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13 diciembre 2010

Esto es una máquina del tiempo II

Esto es una máquina del tiempo II

Tras el éxito de nuestro anterior viaje os invito de nuevo a dar una vuelta por el pasado.
Ya sabéis, abrocharos los cinturones, poned recto el asiento y ...
3 ... 2 ... 1 ... ¡Nos vamos!


El Fugitivo

Los Vengadores

Bonanza

Embrujada

Hawai 5-0

El Santo

Super Agente 86

Misión Imposible

Las calles de San Francisco

Doctor Gannon

Ironside


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17 noviembre 2010

De fotos

De fotos

Lo habitual cuando nace un bebé es que haya un montón de cámaras de fotos dispuestas a plasmar tan maravilloso acontecimiento, hoy, incluso los móviles se hacen eco de la buena noticia y envían imágenes del recién nacido a todos los conocidos, compañeros, vecinos, jefes, amigos y familiares ¡Ha nacido una estrella!

Cuando nació mi hija el fotógrafo oficial fue Javi, el orgulloso padre de la criatura. Entonces aun no había móviles ni cámaras digitales, por lo que habría que hacer copias de aquellas fotos para toda la familia, imaginaos, hija, nieta y sobrina única ¡Todos querían fotos!
Fotos de cuando llegamos a la habitación, de su primer llanto, de la primera vez que comió, de lo que parecía ser una sonrisa mientras dormía, el primer cambio de pañal, de la llegada a casa, del primer baño, ... todo era una excelente excusa para que Javi cogiera aquella fantástica Yashica que siempre estaba preparada con un carrete y que le regalaron cuando hizo la primera comunión, una cámara que aun hoy funciona de maravilla.
Y el enamorado padre continuaba haciendo fotos de aquella hermosa criatura que le tenia embobado.

- ¿De cuantas fotos es el carrete cariño?
- Pues pensaba que de 24 pero debí de poner uno de 36 por que llevo 28 fotos y me deja hacer más ... 

Y pasaron de 36.
- No se habrá enganchado el carrete ¿verdad?
- No creo, ... pero voy a mirarlo por si acaso. 

Tomando toda clase de precauciones para que aquel carrete tan importante no se velara, Javi abrió la cámara y .... ¡¡¡NO TENIA CARRETE!!! ¡Estaba vacía!

Precisamente en el momento más importante de nuestras vidas y Javi ¡No miró si había carrete! ¿Para matarle? Pues si, pero con el disgusto que se llevó ya tuvo bastante. Aun hoy me pide perdón por aquello el pobre.
Así es que cuando nació mi niño mi cámara ¡SI estaba preparada! Es una Pentax digital que cabe perfectamente en el bolso y que cada vez que iba al hospital la llevaba con la batería recién cargada y, por si acaso, repetía las fotos con el móvil, no fuera a ser que enredara el diablo.

De todas maneras tenemos álbumes y álbumes con fotos de nuestra hija, a Javi le encanta tenerla como modelo y no se cansa de fotografiarla, aunque ahora está sin la cámara que le gusta, una Nikkon que le trajeron los Reyes a la que se le ha estropeado la tapa. Tendremos que escribir de nuevo a los Reyes Magos, yo creo que es posible que le traigan una porque se ha portado muy bien. 


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10 noviembre 2010

¿Jugamos?

¿Jugamos?

Por casualidad estas semanas, los juegos y juguetes infantiles se han confabulado para estar presentes en mis recuerdos. Primero gracias a una entrevista que me propusieron mis queridos Emancipados DeMentes y que, por supuesto, acepté encantada. En ella una de las preguntas era ¿a qué jugabas de pequeña? Después leyendo las noticias me entero de que se ha abierto en Madrid un Museo de la muñeca Nancy.Y por último, la entrada del otro día sobre la máquina del tiempo con la que me lo pasé genial mientras la preparaba ¡me teníais que haber visto!

Ya os conté hace tiempo que mi juguete preferido era mi Nancy y lo fue durante mucho tiempo, pero con ella jugaba en casa y en mi época donde realmente se jugaba era en la calle y, por supuesto, en el recreo. Aquí triunfaban la comba, saltar la goma, el escondite, el balón prisionero, montar en bici, patinar, ... También me encantaba disfrazarme con cualquier cosa, sábanas, pañuelos, ropa de mi madre (aunque me regañaba cada vez que le cogía algo) para, de repente, convertirme en cualquiera de las princesas que abundaban en los cuentos. No es que me entusiasmara tanta cursilería, pero disfrazarse era genial.

Como sabéis soy muy curiosa, por eso os propongo jugar a recordar y que me contéis a que os gustaba jugar y cual era vuestro juguete favorito ¡Ya sabia yo que os iba a gustar la propuesta! jejejeje.

¡Venga! ¡Vamos a jugar!


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04 noviembre 2010

Esto es una máquina del tiempo

Esto es una máquina del tiempo

¡Último aviso a todos los pasajeros! La máquina del tiempo va a despegar.
... 3 ... 2 ... 1 ... ¡Nos vamos!


La Hormiga Atómica

El Pájaro Loco

Félix el Gato

Pepe Potamo

Meteoro

Súper Ratón

Don Gato

Mazinguer Z

Epi y Blas

Y de momento ...


Así es que por hoy ...




¡Hasta la próxima!


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25 octubre 2010

Historia de una puerta

Historia de una puerta
En tantos años trabajando en la misma empresa he tenido la oportunidad de pasar por varios centros y departamentos. En ese sentido reconozco que soy muy afortunada.

Necesito estar constantemente aprendiendo y en cuanto me aburría a causa de la rutina o porque el puesto no daba para más, me presentaba en RR. HH. y tras el repetido ¿Otra vez? Y una sonrisa cómplice con la que me mostraba su apoyo, llegaba un nuevo cambio.

Uno de los departamentos en los que he estado durante algún tiempo ha sido la centralita.
En ella aprendí casi todo sobre la empresa para la que trabajo, el organigrama, quien es quien, etc. y todo esto me ha servido de mucho a lo largo de estos años, aunque reconozco que lo de estar entre cuatro paredes no es lo mío.

Hace unos años me tocó estar en una centralita en la que mi cometido era ponerla en marcha y enseñar a dos compañeras que no habían estado nunca en este puesto.

Estábamos en un sótano, junto al Servicio Médico y la Dirección. La planta se había quedado anticuada y necesitaba una buena remodelación, tanta, que las obras empezaron inmediatamente. De repente un día desaparecieron todos y nos quedamos solas entre aquellas cuatro paredes que eran simples paneles de contrachapado. Y empezaron a llegar las maquinas y los trabajadores que se iban a ocupar de las obras.
¿Os imagináis lo que es intentar atender una llamada mientras está funcionando un martillo hidráulico, la soldadora, la sierra eléctrica o la recogida de escombros? ¡Es imposible! Creo que nos dejábamos llevar por la mera intuición.
Era verano, no había aire pero si un montón de polvo más la humedad del cemento ¡Genial! ¿No? Yo llegaba a casa y lo primero que hacía era meterme en la ducha para quitarme toda aquella suciedad. Menos mal que los trabajadores de la obra nos trataban lo mejor que podían los pobres.
- ¿Como vais? ¿Necesitáis agua?
Porque ¡Claro! hasta sin agua nos quedamos.

Aquella remodelación iba avanzando, ya había suelo, paredes, techos, luz, ... Pero todo fuera de nuestras cuatro paredes. Hasta que un día, en el que estaba yo sola porque mis compañeras entraban más tarde, tiraron los cuatro paneles y empezaron a poner ladrillos. ¡Bien! esto se acerca al final, o eso pensaba yo.
En un momento en el que pude observar como iban avanzando aquellas paredes ¡Me di cuenta de que no había puerta!

Historia de una puerta
Con el albañil:
- ¡Eh! Para un momento ¿Donde va la puerta?
- Pues .... No lo sé ...
- ¿Como que no lo sabes? ¡Tiene que haber una puerta!
- Tienes razón ... Llama al jefe de la obra y lo vemos.
- ¡Ahora mismo! ¡Y tú no pongas ni un ladrillo más!

Con el jefe de la obra:
- ¿Qué? ¡Estarás contenta! ¿No? Hoy mismo dejamos terminadas las paredes y estaréis mucho más cómodas.
- ¿Contenta? ¡Haz el favor de mirar bien! ¿No notas nada raro?
- Pues ... no ... ¿Qué es lo que tengo que ver?
- ¡Que no hay puerta! ¿Como se supone que vamos a salir?
- ... ¿? ... Ehhhh ... ¿? ¡Voy a llamar a la arquitecto y a traer los planos!
- ¡Eso! Trae los planos, llámala y ¡Qué venga!

Con la arquitecto:
- Hola
- ¡Hola!
- Pues, efectivamente ha habido un error.
- ¡Vamos a ver! ¿Como qué un error? ¿Me quieres decir qué el que no haya una puerta prevista en una habitación es ... sólo un error?
- Todos nos equivocamos ...
- ¡Por supuesto! Pero si no me doy cuenta de ese ERROR ¡Me enterráis viva!
- ¡Hombre! No exageres.
- ¿Qué no exagere? ... Mira, vamos a dejarlo ¿Donde va la puerta?
- Pues ... la verdad es que no se donde ponerla ...
- ¿Qué no sabes donde queee? ¡Que tú eres la arquitecta!
- Ya, ya lo sé ... ¿Donde crees que deberíamos ponerla?

A partir de aquí la conversación desvarió completamente. Evidentemente se colocó la puerta, además, en el sitio lógico para ponerla.

Un año después estaba en otra centralita con el mismo cometido y de nuevo ¡Con obras previstas! Sólo pude decir ¡¡¡SOCORRO!!!

A mi querida Mabel, con la que comparto estos y otros recuerdos


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29 septiembre 2010

¡Bonjour París!

¡Bonjour París!

¡Se iban a París! No terminaba de creerlo ¡París! Sólo serían unos días pero que más daba ¡Era París!
Verían todo aquello que la fascinaba, lo que adivinaba través de los libros, lo que imaginaba mientras miraba las fotos, lo que soñaba cuando se convertía en la protagonista de la película que proyectaban en el cine, esa gran pantalla.

Los niños nos quedábamos con los abuelos y ellos volverían a ser novios por unos días en la ciudad de la luz y el amor.

Seguía siendo una joven muy hermosa y aun conservaba esa elegancia innata, nadie diría que ya era madre de dos niños, dos embarazos en menos de dos años y ambos partos con cesárea.  Viéndola parecía imposible, aun mantenía ese enorme parecido con Audrey Hepburn así que sería como ella en "Una cara con ángel" (Funny Face, 1957) paseando por París.

Transcurrian los años 60 y no era fácil poder realizar un viaje así porque no estaba al alcance de casi nadie, pero iban con los compañeros de mi padre. Habían organizado un pequeño grupo y se beneficiaban de un buen precio así que no lo pensaron y empezaron a prepararse para la aventura.

Versailles, Les Champs Elysees, la Tour Eiffel, Notre Dame, le Musée du Louvre, ... Pudieron verlo todo, muy deprisa, en muy poco tiempo pero lo vieron, incluso pudieron comprar algún souvenir y juguetes para nosotros.
Pasear por aquellas avenidas repletas de preciosos escaparates era un verdadero sueño para ella. Allí estaban las mejores firmas de moda, las más caros y ansiados perfumes, las firmas de cosméticos más cotizadas. Pero ¡Lo que son las cosas! Su modisto preferido era Balenciaga, un diseñador español afincado en Francia y considerado el creador del arte de la alta costura, incluso el perfume que ella utilizaba, Quadrille, tenia la firma del maestro Balenciaga.

Aun recuerdo la cara de mi hermano cuando vio aquel inmenso camión con volquete amarillo que venia de París ¡No habíamos visto nunca uno tan grande! Y mi regalo era precioso, un dormitorio completo para mis muñecas y todo de madera ¡Parecía de verdad! Aun no había nacido la Nancy pero era del tamaño perfecto para cuando la tuve, su armario con dos puertas, su cama con cabecero y colchón, su cómoda ¡No le faltaba de nada!

Aquel viaje al final nos hizo felices a todos, pero ironías de la vida, fue tan rápido y corto como su matrimonio desgraciadamente.

Yo recuerdo los regalos que trajeron, mi hermano nada porque era muy pequeño y mi madre, ...
A ella siempre le quedará París.


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15 septiembre 2010

Recuerdo

El Interior Secreto: Recuerdo

A lo largo de mi vida he conocido a muchas personas. Unas forman parte de mi mundo, otras estuvieron pero tomaron caminos diferentes y de otras simplemente no queda ni el nombre.

Cuando aun era una niña, recuerdo la importancia de las amigas, esas con las jugaba en el recreo o en las tardes de buen tiempo en El Retiro.

- ¡Mama!, mi amiga Marta me ha dicho que ...
- ¡Mama!, Marta no me ajunta ...
- ¡Mama!, María no quiere jugar conmigo ...

Mi colegio era femenino (os hablo de mediados de los sesenta y primeros de los setenta) y nosotras encantadas porque los niños sólo estorbaban.
Yo me quedaba a comer así que el grupo de amigas lo formábamos las que estábamos más tiempo juntas. Eramos inseparables.

En todos los grupos siempre hay un líder y nosotras también la teníamos. Era la que decidía a que jugábamos y cuando y la seguíamos a pies juntillas. También era la que lo sabia todo, la que nos descubría los misterios de la vida.
Ella fue la que nos informó con cara de mayor y de "pobrecitas de lo que se van ha enterar" que los Reyes Magos no existían, que eran los padres.

- ¡Mamaaaaaaaaaaa! Susana dice que los Reyes Magos no existen.

Y mi pobre madre con cara de pena por la inocencia perdida me confirmo la triste noticia, pero recurrió a "que ya era mayor" para que no se lo contara a mi hermano porque aun era pequeño (sólo le llevo un año). Y con este pacto consiguió mi silencio.

De la misma manera nos enteramos de que ¡tampoco existía el Ratoncito Pérez!

- ¡Mamaaaaaaaaa! Susana dice ...

Y mi madre la misma cara de pena y cierto aire de "a Susana la voy a matar."

- ¿Sabéis? a los niños no los trae la cigüeña, salen de la tripa de las mamás.
- ¡Hala! ¿si? ¿y como se meten ahí?
- No se meten tonta, están siempre ahí pero son muy pequeñitos. Cuando los papás le dan un beso en la boca a las mamás empiezan a crecer y cuando son grandes el medico los saca.

- ¡Mamaaaaaaaaaaaaa! que Susana dice que los niños ...

A estas alturas mi madre estaba dispuesta a cargarse a Susana.
Y mientras mis amigas espiaban a sus padres para ver si iban a tener algún hermanito, yo estaba tan tranquila porque mi mamá no tenia a mi papá para darle besos.

Y seguíamos creciendo entre juegos y confidencias. De repente un día en clase de gimnasia nos dimos cuenta de que una compañera llevaba sujetador y fuimos corriendo a ver que la pasaba. No le pasaba nada malo, como es lógico, simplemente su cuerpo estaba cambiando.

- ¿Y a nosotras también nos van a crecer las tetas?
- Pues claro ¿o no ves que todas las mujeres las tienen?

Pues no, nunca había pensado en mí como mujer ¡era una niña!

- ¡Mamaaaaaaaaaaaaaaa! ...

Pero no solo tuvimos que empezar a llevar sujetador (los de entonces picaban como demonios que no existía la lycra), sino que empezaron a salirnos pelos donde no pensábamos que pudieran salir y nos mirábamos las unas a las otras para descubrir si había más cosas que nos tenían que cambiar.

- ¡Mamaaaaaaa! ...
- No te preocupes hija, que con la cera te los quito y ni se nota.
- ¿Qué cera? ¿esa que calientas en ese cacharro pringoso?
- Si, pero no te preocupes que no te vas a enterar.
- ¿Como que no me voy a enterar si me vas a poner encima una cosa que quema y luego me vas a dar un tirón? Además ¿Para que salen estos pelos si luego hay que quitarlos cada dos por tres porque siguen creciendo?
- Cariño es que te estas haciendo mujer.
- ¡Pues yo no quiero ser mujer!

Y Susana nos seguía "educando" en los misterios de la vida, porque los cambios no habían terminado, quedaba el premio gordo. En aquellos tiempos había temas que en casa no se hablaban, pero que nos importaba a nosotras ¡si teníamos a Susana!
Gracias a ella nos enteramos que llegado el momento una vez al mes sangrábamos durante tres o cuatro días y que ¡encima dolía! Ante tanta cantidad de información no deseada yo me callaba, pensando que a mi eso no me iba a pasar.

- ¡MAMAAAAAAAA!
- ¿Qué te ha pasado? (llegó corriendo y con los ojos desorbitados porque mi grito se había oído en todo Madrid).
- ¡Ay hija que susto me has dado! contestó mientras yo le enseñaba la prueba de mi "cambio."
- No pasa nada cariño, ¡ya eres mujer! sólo eso. Mira te tienes que poner una compresa así ... Y ahora tienes que tener cuidado con los chicos, no dejes que te toquen porque a partir de ahora vas a llamar la atención y tienes que ser decente que así los chicos te valoraran más.

¿Como que ya era mujer y que sólo era eso? ¿Y que tienen que ver los chicos en esto? Que no, que estaba sangrando y ¿Qué era eso de que ahora me tenia que poner esos "pañales"? Porque eran unos tubos de gasa rellenos de un montón de capas de algodón que abultaban más que una cajetilla de tabaco y por supuesto no tenían adhesivo, ni alas, ni celulosa ultra absorbente, ni venían en discretos envoltorios, ni se sabia lo que era la palabra "extraplana."

- Pero mamá Susana dice que hay unas cosas que se llaman tampones ...
- ¡Mira estoy de Susana hasta el moño! y de tampones nada, que eso no puede ser bueno.

Pero ¿Como que no? ¡Si son el mejor invento después de la lavadora!

Y las hormonas empezaron de repente a tener vida propia, empezamos a sentir cosas que no conocíamos, pero ahí estaba Susana para explicarnos todo.
Ella fue la primera que se besó con un chico y por supuesto nos dio todo tipo de detalles, porque nosotras queríamos estar preparadas y saber que teníamos que hacer cuando llegara el momento.

- ¿Qué te metió la lengua en la boca? ¡Que asco!
- Que no da asco, que ya veréis como os gusta.
- Eso lo dirás tú, a mi no me mete la lengua en la boca nadie.

Y apareció el primer amor, ese que es el único, el hombre de mi vida, mi Romeo. Y llegó el primer beso y a éste le sucedieron otros. Como también hubo otros amores, tan dramáticos como corresponde a esa edad.

Acabamos el colegio y cada una siguió su camino, pero me acuerdo de todas ellas, de sus nombres y apellidos, de sus caras ... Todas aportaron su trocito a mi vida y me gusta pensar que ellas también me recuerdan con el mismo cariño.

A Susana Barral

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14 septiembre 2010

Días Peter Pan

Días Peter Pan

Si, tengo días o momentos Peter Pan.
Es cuando necesito dejar de ser 'adulta' y busco esos recuerdos en los que todo era más fácil, sin responsabilidades, sin presiones, aquellos en los que lo más importante era jugar, descubrir, estar en la calle, compartir risas con los amigos y lo único que decidir era ¿A qué jugamos?

Todo te lo dan hecho cuando eres niño, te dicen cuando levantarte, que ponerte, que comer, cuando acostarte, ... ya piensan los adultos por ti.

Recuerdo como eran mis despertares en época de colegio, entraba mi madre en la habitación, subía la persiana de un tirón, abría la ventana de par en par y me quitaba la ropa de la cama de golpe, en pleno invierno me levantaba de un salto. La pobre siempre andaba corriendo, demasiadas cosas en la cabeza, pero entonces yo no lo entendía.
Al final de la tarde y en cuanto la Familia Telerin salía en la tele, mi hermano y yo nos convertíamos en Cleo y Teté y al son del 'Vamos a la cama' iniciábamos el camino hacia los sueños, sin protestas, con una sonrisa, aceptando con normalidad la rutina cotidiana.

Ahora me despierta el desagradable sonido del despertador y me voy a la cama cuando puedo o cuando ya no aguanto más pero eso no significa que vaya a dormir, puede ser que pase la noche en blanco y el maldito despertador me pille con los ojos aun abiertos.

De repente te haces adulto y aparece el trabajo, el sueldo a fin de mes, las facturas en el buzón, los horarios desordenados, llevar una casa, pensar y preparar los menús diarios, cuidar una relación, educar a los hijos, tomar decisiones, analizar situaciones, solucionar problemas, salvar las crisis ...

Es cierto que no estas solo, que tu pareja comparte los mismos quebraderos de cabeza y corazón  "adultos" pero a veces yo quiero descansar de ser adulta, aunque sólo sea un rato pequeño, sólo el tiempo suficiente para recargar mi energía y volver a la realidad.

Si, lo sé, ser adulto también tiene sus cosas buenas, maravillosas muchas de ellas, pero en mis días Peter Pan quiero volar al País de Nunca Jamás, encontrarme con Campanilla y los niños perdidos para urdir un nuevo plan con el que vencer al Capitán Garfio.


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31 agosto 2010

Una Vespa ... y yo

Una Vespa ... y yo

A los 16 años la revolución de hormonas nos mete en cada follón ... Aunque hay cierta dosis de vergüenza y pudor, hay también mucho de descaro y "valentía".

A esa edad no conocía aun a Javi y salía con un chico apasionado de las motos. Su medio de transporte habitual era una Vespa azul pero en casa tenia otras dos o tres de campo.
Aquella moto me causo más de un disgusto, pero a los 16 años ¡Que importaba! Tener un novio con moto que siempre venia a buscarme donde estuviera y me llevaba de vuelta a casa era genial ¡Y no presumía yo nada de aquello!

El primer disgusto fue a causa de una preciosa falda larga de aquellas tipo indio que se llevaban entonces, se enganchó en el motor y quedó para tirarla. Acababa de comprármela mi madre, yo me empeñe en estrenarla y cuando llegué a casa la bronca fue estupenda.

De aquel chico guardo muy buenos recuerdos, era cariñoso y muy atento pero estaba empeñado en que aprendiera a montar en moto, algo que nunca me había planteado y ni siquiera sabía si me apetecía, pero tanto insistió que al final accedí.

Llegó el día y fuimos a un descampado en el que poder practicar sin "peligro", por supuesto no teníamos casco, en aquellos años aun no era obligatorio.
Ahí estaba yo, sentada en la moto, las manos en el manillar y escuchando atentamente las instrucciones sobre el freno, el embrague, el acelerador y las marchas.

- ¿Lo has entendido? 
- Si (¿Si?)
- ¿Te atreves a intentarlo? 
- Por supuesto
- Pues venga. 

Embrague ¿O era primero el acelerador? ¿Y el freno cual era? ¡No me dio ni tiempo! La Vespa se quedó clavada en la arena y yo salí volando por encima de ella.
Pero no fue eso lo peor ¡No!
Lo peor fue que para evitar hacerme daño en las manos ¡las quité y aterricé en el suelo con la barbilla! Mucho mejor ¡Donde va a parar!
¿Qué por qué hice eso? ¡Y yo que sé! Ya sabéis que soy un caso, que le voy a hacer.

La verdad es que no me pasó nada, sólo una pequeña herida en la barbilla que ha dejado una pequeña cicatriz que apenas se ve y que me recuerda hasta donde se puede llegar en la inconsciencia juvenil. Bueno, también me hace sonreír, para que os voy a engañar, que aquellos años tuvieron muchas cosas buenas y me gusta revivirlas.



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11 agosto 2010

De piscinas, recuerdos y cicatrices

De piscinas, recuerdos y cicatrices

Ayer mientras me veía la herida ya casi cicatrizada recordé un verano, hace ya años, en el que tuve un pequeño accidente que dejó marcado mi cuerpo para siempre, fue mi primera cicatriz. 
A partir de que nos daban las vacaciones en el colegio todos los sábados y domingos mi madre nos llevaba a la piscina, y en cuanto ella cogía las vacaciones los chapuzones eran diarios.
Nos levantábamos por la mañana, desayunábamos y salíamos camino a la diversión. La piscina Montserrat estaba cerca de casa y al lado de la de mis primos por lo que nos reuníamos allí y lo pasábamos bomba todo el día en remojo. No sé que edad tenía exactamente, unos seis o siete años aproximadamente, y estábamos todos en la zona que no cubría saliendo y tirándonos al agua de nuevo una y otra vez.
Yo acababa de salir cuando, de repente, alguien me empujo y caí al agua, algo totalmente normal en ese momento de juegos, perooo .... di con las rodillas en el fondo de la piscina con tan mala suerte que uno de los azulejos estaba roto ¡Y me lo clavé!
Si, ya se ¡todo me ocurre a mi! ¿Y que le voy a hacer?
El caso es que yo salí del agua como si nada, noté el golpe pero no me dolió, pero cuando mi madre me vio empezó a ponerse histérica, vino hacia mi, me cogió en brazos y me llevó corriendo al botiquín. Yo no entendía nada hasta que de repente me vi la rodilla izquierda ¡Menudo agujero tenia! Se me veía hasta el hueso, pero a mi no me dolía y no me asusté. Por supuesto en el botiquín el médico no estaba, se había ido a comer, sólo estaba un socorrista con ligeros conocimientos de medicina ¿? y había que ponerme puntos. Nadie pensó en llevarme al hospital que estaba casi al lado ¿Para que? así es que aquel muchacho se puso a la tarea de coserme (y nunca mejor dicho) la herida. No me puso anestesia porque ni sabía donde estaba. Recuerdo aquella aguja en forma de gancho como si la viera ahora.

Mi madre, nerviosa perdida la pobre y llorando a todo llorar y yo animandola:
- Mami no llores ¡Si no pasa nada! No me duele.
Y era verdad, hasta que aquel aspirante a algo me pinchó, entonces si dolió y fueron seis pinchazos porque me "puso" tres puntos. Para rematar la faena e inmovilizarme la rodilla no encontró mejor solución que ponerme un cartón duro por detrás y vendarme.

Evidentemente dos de los puntos se infectaron, pero ya en manos de un médico y con los cuidados adecuados aquella herida cicatrizó como debía y quedó como un recuerdo "de guerra" 
De piscinas, recuerdos y cicatrices

La foto que veis arriba corresponde a lo que es hoy en día aquella piscina de mi infancia en la que aprendí a nadar, saltar del trampolín y en la que competí durante dos años (Sin ganar nada).
Dejó de ser una instalación de ocio familiar para convertirse en las instalaciones del Mundial de Natación de 1986 que se celebró en Madrid.

Ahora es el Centro Especializado de Tecnificacion Deportiva de Natación M-86. Está en proceso de ampliación y reformas para convertirlo en el mayor centro acuático urbano del Mundo, además, dispone de las primeras piscinas olímpicas con tratamiento de ozono para el agua.


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16 mayo 2010

Un fotógrafo

Un fotógrafo

Mi padre era un gran amante de la fotografía. Aparte de poseer unas cámaras fantásticas, como por ejemplo una Leica que aun conservamos, tenia un completo equipo de revelado en casa.
Era un hombre pegado a una cámara y sus mejores modelos éramos nosotros, su mujer y sus hijos.
Mi primera foto es en el hospital nada más me dejaron en la habitación y, desde ese momento hasta su fallecimiento, hay cuatro años completos de mi vida en papel fotográfico. Porque, aparte de hacerlas y revelarlas él mismo, hacia copias para toda la familia, así de orgulloso estaba de sus retoños. De mi en concreto, llegó a confeccionar unas carpetilla de esas con cerillas, que llevaba como ilustración mi carita de bebé para celebrar mi nacimiento y las regalo a diestro y siniestro, en vez de puros que era lo que se estilaba entonces, él regaló la cara de su niñita. Sólo queda una y la tengo yo guardada como oro en paño y ¡ni se toca!

También era aficionado a las diapositivas, éstas ya en color y reveladas en casas especializadas. Hay una autentica colección de la Rosaleda del Retiro y la del Parque del Oeste que aun conservan los colores vivos, flores hermosas y primaverales dignas de exposición.

Conforme íbamos creciendo quiso inculcarnos su pasión y nos regaló una cámara de fotos a cada uno.
La que veis en la foto soy yo con 3 años haciendo una foto a mi padre a la vez que él me la hacia a mi. Lo que tengo en las manos es mi primera cámara de fotos de verdad ¿a que no lo parece? pues si, es así de pequeña y hace fotos de verdad.
La he hecho una foto con su funda de cuero y todo, colocándola encima de mi mac portátil para que os hagáis una idea de su tamaño, aunque viéndola en la manitas de una niña de tres años supongo que ya os lo habréis imaginado.

La cámara está perfecta, es una Kiku16 model II, pero ya no hay carretes para ella y la funda ha perdido su cinta de colgar, era tan finita que no hace mucho se rompió ¡pero la tengo guardada! La de mi hermano es un pelín más grande, pero no mucho más, lo suficiente para que las diferenciáramos y no nos peleáramos.
Si, heredé su pasión por la fotografía, no a su nivel, pero me gusta y, dicen, que no tengo mal ojo para tirar buenas fotos. Ahora tengo una Pentax digital que me trajeron los reyes hace 2 ó 3 años y estoy encantada con ella ¡la llevo a todos sitios! prefiero hacer las fotos con la cámara que tener que hacerlas con el móvil, no por que salgan mejor o peor, simplemente porque para hacer fotos están las cámaras fotográficas y el teléfono está para otras cosas, soy así de rara ¡no lo puedo evitar!


Schevi me acaba de descubrir la historia de estas mini cámaras, la encontrareis en su genial post "Cuando fui espía" en el blog La isla Tuerta, solo tenéis que pinchar aquí para verlo.

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05 mayo 2010

A espabilarse

A espabilarse
Fotografía tomada y revelada por J. Cirujano, mi padre.

Cuando mi madre descubrió que estaba de nuevo embarazada, tuvo que empezar a tomar decisiones respecto a mi.

No esperaba tener otro hijo tan pronto, se había quedado en estado casi en la cuarentena así es que tenia que espabilarme para no juntarse con dos bebes a la vez, de hecho, mi hermano y yo tan solo nos llevamos 12 meses y 18 días justitos.

Decidió que tenia que empezar a andar lo antes posible y así fue, a los nueve meses ya andaba y hablaba como una cotorra.
Pero es que yo ya venia espabilada de serie como podéis comprobar en la foto, sin haber cumplido un año ya me explicaba yo divinamente.

Cuando nació mi hermano, a mi ni siquiera me dio tiempo a tener los típicos celos de hermana mayor, para mi era un muñeco enorme que hacia ruido.
Y empezó a crecer tanto y tan rápido que cuando nos quisimos dar cuenta parecía que el mayor era él.

Cuando mi hermano empezó a andar mi pobre madre no daba a basto, así es que compró unas correas en la farmacia que eran lo último de lo último, y nos permitían andar y correr libremente pero controlados por ella. Pero el mismo día que las estrenamos, una señora muy mal encarada se dirigió a ella y le dijo que si ni le daba vergüenza llevarnos como si fuéramos perros y mi madre, nada más llegar a casa tiró las correas a la basura sin pensarlo dos veces.

Yo creo que aquella señora pensó que mi madre era la niñera, porque siempre pareció mucho más joven, tanto es así que una tarde, mis padres y mis tíos decidieron ir la cine mientras nosotros nos quedábamos en casa de los abuelos y ¡A mi madre no la dejaron pasar!
Se le olvidó llevar el DNI, y por más que mi padre y mis tíos juraban que era su mujer, mayor de edad y madre de dos niños, aquel señor del cine no se creyó nada, así es que se tuvieron que volver a recogernos sin ver la película.

Mi padre aparentaba un monumental enfado, pero dejaba entrever el orgullo de ser el marido de una mujer tan hermosa.

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28 abril 2010

Empecemos por el principio

Empecemos por el principio

Tantos recuerdos y anécdotas de mi madre me han hecho darme cuenta que me he saltado lo más importante, el principio de su historia.

Nació un 1 de Enero de 1940 en Sevilla, aunque ella se harta de decir que el año está mal y que nació más tarde,  es así de presumida.
Fue pura casualidad, mi abuela estaba visitando a unos familiares allí y se puso de parto.
En cuanto mi abuela se recuperó y pudo viajar iniciaron regreso a Madrid. Aquí estuvieron unos años, mi abuela trabajando y mi madre a cargo de mi bisabuela ¿Mi abuelo? Ese ser despreciable desapareció antes de nacer mi madre y se casó con una sevillana de clase alta. Pero al cabo de los años volvió, para desgracia de todos.
Un día, cuando mi madre tenia seis años, mi abuela la puso frente a un señor desconocido y le dijo "Este es tu padre".
Se trasladaron a Ourense porqué a aquel señor le había salido un trabajo allí.
Durante su estancia en tierras gallegas nacieron las dos hermanas de mi madre, fue lo único bueno que hizo aquel ser, colaborar en la fecundación de tres mujeres maravillosas que además de hermanas son las mejores amigas, madres, tías y abuelas que puede haber.
En esos años mi madre viajaba habitualmente a Sevilla, vivía la Semana Santa y la Feria allí porque siempre le ha gustado la ciudad y el ambiente que se respira.

Siendo mi madre adolescente decidieron regresar a Madrid, aquel hombre se había cansado de "trabajar tanto" y pensó que en la capital encontraría un trabajo más cómodo. Se hizo con una licencia de taxi y se convirtió en uno de los taxistas más simpáticos de Madrid, incluso le concedieron un premio y todo. A estas alturas ni siquiera había reconocido a sus hijas ni llevaban su apellido.
También se cansó del taxi y decidió que ya era hora de que sus hijas trabajaran para él darse a la buena vida. Y así fue, las tres dejaron de estudiar y se pusieron a trabajar en lo que pudieron, peluquería, dependienta, ... Hasta que un día la pequeña le encaró y le pidió explicaciones de porqué no llevaba su apellido, el bajó la cabeza y contestó que podían arreglar los papeles. Mi madre se negó a llevar aquel apellido y su hermana la mediana igual, pero la pequeña accedió a cambiar sus apellidos y arregló los papeles.
El resto de la historia ya la conocéis, se enamoró de mi padre, se casaron en menos de un año, nacimos mi hermano y yo ... y a los 28 años se quedo viuda, sin pensión ni ayuda de ningún tipo y dos niños de 3 y 4 años que sacar adelante. Como veréis una vida nada fácil.

¿Y qué dice ella sobre sus orígenes? Pues según le convenga, puede ser andaluza, gallega o madrileña ¡Como tiene para elegir! depende del momento en que se lo preguntes.
Su carácter está marcado por la vida que le ha tocado vivir, la ciudad en que nació y cada una en las que creció, por eso es tan especial.

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26 abril 2010

¡Nos están atracando!

¡Nos están atracando!

Si hay alguien siempre dispuesta a ayudar, acompañar, decidir, aconsejar, escuchar, coger el toro por los cuernos, etc., esa es mi madre.

Para que os hagáis una idea un día vimos desde la terraza como salía humo de una ventana del bloque de enfrente, incluso vimos las llamas, y mi madre se dio cuenta de que el incendio era en casa de una de sus amigas. Ni corta ni perezosa salió corriendo de casa, bajo los cinco pisos corriendo y al llegar al portal del incendio los bomberos la pararon, pero ella se enfrentó a ellos ¡Porque quería subir a toda costa a casa de su amiga para comprobar que estaba bien! Mi hermano y yo detrás de ella sujetándola e intentando hacerla entender que era una inconsciente y que dejara a los bomberos hacer su trabajo.
Fue solo un susto y no le paso nada a nadie. Cuando mi madre se tranquilizo y se dio cuenta de lo que había estado a punto de hacer ¡Le entró la risa! Ella es así, y nos dijo:
- Menos mal que me habéis parado ¿En que estaría pensando? Si no tengo ni idea de que hacer en estos casos ...

A su hermana mediana, mi madrina, sin embargo, todo le da "repelús" y "asco", más o menos.
Cuando operaron a su hija la mayor de apendicitis fue un poema, había que limpiarle la herida, curarla, ... y ella no era capaz ¡Pero ahí estaba mi madre! Mi pobre prima era una cría y aguantaba como una jabata.

Llegó el día en que le iban a quitar los puntos y, por supuesto, fue mi madre con ellos porque mis tíos no pensaban entrar.
Como la niña se había portado tan bien, quisieron darle un capricho y fueron a merendar a una hamburguesería, no recuerdo si un M o un B, pero eso es lo de menos.
El caso es que al llegar a la puerta del establecimiento mis tíos se quedaron de piedra y no se movieron de allí. Mi madre, corriendo más que andando porque siempre va como si llevara prisa aunque sea para dar un paseo, con la niña de la mano y su habitual despiste continuo hasta la caja para pedir.

Como la señorita no le hacía caso mi madre la encaró.
- ¿Piensa usted atendernos? Porque ya llevamos un rato esperando.

La señorita miraba a mi madre entre incrédula y aterrorizada y haciendo acopio de valor se dirigió a ella.
- Señora ¡es que nos están atracando!

Mi madre se volvió para buscar a su hermana y su cuñado, por supuesto no los vio (aclaración, es miope) Pero si vio a los atracadores y sólo se le ocurrió tirar de la niña hacia una columna y esconderse tras ella.
Cuando los atracadores huyeron se desató la histeria, mis tíos corrieron a por mi madre y su hija, mi madre ejerció de hermana mayor soltando por la boca todo lo que se le ocurría ...

¿Y mi prima? Para ella había sido una aventura que contar a sus hermanas y amigos.

Este ha sido un episodio más de los muchos que quedan por contar sobre mi madre ¡Responsabilidad y despiste a partes iguales!

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18 abril 2010

Responsabilidad, madrugar y pasa lo que pasa

Responsabilidad, madrugar y pasa lo que pasa
Allá por 1973 mi madre me llevó por vez primera al dentista, tenia diez años.
¿La causa? Un diente que a todas luces estaba de más ¡lo teníamos clarísimo! pero, ya se sabe lo que ocurre en esto casos, tu tienes una opinión muy clara peeeeero el doctor experto en la materia tiene la suya propia. Según él, el diente no sobraba, estaba donde no debía.

A partir de ese día me esperaban casi cuatro años de visitas periódicas a su consulta ¡a las ocho de la mañana! Si si habéis leído bien, mi madre acordó esa hora de visita para que yo no perdiera clase ni ella tiempo en el trabajo ¿alguien me preguntó? ¡por supuesto que no! Vamos a ver ¡mamá eres funcionaria! Nada no hubo manera, allí estábamos cada día a las ocho de la mañana.

Empecé mi tratamiento de ortodoncia, algo que hoy casi todo el mundo conoce e incluso se lo hace por estética simplemente, y ese no era mi caso, pero entonces era casi desconocido, es más, mi dentista hizo la tesis doctoral con mi boca ¡más majo él ...! Me colocaron los brackets pero, claro, los de entonces no tenían nada que ver con los de ahora, los míos eran un anillo completo puesto en cada diente, es decir, ¿os acordáis de aquella película de James Bond en la que uno de los malos tenia los dientes de hierro? ¡esa era yo! Pero mi habitual optimismo continuaba y no me afectaba en lo más mínimo, eso si, en la fotos sólo sonreía. Los días de consulta tenían algo bueno, antes de entrar a clase mi madre y yo desayunábamos tranquilamente un café con las mejores porras de todo Madrid en una cafetería cercana al colegio.
El resultado de aquellos madrugones los podeis comprobar en la foto que acompaña este texto.

Así fue pasando el tiempo, y llegó el 20 de noviembre de 1975 ¿y donde estábamos nosotras a las ocho de la mañana? ¡exacto! en el dentista y por supuesto sin enterarnos de nada, porque mi madre a esas horas nunca ponía la radio del coche y el dentista se acababa de levantar, que para eso tenía la consulta en su casa y lo de dormir se lo podía permitir. Así es que salimos de la consulta, nos dirigimos a nuestra cafetería, pedimos el desayuno de siempre, ...... y el camarero nos miraba entre alucinado e incrédulo porque, claro, yo iba con el habitual uniforme escolar, hasta que el pobre no pudo más y le soltó a mi madre.

- Perdone que le pregunte ¿usted no se ha enterado verdad?
- ¿Enterarme de que?
- Pues de que ¡Franco ha muerto!

Si la imagen fuera un dibujo animado los ojos de mi madre hubieran salido de las órbitas unas cuantas veces a modo de muelle.

- ¿Qué?
- Pues eso, que ha muerto Franco. ¡Pero si no hablan de otra cosa en la radio!
- Ya ... bueno ... es que ... la radio del coche ... no funciona (¡mentira!).
- Se han declarado tres días de luto oficial, así es que la niña no tiene colegio. (no tengo claro si fueron tres días o una semana).

Sólo dos personas en el Mundo no se habían enterado de la noticia del día, del año, de la década, de nuestra historia ¡mi madre y yo!

¡¡¡Bieeeeeeeeeeen!!! En aquel momento me alegraba por lo de no tener que ir al colegio, poco después celebraría la muerte del dictador plenamente consciente de lo que aquello significaba. Así que me fui para casa tan tranquila y tan contenta mientras que mi madre se iba al Ministerio a ver que pasaba.

Esa es mi madre ¡la responsabilidad en persona!

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31 marzo 2010

Aquí no nos quieren

Aquí no nos quieren

En Junio de 1968 se casaba la hermana mediana de mi madre, mi tía y madrina que había vivido con nosotros durante unos meses, y lo hacia con el que ha sido y es mi segundo padre.
La boda transcurrió como tiene que ser, bien, con mi hermano y yo vestidos para la ocasión y encargados de llevar las arras y los anillos, él todo de blanco con pantalones cortos, yo con vestido cortísimo (enseñando las bragas) y gorro tipo capota tan de moda entonces.
Tras la ceremonia y la posterior celebración iniciaron la luna de miel camino de Asturias que era su destino para disfrutar de aquellos días.
El recién estrenado esposo, aunque había nacido en Madrid, se consideraba y sentía asturiano, de hecho, a día de hoy mantiene ese acento tan peculiar de la tierra y con el que hablaban sus padres y demás familia.
El alojamiento elegido no podía ser otro que un antiguo caserón familiar.

Y llegó la noche.
De repente en plena madrugada, él se levanta y agarra a su mujer al grito de:
- Vamonos que aquí no nos quieren.
Ella, sin comprender nada, sólo acertó a preguntar
- ¿Qué dices? ¿Pero adonde vamos a ir a estas horas?
Pero era tal la fuerza y el convencimiento de él, que salieron corriendo del caserón en plena noche y totalmente desnudos.
Tras un rato corriendo a través de aquellos valles como si fueran Adán y Eva, ella completamente aterrada seguía gritandole e intentando que entrara en razón ... hasta que por fin ¡le despertó!
Si, mi tío es sonámbulo, un pequeño detalle que se le olvidó comentar a la que ya era su mujer, pero a partir de aquel momento ella no lo olvidó nunca y empezó su pequeña venganza.

Él era un alto ejecutivo (ya se ha jubilado), lo que le obligaba a realizar viajes de varios días con cierta frecuencia, aquí era donde ella fraguaba su desquite.
Se dedicaba a cambiar todos los muebles de sitio con la excusa de aprovechar el espacio y darle un aire nuevo a la decoración, y lo hacía ella solita, sin ayuda para mover los muebles ni nada, a lo bruto. Cuando él llegaba a casa, se encontraba con los cambios y le gustaban, hasta que llegaba la noche y se levantaba sonámbulo, se despertaba a base de los golpes que se daba con los muebles que no estaban en su sitio habitual.
- ¡Me cago en ...!
Ella medio dormida
- ¡Que pasa! ¿Te has hecho algo?
- No, no.
Y ella se daba la media vuelta para ocultar la media sonrisilla.

La venganza continuó e incluso, una noche, él apareció durmiendo en el suelo y con la cabeza metida dentro de la mesilla de noche

Claro, que las venganzas te pueden explotar de repente en la cara, y así ocurrió, tres de sus cuatro hijas también son ¡sonámbulas!
Las cuatro dormían juntas en la misma habitación, las dos mayores en una litera y las dos pequeñas en otra, y esto es lo que ocurría una noche cualquiera:
- Una se sienta en la cama y empieza a contar en voz alta, uno, dos, tres, ....
- Otra se levanta a comprobar que la puerta de entrada a la casa esta cerrada, y lo hace varias veces.
- Otra se levanta y discute con quien sea en voz alta en un dialogo perfectamente entendible.
- La que no es sonámbula duerme tanto y tan bien que se cae de la cama y no se entera ¡y sigue durmiendo plácidamente en el suelo!

Las cuatro viven ya fuera de casa con sus respectivas parejas ¿les habrán contado su secreto?
Tengo que preguntárselo.

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19 marzo 2010

En el nombre del padre

En el nombre del padre

Cuando era pequeña en el colegio hacíamos una manualidad como regalo para los papás, el mío había fallecido antes de lo debido pero, aun así, lo realizaba con toda la ilusión. Lo malo llegaba el día del padre, no sé porque mi hermano y yo teníamos que entregarle el regalo al "abuelo" y yo no quería, siempre quise regalárselo a mi tío, aquel que hacía realmente de padre con nosotros, pero nunca dije nada y año tras año la ilusión del regalo hecho con tanto amor se desvanecía en el mismo momento que salíamos de casa para ir a la de los abuelos.

Yo, en silencio y con la imaginación como aliada se lo daba a mi padre, ese era mi consuelo.

Felicidades papá. Hoy no tengo regalo hecho con mis manos, pero si abrazos llenos de ausencias que ocuparé con tu querida imagen.

En este día tan especial tengo que tratar de aliviar la tristeza de tu yerno, haré de tripas corazón para intentar que lo pase algo mejor. Como ya te he contado, es un padre excepcional que tiene pasión con nuestra hija y un abuelo lleno del amor inmenso que nos produce nuestro nieto.
No sé lo que ocurrirá hoy, quizás tu estarás mejor informado desde donde estás, a lo mejor resulta un día maravilloso lleno de sorpresas, o quizás continúe está sinrazón, ojalá pudieras poner algo de cordura en todo esto.
Cuando miro el espejo, mi imagen se difumina y sólo veo esos preciosos ojos inmensos llenos de inocencia, ilusión, curiosidad, alegría y vida, que me miran de frente porque, en su niñez, aun no sabe lo que es la maldad. Pero también veo esos ojos claros maravillosos en los que tantas veces me encontré, ahora no me miran, prefieren mirar hacia otro lado. Aparecen las lagrimas y dejo de mirar.

Gracias a todos por vuestro ánimo, apoyo y cariño, Habéis sido como una tabla a la que agarrarme ¡Gracias!

Sagitaire17 me dijo que iba a buscar una foto para animarme y vaya si lo ha hecho, su post de hoy consiguió arrancarme una sonrisa. Gracias, eres un un Sol.

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12 marzo 2010

El 600 de la familia

El 600 de la familia

No me preguntéis por la matricula de mi coche porque no me la sé, pero ni del que tengo ahora ni de los que he tenido antes y por supuesto de la del coche de mi chico no tengo ni idea. Pero la matricula del primer coche que condujo mi madre y que nos acompaño durante muchos años me la sé de memoria y no creo que la olvide.

Cuando tenia once años nos mudamos de casa. Hasta ese momento vivíamos al ladito de El Retiro pero el piso era de alquiler, por eso mi madre decidió meterse en una hipoteca, para tener una casa que fuera suya el día de mañana, y lo ha conseguido, a día de hoy es SU casa y lo ha conseguido ella sola, sin ayuda de nadie.

Pero claro, nos fuimos a vivir a uno de los barrios que el Instituto Nacional de la Vivienda (INV) construía en aquel momento. Ahora es un barrio relativamente céntrico y con excelentes comunicaciones, pero entonces ... ¡parecía que nos habíamos mudado a kilómetros de Madrid! Acostumbrados a ir andando a todos los sitios ahora de repente dependíamos del único autobús que llegaba hasta allí. Pero mi madre lo tenía todo previsto, se había sacado el carnet de conducir ¡a la primera! y ahora solo faltaba comprar un coche.
El elegido fue un precioso, simpático y utilísimo 600 de color amarillo canario.
Con él hicimos un montón de viajes y siempre se portó genial, nunca se estropeo ni falló, nada de nada, incluso en los inviernos más duros y con nevadas intensas, aquel coche arrancaba a la primera mientras que los dueños de auténticos cochazos nos miraban entre alucinados y desesperados cuando nosotros iniciábamos la marcha y ellos se quedaban tirados, claro que en la cara de mi madre y en la mía se dibujaba una sonrisilla de satisfacción que nos duraba todo el día. Tenéis que entender que hablamos de los setenta, mujer al volante y sin problemas ¡no era fácil!

Los domingos llevábamos a mi hermano a la Estación de Autobuses para su vuelta al colegio ya que estaba interno pero venia a casa los fines de semana. Cuando nos despedíamos e iniciábamos el regreso a casa ya era de noche y, durante un tiempo, según íbamos por el Pº de la Castellana se pinchaba alguna rueda y teníamos que parar. Era salir mi madre del coche y frenar en seco varios voluntarios para ayudar, ya os he comentado en alguna ocasión que mi madre ha sido y es preciosa, de ahí tanto interés en ayudarla. Por supuesto cambiaban la rueda pinchada y se llevaban un "muchísimas gracias" de recuerdo, porque mi madre se metía en el coche rápidamente y se despedía con una gran sonrisa. No hace falta que os diga que no ha cambiado una rueda en su vida.

Una mañana mientras íbamos al dentista, un Renault siete blanco tenía tanta prisa que se salto la doble linea continua para adelantar en plena calle Padre Damián (los datos son para ver si se acuerda el desgraciado, porque salió huyendo el muy cobarde) obligando a mi madre a dar un volantazo, con tan mala suerte que pisamos una placa de hielo y el coche empezó a patinar y terminamos en el carril contrario empotrados contra un Dodge militar que estaba esperando a un alto mando. Las dos salimos despedidas por la misma puerta, la del piloto. No nos pasó nada grave, sólo el menisco de la rodilla de mi madre que se rompió, pero para lo que podía haber pasado eso no fue nada. El chofer militar no daba crédito a como había quedado el Dodge, sólo decía ¿y como digo yo en el taller que esto lo ha hecho un 600? El pobre, que se portó genial y fue el primero que nos ayudó, sólo quería aligerar la tensión del susto.
El caso es que a nuestro querido coche tuvieron que quitarle todo el morro y como ya no había del color original hubo que pintarlo entero y ¿qué color decidió mi madre? ¡rojo! pero no un rojo común no, ¡rojo rojo! Era el único 600 de ese color en todo Madrid, y eso resultó de mucha ayuda las dos veces que nos lo robaron, porque la policía lo encontró el mismo día de los robos.
También supimos que un invierno alguien lo abría y dormía en él, pero cuando nosotras llegábamos ya no estaba y nunca faltó nada del coche.
A pesar del color, el despiste de mi madre hacia que siempre lo "perdiera", ya podía ser el parking más pequeño del mundo, mi madre nunca lo encontraba.

- Nos han robado el coche
- Mamá ¿otra vez? piensa bien, intenta acordarte donde lo dejaste
- Que no, que nos lo han robado ¿como no voy a saber donde lo he aparcado hija?

Y según pronunciaba esta frase el coche aparecía y las dos nos reíamos.

¿Se puede querer a un coche? yo creo que si.

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31 enero 2010

¡Que puntería!

¡Que puntería!

Mi tía y madrina, la hermana mediana de mi madre, se vino a vivir con nosotros nada más fallecer mi padre.
Como vivíamos muy cerca del Parque El Retiro en Madrid, casi todas las tardes nos llevaba allí, bien a jugar en los columpios o a visitar la antigua Casa de Fieras que era el zoo de entonces.
Hoy los animales están en el Zoo de La Casa de Campo, no es el lugar perfecto pero bastante mejor acondicionado que el recinto de El Retiro, y digo que no es perfecto porque creo que donde mejor están es en su hábitat natural, pero eso es otra historia.

Como iba diciendo, la Casa de Fieras era una cita habitual para nosotros, nos encantaba ver a los graciosos y escandalosos monos, los fieros leones, las jirafas de cuello estirado, ...
Mi hermano tenia entonces cuatro años y yo cinco. Aquella tarde nos vistieron de punta en blanco para la visita a nuestros amigos los animales. No recuerdo que llevaba yo pero la imagen de mi hermano la tengo grabada, un conjunto en color crudo de aquellos que tenían los pantalones cortísimos e iban abotonados a la camisa.
Tras el paseo mi tía decidió que era la hora de merendar y nos sentamos en un banco frente a los gorilas dispuestos a comernos los bocadillos que había preparado.
Y en esas estábamos cuando me di cuenta que uno de los gorilas nos miraba fijamente. De repente le entró el apretón, evacuó, hizo sus necesidades... ¡QUE SE CAGÓ VAMOS! puso la mano, y cuando acabó apuntó, disparó, y ... ¡directo a mi hermanito!

Allí estaba el pobre, lleno de mierda (perdón pero es la verdad) de la cabeza a los pies, llorando a todo llorar ¡y con un olor ...!
Mi tía, que es bastante asquerosíta para estas cosas, no se le ocurrió otra cosa mejor que llevarnos a casa ¡sin intentar limpiar ni un poquito al pobre niño! y así fuimos pooor todo El Retiro, y las sucesivas calles paseando la mierda y el olor hasta que, por fin, llegamos a casa y mi madre nos abrió la puerta. Cogió a su niño y lo metió directamente a la bañera mientras ... ¡se partía de risa!
Imaginad la escena, mi hermano llorando, mi madre sin parar de reír, mi tía acordándose de todo el árbol genealógico del gorila y haciendo todo tipo de aspavientos, y yo tan alucinada que ¡no sabia si llorar o reír!

Hoy cada vez que nos da por contar historias de aquellos años y recordamos esta lloramos todos de risa, ¡pero a carcajada limpia! claro que no es para menos, porque lo reconozco, fue de tebeo, pero a mi hermano no le hace ninguna gracia ¡pobre!


Si queréis seguir riendo, no os perdáis el último post de Azul ¡Espectacular! (sólo tenéis que pinchar aquí)

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11 enero 2010

De deseada a Cenicienta

De deseada a Cenicienta
Conservaba la misma elegancia y era aun más bella si cabe. 
A lo largo de los muchos años viudedad había recibido propuestas que no quiso escuchar, relaciones que la ayudaban a no sentirse tan sola y relaciones de verdad, de esas en las que se hablaba de amor y ponían una tímida sonrisa en sus ojos y en sus labios. 
Si, se había sentido amada de nuevo y era una sensación maravillosa. Pero por algún motivo se quedaron ahí, en el recuerdo. 
Sabía que era complicado, ella tenia ya una vida con responsabilidades, dos en concreto no dejaban de crecer ¡como pasa el tiempo!, una casa que pagaba mes a mes y que era suya gracias a su esfuerzo y sacrificio. 
Era una mujer trabajadora, le gustaba esa sensación de independencia que le proporcionaba este nuevo status y no estaba dispuesta a dejarlo.

La niña había aceptado siempre bien aquellas relaciones, incluso las apoyaba, el niño en cambio ...
No quería compartirla con nadie, era como si tuviera miedo a perderla y no estaba dispuesto a que le apartaran.

Así fueron pasando los años. La niña se hizo mujer y la hizo abuela, su nieta le había devuelto la alegría y estaba dispuesta a disfrutar de ella lo que no pudo disfrutar de sus hijos. Y apareció ... él.

Se conocieron en el trabajo, era un hombre separado, también tenia dos hijos y parecía que esta vez podía ser una relación duradera. Cuando salían a pasear con su nieta la gente pensaba que era su hija, y ella tan presumida siempre, nunca lo negó.
Habló con su hija y ¡cuanto se alegró! la animó a tirar para adelante y continuar con su vida, le dijo que ya era hora que se dedicara a ella misma, a ser feliz, y dicho y hecho, él se mudo a su casa e iniciaron la convivencia.
Pero no contó con los celos de su hijo que aun vivía con ella, ni siquiera pensó en que no pudiera estar de acuerdo con su intento de ser feliz y no estar sola. Se equivocó, su querido hijo hizo de aquellos inicios de convivencia un infierno, incluso tenia celos del tiempo que pasaba con su querida nieta. Habló con su cuñado, el que tanto les quería y era un padre para ellos, para que hablará con su hijo y le hiciera entender, pero lo único que consiguió fue enfadarle aun más e incluso dejó de hablar a su tío.
Ella no estaba dispuesta a renunciar a su vida. Su hijo ya era mayor y algún día dejaría su casa para vivir su vida y ¿entonces qué? No, no iba a renunciar.

Llego el divorcio y empezaron a pensar en boda. Su hija estaba emocionada, se había vuelto loca de alegría, quería ser la madrina, la testigo ¡lo que fuera! Habían superado casi todo, los problemas con su hijo, los hijos de él, ...

Se casaron ¡por fin! yo creía que mi madre sólo tenia que vivir su felicidad. Me equivoqué. Ese hombre cambió nada más firmar en la ceremonia civil. ¿O no cambió y el de ahora es el autentico? No lo sé.
Pero lo que si sé ahora es que es egoísta, manipulador, mentiroso compulsivo y una autentica pesadilla. No pierde oportunidad de criticar, mentir y decir autenticas barbaridades sobre mis tíos, primos, sobrinos, hermano, marido, hija y ¡mi madre!
Su primera frase durante la inauguración de su adosado en la playa (puesto a nombre de sus hijos, mi madre ni en usufructo ¡que yo no quiero nada de él! pero no quiero que nadie pueda echar a mi madre de ningún sitio) fue:
- Me he separado de una y puedo separarme de otra.
- ¡Mi madre se ha quedado viuda una vez y puede quedarse dos!

No pude remediarlo, me salió del alma ¿quien se creía que era? ¡Tenia que estar besando por donde pasa mi madre!

- Vamos a vender la casa de tu madre para comprarnos un apartamento en la sierra.
- ¿Y por qué no vendes el chalet que tienes allí (también a nombre de sus hijos)?
- Hombre, es que no me van a dar lo que vale.
- ¿Lo has intentado?
- No, pero me he enterado de que ...
- ¡Mamá! ¿no lo estarás pensando siquiera? ¡Es tu casa! Es lo único que tienes.
- No hija, no te preocupes que no la voy a vender, son cosas de él, tú ni caso.

Él con chalet y apartamento en la sierra, adosado en la playa ¿y mi madre nada? No se lo cree ni él.

Durante toda mi vida nos hemos reunido todos en Navidad, desde que él llegó a nuestras vidas ha dinamitado mi familia.
Mi madre y sus hermanas se ven todas las semanas ¡a solas! porque él se ha encargado de que no nos podamos reunir. Ni siquiera puedo hablar de mi padre delante de él porque al señor ¡le molesta!
Acusó a mi sobrino de nueve años de robarle 50 euros que ¡él perdió! por supuesto ni pidió perdón.
Para él yo soy una inculta y una analfabeta (como si me importara lo que opina de mi), y de mi hija dice que será la que le cuide cuando sea mayor ¿más? ¡si ya es un viejo! además tiene dos hijos y dos nietas (a las que quiero con todo mi corazón) ¿por qué tiene que ser mi hija?
No soporto que hable mal de los míos y lo sabe, pero cada vez que le veo ¡ahí va! Trato de callarme, de verdad, por mi madre, porque no quiero disgustarla, pero alguna vez me sale la vena y no puedo remediarlo, claro que siempre procuro que no esté ella delante.

El año pasado, él estaba pasando por una delicada situación económica (como siempre). Intentó pedir un crédito pero por su edad se lo negaron así es que recurrió a su hija. La Nochevieja la pasamos siempre en casa de mi madre porque es su cumpleaños, y su hija, yerno y nietas se unen desde hace algunos años, algo que me encanta porque son geniales.
Pero la Nochevieja del 2008/09, tras el brindis, las serpentinas y los confetti ocurrió esto:
- ¡Hayyy como hemos puesto todo! voy a por una escoba para recogerlo ¿Papá donde...?
- ¡Ni se te ocurra! Para eso le he regalado la estupenda pulsera de oro ¿que te crees?, ya lo limpiará y recogerá ella.

La primera vez que vi a mi madre llorar por su culpa se me revolvieron las entrañas. Desde entonces es raro que mi madre no llore y vuelve a tener esa tristeza en la mirada. Ella misma me dijo cuanto se arrepentía de haberse casado.
Ha pasado de Princesa a Cenicienta y no es justo, ella más que nadie merece ser feliz.

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