora si me operaban ¡Vamos a ver si es verdad! Y si, por la tarde me prepararon y entré en el quirófano, no sin antes haber perdido el sentido debido al dolor inmenso.

Cuando despierto en la sala de reanimación, el cirujano me informa que me han quitado un mioma gigante de 15 cm y un tumor de 22 cm que se había enrollado dos vueltas en el ovario derecho y lo había torsionado, de ahí que tuviera esos dolores insoportables. Por si algún hombre no entiende de que hablamos se lo explico encantada, imagínate que te cogen un testículo te lo retuercen y lo enrollan con un bicho enorme ¿Duele? Pues eso.
Tras dos días en reanimación me llevan de nuevo a la habitación ¡Pero en otra planta! ¿Por qué? Porque tengo que estar en la planta de ginecología ¡Pero yo quiero volver a la que estaba! Ya, pero es que esa planta es para embarazos patológicos ¿Y que? yo he parido dos aliens enormes, jiji jaja, pero me dio lo mismo, menos mal que las enfermeras son tan encantadoras en una planta como en otra.

Según llegué:
- ¿Me puedo levantar ya?
- Aun no, a lo mejor esta tarde y acompañada.
- ¿Y comer? (llevaba 72 horas en ayunas)
- Tampoco.
- ¿Y beber?
- Poco a poco.
¡Menos mal! me moría de sed.

Hasta que no conseguí levantarme no paré, ya no tenia dolores y mi siguiente misión era ¡Irme a mi casa!
Al día siguiente necesitaba ducharme ¡Y tampoco me dejaron hacerlo sola! Grrr.
Dos días más a base de manzanilla para desayunar, comer y cenar y ¡Por fin! apareció en mi bandeja un filete de pollo a la plancha.

Cada visita del medico recibía la misma pregunta ¿Me voy ya a casa?
Y por fin el jueves me contestaron ¡Si! ¡SIII!

Y aquí estoy, estupenda, con una cicatriz más pero sin dolores ¡Ya pasó todo! Ahora sólo queda hacer reposo y que la herida cierre bien, un mes más o menos me han dicho.

Lo que sigo sin entender es con lo pequeña que soy, 1'54 cm, ¿Por qué me han salido esas cosas tan enormes, inútiles y fastidiosas, pero sobre todo tan grandes?

Desde aquí quiero agradecer a las enfermeras y personal sanitario de las plantas 9, 10 y de la Unidad de Reanimación del Hospital Universitario La Paz, su cariño, atención y profesionalidad.



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19 mayo 2010

Voy a poner un circo

Voy a poner un circo

¿Os acordáis de aquel post "Y como éramos pocos ..."? No importa, sino lo recordáis o no lo habéis leído pinchad aquí para saber de que va.

Algunos ya conocéis lo que voy a contar, otros me habéis escrito preocupados, así es que os lo cuento a todos ahora, aunque quería esperar unos días más pero creo que os debo una explicación.
Aun no sé la fecha exacta pero dentro de unos días o semanas desapareceré por un tiempo de la red, pero no os preocupéis ¡que volveré!

Resulta que mi amiga Meno no era tal, de hecho aun me quedan algunos años para conocerla.
El pasado sábado 17 de abril mientras trabajaba me maree debido a un dolor fortísimo en la zona pélvica y terminé en urgencias. Tras dos ecografías abdominales y dos vaginales, porque no se creían lo que veían, y el paso de tooodos los médicos residentes para mirar el dichoso monitor, me han detectado un mioma gigante de 15 cm. de diámetro y el paso inevitable por el quirófano. ¡Yo! con lo pequeña que soy y tengo que tener una cosa de esas gigantes, en fin.

Me mandaron consulta urgente con el cirujano pero me avisaron que ante cualquier molestia volviera y el día 23 tuve que volver, pero sólo me cambiaron los analgésicos, porque todo depende del cirujano.
El pasado jueves 29 me ha visto la cirujano y, aparte del super mioma, tengo una masa en el abdomen que no identifican, así es que me citaron para una resonancia magnética que me hicieron el pasado viernes.
Teníais que verme, saqué de quicio al auxiliar, porque una cosa es ver esos aparatos en la tele o en foto y otra muy distinta es tenerlo frente a ti, ¡aquella cosa es demasiado pequeña! y yo no estaba dispuesta a meterme ahí (algo de claustrofobia, no mucha, jijiji) El pobre auxiliar me explico que no me iban a pasar entera, solo hasta los hombros y que la cabeza se quedaba fuera, bueno, vale, vamos a intentarlo. Aquella camilla empezó a moverse hacia el agujero y yo, inconscientemente, separé los brazos de tal manera que aquello no avanzaba. Viene el auxiliar y pacientemente me levanta los brazos por encima de la cabeza. La camilla vuelve a avanzar y yo flexiono los brazos y aquello se vuelve a parar. De nuevo aparece el auxiliar intentando convencerme de que quedaba muy poquito y que estirara los brazos ¿de verdad? si ¿de verdad? vale. Aquello vuelve a moverse y por fin se para sin que yo intervenga ¡menos mal! tras quince minutos la camilla sale y vienen a pincharme, eso no me importa, ¡pero aquello vuelve a moverse de nuevo! ¿otra vez? si, pero solo un par de minutos. Por fin terminó todo y vino el auxiliar a decirme que ya podía irme y:

- La próxima vez que le manden hacer una resonancia diga que no, que hay más pruebas para detectar. Hasta luego.
- ¿...? Bien, gracias por todo. ¿Y los resultados?
- Le llegan directamente al médico.
- Vale. Adiós.

Tengo una tripa que parezco a punto de dar a luz ¡Es como un embarazo virtual! Pero ya me han hecho todas las pruebas y sólo falta la decisión del cirujano al que veré pronto.

Esta es la razón por la que escribo menos y apenas dejo comentarios, disculpadme, aunque si os leo todos los días, depende del dolor.
Estoy intentando decidir si dono o no mi cuerpo a la ciencia, porque entre esto de ahora y que mi dentista hizo su tesis gracias a mi boca ¡no me digáis que no es para pensarlo!

De momento seguiré por aquí hasta que me den la fecha de ingreso y el cuerpo aguante, es decir que
AUN NO ME VOY

¡Gracias a todos por vuestro interés!

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26 abril 2010

¡Nos están atracando!

¡Nos están atracando!

Si hay alguien siempre dispuesta a ayudar, acompañar, decidir, aconsejar, escuchar, coger el toro por los cuernos, etc., esa es mi madre.

Para que os hagáis una idea un día vimos desde la terraza como salía humo de una ventana del bloque de enfrente, incluso vimos las llamas, y mi madre se dio cuenta de que el incendio era en casa de una de sus amigas. Ni corta ni perezosa salió corriendo de casa, bajo los cinco pisos corriendo y al llegar al portal del incendio los bomberos la pararon, pero ella se enfrentó a ellos ¡Porque quería subir a toda costa a casa de su amiga para comprobar que estaba bien! Mi hermano y yo detrás de ella sujetándola e intentando hacerla entender que era una inconsciente y que dejara a los bomberos hacer su trabajo.
Fue solo un susto y no le paso nada a nadie. Cuando mi madre se tranquilizo y se dio cuenta de lo que había estado a punto de hacer ¡Le entró la risa! Ella es así, y nos dijo:
- Menos mal que me habéis parado ¿En que estaría pensando? Si no tengo ni idea de que hacer en estos casos ...

A su hermana mediana, mi madrina, sin embargo, todo le da "repelús" y "asco", más o menos.
Cuando operaron a su hija la mayor de apendicitis fue un poema, había que limpiarle la herida, curarla, ... y ella no era capaz ¡Pero ahí estaba mi madre! Mi pobre prima era una cría y aguantaba como una jabata.

Llegó el día en que le iban a quitar los puntos y, por supuesto, fue mi madre con ellos porque mis tíos no pensaban entrar.
Como la niña se había portado tan bien, quisieron darle un capricho y fueron a merendar a una hamburguesería, no recuerdo si un M o un B, pero eso es lo de menos.
El caso es que al llegar a la puerta del establecimiento mis tíos se quedaron de piedra y no se movieron de allí. Mi madre, corriendo más que andando porque siempre va como si llevara prisa aunque sea para dar un paseo, con la niña de la mano y su habitual despiste continuo hasta la caja para pedir.

Como la señorita no le hacía caso mi madre la encaró.
- ¿Piensa usted atendernos? Porque ya llevamos un rato esperando.

La señorita miraba a mi madre entre incrédula y aterrorizada y haciendo acopio de valor se dirigió a ella.
- Señora ¡es que nos están atracando!

Mi madre se volvió para buscar a su hermana y su cuñado, por supuesto no los vio (aclaración, es miope) Pero si vio a los atracadores y sólo se le ocurrió tirar de la niña hacia una columna y esconderse tras ella.
Cuando los atracadores huyeron se desató la histeria, mis tíos corrieron a por mi madre y su hija, mi madre ejerció de hermana mayor soltando por la boca todo lo que se le ocurría ...

¿Y mi prima? Para ella había sido una aventura que contar a sus hermanas y amigos.

Este ha sido un episodio más de los muchos que quedan por contar sobre mi madre ¡Responsabilidad y despiste a partes iguales!

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18 abril 2010

Responsabilidad, madrugar y pasa lo que pasa

Responsabilidad, madrugar y pasa lo que pasa
Allá por 1973 mi madre me llevó por vez primera al dentista, tenia diez años.
¿La causa? Un diente que a todas luces estaba de más ¡lo teníamos clarísimo! pero, ya se sabe lo que ocurre en esto casos, tu tienes una opinión muy clara peeeeero el doctor experto en la materia tiene la suya propia. Según él, el diente no sobraba, estaba donde no debía.

A partir de ese día me esperaban casi cuatro años de visitas periódicas a su consulta ¡a las ocho de la mañana! Si si habéis leído bien, mi madre acordó esa hora de visita para que yo no perdiera clase ni ella tiempo en el trabajo ¿alguien me preguntó? ¡por supuesto que no! Vamos a ver ¡mamá eres funcionaria! Nada no hubo manera, allí estábamos cada día a las ocho de la mañana.

Empecé mi tratamiento de ortodoncia, algo que hoy casi todo el mundo conoce e incluso se lo hace por estética simplemente, y ese no era mi caso, pero entonces era casi desconocido, es más, mi dentista hizo la tesis doctoral con mi boca ¡más majo él ...! Me colocaron los brackets pero, claro, los de entonces no tenían nada que ver con los de ahora, los míos eran un anillo completo puesto en cada diente, es decir, ¿os acordáis de aquella película de James Bond en la que uno de los malos tenia los dientes de hierro? ¡esa era yo! Pero mi habitual optimismo continuaba y no me afectaba en lo más mínimo, eso si, en la fotos sólo sonreía. Los días de consulta tenían algo bueno, antes de entrar a clase mi madre y yo desayunábamos tranquilamente un café con las mejores porras de todo Madrid en una cafetería cercana al colegio.
El resultado de aquellos madrugones los podeis comprobar en la foto que acompaña este texto.

Así fue pasando el tiempo, y llegó el 20 de noviembre de 1975 ¿y donde estábamos nosotras a las ocho de la mañana? ¡exacto! en el dentista y por supuesto sin enterarnos de nada, porque mi madre a esas horas nunca ponía la radio del coche y el dentista se acababa de levantar, que para eso tenía la consulta en su casa y lo de dormir se lo podía permitir. Así es que salimos de la consulta, nos dirigimos a nuestra cafetería, pedimos el desayuno de siempre, ...... y el camarero nos miraba entre alucinado e incrédulo porque, claro, yo iba con el habitual uniforme escolar, hasta que el pobre no pudo más y le soltó a mi madre.

- Perdone que le pregunte ¿usted no se ha enterado verdad?
- ¿Enterarme de que?
- Pues de que ¡Franco ha muerto!

Si la imagen fuera un dibujo animado los ojos de mi madre hubieran salido de las órbitas unas cuantas veces a modo de muelle.

- ¿Qué?
- Pues eso, que ha muerto Franco. ¡Pero si no hablan de otra cosa en la radio!
- Ya ... bueno ... es que ... la radio del coche ... no funciona (¡mentira!).
- Se han declarado tres días de luto oficial, así es que la niña no tiene colegio. (no tengo claro si fueron tres días o una semana).

Sólo dos personas en el Mundo no se habían enterado de la noticia del día, del año, de la década, de nuestra historia ¡mi madre y yo!

¡¡¡Bieeeeeeeeeeen!!! En aquel momento me alegraba por lo de no tener que ir al colegio, poco después celebraría la muerte del dictador plenamente consciente de lo que aquello significaba. Así que me fui para casa tan tranquila y tan contenta mientras que mi madre se iba al Ministerio a ver que pasaba.

Esa es mi madre ¡la responsabilidad en persona!

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31 marzo 2010

Aquí no nos quieren

Aquí no nos quieren

En Junio de 1968 se casaba la hermana mediana de mi madre, mi tía y madrina que había vivido con nosotros durante unos meses, y lo hacia con el que ha sido y es mi segundo padre.
La boda transcurrió como tiene que ser, bien, con mi hermano y yo vestidos para la ocasión y encargados de llevar las arras y los anillos, él todo de blanco con pantalones cortos, yo con vestido cortísimo (enseñando las bragas) y gorro tipo capota tan de moda entonces.
Tras la ceremonia y la posterior celebración iniciaron la luna de miel camino de Asturias que era su destino para disfrutar de aquellos días.
El recién estrenado esposo, aunque había nacido en Madrid, se consideraba y sentía asturiano, de hecho, a día de hoy mantiene ese acento tan peculiar de la tierra y con el que hablaban sus padres y demás familia.
El alojamiento elegido no podía ser otro que un antiguo caserón familiar.

Y llegó la noche.
De repente en plena madrugada, él se levanta y agarra a su mujer al grito de:
- Vamonos que aquí no nos quieren.
Ella, sin comprender nada, sólo acertó a preguntar
- ¿Qué dices? ¿Pero adonde vamos a ir a estas horas?
Pero era tal la fuerza y el convencimiento de él, que salieron corriendo del caserón en plena noche y totalmente desnudos.
Tras un rato corriendo a través de aquellos valles como si fueran Adán y Eva, ella completamente aterrada seguía gritandole e intentando que entrara en razón ... hasta que por fin ¡le despertó!
Si, mi tío es sonámbulo, un pequeño detalle que se le olvidó comentar a la que ya era su mujer, pero a partir de aquel momento ella no lo olvidó nunca y empezó su pequeña venganza.

Él era un alto ejecutivo (ya se ha jubilado), lo que le obligaba a realizar viajes de varios días con cierta frecuencia, aquí era donde ella fraguaba su desquite.
Se dedicaba a cambiar todos los muebles de sitio con la excusa de aprovechar el espacio y darle un aire nuevo a la decoración, y lo hacía ella solita, sin ayuda para mover los muebles ni nada, a lo bruto. Cuando él llegaba a casa, se encontraba con los cambios y le gustaban, hasta que llegaba la noche y se levantaba sonámbulo, se despertaba a base de los golpes que se daba con los muebles que no estaban en su sitio habitual.
- ¡Me cago en ...!
Ella medio dormida
- ¡Que pasa! ¿Te has hecho algo?
- No, no.
Y ella se daba la media vuelta para ocultar la media sonrisilla.

La venganza continuó e incluso, una noche, él apareció durmiendo en el suelo y con la cabeza metida dentro de la mesilla de noche

Claro, que las venganzas te pueden explotar de repente en la cara, y así ocurrió, tres de sus cuatro hijas también son ¡sonámbulas!
Las cuatro dormían juntas en la misma habitación, las dos mayores en una litera y las dos pequeñas en otra, y esto es lo que ocurría una noche cualquiera:
- Una se sienta en la cama y empieza a contar en voz alta, uno, dos, tres, ....
- Otra se levanta a comprobar que la puerta de entrada a la casa esta cerrada, y lo hace varias veces.
- Otra se levanta y discute con quien sea en voz alta en un dialogo perfectamente entendible.
- La que no es sonámbula duerme tanto y tan bien que se cae de la cama y no se entera ¡y sigue durmiendo plácidamente en el suelo!

Las cuatro viven ya fuera de casa con sus respectivas parejas ¿les habrán contado su secreto?
Tengo que preguntárselo.

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12 marzo 2010

El 600 de la familia

El 600 de la familia

No me preguntéis por la matricula de mi coche porque no me la sé, pero ni del que tengo ahora ni de los que he tenido antes y por supuesto de la del coche de mi chico no tengo ni idea. Pero la matricula del primer coche que condujo mi madre y que nos acompaño durante muchos años me la sé de memoria y no creo que la olvide.

Cuando tenia once años nos mudamos de casa. Hasta ese momento vivíamos al ladito de El Retiro pero el piso era de alquiler, por eso mi madre decidió meterse en una hipoteca, para tener una casa que fuera suya el día de mañana, y lo ha conseguido, a día de hoy es SU casa y lo ha conseguido ella sola, sin ayuda de nadie.

Pero claro, nos fuimos a vivir a uno de los barrios que el Instituto Nacional de la Vivienda (INV) construía en aquel momento. Ahora es un barrio relativamente céntrico y con excelentes comunicaciones, pero entonces ... ¡parecía que nos habíamos mudado a kilómetros de Madrid! Acostumbrados a ir andando a todos los sitios ahora de repente dependíamos del único autobús que llegaba hasta allí. Pero mi madre lo tenía todo previsto, se había sacado el carnet de conducir ¡a la primera! y ahora solo faltaba comprar un coche.
El elegido fue un precioso, simpático y utilísimo 600 de color amarillo canario.
Con él hicimos un montón de viajes y siempre se portó genial, nunca se estropeo ni falló, nada de nada, incluso en los inviernos más duros y con nevadas intensas, aquel coche arrancaba a la primera mientras que los dueños de auténticos cochazos nos miraban entre alucinados y desesperados cuando nosotros iniciábamos la marcha y ellos se quedaban tirados, claro que en la cara de mi madre y en la mía se dibujaba una sonrisilla de satisfacción que nos duraba todo el día. Tenéis que entender que hablamos de los setenta, mujer al volante y sin problemas ¡no era fácil!

Los domingos llevábamos a mi hermano a la Estación de Autobuses para su vuelta al colegio ya que estaba interno pero venia a casa los fines de semana. Cuando nos despedíamos e iniciábamos el regreso a casa ya era de noche y, durante un tiempo, según íbamos por el Pº de la Castellana se pinchaba alguna rueda y teníamos que parar. Era salir mi madre del coche y frenar en seco varios voluntarios para ayudar, ya os he comentado en alguna ocasión que mi madre ha sido y es preciosa, de ahí tanto interés en ayudarla. Por supuesto cambiaban la rueda pinchada y se llevaban un "muchísimas gracias" de recuerdo, porque mi madre se metía en el coche rápidamente y se despedía con una gran sonrisa. No hace falta que os diga que no ha cambiado una rueda en su vida.

Una mañana mientras íbamos al dentista, un Renault siete blanco tenía tanta prisa que se salto la doble linea continua para adelantar en plena calle Padre Damián (los datos son para ver si se acuerda el desgraciado, porque salió huyendo el muy cobarde) obligando a mi madre a dar un volantazo, con tan mala suerte que pisamos una placa de hielo y el coche empezó a patinar y terminamos en el carril contrario empotrados contra un Dodge militar que estaba esperando a un alto mando. Las dos salimos despedidas por la misma puerta, la del piloto. No nos pasó nada grave, sólo el menisco de la rodilla de mi madre que se rompió, pero para lo que podía haber pasado eso no fue nada. El chofer militar no daba crédito a como había quedado el Dodge, sólo decía ¿y como digo yo en el taller que esto lo ha hecho un 600? El pobre, que se portó genial y fue el primero que nos ayudó, sólo quería aligerar la tensión del susto.
El caso es que a nuestro querido coche tuvieron que quitarle todo el morro y como ya no había del color original hubo que pintarlo entero y ¿qué color decidió mi madre? ¡rojo! pero no un rojo común no, ¡rojo rojo! Era el único 600 de ese color en todo Madrid, y eso resultó de mucha ayuda las dos veces que nos lo robaron, porque la policía lo encontró el mismo día de los robos.
También supimos que un invierno alguien lo abría y dormía en él, pero cuando nosotras llegábamos ya no estaba y nunca faltó nada del coche.
A pesar del color, el despiste de mi madre hacia que siempre lo "perdiera", ya podía ser el parking más pequeño del mundo, mi madre nunca lo encontraba.

- Nos han robado el coche
- Mamá ¿otra vez? piensa bien, intenta acordarte donde lo dejaste
- Que no, que nos lo han robado ¿como no voy a saber donde lo he aparcado hija?

Y según pronunciaba esta frase el coche aparecía y las dos nos reíamos.

¿Se puede querer a un coche? yo creo que si.

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08 marzo 2010

Sobre mi: leyendas y otras verdades

Sobre mi, las leyendas y otras verdades

Vamos a reirnos un poco, pero esta vez conmigo como protagonista. Lo de reír porque me hace falta y a otros cuantos que sé también. Pero esta vez reiros conmigo, ¡no de mi! ¿Vale?

Aparte de mis virtudes estos son algunos, pero sólo algunos de mis "defectillos" ¡Bah!, nada importante y en los que seguro más de uno se verá reflejado. Pues vamos a ello

Circula una leyenda sobre mi que debo aclarar. Dicen que soy un desastre, una calamidad, total por un par de caídas de nada y algún que otro accidente sin importancia.
En casa cuando se oye un ruido que signifique destrucción la reacción es ¡Charyyy! ¿Se puede saber que has roto ahora? Claro ¡Como ya tengo la fama!

Cuando subo andando las escaleras raro es que no tropiece y acabe subiendo a gatas ¡pero no ocurre siempre!

Estando en mi anterior trabajo un día bajé a tomar un café con una amiga y mi compañera me pidió que le subiera uno. Era un local de dos plantas y la oficina estaba arriba. Cuando me despedí de mi amiga pedí el café para llevar y cuando estaba a punto de llegar... en el penúltimo escalón tropecé y el café acabó en la pared, en el suelo y en toda yo ¿y que comentario se oyó? ¡Se ha matado! ¡Chary se ha matado! acompañado de las risas correspondientes que se multiplicaron cuando vieron mi lamentable estado ¡Pero solo ocurrió esa vez! Como aquella en la que ¡Sin querer! tiré una pantalla de ordenador al suelo ¡Encima que no se rompió!

Un día decidí que quería subir a esquiar, bueno para aprender, y mi jefe casi me lo prohibe.
- No Chary, no.
- Pero ¿por qué? No lo entiendo.
- ¿Qué no lo entiendes? ¿Tengo que explicartelo? ¡Porque eres capaz de romperte la cabeza o cualquier otra cosa!
 ... Sin argumentos que me dejó y sin la posibilidad de rebatirle.

Mi chico me tiene prohibido fregar los platos ¿Qué por qué? Dice que sale carísimo comprar vajilla y cristalería cada dos por tres, así que no me deja ni acercarme a todo aquello que se pueda romper. Si, reconozco que alguna vez he roto algún vaso o algún plato ¿y qué? No es para tanto.

Un día que llovía a cántaros, hace ya tiempo, mi chico vino a buscarme al trabajo y se encontró con una de mis compañeras con la que quedábamos de vez en cuando para tomar algo. Cuando llegué al bar en el que habitualmente me esperaba decidimos que llevábamos a mi compi a casa. Él nos dijo que salía primero para abrir el coche y que luego saliéramos nosotras y así lo hicimos ... sólo que yo me escurrí y acabé debajo del coche.
- Pero ¿Y Chary?
- No sé, hemos salido a la vez.
Cuando salieron del coche y me vieron allí sentada en el suelo y toda embarrada ¡Les dio un ataque de risa! ¡A los dos!
- Pero... ¿os importaría ayudarme?

Si es verdad, me han tenido que escayolar alguna vez ¿y qué? No es para echarse las manos a la cabeza, sólo tengo cierta querencia por el suelo.
Bueno vale, ¡Si! también está lo de patinar sobre el hielo sin patines, quemarme siempre con la plancha, cerrar la puerta del coche con la mano dentro, clavarme un gancho en el ojo, intentar abrir un coche que no es el mío, perder casi siempre el ticket del parking, abrir la nevera para coger el café que he metido en el microondas, ir a comprar y jurar que me han robado el monedero y encontrarlo en casa, buscar las gafas de sol cuando las llevo puestas, coger el autobús o el metro en dirección contraría a la quiero ir,  coger el autobús que me lleva a Madrid y acabar en cualquier otro sitio, hablar sin parar y que me llamen cotorra ... pero ¿es qu nadie más tiene accidentes o despistes?

Así que esta es la verdad sobre mi leyenda ¿A qué es algo exagerada? Si es que ya se sabe, matas un perro y ya te llaman mataperros. 


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04 marzo 2010

Soy una pirata

Soy una pirata
¿Me habéis echado de menos? Yo a vosotros si. 

Os cuento.
Ayer me incorporé al trabajo tras una semana con sinusitis como sabéis, y como soy "la pupas", "una autentica calamidad" según el medico ¿qué pasó? pues que me clavé un gancho en el ojo, no ha sido más que el susto (el que le di a mis pobres compañeros) gracias a dios o lo que sea.
No hay ulcera ni herida solo un escandaloso derrame de color rojo semáforo que no me ha impedido volver hoy al trabajo.
Ayer ni siquiera encendí el ordenador y hoy solo quería contaros que estoy bien, pero me molesta un poco y me cuesta fijar la vista demasiado tiempo, así es que no podré pasar por vuestros blogs por lo menos hasta mañana o pasado.

Espero que disculpéis a esta pobre torpe y que si veis que no os dejo comentarios es por que no puedo: ¡Que querer quiero!

Un beso enoooooooooooorme a todos.

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25 febrero 2010

Trucos que no valen

El interior secreto: Trucos que no valen

Tenía dos lunares estratégicos.

Uno estaba colocado en el cuello justo debajo del mentón, era de esos que sirven de comentario ligón de barra tipo:
- Mmm, como me gusta tu cuello y ese lunar que está diciendo bésame.

Yo para vérmelo tenia que levantar la cara ante el espejo.
El otro estaba situado en pleno escote. Era sexy y no lo escondía. Reconozcámoslo, las miradas de ellos van ahí directamente (vale, las de casi todos, perdón), así es que también recibía sus respectivos comentarios.

Como habréis observado estoy hablando en pasado ¿Por qué? ¡Porque la inflexible Ley de la gravedad nos llega a tod@s! Y si, los lunares siguen estando ¡Pero se han movido!

Cuando me miro al espejo el lunar del cuello lo veo perfectamente sin tener que levantar la cabeza ¿Se ha caído? ¡No! Ha iniciado su camino hacia el suelo ¿No dice eso la famosa Ley? Y si llevo escote el otro ¡No está! Y cuando lo encuentro casi ha llegado al ombligo ¿Me desabrocho entera la blusa para que se vea? Porque está claro que con el escote es imposible.

Hablando del ombligo, el mío era tan mono ... justo en el centro de la tripilla casi plana ... ¡Y ahora parece un donuts!

Y ¿A que viene todo esto? Veréis, un día vi algo, que aunque ya había oído hablar de ello, no había tenido la ocasión de apreciar in situ: ¡¡¡Las bragas que moldean, levantan y reducen el culo!!!
Son tamaño abuela (No yo, que seré abuela, pero estupenda ... más o menos) ¡Enooooormes! nada sexys, con ellas nada de pantalones de cintura baja y top cortos porque con el tamaño que tienen es imposible.

Así es que me puse a imaginar una escena habitual.
Chica conoce chico, chico liga con la chica y, si todo va bien, la cosa termina en casa de él o de ella o en un coche o en un descampado ¡que más da! Donde sea, y ahí empieza el show.

Ella que se quita la blusa o camiseta y luce un estupendo sujetador monííííísimo y sexy que le ha costado una pasta y que levanta y junta las tetas para lucir un canalillo increíble, claro que cuando se lo quita esas que estaban tan bien colocadas recuperan su espacio original, es decir, hacia abajo y una apuntando a Valencia y la otra a Badajoz (por ejemplo). Bien, primer ¡Ahhhhh! de él.
Seguimos. Ahora ella se quita el pantalón y aparecen esas enormes bragas antilujuria (segundo ¡Ahhhhh!) que cuando se las quita hace que se desparrame todo lo que sujetaban (tercer ¡Ahhhhh!).
Y ahí está, la dura (o blanda) realidad de ella y él que ¡por fin! se da cuenta de que nada es lo que parece.

Claro que ellos también tienen sus cosillas que lo del calcetín es de risa y lamentable, pero es que nosotras nos fijamos en otras cosas ¿o no?

Todo esto me recuerda a la Edad Media ¿Os imagináis?

- Espera que me quito la armadura y voy a por la llave del cinturón de castidad.
- Tranquilo, mientras me voy quitando las enaguas, la sobrefalda, me desabrocho el corsé, me deshago de los pololos ...


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24 febrero 2010

¡Ando fatal!

¡Ando fatal!

Estos días ando como las motos ¡acelerada! Estoy bien, no pasa nada, simplemente me falta tiempo.
Por eso os pido disculpas si no os dejo comentarios, pero leeros os leo os lo aseguro.
Espero que mañana pueda volver a escribir aquí y en vuestros blogs.

¿Me perdonáis verdad?

Un beso fortísimo a todos.

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31 enero 2010

¡Que puntería!

¡Que puntería!

Mi tía y madrina, la hermana mediana de mi madre, se vino a vivir con nosotros nada más fallecer mi padre.
Como vivíamos muy cerca del Parque El Retiro en Madrid, casi todas las tardes nos llevaba allí, bien a jugar en los columpios o a visitar la antigua Casa de Fieras que era el zoo de entonces.
Hoy los animales están en el Zoo de La Casa de Campo, no es el lugar perfecto pero bastante mejor acondicionado que el recinto de El Retiro, y digo que no es perfecto porque creo que donde mejor están es en su hábitat natural, pero eso es otra historia.

Como iba diciendo, la Casa de Fieras era una cita habitual para nosotros, nos encantaba ver a los graciosos y escandalosos monos, los fieros leones, las jirafas de cuello estirado, ...
Mi hermano tenia entonces cuatro años y yo cinco. Aquella tarde nos vistieron de punta en blanco para la visita a nuestros amigos los animales. No recuerdo que llevaba yo pero la imagen de mi hermano la tengo grabada, un conjunto en color crudo de aquellos que tenían los pantalones cortísimos e iban abotonados a la camisa.
Tras el paseo mi tía decidió que era la hora de merendar y nos sentamos en un banco frente a los gorilas dispuestos a comernos los bocadillos que había preparado.
Y en esas estábamos cuando me di cuenta que uno de los gorilas nos miraba fijamente. De repente le entró el apretón, evacuó, hizo sus necesidades... ¡QUE SE CAGÓ VAMOS! puso la mano, y cuando acabó apuntó, disparó, y ... ¡directo a mi hermanito!

Allí estaba el pobre, lleno de mierda (perdón pero es la verdad) de la cabeza a los pies, llorando a todo llorar ¡y con un olor ...!
Mi tía, que es bastante asquerosíta para estas cosas, no se le ocurrió otra cosa mejor que llevarnos a casa ¡sin intentar limpiar ni un poquito al pobre niño! y así fuimos pooor todo El Retiro, y las sucesivas calles paseando la mierda y el olor hasta que, por fin, llegamos a casa y mi madre nos abrió la puerta. Cogió a su niño y lo metió directamente a la bañera mientras ... ¡se partía de risa!
Imaginad la escena, mi hermano llorando, mi madre sin parar de reír, mi tía acordándose de todo el árbol genealógico del gorila y haciendo todo tipo de aspavientos, y yo tan alucinada que ¡no sabia si llorar o reír!

Hoy cada vez que nos da por contar historias de aquellos años y recordamos esta lloramos todos de risa, ¡pero a carcajada limpia! claro que no es para menos, porque lo reconozco, fue de tebeo, pero a mi hermano no le hace ninguna gracia ¡pobre!


Si queréis seguir riendo, no os perdáis el último post de Azul ¡Espectacular! (sólo tenéis que pinchar aquí)

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14 enero 2010

¡Mal día!

¡Mal día!

A las cuatro de la madrugada yo seguía comprobando que la pintura del techo del salón estaba en buenas condiciones, que mi canario dormía plácidamente, que los peces nadaban tranquilos y que mi marido también dormía por los suaves ronquidos que llegaban hasta mi oídos.
- Tranquila, no pasa nada, es habitual.
Me digo yo a mi misma.

A las siete ha sonado el despertador y, cual zombi, me he calentado el café y he desayunado. Preparo todo para meterme a la ducha y ¡Aggg! ¡La caldera no funciona!
- Tranquila, no pasa nada, vamos a calentar agua ¡menos mal que pusimos inducción!.
Vuelvo a decirme a mi misma.

Así es que me he lavado como los gatos, poco a poco y por partes ¡Quiero mi ducha! ¡Necesito mi ducha! ¡Socorro!
Me visto y salgo por la puerta de casa dispuesta a iniciar mi día de trabajo, peeero, nada más salir a la calle no me acuerdo de que todavía hay hielo ¡y por supuesto resbalo y aterrizo en el suelo cual chiste gráfico! No me pasa nada a parte de la humillación porque ¡precisamente hoy tengo espectadores!
Es rarísimo que me cruce con nadie a esas horas pero hoy ... ¡justo hoy! estaba el camión llenando el deposito del propano (de ahí que no tuviera agua caliente), el conserje de la urbanización, algún vecino cotilla y juraría que incluso he visto a alguien más asomado a la ventana ¡Genial! ya tienen el chiste del día.
- ¡Traaanquila, no paaasa nada.
Sigo con mi auto-monologo.

Por supuesto el atasco de hoy es mayor y cuando por fin aparco el coche y me dirijo a la parada del bus ¡llueve a mares y yo sin paraguas para no variar! Ya sentada, me pongo mis cascos con las canciones que ya conocéis e intento relajarme, pero claro, el atasco de entrada a Madrid es ¡hoy! inmeeeenso y evidentemente ¡llego tarde a trabajar! no sin antes hacer un último amago de caída por correr ¡pfrtx¿'?wstfprxft.:,çÇ!
- ¡Traaanquilaaa, no paaasaaa naaaadaaa!
A estas alturas ni yo misma me lo creo.

Tras concluir mi jornada laboral ¡que además ha sido de locos! por fin llego a casa y lo único que puedo hacer, porque no tengo fuerzas para otra cosa, es tumbarme en mi querido sillón e intentar dormir algo y ¡lo conseguí! ¡menos mal!
Así es que tras contáros todo esto, me voy a la cama a intentar dormir y desear que mañana sea otro día, sólo diferente, ¡no pido mucho! ¿no?


¡Socorro! han desaparecido los comentarios de Marialady, Fiaris y ¿Belliventure? (este último es nuevo y no recuerdo bien si el nombre es correcto, perdón) pero los había leído así es que los voy a contestar ahora mismo.

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12 diciembre 2009

¡Otra vez!

¡Otra vez!
Lo mío se pasa ya de castaño oscuro.
El jueves fui a trabajar ¡y me tuve que volver de nuevo a casa! ¿La causa? Todo un ejercito de virus y bacterias que me han declarado la guerra y me tienen tirada en la cama.
Mi niña Anita me ha hecho esta foto para que veáis mi lamentable aspecto.

La nariz se me está cayendo a trozos, además es como si no la tuviera porque no puedo respirar por ella, los ojos llorosos, la cabeza amenaza con estallar en cualquier momento y el termómetro certifica que tengo fiebre.
Cada vez que estornudo parece que me voy a dar la vuelta sobre mi misma y cuando toso es como si fuera a echar los pulmones enteros ¡una autentica lastima vamos!
Así es que disculpad mi ausencia de estos días, poco a poco me iré poniendo al día en lecturas y comentarios, según me vayan dejando el ejercito enemigo.

Parece ser que este blog también ha sufrido algún tipo de ataque maligno, creo que ya está arreglado aunque el gadget en le que salen vuestras fotos se niega a salir por lo menos en mi pantalla, me han dicho que pasa en muchos y que se solucionará por si solo.

Voy a por otra remesa de kleenex y empiezo con la lectura mientras la cabeza me deje.

Un abrazo enorme a todos.

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16 octubre 2009

Y como éramos pocos

Y como éramos pocos ...

Hoy ha sido día de terapia, duro, como todos, agotador, como todos.

- Bueno cuéntame que como vas.
- Pues ...
- ¿Y como te sientes?
- Bueno yo ...
- ¿Has notado algún cambio?
- Mira ...
- ¿Sigues sin dormir bien?
- Cuando duermo suelo hacerlo bien, pero solo cuando duermo.
- Pues por lo que me cuentas y teniendo en cuenta tu edad, independientemente de tu depresión y la ansiedad, es que has empezado con la menopausia ...
- ¿Ehhh ...?

Pues nada, ¡que bien! Como no tengo bastante con las neuronas depres y rebeldes ahora se suman también a la fiesta las hormonas menopáusicas.

¡¡¡Atención, última llamada!!! ¿falta alguna cosita más?

Así es que tengo a las cuatro amigas (les he puesto nombre) Depre, Ansi, Inco y Meno organizando un botellón, con escándalo monumental y música pachanguera a todo trapo.
No sé lo que tardaré en llamar a la poli para aguarles la fiesta, pero no mucho que esto no hay quien lo aguante.

Y cuando me ataque el desanimo ya no puedo culpar a Depre porque pueden haber sido las otras o cuando me de por llorar o reír, Inco se libra de la bronca.

¡Que hasta hoy pensaba que el calor que yo sentía era producto de este estupendo Octubre! pero ahora resulta que pueden ser los sofocos menopáusicos.

Un follón vamos, que me río por no llorar y necesitaba escribir esto como un chiste para quitarle hierro al tema.

¿Nos unimos al botellón para celebrarlo? ¡Total, ya que más da!

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26 agosto 2009

De como mi Nancy llegó a tener una cicatriz

De como mi Nancy llegó a tener una cicatriz

El año en que la Nancy vino al Mundo los Reyes Magos me trajeron una preciosa pelirroja, nada que ver con la escuálida Barbie que tanto éxito tuvo poco después.
Nancy tenia unas curvas proporcionadas, sus ojos pestañeaban, me podía pasar horas peinándola y cambiándola el vestuario. Su carita redonda tenia mofletes y era muy decente ¡Tenia braguitas! algo que no se puede decir de la descarada Barbie.
Nancy estuvo muchos años conmigo, tantos que también se convirtió en compañera de mi hija.

No recuerdo exactamente cuantos años tenia, nueve o diez aproximadamente, cuando mi apéndice decidió inflamarse y causarme problemas por lo que tuve que pasar por el quirófano.
Con la inocencia propia de la edad, yo me lo tomé como una aventura ¡Me iban a operar! lo que dejaría una cicatriz de la que luego podría presumir ante mis amigas.

Mi madre y el médico acordaron la fecha y la hora de mi intervención sin que yo pudiera decir nada. El día elegido fue el viernes en el que nos daban las vacaciones de Semana Santa y la hora, las seis de la tarde.

¿Como podía mi madre hacerme esto? Si estábamos de vacaciones ¿Quien iba a venir ha verme a parte de la familia? Pero es que además, mi madre decidió que fuera por la tarde porque por la mañana tenía un examen de matemáticas ¿Qué me fueran a operar de apendicitis no era una excusa perfecta para librarme del examen? Pues no.

Y llegó el día, allí estaba yo, haciendo un examen de matemáticas para luego irme al hospital. De lo único que me libré fue de llevar el uniforme, pero a cambio mi madre me puso uno de aquellos jerseys de lana que picaban como demonios.
No estaba nerviosa, siempre fui valiente en ese sentido, no me asustaban los médicos, quizás porque siempre tuve la suerte de dar con los encantadores, aunque nunca tuve claro si era porque querían ligar con mi madre, un viuda joven y guapísima, o porque yo era una niña muy despierta y simpática, el caso es que me trataban siempre a cuerpo de princesa.
Mi madre vino a buscarme al colegio para llevarme al hospital, y yo que quería el papel de heroína me tocó el de invisible por que mis compañeras se iban de vacaciones y era lo que importaba.

Con un hambre de mil demonios propio de la edad, no podía comer nada porque me operaban por la tarde, nos fuimos hacia el hospital, pero antes mi mami me llevó a una cafetería para ver como engullía un bocadillo con una pinta estupenda ¿Pero es que no veía como se me caía la baba mientras ella no dejaba de dar mordiscos al apetitoso bocata? Ahora cuando lo recordamos no partimos de risa, pero maldita la gracia que me hizo entonces.
Cuando mi madre acabo de comer, yo ya tenia la boca seca y entramos en el hospital para mi ingreso.
Ya en la habitación, vino a verme el anestesista, ¡Dios, que guapo era! ¡Y que joven! ¡Y que encantador! Y yo pasándomelo estupendamente, era pequeña pero no tonta.

La operación fue corta y sencilla y enseguida estaba de nuevo en la habitación. En cuanto me desperté pedí ¡Comer! Pero tampoco me dejaron, tenía que esperar al día siguiente, pero vamos a ver ¿Estoy aquí por la operación o para que me matéis de hambre?
Las enfermeras del hospital eran religiosas y yo les parecía tan graciosa y les daba tanta pena mi carita de hambre, que pensaron que si en vez de agua me daban Coca Cola, a lo mejor me quitaba un poco el hambre. ¡Bien por ellas! Recién operada y la herida en carne viva no se les ocurrió que la Coca Cola me podía producir gases ¡Que es lo que ocurrió! Sólo os digo que a día de hoy bebo Coca Cola de año en año.

Al día siguiente ¡Por fin pude comer! Levantarme y pasear por la planta. Rápidamente las enfermeras decidieron que era una estupenda compañía y me llevaban por todo el hospital presumiendo de niña.
Y por ahí andaba yo cuando mi querido anestesista se pasó a verme con un ramo de flores, cuando llegué a la habitación y me lo dijo mi madre ¡No me lo podía creer!

A los tres días de la operación me mandaron para casa. Yo estaba como si no me hubieran hecho nada, sólo me tiraba un poco si hacia algún esfuerzo, pero era una niña, y además pelín brutita, de vez en cuando mi reciente herida me recordaba que estaba allí, pero rápido se me olvidaba.

Y llegó el día de volver al cole, ¡Y lo hice el mismo lunes que se acababan las vacaciones! No hubo, ¿Como estás? ni ¿A ver la cicatriz? ni ¿Y no te dolió? Nada de nada, de lo único que me libré fue de las clases de gimnasia, pero por poco tiempo.

Aquello merecía una venganza ¿Y quien lo pagó? Pues la pobre Nancy.
Mi hermano y yo organizamos un improvisado quirófano y operamos a la pobre Nancy de apendicitis. La operación fue todo un éxito, que para eso nos apellidamos Cirujano, y sólo le quedó una cicatriz de por vida, como a mí, con sus puntos y todo.

Cuando mi hija le quitaba los trajes a la pobre Nancy y yo le veía la cicatriz, recordaba todo lo que habíamos pasado juntas ¡Incluso teníamos la misma cicatriz! ¿No es eso ser una buena amiga?

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09 julio 2009

¡Exclusiva!

¡Exclusiva!

No tengo relación ni me he acostado con ningún famoso, famosillo, ex de, amigo de, etc.
De hecho no conozco a nadie que pueda catalogarse en las anteriores definiciones.

Tampoco he sido portada de Interviu, ni he intervenido en ningún "reality show" ni tengo propuestas para hacerlo en un futuro.

Señoras/es directivos de cualquier medio de comunicación estoy dispuesta a escuchar ofertas por conceder entrevistas.
Piénsenlo, tal y como está el patio lo mío SI es noticia.

¡Por Dios! que aburrimiento.

¡Qué lastima de dinero malgastado!

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