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14 febrero 2012

Y de repente estaba cantando

El interior secreto: Y de repente estaba cantando
Siempre me gustó cantar y lo hacía todo el día, lo que fuera, daba igual, yo cantaba y cantaba, además tengo buen oído y aprendo rápido. Por supuesto tenia mis artistas preferidos y, de estos, elegía aquellos que se adecuaban a mi tono y manera de canturrear.

Aprendí a tocar la guitarra de oído e incluso compuse alguna que otra canción que aun guardo en algún rincón.

El año que empecé COU sólo tenia clase por la mañana, así es que mi madre y yo estuvimos hablando y, aunque ese año me examinaba de selectividad, pensamos que podía aprovechar las tardes para hacer algún curso de secretariado o similar. Al final nos decantamos por una academia en la que impartían cursos de informática, algo que parecía tener futuro, era el año 1980.

Y empecé las clases. Por supuesto no había PC's y las clases eran pura teoría, sistemas binarios, tarjetas perforadas, disquetes, lenguajes Cobol y Basic, etc. El curso estaba enfocado a la formación de empleados cuyas empresas estaban implantando las diversas innovaciones informáticas, y allí estaba yo, a punto de cumplir 18 años y rodeada de compañeros con aspiraciones diferentes a las mías. Pero enseguida me acogieron como la niña (para variar) y al finalizar la clase me esperaban, me invitaban a un refresco y me llevaban a casa ¿Podía pedir más?
Poco a poco se fueron haciendo grupos y a mi me acogieron dos chicos y una chica con los que, al ser más jóvenes, tenia mayor afinidad. El grupo derivó en amistad, tanta, que iban a mi casa, conocían a mi madre y me iba con ellos de fin de semana a la sierra o donde surgiera ¡estaba encantada! Fue en una de esas escapadas donde me oyeron cantar y se quedaron cautivados, según ellos, con mi voz y decidieron que había que hacer algo, yo por supuesto no sabia nada.

Un sábado por la tarde que habíamos decidido quedarnos en Madrid, me llevaron a un Pub que uno de ellos conocía y en el que actuaba un grupo de músicos amigos suyos. Yo andaba embelesada con la Bossa Nova que estaban interpretando cuando, de repente, de aquel micrófono salió mi nombre ¿ehhh? Si, me invitaban a salir al escenario para cantar, y yo con la inconsciencia propia de la edad salí.
¡Y les gusté! tanto que me propusieron unirme a ellos los fines de semana y, por supuesto, acepté.

El grupo estaba compuesto por tres amigos con diferentes licenciaturas, doctorados y profesiones pero unidos por la música. Se reunían los sábados y domingos en el pub para disfrutar de su hobby, la música. No había dinero por actuar pero el dueño nos invitaba a las consumiciones ¡Y a mi que me importaba el dinero! Iba a cantar en un escenario y ante un público.
Mi madre ya estaba al tanto del plan, mis amigos se lo habían contado para que supiera que el local era de confianza y el grupo conocido.

Y así pasaron dos años en los que deseaba que llegara el fin de semana para volver a cantar.
Pero llegó el trabajo, la responsabilidad, la maternidad, ... y no pude compatibilizar todo.

Hoy ya no existe el pub y no sé que habrá sido del grupo, nuestros caminos se separaron, pero aquellos dos años ¡Que dos años! no los olvidare nunca y aquellos amigos los llevo en el corazón como un tesoro.
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30 enero 2012

De como una búsqueda dio con un gran hallazgo

De como una búsqueda dio con un gran hallazgo


Creo que fue en la "preadolescencia", esa época en la que tienes un montón de preguntas y en vez de encontrar respuestas te das de bruces con más preguntas cuando empecé a necesitar conocer a mi padre, no físicamente sino conocer a la persona que fue.

Yo tenia cuatro años cuando él murió y a pesar de ser tan pequeña aun tengo recuerdos claros de su presencia, los guardo dentro de mi como un tesoro, es lo único que tengo. Pero llegó ese momento en el que ansiaba saber como era, como pensaba, ... y mi madre solo me contaba lo que ya sabia, un hombre enamorado de su mujer, trabajador, guapo, elegante, buen amigo y excelente padre, con un amor incondicional por nosotros. Aun le dolía haberle perdido tan joven, haberse quedado sola con la responsabilidad de una familia, por eso no insistí más y comenzó mi búsqueda.

Las estanterías de mi casa estaban repletas de libros que le habían pertenecido y pensé que si los leía daría con alguna respuesta, por lo menos sabría cuales eran sus gustos literarios y eso ya era mucho, formaba parte de su personalidad.

He de reconocer que en aquella época me limitaba a leer estrictamente lo que me obligaban en el colegio, así que tenía que organizarme, tener tiempo para estudiar, leer por obligación y leer por devoción.

Los primeros libros de la estantería que me llamaron la atención eran unos encuadernados en piel roja de la editorial Aguilar, cogí uno de ellos y empecé a examinarlo. Ya había utilizado uno de mis sentidos: la vista, ahora le tocaba el turno al tacto. Esa sensación de tener en las manos algo delicado, antiguo, maleable, me invadió totalmente, me gustaba tocarlo y pensar que mi padre también lo había hecho. Al abrirlo descubrí esas páginas de papel tan fino, como el que se utiliza en las Biblias, y lo olí, como me gusto ese olor, todavía hoy sigo oliendo los libros aunque sean nuevos.
Hasta ese momento la experiencia era fantástica, me sentía genial, estaba compartiendo algo con él, con mi padre, era una sensación única. Y empecé a leer.

Los primeros que escogí pertenecían a una colección de novela policiaca y de suspense, Georges Simenon, Sir Arthur Conan Doyle y Agatha Christie. Y continúe con todos los demás, hasta que se acabaron, entonces ya era una adicta a los libros, leer es para mi una necesidad, es mi hobby, una manera de escapar.

Se lo debo a mi padre, porqué aun sin estar conmigo me enseño a valorar la literatura, a disfrutar leyendo.
Un gran hallazgo.

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25 enero 2012

¡Y yo con estos pelos!

El interior secreto: ¡Y yo con estos pelos!

"Pour être belle il faut souffrir" Está frase formaba parte de una pared decorada al estilo Alfons Mucha que había en la peluquería a la que iba mi madre, y lo de "il faut suffrir" juro que es cierto.

Cuando era pequeña, ¡de edad! que ya veo a más de uno riéndose, mi madre era la que se encargaba de que mi abundante, muy muy abundante, melena estuviera perfecta. Pero para ello tenía su propio estilo, nada de acondicionador, según ella estropeaban el pelo y ademas lo dejaba sin brillo, y para desenredar el peine era lo mejor.
Yo ya había aprendido que llorar y gritar no servia de nada, así es que sólo me quedaba apretar muy fuerte los ojos y los dientes mientras agarraba la silla con las manos como si me fuera la vida en ello.

Veamos el proceso.
Abundante agua y enérgico "masaje" para enjabonarlo, primeros nudos. Lo frotaba como si quisiera quitar una mancha rebelde de una camisa, más nudos. Aclarado y segundo enjabonado de la misma manera, mi pelo era ya un nido de enredos. Y llegaba secarlo con la toalla, aquella melena era definitivamente una autentica maraña. Procedía al desenredado ¡con su querido peine! y ahí comenzaba mi suplicio. Mechón a mechón iba deshaciendo cada nudo y os puedo asegurar que se hacía eterno. Aparecía el secador ¡aquello no acababa nunca! para dejar mi melena perfectamente lisa, pero claro, cuando yo creía que había terminado ¡aparecía de nuevo el peine!

Si esta tortura coincidía con un viernes me dejaba llevar el pelo suelto todo el fin de semana, por supuesto con su correspondiente desenredado por la noche y a la mañana siguiente. Pero ¡Llegaba el lunes y había colegio! entonces tenía que llevar el pelo recogido.
Cada día era un peinado diferente, una coleta o dos, trenzas o lo que se le ocurriera. La coleta tenía que estar perfectamente tirante para que no se deshiciera en los habituales juegos infantiles de los recreos, y tirante estaba, que me hacía un "lifting facial" sin necesitarlo a mi tierna edad.
Como no había gomas que sujetaran bien mi pelo, las normales se caían enseguida, mi madre encontró unas que eran abiertas y un ganchito en cada extremo cuya función era enlazarse entre si, pero mi madre las estiraba al máximo y cada ganchito iba sujeto a un mechón de mi pelo con lo que su afán de que mi coleta no se deshiciera se hizo realidad.
Cuando llegaba a casa y me liberaba de aquel castigo siempre teníamos la misma "discusión" que, por supuesto, ganaba ella.

- Mamá ¡me duele el pelo!
- El pelo no duele hija.
- Pues a mi me duele.
- Vale, pues ya se te pasará.

Con el tiempo me enteré que, efectivamente, el pelo no duele, pero a mi aquel "dolor" me duraba hasta el día siguiente, en el que mi madre tenía ya pensada la tortura que me infligiría esa mañana y que duraría hasta la tarde.

Cuando ya me "independicé" de aquellos cuidados capilares ¿Adivináis que fue lo primero que hice? ¡Exacto! Comprarme un acondicionador y un cepillo ante la estupefacta mirada de mi madre.

Seguro que ahora entendéis el por qué de mi felicidad cuando decidía cortarme el pelo.
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12 enero 2012

La mayor pequeña y el menor enorme

El interior secreto: La mayor pequeña y el menor enorme


Os presento a mi hermano que además de trabajar juega en el equipo "Camioneros de Coslada" de fútbol americano, en el puesto de "center".

Es el primero en la foto, el que lleva el nº 66 y cara de "Vamos a por ellos ¡Seguidme!"

A los doce meses y dieciocho días justos de que yo naciera llegó mi hermano. Casi cinco kilos y la cabeza con forma de pepino el pobre, pero a las pocas horas ya la tenia redonda.

El médico que atendió a mi madre cuando yo nací tenía clarísimo que era una cesárea desde que la vio por primera vez.
No hubo espera, llegó el momento y entró a quirófano directamente.

Con mi hermano fue diferente. Era otro médico y su idea fue intentar un parto natural.
Ya en el hospital, con muchos dolores, estaba claro que de nuevo sería una cesárea. Mi padre nerviosísimo durante la espera, y mi abuela llamándole asesino por el rápido embarazo de su hija tras mi nacimiento.
En el quirófano vieron que la anterior operación aun no había terminado de cerrar ¡si no le dio tiempo! por lo que tuvieron que hacerle una "liposuccion", le recortaron lo que no había cerrado y la dejaron una sola cicatriz.

Ni siquiera me dio tiempo a tener celos, de repente en casa había un muñeco grande que lloraba y mucho, tanto que una noche mi padre estaba tan desesperado que metió la cuna en la despensa, pero ya en la cama se arrepintió y fue a por el. El motivo de tanto llanto era que el pobre no podía hacer pis y en cuanto se solucionó mi hermano dejó de llorar.

Aquel "muñeco" empezó a crecer y crecer hasta que, con apenas un año, mediamos lo mismo.
Yo siempre le he dicho a mi madre que cuando decidieron que era el momento de ir a por un hijo, hicieron una prueba y ver como salía, como yo fui un bebé grande y bien hermoso, decidieron emplearse a fondo con el segundo, y así salió mi hermano, dispuesto a crecer lo que fuera necesario.

Era el primer niño después de no se cuantas féminas y desde el primer momento se convirtió en el ojito derecho de todos, incluida yo. Bueno, de todos no, que mi padre tenía pasión conmigo.
La abuela le consentía todo, incluso que se comiera un kilo de plátanos de una vez como hizo un día. Mi madrina era su amor, decía que cuando fuera mayor se casaría con ella.

- ¿Y que hacemos con el tío?
- Nada.
- Pero es que está casado con la tía.
- No importa.

Esto le duró unos cuantos años, que nació mi prima y el seguía en sus trece.

Al colegio no entraba si no iba de mi mano. "Chady Chady" me llamaba llorando si no le esperaba para darle la mano.

El interior secreto: La mayor pequeña y el menor enorme
Mientras yo me quedé en mi 1'54, él siguió creciendo hasta casi el 1'80, como veréis una diferencia considerable, además parece un armario de tres puertas.

Es el padrino de mi hija por la que siente debilidad al igual que ella por él. Con mi niño, que le llama Mimi, se le cae la baba (a mi más).

Tras practicar varios deportes, a los 44 años descubrió que su complexión era idónea para jugar al fútbol americano.
Tenía varios amigos que estaban en el equipo "Camioneros de Coslada" y le animaron a que probará y, sin dudarlo, se unió a ellos.



"Camioneros de Coslada se ha proclamado Campeones de Flag de la Comunidad de Madrid"
"... El ataque de Capitals conectó un buen "drive" que permitió su única anotación del partido, aunque la Defensa de Camioneros no bajó los brazos y anuló la conversión del punto extra. Las veloces recepciones de “J” y Zazo, ahora en Ataque, y la seguridad de sus "centers" Pedro Ortiz y Luismi Cirujano ayudaron a aumentar la distancia en el resultado dejando el marcador en un 49-6 final ..."

Extracto de la crónica del partido "Madrid Capitals-Camioneros de Coslada"
Por Paul Cienfuegos (24-05-2010).
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21 noviembre 2011

Presumiendo en El Retiro

Presumiendo en El Retiro

¿Yo presumida? Nooooo ¿Quien lo dice? Pues todos, y sino a las fotos me remito.
Si, soy yo, y no debía de tener más de cuatro años porque las hizo mi padre. Como veréis ya apuntaba maneras. Me llamaban la ratita presumida, es otro de los efectos secundarios que produce el gen Naranjo.
En la de la izquierda me estaba preparando para "mi sesión de fotos." Cada vez que veía a mi padre con la cámara ahí estaba yo dispuesta a posar, y tenía que asegurarme de "estar perfecta" y no, no es ninguna tontería, así me lo han contado y me lo creo ¡vaya si me lo creo! porque lo de ser presumida no fue algo de la infancia no, se mantiene de por vida os lo aseguro.
En la de la derecha estoy en mi querido y añorado Parque de El Retiro, con un patín sólo eso si, que estaba aprendiendo y tenía que ir despacito. Esos patines me duraron hasta hace bien poco con su funda y todo, los perdí en el parque del Campo de las Naciones un día que fuimos a patinar mi hija y yo, se nos olvidaron en un banco y no los volvimos a ver. Una pena después de tantos años, eran un recuerdo muy querido.

En cuanto mi hermano y yo oíamos llegar a mi padre corríamos al cuarto de estar, nos subíamos a los sillones y empezábamos a saltar y gritar ¡Papaaa! él venia, nos cogía en brazos y nos preguntaba ¿Como están mi princesa y mi Urtain? (por si alguien no lo sabe Urtain fue un boxeador de la época) Y nosotros encantados le llenábamos de besos esperando "la pregunta" ¿Os apetece que vayamos a El Retiro? Evidentemente nuestra respuesta era siempre la misma ¡siiii! Y allí nos llevaba día sí y día también.
Normalmente la cámara le acompañaba por eso tengo tantísimas fotos mías, le encantaba fotografiarnos, ya os conté en otro post (podéis verlo aquí) que además las revelaba él. Por cierto la foto que acompaña ese post también está hecha en El Retiro.
Pero a lo que iba, observaréis que en la foto poso estupendamente jejeje. Llevo el pelo corto porque mi madre decía que así se reforzaba el pelo y para que llevarla la contraría, a mi me daba igual, me veía monísima con el pelo largo o corto, así soy de presumida, que no creída, ya sabéis que la autoestima no es mi fuerte.
También veréis ¡que se me ven las braguitas! y es que me vestían siempre con vestidos y faldas cortísimas, debía ser la moda de entonces porque en casi todas las fotos las luzco y no debía de importarme mucho la verdad.

Lo de ratita presumida se mantuvo durante años pero lo de mi princesa se acabó en el momento que mi padre falleció. Aun así El Retiro seguía siendo nuestro destino todas las tardes, mis tías o mi madre se encargaban de que así fuera, éramos demasiado pequeños para saber que era la pena o la tristeza.

Pero aparecieron otros "nombres" como doña Dolores, y es que "siempre me dolía algo", mentira, no me dolía nada, pero me encantaba la aspirina infantil y creía que así me la daría mi madre, y me la daba si ¡pero era una cuchara con agua y azúcar! pero a mi me sabía igual, y "mágicamente" el dolor desaparecía.
También he sido Antoñita la fantástica y es que todo lo que me contaban en el cole o en el parque yo lo soltaba en casa, y como la mayoría eran mentiras de ahí el mote. Era tan ingenua como ahora ¡me lo creía todo!
El de pequeña dura hasta el día de hoy. Entonces por la edad, luego porque siempre he sido como una niña, después cuando empecé a trabajar por cariño y aun lo sigue haciendo más de uno, los demás se han ido jubilando, ahora por mi 1'54 cm. y como no voy a crecer más, supongo que seguiré siendo la pequeña aunque tenga 90 años. Que ahora trabajo (bueno estoy de baja pero todo se andará) con compañeras muy jovencitas ¡y me siguen llamando pequeña! Claro que es con cariño, que sino ya me encargo de callarles inmediatamente con mi pronto Naranjo, yo me quedo como nueva y el afectado no vuelve a pronunciar la palabra pequeña de por vida.

Hay algún apodo más de los que no me acuerdo, pero en cuanto las neuronas me los recuerden os lo cuento inmediatamente. Y de El Retiro seguiremos hablando, pero si os apetece reír un rato podéis hacerlo leyendo esta anécdota que tuvo lugar en la antigua Casa de Fieras del Parque El Retiro.

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14 noviembre 2011

Se lo debo

El Interior Secreto: Se lo debo

Al terminar octavo, de la antigua EGB, un grupo de compañeras, entre las que se encontraba Susana, dejo el colegio para empezar sus estudios de Formación Profesional y el resto continuamos juntas hasta el examen de Selectividad.

Entonces no había internet ni móviles, solo teníamos el teléfono de casa, pero no teníamos costumbre de usarlo ¿para que si nos veíamos todos los días? Así es que nos distanciamos sin darnos cuenta que lo hacíamos, a esa edad la vida va muy deprisa y no te paras a mirar atrás.

Ocurría, además, que Susana no vivía en el barrio y tenia su propio grupo de amigos en el entorno donde vivía por lo que era difícil que nos encontráramos. Y así continuo nuestra vida, cada una por su camino. No puedo decir que no me acordara de ella porque si lo hacía pero de la forma que se hace a los catorce años, sin pena.

Hasta que un día estando en clase entró la que entonces era nuestra tutora, Sor Ana, una de nuestras queridas monjas licenciada en física y química y que, además, era nuestra profesora en estas materias. Recuerdo la confusión al verla entrar interrumpiendo en mitad de una clase. Con cara seria, gesto de preocupación y una enorme tristeza nos informó de que Susana había muerto. No hubo revuelo, todas la mirábamos como si no supiéramos de que estaba hablando, era imposible, se había confundido, ¡no podía ser cierto! pero si, era dolorosamente cierto, intentaba contarnos las circunstancias pero yo ya no la oía. Se acerco a mi, quizás dándose cuenta del mazazo que suponía para mí la perdida. Yo era la que durante el tiempo de tutoría renegaba de la existencia de su Dios, la que imponía la muerte prematura como argumento implacable contra su bondad, la que exigía respuestas a la perdida de mi padre.
Recuerdo su cara de desconcierto mirándome, intentando buscar palabras inexistentes para consolarme y sólo acertó ha acariciarme dulcemente la cara compartiendo mi enorme dolor.

Al día siguiente fuimos todas al entierro y cuando su madre y su hermana mayor me vieron vinieron corriendo para abrazarme desconsoladas. Yo había estado en su casa en varias ocasiones escuchando incansablemente al amor platónico de Susana, Camilo Sexto, que por aquella época triunfaba interpretando Jesucristo Superstar, y allí escuche por primera vez a un grupo que se convirtió en un de mis favoritos, Triana.

Tras el entierro, madre y hermana me contaron las circunstancias de la muerte de Susana. Había muerto a causa del abuso de las drogas.

¿Drogas? lo más que sabía de ellas se limitaba a los porros, que yo no fumaba, pero que se empezaban a poner tristemente de moda entre los de mi edad. No sabíamos lo que era el caballo, ni la coca, ni lo que era pincharse, ni lo que era la drogodependencia, ni la desintoxicación, ni el mono ni nada de lo que sabemos hoy en día sobre el abuso de determinadas sustancias, hasta en eso Susana fue la primera.

Debieron de darse cuenta de mi desconcierto y, armándose de una amorosa paciencia me fueron detallando lo que había sido la vida de Susana desde que dejo el colegio. Resumiendo, había empezado a fumar porros y continuo experimentando con todo lo que se ponía a su alcance. Había estado en un centro de desintoxicación pero al salir todo volvió a repetirse. Se habían convertido en tristes expertas del tema, pero lo que intentaban era que yo entendiera lo que Susana y ellas habían sufrido, que aprendiera la lección sobre las consecuencias del consumo de drogas. Y qué, en aquellos momentos, se dedicaran a explicarme tan dura experiencia para que no se me olvidara, jamás podré agradecérselo lo suficiente.

Fue la última lección sobre la vida que nos dio Susana, pero fue la más importante de nuestras vidas y la aprendimos a base de dolor, pero la aprendimos.

Esta historia mi hija la sabe de memoria porque no me cansaba de contársela. Todos los padres tenemos un miedo atroz a que nuestros hijos caigan en las drogas y/o en el alcoholismo, a las malas amistades, y yo tenia esta historia real como triste como ejemplo
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24 octubre 2011

El gen Naranjo

El gen Naranjo

Si, tal y como dice el titulo, los Naranjo tenemos un gen especial, único y exclusivo. Naranjo es mi segundo apellido, es decir, el gen afecta sólo a mi familia materna que la componen: 14 chicas y 8 chicos, incluidas mi madre y sus 2 hermanas, mi niño, y la que está por llegar. De los antepasados ni quiero, ni me apetece recordarlos, ni tengo ganas de hablar.

Evidentemente todos tenemos la parte correspondiente a los genes paternos, pero de que el gen Naranjo predomina no hay ninguna duda.

Todos somos cariñosos y mucho, nos vuelven locos los niños, nos queremos con locura aunque no nos veamos ni hablemos en mucho tiempo. Nos defendemos a muerte, que nadie se meta con ninguno de los nuestros. La sonrisa es perenne, somos pacientes y anti-polémicas. Nos gusta recordar anécdotas familiares y reírnos con ellas, la verdad es que no nos cuesta reír. Los ojos vivos y expresivos, sean del color que sean, es algo que todos tenemos en común. Y, por supuesto, somos auténticos loros, aunque, en esto, siempre hay alguna excepción y la más importante es mi madre. Todos la tachan de seria pero yo siempre he pensado que es tímida, además de que la vida que le ha tocado tampoco ayuda, y como es tan despistada (y miope aunque no lo reconozca) puede mirarte, pasar a tu lado y ni saludarte, y eso me ha pasado a mi que soy su hija. La otra excepción es una de mis primas a la que mi querida madrina le suele decir "es que eres igual que tu tía coño"

La única que tiene los ojos azules es mi hija, producto de los antepasados que tenían todos los ojos claros, con el consiguiente cabreo de más de uno jejeje ¿Y que le voy a hacer? así de guapa es y no sólo por los ojos.
La apariencia juvenil y que nadie acierte con nuestra edad real es común a todos los Naranjo y es que hemos heredado una piel estupenda que, encima, mejora con los años.

Mi madre y sus hermanas se reúnen una vez a la semana para hablar de "sus cosas" alguna vez las hemos acompañado alguno, no les importa pero prefieren descargarse a su gusto y que nadie les moleste.
Nos han educado en el amor a la familia y en especial entre hermanos. Mi abuela se dedicó toda su vida a sembrar la discordia entre sus hijas y ellas aprendieron la lección y hacen todo lo contrarío.

Nuestro físico se asemeja en un punto concreto: el trasero. Es inconfundible y, queramos o no, es el que nos ha tocado, da igual que estemos delgadas o no, el culo Naranjo está ahí y es único, el resto depende de la influencia paterna o materna.

Somos tercos y mucho, a pesar de nuestra santa paciencia e ir tragándonos todo, pero ¡Ay! cuando el gen Naranjo explota hay que ponerse a cubierto, eso si, nos dura una milésima de segundo y después volvemos a ser nosotros, suaves como la seda. De hay viene que nuestros respectivas parejas digan eso de "Si son Naranjo ¿que quieres?" o aquello de "¡Joder con los Naranjo! Que igual se piensan que nos molesta, pero nos importa un comino.

Entre todos los hay más gansos unos que otros, de la misma manera que hay auténticos bellezones y guapos de verdad. En el primer grupo se encuentra mi madre, mi prima (la que va justo detrás de mi) con unas facciones perfectas y mi primo (el que va después de mi hermano) que levanta verdaderas pasiones y no es amor de prima, es auténticamente cierto, y, por supuesto mi hija. En el segundo grupo están los demás.

Mi familia materna es especial, no sé si será el famoso gen Naranjo o no, pero es increíble y genial.

Pido disculpas por el vocabulario, pero es uno de nuestros defectos, somos muy malhablados.
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12 septiembre 2011

Mi Nancy y una cicatriz

El interior secreto: Mi Nancy y una cicatriz

El año en que la Nancy vino al Mundo los Reyes Magos me trajeron una preciosa pelirroja, nada que ver con la escuálida Barbie que tanto éxito tuvo poco después.
Nancy tenia unas curvas proporcionadas, sus ojos pestañeaban, me podía pasar horas peinándola y cambiándola el vestuario. Su carita redonda tenia mofletes y era muy decente ¡Tenia braguitas! algo que no se puede decir de la descarada Barbie.
Nancy estuvo muchos años conmigo, tantos que también se convirtió en compañera de mi hija.

No recuerdo exactamente cuantos años tenia, nueve o diez aproximadamente, cuando mi apéndice decidió inflamarse y causarme problemas por lo que tuve que pasar por el quirófano.
Con la inocencia propia de la edad, yo me lo tomé como una aventura ¡Me iban a operar! lo que dejaría una cicatriz de la que luego podría presumir ante mis amigas.

Mi madre y el médico acordaron la fecha y la hora de mi intervención sin que yo pudiera decir nada. El día elegido fue el viernes en el que nos daban las vacaciones de Semana Santa y la hora, las seis de la tarde.

¿Como podía mi madre hacerme esto? Si estábamos de vacaciones ¿Quien iba a venir ha verme a parte de la familia? Pero es que además, mi madre decidió que fuera por la tarde porque por la mañana tenía un examen de matemáticas ¿Qué me fueran a operar de apendicitis no era una excusa perfecta para librarme del examen? Pues no.

Y llegó el día, allí estaba yo, haciendo un examen de matemáticas para luego irme al hospital. De lo único que me libré fue de llevar el uniforme, pero a cambio mi madre me puso uno de aquellos jerseys de lana que picaban como demonios.
No estaba nerviosa, siempre fui valiente en ese sentido, no me asustaban los médicos, quizás porque siempre tuve la suerte de dar con los encantadores, aunque nunca tuve claro si era porque querían ligar con mi madre, un viuda joven y guapísima, o porque yo era una niña muy despierta y simpática, el caso es que me trataban siempre a cuerpo de princesa.
Mi madre vino a buscarme al colegio para llevarme al hospital, y yo que quería el papel de heroína me tocó el de invisible por que mis compañeras se iban de vacaciones y era lo que importaba.

Con un hambre de mil demonios propio de la edad, no podía comer nada porque me operaban por la tarde, nos fuimos hacia el hospital, pero antes mi mami me llevó a una cafetería para ver como engullía un bocadillo con una pinta estupenda ¿Pero es que no veía como se me caía la baba mientras ella no dejaba de dar mordiscos al apetitoso bocata? Ahora cuando lo recordamos no partimos de risa, pero maldita la gracia que me hizo entonces.
Cuando mi madre acabo de comer, yo ya tenia la boca seca y entramos en el hospital para mi ingreso.
Ya en la habitación, vino a verme el anestesista, ¡Dios, que guapo era! ¡Y que joven! ¡Y que encantador! Y yo pasándomelo estupendamente, era pequeña pero no tonta.

La operación fue corta y sencilla y enseguida estaba de nuevo en la habitación. En cuanto me desperté pedí ¡Comer! Pero tampoco me dejaron, tenía que esperar al día siguiente, pero vamos a ver ¿Estoy aquí por la operación o para que me matéis de hambre?
Las enfermeras del hospital eran religiosas y yo les parecía tan graciosa y les daba tanta pena mi carita de hambre, que pensaron que si en vez de agua me daban Coca Cola, a lo mejor me quitaba un poco el hambre. ¡Bien por ellas! Recién operada y la herida en carne viva no se les ocurrió que la Coca Cola me podía producir gases ¡Que es lo que ocurrió! Sólo os digo que a día de hoy bebo Coca Cola de año en año.

Al día siguiente ¡Por fin pude comer! Levantarme y pasear por la planta. Rápidamente las enfermeras decidieron que era una estupenda compañía y me llevaban por todo el hospital presumiendo de niña.
Y por ahí andaba yo cuando mi querido anestesista se pasó a verme con un ramo de flores, cuando llegué a la habitación y me lo dijo mi madre ¡No me lo podía creer!

A los tres días de la operación me mandaron para casa. Yo estaba como si no me hubieran hecho nada, sólo me tiraba un poco si hacia algún esfuerzo, pero era una niña, y además pelín brutita, de vez en cuando mi reciente herida me recordaba que estaba allí, pero rápido se me olvidaba.

Y llegó el día de volver al cole, ¡Y lo hice el mismo lunes que se acababan las vacaciones! No hubo, ¿Como estás? ni ¿A ver la cicatriz? ni ¿Y no te dolió? Nada de nada, de lo único que me libré fue de las clases de gimnasia, pero por poco tiempo.

Aquello merecía una venganza ¿Y quien lo pagó? Pues la pobre Nancy.
Mi hermano y yo organizamos un improvisado quirófano y operamos a la pobre Nancy de apendicitis. La operación fue todo un éxito, que para eso nos apellidamos Cirujano, y sólo le quedó una cicatriz de por vida, como a mí, con sus puntos y todo.

Cuando mi hija le quitaba los trajes a la pobre Nancy y yo le veía la cicatriz, recordaba todo lo que habíamos pasado juntas ¡Incluso teníamos la misma cicatriz! ¿No es eso ser una buena amiga?


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10 septiembre 2011

¡Esto es un atraco!

¡Esto es un atraco!

Si hay alguien siempre dispuesta a ayudar, acompañar, decidir, aconsejar, escuchar, coger el toro por los cuernos, etc., esa es mi madre.

Para que os hagáis una idea un día vimos desde la terraza como salía humo de una ventana del bloque de enfrente, incluso vimos las llamas, y mi madre se dio cuenta de que el incendio era en casa de una de sus amigas. Ni corta ni perezosa salió corriendo de casa, bajo los cinco pisos corriendo y al llegar al portal del incendio los bomberos la pararon, pero ella se enfrentó a ellos ¡Porque quería subir a toda costa a casa de su amiga para comprobar que estaba bien! Mi hermano y yo detrás de ella sujetándola e intentando hacerla entender que era una inconsciente y que dejara a los bomberos hacer su trabajo.
Fue solo un susto y no le paso nada a nadie. Cuando mi madre se tranquilizo y se dio cuenta de lo que había estado a punto de hacer ¡Le entró la risa! Ella es así, y nos dijo:
- Menos mal que me habéis parado ¿En que estaría pensando? Si no tengo ni idea de que hacer en estos casos ...

A su hermana mediana, mi madrina, sin embargo, todo le da "repelús" y "asco", más o menos.
Cuando operaron a su hija la mayor de apendicitis fue un poema, había que limpiarle la herida, curarla, ... y ella no era capaz ¡Pero ahí estaba mi madre! Mi pobre prima era una cría y aguantaba como una jabata.

Llegó el día en que le iban a quitar los puntos y, por supuesto, fue mi madre con ellos porque mis tíos no pensaban entrar.
Como la niña se había portado tan bien, quisieron darle un capricho y fueron a merendar a una hamburguesería, no recuerdo si un M o un B, pero eso es lo de menos.
El caso es que al llegar a la puerta del establecimiento mis tíos se quedaron de piedra y no se movieron de allí. Mi madre, corriendo más que andando porque siempre va como si llevara prisa aunque sea para dar un paseo, con la niña de la mano y su habitual despiste continuo hasta la caja para pedir.

Como la señorita no le hacía caso mi madre la encaró.
- ¿Piensa usted atendernos? Porque ya llevamos un rato esperando.

La señorita miraba a mi madre entre incrédula y aterrorizada y haciendo acopio de valor se dirigió a ella.
- Señora ¡es que nos están atracando!

Mi madre se volvió para buscar a su hermana y su cuñado, por supuesto no los vio (aclaración, es miope) Pero si vio a los atracadores y sólo se le ocurrió tirar de la niña hacia una columna y esconderse tras ella.
Cuando los atracadores huyeron se desató la histeria, mis tíos corrieron a por mi madre y su hija, mi madre ejerció de hermana mayor soltando por la boca todo lo que se le ocurría ...

¿Y mi prima? Para ella había sido una aventura que contar a sus hermanas y amigos.

Este ha sido un episodio más de los muchos que quedan por contar sobre mi madre ¡Responsabilidad y despiste a partes iguales!

________________________________________


Esta entrada la vuelvo a publicar para que veáis hasta que punto mi madre es genial, responsable y despistada a partes iguales. Mi madre es muy especial y esto ha dado lugar a multitud de anécdotas como, por ejemplo, esta.

La tristeza y yo seguimos encadenados, por el momento, no vuelvo, lo siento. Necesito paz, tranquilidad y encontrarme a mi misma, además recuperar mis recuerdos agradables siguen siendo mi mejor terapia. La historia es totalmente real, como todas, todo lo que escribo en este mi querido blog es mi autentica vida, sin excesos ni ocultar nada, no tendría sentido porque ese es uno de los motivo por el que lo abrí, otro es compartir todo con vosotros. Os dije que el último post que "republique" sería  el último, pero releyendo cada entrada, prefiero que el humor que reina en mi familia, me haga sonreír con cada anécdota. No se cuando podré volver pero cuando lo haga seré yo, la que conocéis tras dos años juntos, no dejo de trabajar en ello.

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07 septiembre 2011

Responsabilidad materna

Responsabilidad materna
Allá por 1973 mi madre me llevó por vez primera al dentista, tenia diez años.
¿La causa? Un diente que a todas luces estaba de más ¡lo teníamos clarísimo! pero, ya se sabe lo que ocurre en esto casos, tu tienes una opinión muy clara peeeeero el doctor experto en la materia tiene la suya propia. Según él, el diente no sobraba, estaba donde no debía.

A partir de ese día me esperaban casi cuatro años de visitas periódicas a su consulta ¡a las ocho de la mañana! Si si habéis leído bien, mi madre acordó esa hora de visita para que yo no perdiera clase ni ella tiempo en el trabajo ¿alguien me preguntó? ¡por supuesto que no! Vamos a ver ¡mamá eres funcionaria! Nada no hubo manera, allí estábamos cada día a las ocho de la mañana.

Empecé mi tratamiento de ortodoncia, algo que hoy casi todo el mundo conoce e incluso se lo hace por estética simplemente, y ese no era mi caso, pero entonces era casi desconocido, es más, mi dentista hizo la tesis doctoral con mi boca ¡más majo él ...! Me colocaron los brackets pero, claro, los de entonces no tenían nada que ver con los de ahora, los míos eran un anillo completo puesto en cada diente, es decir, ¿os acordáis de aquella película de James Bond en la que uno de los malos tenia los dientes de hierro? ¡esa era yo! Pero mi habitual optimismo continuaba y no me afectaba en lo más mínimo, eso si, en la fotos sólo sonreía. Los días de consulta tenían algo bueno, antes de entrar a clase mi madre y yo desayunábamos tranquilamente un café con las mejores porras de todo Madrid en una cafetería cercana al colegio.
El resultado de aquellos madrugones los podeis comprobar en la foto que acompaña este texto.

Así fue pasando el tiempo, y llegó el 20 de noviembre de 1975 ¿y donde estábamos nosotras a las ocho de la mañana? ¡exacto! en el dentista y por supuesto sin enterarnos de nada, porque mi madre a esas horas nunca ponía la radio del coche y el dentista se acababa de levantar, que para eso tenía la consulta en su casa y lo de dormir se lo podía permitir. Así es que salimos de la consulta, nos dirigimos a nuestra cafetería, pedimos el desayuno de siempre, ...... y el camarero nos miraba entre alucinado e incrédulo porque, claro, yo iba con el habitual uniforme escolar, hasta que el pobre no pudo más y le soltó a mi madre.

- Perdone que le pregunte ¿usted no se ha enterado verdad?
- ¿Enterarme de que?
- Pues de que ¡Franco ha muerto!

Si la imagen fuera un dibujo animado los ojos de mi madre hubieran salido de las órbitas unas cuantas veces a modo de muelle.

- ¿Qué?
- Pues eso, que ha muerto Franco. ¡Pero si no hablan de otra cosa en la radio!
- Ya ... bueno ... es que ... la radio del coche ... no funciona (¡mentira!).
- Se han declarado tres días de luto oficial, así es que la niña no tiene colegio. (no tengo claro si fueron tres días o una semana).

Sólo dos personas en el Mundo no se habían enterado de la noticia del día, del año, de la década, de nuestra historia ¡mi madre y yo!

¡¡¡Bieeeeeeeeeeen!!! En aquel momento me alegraba por lo de no tener que ir al colegio, poco después celebraría la muerte del dictador plenamente consciente de lo que aquello significaba. Así es que me fui para casa tan tranquila y tan contenta mientras que mi madre se iba al Ministerio a ver que pasaba.

Esa es mi madre ¡la responsabilidad en persona!

                                     ___________________________________________


Esta entrada la retomo por un motivo, la vida sigue. Mi madre se convirtió en padre y madre sin que le diera tiempo a pensarlo, pero ella es especial: Muy despistada (lo mío es hereditario), presumida, tanto que jamás revela su edad, muy femenina, miope aunque no lo reconozca, tímida, lo que lo hace parecer seria, y muy introvertida a causa, creo yo, de su difícil vida. Pero todo esto ha dado lugar a multitud de anécdotas y esta es una de ellas.

Sigo con mi tristeza a cuestas, de momento, no puedo volver. Necesito recuperar mis recuerdos agradables como la mi mejor de mis terapias. La historia es real, es mi vida, como todo lo que escribo en este mi querido blog. Creo que este será el último post que "republique" prefiero esperar y que el próximo sea nuevo. No puedo ponerle tiempo a mi regreso pero no dejo de trabajar en ello.
¡Gracias!

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31 agosto 2011

Sobre las sonrisas

El interior secreto: Sobre sonrisas

Leyendo, hace tiempo, un post de mi querida amiga De interés sobre escribir sonrisas me acordé de algo que tenia olvidado en algún rincón de mi memoria, algo que significó mucho en su momento y que de repente perdió su significado.

Una de las mejores cosas de mi querido y anterior trabajo era compartir, conocer gente no solo por el nombre, descubrir facetas inesperadas, escuchar, aprender y a cambio recibir ... sonrisas, el mejor de los agradecimientos.

Finalizando la celebración de una de nuestras muchas actividades, un compañero muy querido nos sorprendió con un regalo al director y a mi.
Esperé a que el director abriera el suyo, era un retrato de él a carboncillo y lo agradeció emocionado.

Ahora me tocaba a mi, y al abrirlo me encontré también con mi retrato a carboncillo, pero este era especial, por detrás llevaba una dedicatoria:
- ¡Gracias por tu sonrisa!

No supe que decir a parte de un emocionado ¡gracias! acompañado de los besos y abrazos propios de mi yo de entonces. No podía dejar de mirarlo ¡era yo! ¡era mi sonrisa! y era lo suficientemente importante para que alguien quisiera retratarla y regalármela.

El cuadro esta en mi mesita de noche y hacia mucho que no lo miraba y mucho más que no lo miraba como hoy, satisfecha y orgullosa.

La gente que lo ha visto ha dado todo tipo de opiniones, - no pareces tu, - que bonito, ... y siempre me dio igual lo que pensaran, lo importante para mi es lo que representa, lo que mi compañero quería plasmar y eso lo hace la mejor obra de arte.

Le he sacado una foto tanto a la sonrisa como a la dedicatoria y es la que veis aquí, esta es mi sonrisa vista con el corazón.

Había olvidado lo importante que es sonreír, pero sonreír a los demás, es como hacer un regalo. Si queremos sonrisas tenemos que pintarlas nosotros primero en nuestro rostro. No podemos exigirlas pero si agradecerlas sonriendo también.

- ¡Gracias por tu sonrisa!


No, esto no significa que haya vuelto. Ando buscando mi sonrisa y a mi misma, pero de pronto me acorde que había escrito esta entrada y que tanta alegría me dio recuperar un recuerdo que tenia olvidado. El cuadro está en mi mesilla de noche y ni siquiera le miraba, ahora lo hago todos los días para recordar que se hacerlo. Quería compartirlo de nuevo con vosotros. Aun no volveré, sigo necesitando mi tiempo para encontrarme.
¡¡¡Gracias!!!

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27 julio 2011

Como mariposas, regalos, tigres

El interior secreto: Como mariposas, regalos, tigres

Entre mis pocas virtudes están el que soy algo manitas, la imaginación para disfrazar y sobre todo el maquillaje de ilusión.

Veréis, esto viene por un regalo que me trajeron los reyes, un busto de mi querida Nancy tamaño natural con todo tipo de colores para maquillar y algunas ideas sobre lo que se podía lograr. Y allí estaba yo todos los días haciendo todo tipo de imágenes en aquel busto y parece ser que no se me daba nada mal, o eso decían.

Un día de Noche Vieja que pasamos en casa de mi tía y madrina, se empeñó en que le dibujara una mariposa que le ocupara toda la cara, como íbamos a pasar allí unos días yo me lleve mi armatoste para jugar, y se la dibujé. Quedó tan encantada que se fue casa por casa del bloque para que la vieran ¿y que pasó? ¡que subieron todas para que les dibujara lo mismo! y al final me maquillé yo también.
Cuando llegó el momento de ir a desayunar el típico chocolate con churros ni se nos ocurrió lavarnos la cara, y así fuimos por toda la calle. Eramos las mariposas del frío y había unas cuantas.

Y nació mi niña y cuando creció un poco, llegaron los días de Carnaval del colegio. El primero fue de tuno, después de princesa, flamenca y de castiza, estos no los hice yo, pero el siguiente si y me puse manos a la obra, cogí una caja enorme, la envolví de papel regalo y a ella los moños de colores que se ponen en los regalos. Y es que ella es un regalo y no podía disfrazarla de otra cosa. Luego vino el de punki, con el que ella estaba encantada ¡cosas de la edad! rompí hasta uno de sus vaqueros y los llené de imperdibles, uñas negras, labios negros, el pelo de varios colores y no sé cuantos botes de laca y gomina. De bruja, y no se cuantos más.

Entre cada uno de los carnavales llegaba Navidad, y ella me pedía que la maquillara de cualquier cosa. Ha sido un tigre, un payaso, un gato, ... y luego llegaban las fotos ¡cualquiera no se las hacía! era ella quien las pedía. Cuando la dibujé el tigre se subió a uno de los árboles para fuera más "real".

Cuando mi madre se casó con mi padre iba "con la cara lavada y recién peiná" que decimos aquí, y ni falta que le hacía, no llevaba ni una gota de maquillaje, ni siquiera mascara de pestañas. Pero cuando se casó por segunda vez pretendía hacer lo mismo, pero ahí estaba yo para impedirlo. Discutimos un poquito, que si, que no, ¡que si! ¡que no! pero me salí con la mía y la maquillé, ella no quería ni mirar lo que hacía, pero cuando acabé le dije:
- Y ahora te miras al espejo.
- ¡Pero si no parezco maquillada!
- De eso se trata, tan sólo resaltar lo hermosa que eres.

Y se fue encantada, pero sin el ramo de flores, menos mal que estaba yo, que sino ...

Luego llegaron los cursos de auto-maquillaje y la profe que es genial nos dijo una frase que jamás olvide:
"Pintarse se pintan las puertas, nosotras nos maquillamos, y lo hacemos no para esconder imperfecciones o aquello que no nos gusta, lo hacemos para resaltar nuestra belleza"

¡Ahí queda eso! ¿No es genial?

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19 mayo 2011

Maldita memoria

Maldita memoria

Maldita mi memoria
empeñada en recordar.
Maldita mi memoria
que no me deja olvidar.

Malditos los recuerdos
que no me dejan respirar.
Malditos por doler.
Malditos por nacer.

Maldita esta tristeza
que aparece y se queda.
Malditas estas lagrimas
que saben tan amargas.

Maldito este vacío
que nada llena.
Maldita esta oscuridad
que todo oculta.

Malditas las ganas
de estos brazos
que sólo saben ser ganas.
Malditos los sueños
que mi alma
guarda y no rechaza.

Maldito este silencio
que se enquista
en mis entrañas,
que me angustia
y no vomito.

Maldita mi memoria
empeñada en recordar.
Maldita mi memoria
que no me deja olvidar.



La razón por la que he recuperado esta entrada tiene un porqué y, creo que la mayoría ya conocéis. La noticia unida a la extrema sensibilidad que siento en estos días es el motivo por el que la vuelvo a publicar.




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10 mayo 2011

De mis desastres y calamidades, que no es para tanto.

El Interior Secreto: De mis desastres y calamidades, que no es para tanto.

Vamos a reirnos un poco, pero esta vez conmigo como protagonista. Lo de reír porque me hace mucha falta pero muuucha, y a otros cuantos que sé también. Pero esta vez reiros conmigo, ¡No de mi! ¿Vale?

Aparte de mis "virtudes" estos son algunos, pero sólo algunos de mis "defectillos" ¡Bah!, nada importante y en los que seguro más de uno se verá reflejado. Pues ¡Vamos a ello!

Circula una leyenda sobre mi que debo aclarar. Dicen que soy un desastre, una calamidad, total ¡Por un par de caídas de nada y algún que otro accidente sin importancia!
En casa (ahora y antes de casarme) cuando se oye un ruido que signifique algo roto la reacción es ¡Charyyy! ¿Se puede saber que has roto ahora? Claro ¡como ya tengo la fama!

Cuando subo andando las escaleras raro es que no tropiece y acabe subiendo a gatas ¡Pero no ocurre siempre!

Estando en mi anterior trabajo, un día bajé a tomar un café con una amiga que vino a verme, y mi compañera me pidió que le subiera uno. Era un local de dos plantas y la oficina estaba arriba. Cuando me despedí de mi amiga pedí el café para llevar, y cuando estaba a punto de llegar, en el penúltimo escalón tropecé y el café acabó en la pared, en el suelo y en toda yo ¿Y que comentario se oyó? ¡Se ha matado! ¡Chary se ha matado! acompañado de las risas correspondientes que se multiplicaron cuando vieron mi lamentable estado ¡Pero solo ocurrió esa vez! Como aquella en la que ¡Sin querer! tiré una pantalla de ordenador al suelo ¡Encima que no se rompió!
Un día decidí quería subir a esquiar, bueno para aprender, y mi jefe casi me lo prohibe.
- No Chary, no.
- Pero ¿Por qué? No lo entiendo.
- ¿Qué no lo entiendes? ¿Tengo que explicartelo? ¡Porque eres capaz de romperte la cabeza o cualquier otra cosa!
- ... (Sin argumentos que me dejó y sin la posibilidad de rebatirle)

Mi chico me tiene prohibido fregar los platos ¿Qué por qué? Dice que sale carísimo comprar vajilla y cristalería cada dos por tres, así es que no me deja ni acercarme a todo aquello que se pueda romper. Si, reconozco que alguna vez he roto algún vaso o algún plato ¿Y qué? ¡no es para tanto!

Un día que llovía a cántaros, hace ya tiempo, mi chico vino a buscarme al trabajo y se encontró con una de mis compañeras de entonces con la que quedábamos de vez en cuando para tomar algo. Cuando llegué al bar en el que habitualmente me esperaba decidimos que llevábamos a mi compi a casa. Él nos dijo que salía primero para abrir el coche y que luego saliéramos nosotras y así lo hicimos ... sólo que yo me escurrí y acabé debajo del coche.
- Pero ¿Y Chary?
- No sé, hemos salido a la vez.
Cuando salieron del coche y me vieron allí sentada en el suelo y toda embarrada ¡Les dio un ataque de risa! ¡A los dos!
- Pero ¿Os importaría ayudarme?

Si, es verdad, me han tenido que escayolar alguna vez ¿Y que? ¡No es para echarse las manos a la cabeza! Sólo tengo cierta querencia por el suelo.
Bueno, vale, ¡Si! también está lo de patinar en el hielo sin patines, quemarme siempre con la plancha, cerrar la puerta del coche con mi mano dentro, clavarme un gancho en el ojo, intentar abrir un coche que no es el mío, perder casi siempre el ticket del parking, abrir la nevera para coger el café que he metido en el microondas, ir a comprar y jurar que me han robado el monedero y encontrarlo en casa, buscar las gafas de sol cuando las llevo puestas, coger el autobús o el metro en dirección contraría a la quiero ir,  coger el autobús que me lleva a Madrid y acabar en cualquier otro sitio, hablar sin parar y que me llamen cotorra ... pero ¿es que nadie más tiene accidentes o despistes?

Así es que esta es la verdad sobre mi leyenda ¿A que es algo exagerada? Si es que ya se sabe, matas un perro y ya te llaman mataperros. 


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13 abril 2011

Forman parte de nuestra cultura

El Interior Secreto: Forman parte de nuestra cultura

Pertenezco a una generación en la que algunos escritores/as simplemente no existían. Durante nuestra etapa escolar ni se les mencionaba, nombres ilustres que conocíamos de oídas pero que no estudiábamos. Por otro lado estaban los de lectura obligada, los que se nos atragantaban a la gran mayoría.

Yo tuve la suerte de contar con un profesorado que se salía de lo normal y que no se rasgaba las vestiduras cuando les dabas alguno de esos nombres. Yo tenia seis años cuando Joan Manuel Serrat publicó su homenaje a Antonio Machado, nueve cuando puso música a la poesía de Miguel Hernández y fue a los doce cuando escuche ambos discos por primera vez, y tanto me gustaron los poemas que me puse a investigar como una loca por todos lados para saber quienes eran aquellos autores, de Machado algo habíamos hablado en clase, pero del tal Miguel Hernández, nada de nada.
Cuando hable con mi profesora de literatura me retó para que hiciera un trabajo sobre Miguel Hernández, ella lo leería y me dejaría presentarlo en su clase. Retarme a mi, ¡ja! como me conocía la condenada. Hice el trabajo, lo presente en clase y fue uno de los poquísimos sobresalientes en mi expediente. Era el año 1976.

Ya en la transición, aquellos autores/as desterrados renacieron para el bien de la cultura, pero sus contemporáneos hasta ahora alabados, pasaron a ser calumniados y etiquetados de non gratos. Otra vez el mismo error. Yo no comparto la ideología de algunos de mis escritoras/es favoritos, pero admiro sus libros, su dominio de la lengua y me hacen disfrutar de su lectura, no entiendo que tiene que ver una cosa con otra. Leyendo a los desterrados de ambas épocas es como realmente se puede llegar a ser medianamente imparcial, ¿no dicen que siempre hay que escuchar las dos versiones?

Durante la gira de Serrat y Sabina "Dos pájaros de un tiro" el público cantaba emocionado "Cantares" haciendo coro al gran Serrat y ante la pregunta de ¿sabes quien escribió la letra de esta canción? la respuesta fue:
- Serrat ¿no?  


La tonta soy yo por preguntar.

Cuando hablamos de Rafael Alberti, Federico García Lorca, Juan Ramón Jiménez, Blas de Otero, León de Felipe, etc. te miran y piensan (lo sé porque me lo han dicho, no porque tenga poderes adivinatorios)

- uf! esta va de intelectual por la vida. 
- ¡Que no coño! que hablo de sensibilidad, de amor, de la vida y los sentimientos.
- ¡Vale! definitivamente esta tía es un coñazo. 

Pues bueno, que le vamos ha hacer.

Venero al Genial Cervantes, su Quijote y sus novelas ejemplares, la ironía de Quevedo, la grandiosidad de Lope ¡bendito Siglo de Oro español!, me arrodillo ante V. Aleixandre, Jacinto Benavente, Camilo J. Cela, J. de Echegaray y Juan Ramón Jiménez, nuestros flamantes premios Nobel de literatura, sufro con la tristeza de M. Hernández, me emociono con F. Gcia. Lorca y A. Machado, viajo al país de los sueños con Ana Mª Matute, me reflejo en la realidad de C. Martín Gaite, navego con Alberti, me sumerjo en las narraciones de B. Pérez Galdos, R. Mª del Valle Inclán, M. de Unamuno, Miguel Delibes o G. Torrente Ballester ...

Y otros muchos, muchísimos, que se quedan en el tintero.
Disfruto con la mujer protagonista de las novelas de A. Gala. Pero también me encanta leer a Matilde Asensi, Ildelfonso Falcones, J. L. Sampedero, Juan J.Millás, Luis Mateo Diez, Javier Sierra, Rosa Montero, Eduardo Mendoza, Aberto V. Figueroa, Elvira Lindo, Soledad Puertolas, Ángeles Caso, Almudena de Arteaga, Julia Navarro, Almudena Grandes, Arturo Pérez Reverte, etc., etc., etc. 

Todos y cada uno de ellos forman parte de la cultura, de la historia, NUESTRA CULTURA y NUESTRA HISTORIA.
Ninguno merece ser censurado ni mucho menos relegado al olvido.


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02 abril 2011

Soy pequeña

El interior secreto: Soy pequeña

Nací una madrugada del verano de 1963 en el castizo barrio de Chamberí en Madrid. Fui un bebé grande y hermoso. Crecí hasta llegar a 1'54 m. ... y ahí me quedé.
Mi actitud y mi imagen unidas a la estatura hicieron de mi la eterna "pequeña", incluso hoy a mis 47 añitos hay quien todavía me sigue llamando así.

Soy la peque o la pequeña y me encanta porque quien me llama así lo hace con cariño y los que intentan hacerlo en tono de broma o desprecio salen escaldados, que ya me encargo yo de crecer en esos momentos.

La primera persona que recuerdo que me llamara así fue uno de mis tíos (Que me llama Rosario cuando me quiere hacer rabiar ¡grrr!) y más tarde mi jefe de RR. HH. que hasta el día de su jubilación siguió llamándome igual, teníamos una relación muy especial, siempre hubo un cariño inmenso por parte de los dos y yo sumé el enorme respeto que día a día se iba ganando. Es de esas personas a las que admiras te digan lo que te digan los demás.

Poco a poco se fueron incorporando más personas al club de llamarme pequeña y yo las quiero por hacerlo.
Me he sentido protegida por ellos, protegida como una niña, porque hay abrazos y palabras de cariño y yo que soy muy mimosa me dejo abrazar y querer, o directamente soy yo la que me "lanzo" en busca de esos abrazos y cariños.

Para dar besos me pongo de puntillas, con aquellos que superan el 1'90 m. me busco algo a lo que subirme, una escalera, una mesa, una silla o lo que sea. Y en la fotos o el/la sale solo de cintura para arriba, o si quieren que salga su cara yo directamente ni aparezco.

Es cierto que tengo un sexto sentido que me hace rechazar a aquellos que no son sinceros, a los que buscan algo que de ninguna manera conseguirán.

Todo esto me ha producido algún que otro quebradero de cabeza porque siempre hay gente dispuesta a ver siempre el lado negativo y además invierten su tiempo en difundir rumores ¡Si fuera verdad sólo una mínima parte lo que han dicho de mi estaríais ante la mayor fulana de la historia! Incluso creció como la espuma la duda sobre si Javi era el autentico padre de María, ahí si, con eso consiguieron hacerme daño y tener una cruel e insoportable sensación de impotencia.

Al principio me afectaba pero un día mi marido, entonces novio, me dijo:
"¿Tú tienes la conciencia tranquila? ¡Pues anda y que les den a todos! Que tú no tienes que dejar de ser como eres por el que dirán"
Y mano de santo, que ese día dormí como un bebé, hasta que me incorporé de la baja maternal y me contaron el cruel comentario que circulaba por todos sitios.

Por eso no me gustan los cotilleos sin sentido, ni los juicios sin oportunidad de apelación, ni las etiquetas que se marcan a fuego y no desaparecen, ni los calificativos adjudicados sin conocimiento, ni el hablar por hablar de los demás sin darles la oportunidad de estar presentes y defenderse.

Se que peco de ingenua ¿y que? me gusta más el mundo visto desde mi perspectiva, el real es cruel.

Así es que, si, soy pequeña, e ingenua, soñadora, cariñosa, muy mimosa, leal, fiel, amiga de mis amigos, me identifico con el dolor de los míos y lo siento en las entrañas, no entiendo las injusticias y lucho contra las que puedo, defensora de oficio en pleitos pobres, devota de la creencia de que todo el mundo es bueno mientras no me demuestre lo contrario, guardo los secretos en la caja fuerte y olvido la contraseña, actúo con los demás como me gustaría que lo hicieran conmigo...

Esta soy yo, así de simple, así de fácil.


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28 marzo 2011

De un bautizo no planeado

De un bautizo no planeado

Cuando nació María ni Javi ni yo nos planteamos bautizarla, es que ni siquiera lo pensamos, y tanto mi familia materna como la paterna no comentaron absolutamente nada.
Simplemente entendieron que éramos coherentes, nuestro matrimonio fue civil porque ninguno de los dos somos creyentes, así es que no tenía sentido ni siquiera discutirlo.

Pero ahí estaba mi "encantadora y oportuna" suegra que no dudó en exponer su planteamiento:
- Es que si a la niña le pasa algo no irá al cielo. 
- ¿........?
- Primero, a la niña no la va a pasar nada, segundo, si Dios realmente existe dudo mucho que negara a un alma inocente la entrada a donde sea que van, y tercero, me acabas de dar la excusa perfecta para no bautizarla.

¡Hay que ser absurda para decir algo así! Con todos mis respetos a los creyentes, y por favor que no se ofenda nadie.

El caso es que cuando María cumplió tres años, el marido de mi madre ¡Otro iluminado! había hablado ya con el párroco de Guadarrama y concertó la ceremonia para el mes de agosto, todo esto sin hablar con nosotros que éramos los padres y teníamos algo que decir al respecto ¡Digo yo! Y se lo dijimos, pero por no hacerle un feo a mi madre ni provocar ningún conflicto entre ellos, Javi y yo nos lo planteamos como una reunión familiar. Para María sería una fiesta a lo grande y eso bastaba.

Mi madre le explicó lo que iba a pasar un día antes del bautizo, que si le iban a poner sal en la boca (a la niña le encantaba) y que le iban a echar agua por la cabeza, es decir, lo que ella recordaba de los bautizos. Así es que llegado el momento María iba toda convencida de lo que le iban a hacer.

Como veréis en la foto de arriba, ella estaba muy concentrada y muy enfadada, pero se portó genial.
El motivo de su enfado era:
- Ese señor no me ha puesto sal en la boca y me ha echado agua con un cenicero. 
El "cenicero" era una concha de vieira igual a una que nosotros teníamos en casa de cenicero.

Ya en la celebración se le pasó el enfado en cuanto vio los regalos que le hicieron, sobre todo un triciclo que la volvió loca. Cuando la preguntaban que le habían hecho ella contestaba:
- Me han tupizao. 

Y cuando ya se fue todo el mundo me dijo totalmente convencida:
- Mami mañana me tupizan otra vez.
- Jajaja, si cariño, todos los días te van a tupizar, jajaja.

Por cierto, aquellos que tenían tanto interés en bautizarla ni aparecieron, una más de las muchas que le hicieron a su único hijo y por tanto a su única nieta.

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02 marzo 2011

Misterios del motor

Misterios del motor

En el año 1998 me tocó estar la última quincena de agosto en Portugal por motivo laborales, debido a la Exposición Universal que se celebraba en Lisboa. He de decir que estaba encantada con la idea porque no tenía que estar sola, se vinieron conmigo Javi y nuestra hija. Además Portugal me traía muy buenos recuerdos ya que el viaje de fin de estudios transcurrió por aquellas maravillosas tierras.

El trabajo era "agotador", sólo requería de mi presencia unas pocas horas y no todos los días, así es que nos permitió hacer turismo y pude conocer mucho de lo que me quedó pendiente hacía ya algunos años. Pero a Javi se le acabaron las vacaciones y sólo se quedó una semana, me quedé con el coche para tener más libertad de movimiento y él se marcho en tren. Pero enseguida llegó una amiga y de nuevo las visitas turísticas.

Uno se los sitios imprescindibles y que hay que conocer es el Palacio da Pena en Sintra. Está en lo alto de un monte y el acceso es una estrecha carretera de una única dirección.

Misterios del motor

Llegamos a la entrada, encontramos un sitio para aparcar y ... ¡El coche se paró!, No, no se caló ¡Se paró! Ni siquiera hacía intento de arrancar.
He de reconocer que a pesar de conducir bien, y no lo digo yo, los secretos del motor nunca los he descifrado, tampoco he puesto demasiado empeño, es cierto, pero ¿Para qué? Si a Javi le encanta mancharse de grasa y tenerlo siempre a punto.

Y allí estaba yo, con mi amiga que no sabe conducir y mi hija de 13 años.
No pasa nada me dije, para convencerme más que nada. Abrí el capó y miré como si supiera que es lo que estaba viendo. Saqué la caja de herramientas que Javi había provisto con todo lo "necesario" y volví a mirar el motor. A parte de pensar que estaba asquerosamente sucio, no encontré el motivo por el que aquella maquina del diablo había decidido amargarme el día. Cualquiera que me viera quedaría convencido de que sabía perfectamente lo que hacía ¡Error! ¡No tenía ni idea y sólo quería pedir socorro!
¿Y qué hace una mujer "inteligente y lista" como yo en esos momentos? ¡Pues llamar a Javi! No al seguro, ni a una grúa, no, a Javi que estaba a cientos de kilómetros pero que es capaz de hacer "milagros."
- ¿Diga?
- Hola cariño, soy yo.
- Hola ¿como estáis? ¿Lo pasáis bien?
- Si, ... mira, ..., verás ... ¡Que el coche se ha parado y no arranca!
- ¡Uf! ¿Y qué quieres que haga yo cariño? Estoy en Madrid.
- Ya lo sé ¡Pero dime que hago!

Sucesivas preguntas y respuestas para ver si adivinaba que le podía ocurrir al desagradecido del coche.
- Bueno, vamos a ver si es esto, mira los bornes de la batería.<
- ¿Qué mire qué?
- Cariño, que si sabes lo que es una batería.
- Si, eso si, pero lo otro que has dicho ¡ni idea!
- Son las conexiones, tú mira la batería y verás que hay una especie de pinzas que la sujetan.
- ¡Siii! aquí están.
- ¿Están blancas? ¿Como si estuvieran sulfatadas?
- Bueno, si, algo así.
- Intenta limpiarlos y aprietalos bien.
- ¡Voy!
- Vale, y luego intentas arrancar el coche.
- ...
- ¡Arranca! ¡Cariño ha arrancado!
- Menos mal.
- Bueno que nos vamos corriendo al alojamiento no sea que vuelva a pararse.
- Muy bien. Luego me llamas para saber que habéis llegado bien.
- De acuerdo. Besos.

Evidentemente mi amiga se quedó sin ver el Palacio, pero yo estaba deseando llegar a nuestro destino cuanto antes.

Lo debí de hacer muy bien porque el coche no volvió a fallar, es más, en el viaje de regreso a Madrid se portó genial. Debió pensar que con una trastada había sido suficiente para mis nervios. Ahora, eso si, no se me ha olvidado lo que es un ¡Borne! y no creo que se me olvide nunca.


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16 febrero 2011

Nuestros amores

El interior secreto: Nuestros amores

De pronto empezamos a sentir cosquillas o mariposas en nuestro interior. No sabemos como pero nuestras hormonas ahora tienen vida propia, tanto tiempo escondidas y de repente explotan y todo se convierte en ahora o nunca.
Si descubrimos a un chico mirándonos bajamos la vista avergonzadas, nos suben los colores y el corazón empieza a latir como si se quisiera escapar y lo que antes hubiera podido ser una sonrisa ahora se convierte en querer escondernos debajo de la mesa o detrás de la columna, pero eso si, mirando por el rabillo del ojo al culpable de tanta desazón.
Empezamos a mirarnos al espejo y nos descubrimos poniéndonos guapas hasta para salir a comprar el pan. Las miradas perdidas y los roces de paso nos tienen en vela hasta las tantas y soñamos con amores imposibles. Todo se vuelve dramático, las ilusiones y las decepciones.

¿Pero qué chicos nos gustan? Los malos, los duros, los de mirada fría y gesto severo, los que causan problemas. Porque nosotras en esa mirada fría vemos tristeza, en el gesto severo gritos de socorro y si causan problemas es porque son unos incomprendidos. Y para eso estamos nosotras, para salvarles y protegerles porque nuestro amor lo puede todo. Y aunque no nos haga ni caso nosotras sabemos que nuestro destino es estar juntos.
Hasta que aparece otro aun más duro y volvemos otra vez a la misma espiral, al amor dramático de película.

Y así nos vamos enamorando y desenamorando a lo largo de nuestra vida hasta que nos hartamos de proteger lo imposible y queremos ser nosotras las protegidas.

Buscamos al que nos mira a los ojos, al que se fija en que nos hemos cortado el pelo, el que está pendiente de nuestro ánimo, el que sabe cuando dar un abrazo y responde a nuestra pasión.

A veces nos equivocamos simplemente porque la perfección no es perfecta, pero ya no escribimos el guión de Romeo y Julieta con su dramático final, queremos el que dice ... Y fueron felices y comieron perdices.

¿Significa esto que hemos renunciado a la ilusión del amor juvenil? No, simplemente hemos madurado y preferimos reír en compañía que llorar en soledad, conocer lo que tenemos a ignorar, y además ahora sabemos que el amor no tiene porque ser dramático, lo hay también dulce, tierno, sereno, alegre y con colores y reclamamos nuestro derecho a sentirlo.

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17 enero 2011

De documentos e identidades

De documentos e identidades
Tras leer las Leyendas urbanas (parte VI) que Milhaud nos desvela en el blog 'Recuerdos de Pandora' y lo que cuenta sobre los números del DNI, no tengo más remedio que contar lo que pasó con el mío.

No recuerdo exactamente la edad que tenía cuando decidí que ya era hora de tener mi DNI, pero si me acuerdo donde realicé los tramites para obtenerlo, en la comisaría del barrio de Retiro, estaba al lado de mi colegio y era la que conocía.
De las dos primeras ocasiones en que lo renové, la primera fue por extravío y la segunda porque tocaba, pero al llegar la tercera y sentarme delante de la funcionaria de turno, comenzó el momento surrealista. Era el año 1982 en la comisaría de la C/ Sta. Engracia y se había puesto en marcha el nuevo modelo de DNI, lo sé porque hacía muy poco que me había sacado el carné de conducir (esto da para otra historia pero después de leer en el blog 'Contando Cuentos' a Marita y sus Peripecias de una conductora despistada lo mío es pecata minuta, jejeje).

- Buenos días ¿me deja el carné?
- Buenos días, aquí tiene.
- (Tras teclear varias veces) Este número no existe.
- ¿Perdón? ¿Como qué no existe?
- Pues eso, que no hay ningún DNI con este número.
- Vamos a ver, lo tiene usted en la mano y ¡ESE! es mi DNI.
- Ya, pero se debió cometer un error en algún momento, bien al emitirlo o al renovarlo.
- ESE es el número que tengo de siempre, desde mi primer DNI y con él estoy dada de alta en todos los organismos oficiales, vamos, que existo en Hacienda, en la Seguridad Social, en el banco, el carné de conducir se ha emitido con el mismo número y la empresa para la que trabajo paga religiosamente los impuestos con él, tengo las nóminas para demostrarlo.
- No, si no lo dudo, pero ya tenemos informatizados todo los datos y por eso hemos descubierto el error.
- ¿...? (Momento desesperación? ¿Y ahora qué hago?
- Pues yo le emito el DNI con el número correcto y usted tendrá que realizar las gestiones oportunas en los organismos correspondientes para modificarlo.
- ¿Me lo está diciendo en serio? ¿Tengo que cambiarlo TODO?
- No hay otra solución.
- Vamos a ver, si el error es suyo deberían ser ustedes quienes enviaran una notificación al respecto.
- Eso no es posible.
- (Desesperación llegando a estado mala leche) ¿Como qué no? Para ustedes es mucho más sencillo.
- No, lo siento, ya le digo que no es posible.

Entendí que no iba a conseguir nada así es que intenté asimilar los días iba a perder yendo de un sitio a otro para "regularizar" mi situación, y todo ¡por una sola cifra que alguien se había comido! espero que se le indigestara. Al final en un día conseguí solucionarlo todo ¡menos mal! porque ese día tuve que pedir permiso en el trabajo y no quería tener que pedir más.

Pero un día recibí una carta del Mº del Interior en la que me informaban que la DGT (Dirección General de Tráfico) había recibido la notificación del error en el número de mi DNI y que habían procedido a emitir un nuevo carné de conducir con el número correcto que ya podía recoger en sus oficinas. ¡Mierda! Se me había olvidado ir a tráfico. Doble cuidadosamente la carta y la guardé en la cartera para intentar acercarme lo antes posible ... y allí se quedó, eso si, cada vez que cambiaba de cartera, la carta no se me olvidaba.

Y un día de los que llevaba a mi hija al colegio me dejé todo en casa, entraba tarde a trabajar así es que tras dejarla volvía a mi casa. Reconozco que como ni siquiera tenía que salir del coche ni me preocupé en arreglarme, es decir, llevaba unos pantalones vaqueros de esos que ya tienen la forma y son como una segunda piel, un jersey grande y agradable de los que nos ponemos para estar cómodos en casa, los botos camperos y un guardapolvos largo de color negro, es decir, no pensaba ver a nadie y mejor que nadie me viera.
Llegamos al colegio, le di un beso a mi hija y comencé la maniobra para dar la vuelta y no tener que bajar toda la calle, pero me deslumbró el sol y, de repente escuche y sentí un golpe.

Cuando salí del coche para ver que había pasado, pedir mil disculpas y empezar con los papeles de rigor, me encontré con que el coche contra el que había "frenado" ¡era oficial! y el que venía hacía mi no era el conductor ¡era un escolta! y yo empecé a sentir que me iba haciendo muuuy pequeñita y aquel hombre cada vez más grande.

- Disculpeme, el sol me ha deslumbrado y no he reaccionado a tiempo.
- No se preocupe. No  es más que un arañazo.
- (¡Uf! menos mal) Voy a por los papeles del seguro.
- No, no hace falta, simplemente me deja su carné y anoto los datos.
- (Socooorro) Bueno, verá, es que me he dejado todo en casa, sé que tendría que haber vuelto a por la cartera, pero llegábamos tarde al colegio ...
- Bueno, pues deme su nombre y apellidos, el número de su carné y un teléfono.
- (Y yo cada vez me sentía más y más pequeña) Si, mire mi nombre es Mª del Rosario ....., el teléfono es .... ¿Y qué número le doy el del DNI o el del carné de conducir?
- Da igual, es el mismo.
- (Por favor que me trague la tierra ¡ya!) Ejem ..., no ..., verá ..., es que cuando fui a renovar ....

Y le conté las aventuras y desventuras de mi DNI. Aquel hombre me miraba de arriba a abajo ¡con las pintas que llevaba! y, según yo iba hablando, su ceño cada vez se fruncía más. Yo no sabía si salir corriendo, si reírme, si llorar, ... ya me veía esposada y de camino a la cárcel. Pero aquel escolta debió pensar que era imposible que me hubiera inventado tal historia, el caso es que simplemente se despidió de mi diciendo "tenga cuidado ahora de camino a su casa" y se dio la vuelta. No sé lo que tardé en meterme en el coche, arrancar y salir corriendo, pero os aseguro que muy poco, y cuando llegue a mi casa me preparé una tila y me senté porque aun me temblaba todo el cuerpo.

Desde entonces, no salgo de casa sin revisar bien el bolso y asegurarme de que voy perfectamente documentada ¡por si acaso!


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